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Capítulo 16- La sala de interrogatorios.

Dmitri había ido planeando todo cuidadosamente, lo que Alexandra le había informado de Feing Long, más el plan suicida que ella proponía, había sacado las cosas un poco de quicio, pero incluso él tenía que admitir que no había otras opciones. Cada hora contaba como un año prácticamente y jugaban contra un enemigo invisible.

Francis había llamado y estuvo de acuerdo en movilizar la prensa para el gran final de lo que sucediera, ya fuera que le ganasen a la policía o perdiesen, la presión mediática sería legendaria.
A cambio, Dmitri había trasladado a sus familiares a una isla sin identificar de las muchas que poseía. Si alguien le hubiese dicho que él terminaría cuidando a las familias ajenas hace un año atrás, se hubiese carcajeado hasta el cansancio, pues ese trabajo normalmente era de la mafia china. Las cosas cambiaban irremediablemente.

Sintió la puerta sonar y solo entonces se percató que había estado mirando por la ventana en lugar de leer el libro que había tomado hacía ya dos horas atrás, solo logró avanzar dos páginas y media en ese tiempo.

— Dmitri— saludó Alexandra y el ruso notó la diferencia en su voz, pero no comentó nada a sabiendas de que no sería algo bien recibido por la peli castaña.

— Veo que ya te despediste— dijo él, mirándola fijamente. Alexandra vestía un jersey verde bosque oscuro de punto, con unos pantalones negros pegados a su cuerpo. El pensamiento de que ella se vería hermosa usase lo que usase le golpeó de lleno. 

—¿Y tú?— preguntó ella, acercándose al buró y reposando sobre este, quedando justo al lado de Dmitri, él dejó el libro abierto sobre la madera antes de suspirar.

— La aparté de mi vida, Alexandra— exteriorizó él con un pesar sombrío.

— ¿Por qué?— no había juicio alguno en la pregunta, era simplemente una oferta a desahogarse. Ella le debía mucho a él, a fin de cuentas.

— La vida que nosotros vivimos no es sencilla. Es peligrosa, cada segundo que respiramos estamos arriesgándonos a que el cuchillo situado sobre nuestra yugular se deslice y nos mate y cuando nuestro cuerpo caiga finalmente, la balanza se desequilibrará tanto que arrastrará a todos los que nos importan con nosotros— explicó Dmitri, con un dolor palpable en sus palabras— ella no merece esta vida, no puedo hacerle esto luego de haber dado mi mayor esfuerzo por salvarla.

Alexandra no dijo nada, comprendía perfectamente lo que Dmitri había decidido, ella hubiese decidido lo mismo si todos sus seres queridos no fueran activos del bajo mundo. Incluso Viktor había rehuido de su familia buscando protegerlos. Ese pensamiento le trajo un recuerdo. El día que habían visitado la casa familiar Viktor había buscado algo en su antiguo cuarto.

— Dmitri, ¿Qué tanto conoces la historia familiar de Viktor?— preguntó de repente, el ruso la observó, intentando centrarse en el nuevo tema.

— Un poco, mi padre sí sabía mucho al respecto y algunas cosas me enteré por Viktor, pero nunca me contó todo— respondió luego de unos minutos.

— Visité la casa familiar de Viktor con él antes de salir de Estados Unidos. Fue exclusivamente a buscar algo a su antigua habitación. ¿Alguna idea sobre qué pudo ser?— Alexandra había sacado esa información de su cerebro porque las circunstancias la forzaron a concentrarse en lo demás que sucedía, pero ahora seriamente estaba curiosa sobre qué pudo ser. Cualquier cabo suelto podía llevarlos a la tragedia.

— ¿No viste que era?— preguntó Dmitri y Alexandra tuvo el impulso de pegarle con el libro en la cabeza.

— Claro que no, ¿para qué te preguntaría entonces?— rebatió con rabia contenida— Debía ser algo pequeño, pues se fue y regresó y no había ningún cambio visible en su ropa, ningún bulto sobresaliente, nada.

— No tengo idea, pero quizás pueda averiguar. Me llevo bien con Anya— comentó Dmitri con una sonrisa socarrona.

— Por favor, dime que su hijo no es tuyo— bromeó Alexandra, aunque era una broma a medias en realidad.

— No, para nada— se carcajeó Dmitri— Lo que teníamos terminó antes de que conociera a su actual marido, pero seguimos en contacto ocasionalmente. Déjame ver qué averiguo y te lo hago saber.

— Gracias; iré a recoger las cosas— Dmitri asintió con la cabeza mientras Alexandra simplemente se incorporaba y salía de la biblioteca.

Las circunstancias se complicaban más todavía. El rubio suspiró y observó por la ventana, Katya estaba haciendo que Caius, Akina y Kolya entrasen pues hacía mucho frío. Sonrió ante la idea de que ella sería una mamá excelente algún día, si se mantenía alejada de él.

                              oOo

Llevaban meses en aquella investigación, en realidad para el Agente Starling habían sido años, pero la primera pista de verdad había aparecido hacía siete meses atrás. Una persona anónima les contactó y bajo la condición de no decir su identidad, les había pasado mucha información importante. Habían intercedido varios cargamentos de diferentes tipos a lo largo de ese tiempo, aunque no todos, porque el informante llevaba su propio ritmo y a ellos no les quedaba de otra que permitirlo.

Hasta el momento, el vuelco más grande que habían tenido fue la muerte de John Franco, pensaron presionar a Löwe con eso, pero no habían obtenido nada. Sus jefes empezaban a mostrar señales de querer quitarles el caso y eso tenía a Starling estresado.

— No te lo vas a creer— comentó el agente Filde, entrando velozmente a su oficina.

— ¿Qué sucede?— Starling adoraba su tranquilidad, que alguien irrumpiera de esa forma en su espacio era algo inconcebible, pero su amigo y compañero nunca haría algo así sin tener motivos.

— Viktor Löwe me contactó, va a testificar algo importante y quiere hacerlo con nosotros— informó Filde y Starling saltó de la silla como si tuviera un resorte en la espalda en lugar de columna.

— ¿Dónde está?— preguntó con brusquedad.

— Debe de haber llegado ya, ordené que lo llevasen a la sala de interrogaciones número 12 para esperar por nosotros— contestó Filde mientras ambos salían apresurados de la oficina dirigiéndose a donde los esperaba uno de los peces gordos del bajo mundo. No tenían pruebas, pero tampoco dudas, ni ellos ni la organización.

Cuando entraron bruscamente a la sala, Viktor Löwe los esperaba tranquilamente bebiendo un café. Starling se sintió enfurecer por ello, pero decidió ignorarlo por el bien de lo que fuera que Löwe les diría.

— Os habéis tomado vuestro tiempo— comentó Löwe como si aquello fuera una visita de cortesía.

— Perdone el retraso— habló el agente Filde antes de que su compañero perdiera los estribos— pero ya estamos aquí y le escuchamos, señor Löwe— afirmó tomando asiento y haciendo a Starling sentarse también.

— Eso es bueno, porque tengo información valiosa que darles— planteó Viktor con serenidad y Starling lo tomó como una provocación.

— ¿Por qué ahora?— preguntó sin contenerse.

— Porque la vida de mi esposa está en juego y no pretendo permitir algo como eso— gruñó Viktor como respuesta y esa reacción tan humana hizo a ambos agentes contenerse de decir algo más, prefirieron escuchar— Atiendan bien, porque no pienso repetirlo. No tengo negocios ilícitos que puedan probar y no me interesan vuestras opiniones personales— aclaró, observando la reacción del agente Starling— pero nadie tiene dinero y poder sin que tenga enemigos. Dmitri Casadeus, el líder de la mafia rusa, planea mover un cargamento pesado de algo que desconozco en los próximos días. No tengo seguridad de cuándo exactamente, solo sé que será dentro de cuatro a siete días. Cogedlo. Si lo lográis, él os puede decir lo demás. Antes de que preguntéis por qué os ayudo o cómo sé esto, os lo aclaro. La ayuda es meramente por interés propio, mi esposa estaba en su territorio atendiendo asuntos con mi suegra y Dmitri las ha secuestrado para chantajearme por un negocio no lícito que me negué a hacer, necesito que las rescatéis, yo solo no puedo. El cómo sé esto es sencillo, el dinero mueve montañas.

— La frase correcta es "La fe mueve montañas"— corrigió Starling.

— Y sin embargo soy yo quien tiene esta información extremadamente cara y os la está dando y no algún preferiti de la capilla Sixtina— rebatió Viktor, mirándolo con un aire de suficiencia, mientras el agente Starling le devolvía la mirada furibundo.

— ¿Dónde se llevará el cargamento?— preguntó el agente Filde, intentando mantener la tensión de la sala en el mínimo posible.

— Lo pasarán por Francia, no sé qué destino tenga luego de allí— comunicó tranquilamente. Por el momento todo iba saliendo acorde al plan.

— ¿En qué consistía el negocio que Casadeus le propuso?— continuó sus ataques interrogativos el agente Starling.

— Blanqueado de capital— admitió Viktor— estamos hablando de unos 300 billones en efectivo, más o menos— la actitud serena e inalterable de Viktor era prácticamente una provocación para Starling, que no soportaba que un criminal estuviese sentado delante de él sin que pudiese hacer nada.

— Nosotros nos encargaremos desde aquí— intervino la competencia de miradas Filde, para ponerse de pie y asegurarse de que su compañero le igualaba en la acción— Muchas gracias por sus servicios, señor Löwe.

— Para servirle a la ley, agente— despidió Viktor con la misma mirada altanera de hasta el momento.

— ¡Está jugando con nosotros!— exclamó Starling cuando salieron del salón de interrogatorios, estaba furioso y no lo disimulaba para nada.

— No lo sabemos, puede que sí, pero igualmente necesitamos averiguarlo así que por favor vamos a concentrarnos. ¿Está bien?— intentó tranquilizarle Filde, sabiendo que su compañero era muy impulsivo para este trabajo— Matt, por favor— insistió usando el nombre de pila del agente, eso causó una impresión en el más alto, haciéndolo relajarse y llevar las cosas por el camino adecuado.

— Está bien— acordó en un susurro derrotado.

                           oOo

La llamada que tanto esperaba finalmente ocurrió. No podía entender cómo esos incompetentes podían demorarse tanto en algo que se les había servido en bandeja de plata.

— Demorasteis— reprochó al contestar.

— Viktor estuvo aquí declarando un cargamento de Casadeus— le acusó el agente Starling— No nos dijiste nada de eso.

— No lo sabía— admitió.

— Nuestro trato es que tú nos das información y nosotros te mantenemos a salvo y lejos del problema. Es la segunda vez que nos dan información que tú no tenías. No veo que estés cumpliendo con tu parte del trato— Starling estaba molesto. Había cedido a hacer aquel trato porque sus años de trabajo no estaban dando frutos, pero el riesgo no estaba valiendo la pena.

— ¿Por qué Viktor iría a darles esa información?— preguntó con desconcierto.

— Probablemente unos negocios que salieron mal— conjuró el agente— Saben que estamos tras su pista, así que acusarlo lo limpia y a la vez se deshace del problema. Sobre todo si Casadeus tuvo secuestrada a su actual esposa, como tú nos dijiste.

— Ese matrimonio es falso— expuso con vehemencia.

— Eso es lo que menos me importa— rebatió Starling— empieza a cumplir con tu parte o el trato se acaba. Piénsalo— colgó.

— Maldita sea— gruñó con rabia mientras tiraba el teléfono a la cama— Me las pagarás, Viktor— juro por lo bajo mientras su visión se tornaba roja.

                            oOo

Viktor estaba intentando contactar con Alexandra desde que había ingresado al auto, pero no daba tono. No entendía qué estaba pasando, pero no le quedó más opción que llamar a Dmitri para dar el informe. Él era el otro involucrado en el plan.

— Viktor— contestó Dmitri con un tono neutro, la relación entre ellos todavía era algo tensa.

— ¿Dónde está Alexandra?— preguntó de inmediato el pelinegro.

— Ocupada por el momento y por los próximos días. Tratarás conmigo, lamentablemente— explicó Dmitri con un tono sardónico.

— Ya está hecho— contestó Viktor sin querer hondar en el asunto, algún día le explicaría a Dmitri la verdad de lo ocurrido en su pasado con la familia Casadeus, pero no sería ese día.

— Entiendo, viajaré esta noche— informó Dmitri.

— Perfecto— Viktor no extendió la conversación, simplemente colgó.

— ¿Todo bien, señor?— preguntó Nathaniel mientras manejaba rumbo al apartamento de Viktor.

— Alexandra no contestaba, aparentemente está ocupada; eso significa que estamos lidiando con Dmitri solamente y eso me pone tenso— confiaba total y absolutamente en Nathaniel y nada le haría cambiar de parecer sobre eso, por ende podía contarle esos detalles sin dudar.

— No creo que el señor Casadeus una problemas familiares con negocios como estos cuando todos estamos bajo amenaza— comentó Nathaniel, de lo que había analizado de Casadeus, esa era la verdad.

— Lo sé, pero sigue siendo tenso— Viktor no solía quejarse, pero el tema con Dmitri era algo sensible para él. Había entrenado al ruso desde ambos muy jóvenes y eso había creado un vínculo que detestaba que se encontrase quebrado.

— Quizás deba explicarle la verdad cuando todo termine— sugirió Nathaniel como amigo, a fin de cuentas eso eran por encima de todo.

— Quizás— concordó Viktor.

— Por cierto, señor— continuó Nathaniel— tengo que pedirle permiso para viajar a Inglaterra— comunicó— Han habido hackeos a la red principal y me preocupa que sea la Interpol intentando ahondar en nuestra información. De tenerla, puede ser peligroso y no me fío de hacerlo todo vía internet desde tan lejos. No es lo mismo.

— Tú siempre a la antigua— comentó Viktor de forma casi jocosa— Está bien, no es problema— esa confianza que depositaba en su mano derecha hacía que no dudase de lo que este le contaba— ¿Quién se encargará de los hackeos y rastreos de la misión?— preguntó, sabía que Nathaniel era responsable a tal grado que jamás se iría sin dejar a alguien capaz de hacer su trabajo. Aunque entre lo comunicado por Alexandra y lo que conocía de su amigo, ya él sabía la respuesta.

— Alexandra envió a Hideki— respondió prestando atención al tráfico.

— Lo suponía— aceptó Viktor y una sonrisa ladina se formó en su rostro. Estaba feliz por su amigo.

— Me iré en la noche entonces, señor— informó Nathaniel decidido.

Viktor asintió con la cabeza y el resto del viaje fue en silencio. Cuando llegaron al apartamento de Viktor se encontraron la sala destrozada, vidrios por todas partes y los sofás rasgados. Ambos se pusieron alerta enseguida y sacaron sus armas.

— Amelie— la llamó Viktor. Si había alguien más en casa amenazándola igual los vería llegar, no servía de nada ser discretos.

— Al fin llegas— dijo la mujer arrastrando la voz, estaba visiblemente borracha.

— ¿Qué has hecho?— preguntó Viktor mientras él y Nathaniel guardaban las armas y se relajaban.

— Sabes que eres un mandón de mierda— comentó ella, empinándose de la botella que traía casi vacía en la mano— No explicas nada, no dices nada— continuó a la par que se acercaba con caminata zigzagueante— mi hijo está quién sabe dónde con quién sabe quién y tú no haces nada— reprochó.

— Amelie, estás borracha— recalcó Viktor sin darle importancia a las palabras de la mujer— vamos a darte un baño— indicó, acercándose a ella para tomarla del brazo. Con un gesto rápido y torpe ella evitó esto y continuó bebiendo.

— No me toques. ¿Qué pasa? ¿Te molesta oír la verdad?— le acusó ella con la mirada vidriosa— Estoy cansada de ti y de tus órdenes— se quejó, dándole otro trago a la botella— Amelie sácate el bebé, y cuando no se pudo entonces fue Amelie lárgate al fin del mundo. Amelie ponle tal nombre al niño, Amelie no me llames nunca. Amelie, Amelie, Amelie, Amelie— la mujer estaba fuera de sí totalmente— ESTOY CANSADA DE TI Y DE TUS MIERDAS, VIKTOR LÖWE— Amelie se fue contra él soltando la botella y pegándole golpes torpes y débiles en el pecho mientras sollozaba. Viktor simplemente se dejó pegar— Mi hijo es lo único bueno que tengo en esta vida, Viktor. Por favor, tráemelo— pidió en un susurro, con las lágrimas impregnando su voz.

— Te prometo que lo tendrás de nuevo contigo, Amelie— aseguró Viktor mientras la abrazaba, dejando que llorase en su pecho.

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Uyyyy, que intensidad 😉.

¿Qué opinan de todo esto? Déjenme saber sus opiniones mis pequepinkypitufibolas 😊🙌🏻.

Y ya saben, siguiente 🔜

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