Capítulo 6- Prueba de fuerzas.
La falta de oxígeno y el golpe la tenían atontada, pese a ello, solo podía pataletear tanto como sus pies permitían, ya que apenas si rozaba el suelo. Intentó deshacerse de su agresor, pero no conseguía hacer ningún movimiento certero.
Cuando sintió la consciencia empezar a desvanecerse, pudo notar como el agarre en su cuello aminoraba y la dejaban pararse enteramente en el piso de nuevo. Aún sintiendo la ruda mano en su cuello, Alexandra se tomó sus minutos para normalizar su respiración, solo entonces se percató de quién era su atacante. No podía decir que estaba sorprendida.
— Pensé que esperarías a llegar al cuarto— respondió, carraspeando por momentos para que su voz saliera firme, el tono sardónico exasperó más aún a Viktor.
—¿Por qué lo hiciste?— gruñó él, pegando sus cuerpos y taladrándola con sus ojos azules turbios— ese no era el plan.
—Sí lo era, solo di información extra para que fuera más creíble— respondió ella, sin aminorarse ante la imponente presencia y aura asesina que rodeaba a Viktor en esos momentos.
—No sabes lo que has hecho— espetó él con rabia mal contenida, apretando de nuevo en su cuello.
—¿Qué vas a hacer? ¿Matarme aquí?— rebatió ella sin bajar la mirada, observándolo desafiante— Hazlo— cerró sus manos alrededor de la muñeca y el antebrazo de Viktor, sintiendo todas las venas sobresalir en su piel, marcadas por los músculos contraídos— Aprieta— gruñó ella, clavando sus uñas en la piel blanca con algunas cicatrices ligeras, ella estaba segura que Alexis nunca las notó.
Su respiración se volvió pesada y lenta, Viktor se acercó más a ella afianzando su agarre. Sentían sus alientos chocar y ninguno retiraba la mirada. El azul chocaba en el avellana y parecía una guerra de voluntades.
— No soy ella— susurró Alexandra cuando sintió los labios de Viktor rozar los suyos. No podía negar por más tiempo que ella también deseaba esto, pero estaba clara que no sería para nada lo que él recordaba. Alexis y ella no tenían gustos ni ligeramente similares.
— Lo sé— respondió Viktor con voz gutural antes de hacer impactar sus labios.
No era un beso suave o limpio, lo contrario, era rudo, sucio, despedazador. Parecían estar luchando en lugar de besándose. Las lenguas combatían por el espacio en la boca contraria y las manos se aferraban a los cuerpos opuestos ya completamente pegados. No había ni un centímetro de separación y esto los excitaba a ambos, pues ninguno cedía al control del otro.
A pasos acelerados caminaron los tres metros que faltaban hasta la habitación de Alexandra y entraron, cerrando la puerta con pestillo. Apenas esto sucedió, Viktor acorraló a Alexandra contra la puerta, besándola con furia mientras sus fuertes manos se deslizaban por su espalda hasta llegar a sus nalgas.
Por su parte, la peli castaña lo empujó más adentro de la habitación hasta llegar a la cama. Con sus manos tiró de la corbata del mayor, lanzándola hacia una esquina de la cama, para luego aferrarse a los bordes de la camisa y hacer reventar los botones hasta dejarla completamente abierta.
Deslizó, con cierto desespero pero mucho control, la tela por los hombros de Viktor, haciendo que cayera junto con la americana y solo entonces notó que él ya se había quitado los zapatos. Se separó del beso fogoso y desmesurado que se habían estado dando todo el tiempo, con pequeñas interrupciones, para mirarlo a los ojos con una mirada retadora. Pudo ver como el hombre aceptaba lo que sucediese. Con una mano en su pecho Alexandra hizo a Viktor sentarse en la cama y lo miró de forma provocativa.
— Disfruta la vista— dijo en un tono preponderante de erotismo.
Hizo caer los tirantes del vestido para luego contonear un poco sus caderas, haciendo que este se arremolinara en sus tobillos. De un paso salió de entre las telas, todavía con sus tacones que no pretendía quitarse. Sí, una de las cosas que más le gustaban a ella era follar con tacones puestos, la hacían sentir poderosa por algún motivo, al cual nunca quiso buscarle explicación.
A pasos lentos y seguros se acercó a Viktor y tomando la corbata entre sus manos, le vendó los ojos. Pensó por un segundo que él se negaría, sin embargo parecía dispuesto a dejarse hacer por la menor sin objeciones y esto a ella le gustaba.
Lo empujó con cierta fuerza, para hacerle saber que tenía que subir más en la cama y lo observó unos segundos. Entendía perfectamente la obsesión de Alexis por Viktor, esos músculos fuertes y marcados, los abdominales nada sobre desarrollados pero visibles, las venas sobresalientes, la piel perlada de sudor y excitación, la erección marcada en sus pantalones. Era un hombre nacido para dominar y precisamente era eso lo que Alexandra quería cambiar. Era eso lo que la excitaba más.
Dejó que sus tacones anunciaran marcadamente cada uno de sus pasos mientras se dirigía a uno de los compartimentos del vestidor. Conocía a Feing Long lo suficiente para saber que le había dejado algunos juguetes disponibles. Por el momento, ella solo necesitaba las esposas, que encontró rápidamente ya que el hombre era tan organizado y meticuloso en ese aspecto como ella misma.
Se acercó de buena gana a la cama a un paso regular para luego hacer al colchón ceder bajo su peso. Apreció como Viktor tragó saliva al sentirla sentarse a horcajadas sobre sus caderas, apoyando sus nalgas en la dura erección que él presentaba.
—Después de hoy notarás la gran diferencia— aseguró Alexandra mientras daba un movimiento lento, pero fuerte, con sus caderas que le sacó un gruñido a Viktor, llevando sus manos a los muslos de Alexandra.
Pasando su lengua entre sus dientes, Alexandra apretó con una de sus manos la muñeca derecha de Viktor para apartarla de su piel y cerrar las esposas metálicas entorno a esta. Elevó el brazo de Viktor para cerrar la otra parte de las esposas en el cabecero de la cama y repitió el proceso con el brazo izquierdo.
Podía apreciar como los músculos de los brazos de Löwe se contraían y este respiraba más agitado. Una sonrisa malvada se escapó de los labios de Alexandra antes de descender a los labios de Viktor, rozándolos con los suyos. No lo besó, solo siguió rozando sus labios por sus mejillas, por su marcada mandíbula donde una barba de tres días la raspaba deliciosamente.
Llegó hasta el cuello del mayor repasando la piel con su lengua y luego bajó hasta la parte del hombro, recordó vagamente que a Alexis en el primer encuentro Viktor la había mordido y así había nacido la pequeña marca que ellas poseían ahora en el hombro. No pudiendo dejar pasar la oportunidad, Alexandra deslizó la lengua por la zona antes de cerrar sus dientes en la carne, sintiendo el gruñido de Viktor por el dolor, no paró hasta sentir el ligero sabor salado de un hilillo de sangre que se escapaba de la pequeña herida.
Con una sonrisa triunfante, Alexandra descendió por el torso de Viktor, chupando a la vez que sus uñas vagaban por los costados, clavándose con fuerza. Iba a dejar tantas marcas como pudiera. Sus manos, adelantándose a su boca, fueron a abrir el cierre del pantalón mientras ella se reacomodaba en la cama, visualizando bien al espécimen masculino delante de ella.
Sostuvo su lengua entre sus dientes mientras retiraba los pantalones y bóxer que usaba Viktor y dejaba libre a la imponente erección que ella había sentido hasta hace segundos en sus nalgas.
Con la uña del dedo índice rozó el glande presionando ligeramente, lo que causó un gemido ronco y jadeante por parte de Viktor, llevó su uña por toda la extensión del miembro y solo podía ver como salía líquido preseminal, claro indicio de cuánto excitaba aquello a Viktor.
El pensamiento de que se había equivocado y de que tal vez Viktor sí podía satisfacerla cruzó su mente como una bala y sin plantearse otra cosa que no fuera averiguarlo, engulló totalmente y sin previo aviso la erección de Viktor.
Un jadeo a medio camino de un gruñido fue la respuesta que recibió del mayor, le encantaba el saberse capaz de dominarlo totalmente. Con la presión de succión que hacía con su boca, iba pasando sus labios por toda la extensión, envolviendo con su lengua el miembro mientras viajaba hacia la punta, donde por momentos presionaba ligeramente con los dientes antes de repetir el proceso, aceptando con velocidad hasta el fondo el caliente y palpitante miembro.
Una de sus manos masajeaba sus testículos mientas la otra deslizaba las uñas con fuerza por el abdomen, por la ingle, por los muslos, por los costados. Era un deleite para su persona ver al gran Viktor Löwe deshacerse por sus caricias y cada segundo se le hacía más lógico la atracción desmedida de Alexis por él.
Cuando sintió los músculos del hombre tensarse con más fuerza y el miembro palpitar contra su lengua paró súbitamente, obteniendo un gruñido de protesta por parte de Viktor, lo que causó una sonrisa de satisfacción en Alexandra.
Rasgó ella misma sus bragas antes de acomodarse sobre la erección y sin advertirle a él lo que haría, se dejó caer con fuerza, ensartándose todo el miembro en su interior húmedo que se contraía de excitación. Viktor dejó salir el aire con fuerza mientras Alexandra se movía lento en círculos, torturándolo un poco más a la vez que disfrutaba de sentirse llena por completo.
Dio dos golpes con sus caderas de forma vertical hacia delante y atrás antes de empezar un desenfrenado sube y baja con movimientos circulares firmes y rítmicos que hacían que el miembro de Viktor llegase hasta el fondo. Los gemidos y gruñidos de ambos se acompasaban mientras Alexandra se encargaba de que sus uñas dejaran rastros que tardarían en desaparecer al menos una semana. Esa era ella, alguien difícil de olvidar incluso en ese aspecto.
No fue consciente de cuánto tiempo estuvo moviéndose, para ella no había pasado mucho, pero bien podía ser lo contrario, ya que solía perder la noción del alrededor cuando estaba disfrutando, mas sí se percató de que había bajado hasta los labios de Viktor y que los mordía, sintiendo el sabor metálico de la sangre cuando su cuerpo se tensó y una presión fue creciendo en su bajo vientre.
Las contracciones empezaron a ser más constantes y sus movimientos más duros y desesperados a la vez que sentía a Viktor embestirla desde abajo, ajustándose para que cuando ella descendiera él estuviese arremetiendo hacia arriba.
Ambos jadeaban desesperados y las uñas de la mano derecha de Alexandra fueron a la parte posterior del cuello de Viktor, encajándose hasta sacarle sangre mientras la otra se aferraba a su cabello, tirando con fuerza y escuchándolo gemir por lo bajo su sombre con una voz gutural ronca.
Su orgasmo arrasó con ella como una devastación mientras sentía el caliente líquido llenarla. Se quedó quieta por unos segundos, recuperando la realidad de su alrededor.
Al erguirse pudo apreciar como las muñecas de Viktor tenían marcadas las esposas cerradas a su máximo, debió de tironear de ellas con fuerza. Ambos respiraban erráticos y él había preferido no decirle nada por el momento.
Llevando a cabo su ritual usual, Alexandra salió de encima de Viktor y fue al baño a limpiarse, colocó en su desnudo cuerpo un albornoz de seda y retiró sus tacones. Era hora de los cuidados posteriores. Rebuscó en sus cajones por toallitas húmedas de bebé y una crema que usaba para las marcas que no eran heridas y desinfectante con algodones para las que sí.
Con cuidado, limpió a Viktor primeramente, desapareciendo cualquier residuo del acto que se había llevado a cabo. Siguió limpiando con delicadeza el sudor de su cuerpo y luego pasó a curar las heridas con desinfectante y aplicarles algo de alcohol con algodón.
Apreció los músculos tensarse por el ardor, pero Löwe seguía sin decir nada y ella agradeció esto, no le gustaba que le hablaran cuando estaba concentrada en cuidar de sus acompañantes. Sabía también que podía ser una mala señal, Viktor estaba acostumbrado a llevar el control y cuando a alguien así le arrebatan el poder de esa forma, psicológicamente puede ser algo turbante por un tiempo.
Pasó la crema por las marcas que no eran heridas abiertas y vio la piel enrojecida con orgullo, apreciaba ver esas marcas, la hacían sentir bien. Solo quedaban la herida de sus uñas en su cuello y la mordida, para ello tenía que sacarlo de las esposas, así que meditó cómo hacerlo sin que él se fuera.
Decidió confiar en que se quedaría, de no hacerlo, ya recurriría a métodos más fuertes. Sacó primero la muñeca derecha y le aplicó un ligero masaje con la crema, al ver que no recibía ningún rechazo o movimiento brusco, pasó a la otra repitiendo el proceso.
Agradeció que Viktor decidiera quedarse, por lo que apoyó una de sus manos en la parte posterior de la cabeza y otra en el abdomen, ejerciendo presión con ambas, indicándole que se incorporara un poco.
Viktor obedeció a la orden o petición, como fuera, que le fue dada sin palabras y se recostó contra el cabecero, quedando semi incoporado. Alexandra le curó la nuca primeramente y luego la mordida. No era gran cosa ninguna de las dos, no podía decirse que fueran heridas crueles, todo lo contrario.
Cuando lo vio completamente curado, dejó todas las cosas en la cómoda y fue a la nevera a por un cubito de hielo. Regresó para encontrarlo en la misma posición en que lo dejó. Tragó en seco y llevó el cubito a su boca mientras se sentaba a su lado mirándolo de frente. Liberó a sus ojos de la corbata que los vendaba mientras besaba a Viktor suavemente, pasándole el helado cubo a su boca.
Al incorporarse nuevamente, observó en sus ojos como la negra pupila prácticamente había engullido por completo el azul tan familiar y aun así no pudo descifrar qué pasaba por la mente de Viktor.
Estuvieron en silencio un rato, así, él sentado pasivamente mientras ella le observaba. El hielo se había derretido, pero ninguno hacía movimiento alguno. Finalmente fue Viktor quien rompió el silencio sepulcral, pero no hablando, sino poniéndose de pie ya recuperado de lo sucedido y vistiéndose.
No dijo nada y Alexandra no lo detuvo cuando este simplemente salió de la habitación. Lo comprendía, no era ni de lejos la sesión más fuerte que ella había tenido y dudaba que fuera la de él, pero habían empezado mal.
Viktor seguía molesto con ella por revelar un nombre sobre el cual ella todavía no tenía todo el conocimiento. Además, estaba enfrentándose a una persona totalmente diferente, pero con el mismo aspecto de aquella que compartió con él experiencias inolvidables, su amigo estaba inconsciente y alguien les daba caza.
Dudaba que él se arrepintiera, simplemente era demasiado para sí mismo y el tener la confianza de dejarte hacer por alguien más sin cuestionar es liberador, pero para alguien acostumbrado a controlar y no dejarse llevar, podía resultar catártico en la misma medida que traumante.
Observó la cama con sábanas arrugadas, tomando una decisión, necesitaba averiguar qué pasaba. Marcó el número en su teléfono.
—Arekusandaa— respondió Hideki— todavía no tengo todo lo que me pediste.
— Nathaniel tiene por alguna parte de sus propiedades y efectos personales información sobre Viktor. Búscalo— ordenó fríamente. Sabía que su amigo había desarrollado sentimientos por el inglés y ella estaba de acuerdo con eso, siempre que no interrumpiera su trabajo.
—Veré por dónde puedo empezar o qué puedo hacer— su voz no titubeaba. Hideki sabía mantener a la perfección sus negocios separados de su vida profesional.
Colgaron sin más que decir. Era hora de tomar decisiones difíciles.
*******
¿Soy la única que halló este capítulo caliente🥵🥵🥵?
En fin, pequepinkypitufos, esto es lo que les traigo por el momento, creo que mañana subiré el capítulo de presentación de personajes, pues ya están todos los que tienen que estar, por el momento.
Sugerencias, quejas, comentarios, estrellita para esta escritora novata...atenderé todo sin problemas. 😊😉💖.
Nos leemos mis pequepinkypitufos, saludos desde la Pequepinkypitufialdea. 💙💙💙💙💙.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro