Capítulo 19- Dudas sobre el enemigo.
Nathaniel había llegado a Hong Kong hacía menos de 24 horas, en ese tiempo se había instalado en un hotel cualquiera sin conexiones con mafias de ningún tipo, luego de haber hecho una reservación en otro hotel más conocido, solo por si acaso. Él y Alexandra no habían pactado exactamente qué harían, ella simplemente le dijo que Hideki sabría cuando él llegase y le avisaría a ella para así buscarle, que hasta que eso pasase era mejor que no dejase la habitación.
No tenía detalles de lo que estaba sucediendo, solo sabía que Alexandra tenía a Kolya, que había un traidor y que tanto ella como Feing Long estaban siendo chantajeados con algo que él desconocía. Sin tener las bases de qué necesitaba hackear o quién pudiese ser, no había mucho que pudiese hacer por el momento.
Había hablado con Viktor recientemente, acorde al plan en menos de una semana la Interpol estaría haciendo un movimiento en Francia, supuestamente para coger a Dmitri con un cargamento pesado, con los detalles pactados todo terminaría siendo grabado por la prensa y si para ese momento tenían al traidor, expondrían también el trato del FBI con este, fuera quien fuera.
Se sentó en el escritorio y estuvo analizando detalles de contratos que tenían pendientes, pese a todo el desastre que estaba pasando, los negocios no podían detenerse y con toda la atención puesta en los peces gordos, era más fácil mover mercancías para los subalternos sin que nadie lo notase.
Era irónico, pero ese año había sido uno en los que más negocios fructíferos se habían dado, además de ingresos considerables acorde a los estándares económicos que ellos acostumbraban. Terminando de organizar unas transacciones a sus cuentas seguras, la vibración de su celular captó su atención. En la pantalla aparecía un número desconocido, pero a esas alturas Nathaniel estaba preparado para lo que fuera.
— Hola— respondió tranquilamente.
— Veo que llegaste a salvo— comentó Hideki desde el otro lado de la línea, Nathaniel sintió su pulso dispararse, pero supo mantener la forma y compostura.
— No es que fuera mi primer viaje, a veces pareciera que se te olvida que casi te doblo la edad— contestó Nathaniel, intentando parecer indiferente.
— Ni que fueras mi padre— rebatió Hideki.
— Podría serlo— repuso Nathaniel.
— Solo si hubieses sido muy precoz— objetó el japonés.
— Entonces, mejor tu tío— propuso el mayor y una sonrisa se apoderó de sus labios, se divertía en esos juegos infantiles con el chico, le sacaban de su rutina diaria.
— Un tío muy sexy y excitante, que tiene una voz deliciosa, especialmente cuando gime mi nombre— Nathaniel sintió una presión rara en su pecho y se reacomodó en el asiento, un hormigueo recorriendo su cuerpo, carraspeó un instante para recobrar la compostura.
— Mejor hablemos de lo importante— instó, pero Hideki percibió el tono más grueso de su voz, sonrió por su lado, adoraba lo fácil que era provocar a Nathaniel, pero ese no era el momento.
— Te he registrado digitalmente en tres hoteles diferentes, en el que estás los registros son por archivos en papel así que me parece más seguro, de cualquier forma alguien se encargará de limpiar tu nombre y cambiarlo por otro, el que usaste es convincente, pero mejor algo que no escogerías ni tú— informó Hideki, entrando en modo profesional con una facilidad pasmosa que Nathaniel no llegaba a comprender.
— ¿Qué hay sobre mi trabajo aquí?— preguntó, aceptando tranquilamente lo que Hideki le decía.
— A tu laptop está entrando ahora un archivo, esto te conducirá hacia un portal donde aparece de forma segura todos los conductos a los servidores que necesito que intervengas— mientras Hideki hablaba la pantalla del ordenador de Nathaniel se volvía verde y aparecía una ventana nueva con las opciones que este iba explicando— es todo lo que puedo darte sin que descubran mi señal desde aquí, luego de esto estás solo en ello.
— ¿Qué estoy buscando?— inquirió Nathaniel sin entender, se suponía que tenía que ayudar a Feing Long y a Alexandra, no llegaba a comprender cómo esto podría ayudar en nada.
— Al traidor— declaró Hideki— yo me estoy encargando de quién es el pez gordo que está filtrando información, pero sabemos que el traidor es alguien más. Otra persona está ayudando desde las sombras, para dar con quién sea necesitamos todo, mensajes, llamadas, videos, archivos, dónde, cuándo, qué, cómo. Esas respuestas e informaciones nos llevan a la persona que armó este circo verdaderamente y sobre todo, nos darán un poder por encima de Vitrano, que es quien tiene coaccionado a Feing Long.
— Por lo visto ya te pusiste al día con Alexandra— comentó Nathaniel a la par que revisaba el programa que Hideki le había enviado, funcionaba casi como un virus, con algunos cambios sencillos, pero igual le tomaría mínimo tres días poder dar con todo.
— Sí, algo así— respondió Hideki— no suenas sorprendido con lo de Vitrano.
— Ya lo había pensado, es el que menos ha asomado la cabeza en todo esto y eso no es muy de su estilo. Algo tenía que tenerlo en Jaque— interpretó tranquilamente, no es que él fuera un novato en aquel mundo, sabía cómo se movían cada uno de ellos.
— Tan inteligentemente sensual como siempre— respondió Hideki en tono coqueto, esta vez Nathaniel se lo tomó de inmediato como un juego— No podré volver a llamarte, sería peligroso, estoy donde Viktor y mi tiempo básicamente se dedica a estar detrás de una pantalla revisando todo lo que hagan los demás líderes de la mafia y las organizaciones policiales. Si algo pasa, envía 123 a mi número privado de Japón, te contactaré de inmediato. Cuando Alexandra te necesite, ella misma te buscará.
— Entendido— afirmó Nathaniel, todo aquello se sentía demasiado como una despedida. Se preguntaba qué era esa sensación de desazón que crecía en su pecho de solo pensarlo.
— Nathaniel…cuídate— colgó.
Nathaniel se quedó con el móvil pegado a su oreja durante unos segundos más, escuchando el sonido de la línea al cortarse la llamada. Ellos no solían decirse cuídate unos a otros en ese mundo, sabían que cada vez que respiraban estaban una respiración más cerca de morirse, por eso evitaban todos los sentimentalismos. ¿Qué significaba aquello en ese momento?
Un pitido en la laptop lo distrajo de sus pensamientos y posteriormente Nathaniel se reprendió a sí mismo por divagar de esa forma, ya pensaría en ello cuando todo acabase, por el momento tenía mucho trabajo que hacer. Se preparó un café y se sentó delante del ordenador, mentalizando que pasaría los siguientes días en ese trabajo.
oOo
Alexandra estaba revisando los planos del edificio de Viktor y un mapa digital de todo el alrededor, el plan era viajar a donde Amelie estaba y deshacerse de ella mientras los demás se encargaban de la policía. Vitrano era un asco de hombre, pero era muy inteligente. Llevaba demasiados años en aquella vida, Alexandra recordaba haber escuchado a su padre hablar sobre Vitrano con una especie de respeto hacia su trabajo, quizás para Alexandra ya estaba para mejor meterle una bala entre ceja y ceja, pero eso era opinión personal. Su celular sonó y reconoció el número, Hideki siempre usaba ese número cuando salía del país.
— ¿Ya está?— preguntó al descolgar, afortunadamente estaba sola.
— Sí, pero sigo sin entender por qué no podemos decirle que es Amelie y todo lo demás— protestó Hideki, desde que Alexandra le había explicado lo que harían, este había insistido en decirle la verdad.
— Sí lo hacemos, él se verá en una situación comprometedora con Viktor, es mejor así— volvió a repetir Alexandra con tranquilidad, entendía que era riesgoso no decirle la verdad a Nathaniel, pero la idea no era que este saliera con un arma a buscar a Amelie, sino por el contrario, que se quedase protegido detrás de una pantalla de ordenador.
— Seguirá sin convencerme da igual que tanto lo expliques—rebatió Hideki, a veces Alexandra lo comparaba con un niño pequeño.
— ¿Qué tal todo por allá?— preguntó Alexandra, cambiando de tema.
— Viktor impresiona estar sereno, pero supongo que en verdad estará como un león enjaulado. No he visto todavía a la mujer, llegué y me encerré en la habitación de Nathaniel a no salir, nadie iba a protestar por eso. He estado rastreando los movimientos de las demás mafias, pero por el momento nadie parece hacer nada— informó Hideki, echando un nuevo vistazo a las diferentes ventanas abiertas en su ordenador.
— ¿Qué sabemos del FBI?— continuó Alexandra.
— Los agentes están haciendo un trabajo impresionante, casi todo el operativo está listo, viajarán mañana en la noche y esperarán allá hasta tener indicios de qué día específico es. Viktor y Dmitri todavía no dan orden de pasar fecha y mi trabajo no es presionarlos— respondió Hideki, todavía no había movimientos, podía ver total tranquilidad en los negocios de los compañeros de estilo de vida, pero contrincantes de negocio.
— Mantenme al tanto de esa situación— ordenó Alexandra— tengo que colgar. Adiós.
Alexandra acomodó el cuello largo, que simulaba una bufanda, de su suéter gris y procedió a continuar con el estudio del lugar. Necesitaba conocer todos los puntos de entrada, salida y escape, puntos ciegos, blancos de ayuda, salidas al tráfico peatonal que causase que la perdiera de vista. Tenía en el pensamiento no dejar huir a la bastarda estúpida aquella, pero tenía que prepararse para cualquier imprevisto que se pudiese presentar. El sonido de la puerta siendo abierta y la ausencia de pasos le advirtió de que él la estaba mirando.
— ¿Necesita algo en particular?— preguntó, sin dejar de examinar los planos.
— Solo la apreciaba mientras está concentrada— contestó Vitrano en un tono ligero, como si fueran amigos de toda la vida.
— Entonces mejor vaya a donde su apreciación sea deseada— repuso Alexandra con hostilidad, sintió a Michaelis contener una risa tranquila y esto simplemente la distrajo. Dejó de lado los planos y se giró para encarar al italiano— ¿Qué quiere verdaderamente?
— Nada, solo es que te encuentro un atractivo desconcertante— confesó Michaelis— Eres como un animal salvaje y exótico.
— Uno que desayuna italianos irritantes— contestó Alexandra, cansada de aquel juego estúpido— ahora déjeme trabajar en paz.
— He pensado muchas veces en lo duro que tuvo que ser sobrevivir a aquel evento— comentó Michaelis y la piel de Alexandra se erizó, podía percibir a Alexis presionando desde dentro. Vitrano se había acercado demasiado, su presencia chocaba contra la de ella y al haber tocado ese tema la tenía acorralada, o eso pensaba él.
— No lo fue— sentenció, usó toda la fuerza que podía para presionar a Alexis al fondo de su memoria y, con una calma perfeccionada por los años, se dio la vuelta hasta quedar frente a Vitrano— ¿Qué quieres saber exactamente? ¿El tiempo qué me tomó superarlo y seguir con mi vida? Una semana, cuando llegó el amanecer del octavo día ya era quien soy hoy y seguí mi vida. ¿Tengo pesadillas? No, nunca las tuve y nadie sabe por qué. ¿Mis deseos e impulsos asesinos, junto con mi frialdad emocional y carencia de empatía proviene de aquel evento? No lo sé, no recuerdo claramente quién era antes de eso y nunca pregunté. La verdad soy bastante ignorante de los sentimientos en cualquiera de mis personalidades, así que quizás simplemente es algo que estaba allí. No es que me importe de todas formas.
Alexandra se quedó apoyada contra la mesa, en una pose relajada con los brazos cruzados sobre su torso. Su mirada altanera retaba a Michaelis a decir algo más sobre el tema, pero al parecer el italiano no tenía esos planes. Se acercó más a ella, hasta que sus alientos se mezclaban, Vitrano estaba desconcertado porque, aun siendo el mayor en edad y experiencia, era ella quien dominaba la situación a sus anchas. De repente, fue como si aquella mirada de hierro lo estuviese sometiendo a una prueba de sinceridad y se vio a sí mismo confesando algo que creyó no decir jamás.
— Envidio a Viktor— Alexandra no alteró su expresión ante las palabras de Vitrano— Amelie me buscó a mí, no yo a ella, pero alguien de su posición no pudo llegar a mí a sabiendas de que quería involucrar a Viktor en una caótica destrucción sin ayuda. Si quieres terminar esto, deberías de intentar averiguar quién se contactó con ella.
— Dime una cosa— solicitó Alexandra con seguridad, la plática relajada había terminado ya— ¿Por qué le tienes tanto miedo a esa mujer?— Vitrano observó a Alexandra con expresión interrogante, pero ella pudo ver el miedo plausible en sus ojos ante su pregunta— Es algo obvio, llegaste a usar mi pasado para chantajear a Feing Long, sabiendo que yo intercedería, todo para que la matemos en tu lugar. ¿Por qué le temes?
— Aquí la pregunta sería, ¿por qué no le temes tú?— Vitrano mostró una expresión de rendición y una sonrisa cansada que Alexandra no sabía que era posible mostrar para él— ¿Quién crees que me envió el video?
Esa insinuación clara en forma de interrogante había sido suficiente para romper la actitud arrogante de Alexandra. No lo había pensado, Michaelis no tenía cómo saber que ella era la pieza para arruinar a Feing Long y menos aún qué era lo que podía usar en su contra. Alguien más debía de haberle dado la información, era obvio, pero en medio de tantas cosas sucediendo a la vez, fue como si su cerebro hubiese pasado por alto esa información.
— Parece que finalmente lo has entendido— sonrió Michaelis con suficiencia— Ten cuidado tigresa, las cosas solo se pondrán más feas a partir de ahora.
Alexandra se quedó sola en la habitación, su mente volcándose en un montón de preguntas mientras un dolor de cabeza similar a un martillo reventándola por dentro empezaba a hacerse presente. Corrió a donde su bolso y sacó las pastillas. A la mierda todo, pensó antes de tragarse el doble de la dosis correspondiente.
Tomó asiento tranquilamente y se dedicó a masajear su sien, esperando que las pastillas hicieran a Alexis dormir y su dolor parase. Fragmentos de recuerdos que solo ella poseía pasaron como flashes por su mente, el dolor que había estado allí al inicio había desaparecido casi de inmediato en aquella época, en su lugar había dejado un vacío que no lograba manejar del todo.
Suspiró sonoramente, recuperando su compostura, y retomó su trabajo en los planos y mapas, nadie haría aquello por ella y necesitaba que todo saliera bien. Me pregunto qué pasará con nosotros cuando todo termine. Ese pensamiento era inútil, pero se quedó en su mente como un eco lejano durante el resto del día.
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La relación de Hideki y Nathaniel a mí me encanta, es simplemente genial😊🙌🏻.
¿Qué opinan de la actitud de Vitrano? ¿Alguna hipótesis sobre qué está pasando? Me interesa saber sus opiniones. En fin, pequepinkypitufibolas, SIGUIENTE🔜🔜🔜
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