7
El miércoles llegó demasiado pronto para su gusto.
Sus padres ya se habían marchado y en parte agradecía eso. ¿Eso lo convertía en un mal hijo?
Tal vez, pero necesitaba encontrar paz en todo aquello. Su vida estaba yéndose al mismísimo caño en todos los sentidos y ya no sabía como salvar lo imposible.
La bañera se estaba rebalsando y lo único que podía hacer, era ver como todo se inundaba porque fue él mismo quien abrió el caño. Y ese era el resultado de su insensatez, por lo tanto, debía aceptarlo y hacerse responsable de los destrozos.
Durante todo el día, Beomgyu intentó subirle el ánimo con mimos, bromas, y hasta comida, pero simplemente pareció no funcionar del todo.
Ahora se encontraba solo en la cocina, comiendo pizza recalentada del día anterior, pensando en aquel chico de cabeza azulada que llegaría en cualquier momento.
Y pensar que él era razón de su felicidad momentánea y de la misma manera, también era razón de su sufrimiento, era irónico.
Por lo menos apreciar su bonita cara, le haría sentir bien.
Tal como lo esperó, el mayor llegó después de unos minutos, robándole suspiros ahogados.
——Hola ——Sonrió.
——Hola, hyung ——Lo dejó pasar.
——¿Listo para las clases de hoy? Has estado haciéndolo mejor últimamente ——dijo mientras sacaba sus cuadernos encima de la mesa.
Ser halagado por él se sentía como morder la hamburguesa más deliciosa del mundo.
——G-gracias, hyung ——Sus mejillas tomaron color.
——¿Dónde están tus cosas?
Cierto, por pensar tanto en él, se olvidó de bajar sus cuadernos.
——Están arriba, hyung.
——¿Te ayudo a bajarlas? ——Soobin asintió tímidamente.
Mientras subían las escaleras, Soobin se pudo fijar en que Yeonjun se perdió en las fotografías familiares que colgaban en la pared adyacente a las escaleras.
Fotografías familiares; en la graduación de Tae, de una sesión de fotos navideña, y de los hermanos Kim como adorables y regordetes bebés y niños pequeños.
Mirar cada foto era como teletransportarse al momento exacto; una línea de tiempo llena de emociones distintas y dignas de recordar, sonrisas y sentimientos impregnados. El tiempo congelado en una octava de segundo.
Yeonjun subía lentamente las escaleras, apreciando los detalles de las fotografías enmarcadas. Por alguna razón sonreía al verlas, haciendo que el castaño sonriera con él. Eran buenos tiempos.
Llegaron al pasadizo, y por un segundo, Soobin frenó en seco.
No, no, no.
Recién caía en cuenta.
Oh por dios ¡Yeonjun iba a entrar a su habitación!
Recién estaba procesando aquella idea antes de siquiera proponerlo. ¿Su habitación estaría ordenada o desordenada? ¿Los stickers de carritos en las paredes de cuando tenía 12 años le parecería ridículo? ¿Qué sentiría él al estar en su habitación? ¡Eran demasiadas cosas que hacer y asuntos en los que pensar!
Pero no le costó mucho volver a la realidad cuando escucho la voz de su hermano mayor.
——Yo... No sabía que iban a subir ——murmuró no sabiendo a donde mirar, un poco avergonzado quizás.
Quiero decir, no es que Kim Taehyung se avergonzara de su físico; él tiene un cuerpo marcado, voluminoso y simplemente impresionante, de película. Pero la situación por alguna razón le pareció extraña.
Yeonjun tuvo que concentrarse en el hecho de que no podía abrir la boca, porque si no lo hacía un poco, su mandíbula terminaría por descolgarse.
Lo había soñado muchísimas veces, tenerlo en frente, apreciar su adonis torso desnudo, pero presenciarlo en persona era mucho mejor que una simple quimera.
Las gotas de agua acariciando cada centímetro de su bronceada piel, el cabello aún mojado pegado a su frente, la toalla limitando su vista, mas no a la imaginación.
Definitivamente Kim Taehyung era un sueño.
Yeonjun tragó numerosas veces antes de abrir la boca para intentar decir algo coherente.
——Lo siento mucho. E-esperaré a-bajo ——Salió del lugar casi corriendo.
Taehyung se removió un poco incómodo. Él no disfrutaba causar esa clase de reacción en la gente, pero era algo a lo que estaba acostumbrado.
——Iré con Jungkook al Studio. Si quieren que les traiga algo, me dices. Suerte en tus clases ——Sonrió al decir, luego retirándose.
Soobin recobró la compostura que eso le arrebató y fue a habitación para meter todo en una mochila y bajar con el peliazul.
Le faltaba bajar los últimos escalones cuándo su mirada cayó en el peliazul, quien estaba sentado en su sitio con una sonrisa de oreja a oreja mirando un punto fijo en la nada. Apenas se percató de que Soobin estaba con él, se levantó emocionado a alcanzarlo.
——Lo hiciste adrede, ¿no? ——susurró con emoción ——Eso fue... Waa... ——Agrandó su sonrisa ——¡Gracias Soobin! ——Atrapó su brazo mirándolo en esa sonrisa gatuna tan espectacular. Soobin tenía otra arritmia ——Me has hecho el día. ¿Sabes? Voy a invitarte un helado en recompensa.
Soobin no sabía como sentirse con todo lo sucedido, solo sabía que no lo había visto tan feliz desde hace meses.
——N-No es necesario, hyung ——Sonrió ladino. Obviamente él no lo había hecho a propósito.
——¡Lo es! Mañana después de clases, ¿entendido?
Y como iba a negarse a esa autoridad tan sensual.
——De acuerdo ——aceptó con una sonrisita nerviosa.
——Pero qué grandísimo estúpido ——dijo con burla extendido las piernas sobre la mesa.
——¿Para eso te cuento? ——bufó Soobin.
——Es que no es una "cita", Bin ——efectuó las comillas con los dedos ——. Te quiere agradecer por el pack de tu hermano con un helado. ¿De verdad te escuchas?
Soobin era increíble, y esta vez no era por una buena razón.
——¿Puedes decirle a Tae que llegaré tarde cuando recojas tu ropa?
——Como siempre ignorándome. ¿Sabes? Me voy ——El peligris intentó ponerse de pie, pero Soobin lo jaló hacia abajo del brazo haciendo que se siente de nuevo.
——Gyu, por favor. Le dije a Tae que no llegaría hasta las 7:00. Solo llévate mi llave, recoge tu ropa y le dices que no se preocupe, que iremos a algún sitio, o algo.
—— ¿Me recuerdas por qué somos amigos? ——Se le escapó una risita incrédula.
——Solo dile ——Entornó los ojos. No quería matar sus ilusiones del todo ——. Los jueves él está en casa desde las 2:00. Solo para que no crea que nada raro pasa, ya sabes.
——Es que nada raro pasa ——dijo con obviedad ——. Te va a invitar un maldito helado y actúas como si te fuera a pedir matrimonio.
——Así empiezan las mejores historias de amor.
——Claro, tienes razón. He oído muchas historias como la tuya. Mi papá se casó con mi mamá porque le invitó un jodido helado ——expresó con sarcasmo latente, Soobin no recibió su sarcasmo con mucho aprecio que digamos.
¿Qué le costaba apoyarlo?
——Ugh, te odio, voy a publicar el video donde Tae te está bañando.
——Hazlo y posteo tu video en boxers bailando la macarena.
——¡Oye! ——rió apuntando con un dedo. Gyu no tardó en atraparlo en una llave de la cabeza.
——A ver si me sigues molestando así ——Empezó a frotar su puño en sus cabellos rápidamente.
——¡Ya, ya! ——Soobin reía despreocupadamente en la cafetería, sin importar que los vieran raro.
——Más te vale ——Al fin lo soltó y se miraron avergonzados por su actitud ridícula antes de reír al unísono.
Era bueno saber que se tenían en las malas, buenas, y en las verdaderamente jodidas.
Beomgyu metió la llave al cerrojo e ingresó taciturno a la silenciosa y enorme casa.
Siempre terminaba ayudando a Soobin sin importar qué. Se cuestionaba por qué era tan condescendiente con el castaño, incluso en las mayores estupideces; luego se dio cuenta que si su amigo decía creer en los unicornios, él probablemente lo apoyaría.
¿Querer tanto a alguien te hace estúpido? Eso debía ser.
Por lo menos Soobin haría lo mismo por él y era bueno saberlo.
No había ni un solo ruido en la casa. Beomgyu pensó por un momento que no había nadie y quizás Tae había salido.
Bueno, le diría a Soobin que lo intentó (aunque en realidad no lo hizo).
Dejando de lado la actitud cuidadosa, subió las escaleras de su segundo hogar rumbo a la habitación de Soobin, donde se suponía estaría su ropa lavada en una bolsa. Y sí estaba, por lo que la recogió satisfecho dispuesto a irse.
La habitación de Soobin estaba literalmente a lado de la Taehyung, por lo que cuando le pareció escuchar sollozos al otro lado de la puerta próxima, tuvo que quedarse y ser chismoso por más que no le gustara esa clase de actitud en él. Sin embargo, estaba preocupado.
No eran sollozos desgarradores, por el contrario, eran demasiado disimulados y eso mismo lo llevó a pensar que no era llanto, sino algo más.
¿Pero lo era?
Él consideraba a Taehyung como otro hermano, pero si aun así fuera y la confianza sobrara entre esos dos. Él no podía simplemente invadir la privacidad de alguien así, y no lo haría.
No era llanto, no podría serlo.
De seguro había oído mal; porque Kim Taehyung no lloraba. Beomgyu jamás lo había visto derramar ni una sola lágrima.
Nunca nadie lo había visto llorar, así que debía ser otra cosa; la televisión probablemente o estaría haciendo ejercicio.
Sin pensarlo mucho abandonó la casa.
——¿Cómo no te gusta chocomenta? Papilas gustativas chuscas ——criticó llevando la cucharita a la boca.
——Solo no siento que tenga un sabor agradable ——Se encogió de hombros el menor.
——El de chocolate es un buen clásico de todas formas ——Señaló el suyo.
——Lo es ——Asintió feliz ——. Gracias por invitar, hyung ——musitó nervioso pero agradecido.
Yeonjun se le quedó mirando en silencio unos segundos, era como si estuviera pensando algo. Soobin se encogió en su sitio nervioso.
——¿Sabes? Honestamente no creí que llegarías a agradarme tanto.
Algo en el pecho de Soobin revoloteó. ¿Una mariposa quizá?
——Por eso mismo quiero proponerte algo... ——continuó el peliazul cruzando sus manos juntas por encima de la mesa, justo como haría un hombre de negocios ——¿Te gusta bailar?
Mientras el mayor hablaba, el menor se perdió en su inmaculada imagen un segundo, antes de reaccionar y poder responder algo torpe.
——S-sí... ——bajó la mirada. ¿Cómo sabía eso de él?
——¿Qué dices si le dices a tu hermano para inscribirnos en su Studio? Buena idea, ¿no? ——Elevó ambas cejas juguetón
——No lo sé, hyung ——dudó ——. No soy muy bueno ——La verdad sea dicha; él amaba bailar, pero a comparación de su hermano, su baile era una guarrada. Por eso prefería no bailar, para no darle a la gente otra razón más para decirle lo inferior que era. De todas formas, él respetaba eso, porque sabía que para Taehyung, el baile era una de sus mayores pasiones en la vida mientras que a él solo le parecía un buen hobby.
——Yo tampoco soy bueno.
——¡Por favor! ¡Si eres asombroso! ——se calló inmediatamente, arrepentido por no pensar antes de abrir la boca. Había salido del corazón, ojalá no hubiera parecido tan desesperado.
La sonrisa satisfecha que le dedicó, no solo hizo que se derritiera el helado.
——Estoy seguro de que eres bueno. Quiero decir, eres hermano de Tae. Y si no, pues te ayudo a mejorar ——sugirió ——¿Entonces sí? ——preguntó con ligera emoción.
——Yo... ——En verdad no quería, pero los tontos enamorados ven con todo tipo de ojos menos con los de la razón.
——Vamos, Binnie ——alentó sonriente.
——Está bien. L-le diré ——Sonrió ladino por compromiso, ganándose en respuesta un apretón amistoso en el brazo junto a su bella sonrisa.
Si hacer cosas que Soobin nunca haría, lo harían sonreir tan brillantemente a él, tal vez la incomodidad, el dolor y el resentimiento valdrían la pena, por lo menos por un momento.
Ojalá no lo decepcione.
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