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6

La mañana siguiente, Soobin se despertó porque sintió algo pesado en su regazo.

Se sentó en la cama aún somnoliento después de frotarse los ojos y abrirlos con molestia.

Una cosa grande, peluda y gris.

Había olvidado que su amigo se había quedado a dormir, pero verlo ahí tendido en su regazo, le recordó todo lo ocurrido la noche anterior.

Una vez más con el pie izquierdo.

——Gyu, levántate -——dijo de mala gana con voz ronca mientras lo sacudía.

Después de unos intentos más, logró que se despertara soltando soniditos quejumbrosos. Beomgyu no quería despertar.

——Hombre, ya. Le dijimos a tu mamá que te llevaríamos temprano.

La cara de Beomgyu estaba hundida en las sábanas por lo que todo lo que decía se escuchaba ahogado.

——¿Te han dicho que eres jodidamente irritante? ——se quejó ya despierto y con dolor en el estómago.

——Sí, y tú eres una niño. ¿Qué carajos fue lo de ayer, Beom? ——Lo empujó sobre su regazo sacudiéndolo ——¿Qué te dieron esas dos?

Beomgyu era un buen bebedor. Él nunca vomitaba, por eso le extrañaba tanto a su mejor amigo.

——Una mezcla de algo ——se quejó sin moverse.

——¿Con polvitos mágicos? ——se burló Soobin

——Vete a la mierda ——bramó ——. Aunque... ——Se giró con cuidado para ver a Soobin, aún usando sus piernas como almohada ——Creo que es cierto, porque me estoy muriendo ——Hizo un puchero sobándose la pancita, que le sacó una risita a Soobin.

——Vamos abajo. Tomas una aspirina de paso ——Sonrió ladino y se levantó de la cama poniéndose sus pantuflas dispuesto a bajar.

——Binnie... ——Soobin volteó

——¿Hmm?

——No debí dejarte ayer. Lo siento ——sonrió apenado ——¿Ayer te lo encontraste?

——No.

——A la próxima te prometo que no te dejaré.

——No la habrá ——soltó una risita.

Era de esperarse.

En serio no la habría.


Después de que Tae dejara a Beomgyu a su casa, el mayor volvió a la propia encontrándose a un Soobin recién bañado en la sala, respondiendo mensajes.

——¿Te dijo algo la tía Bongsun? ——preguntó Soobin sin quitarle la vista al aparato.

——No mucho, pero me dio esto para mama y papá ——Soobin se giró curioso y Tae levantó un poco más la canasta de víveres que su tía les había dado por la llegada de sus padres.

——¿Llegan hoy? ——preguntó Soobin un poco desconcertado

——Tres meses se pasaron rápido, ¿no es así? O tal vez es que ya estamos acostumbrados ——Se encogió de hombros.

Con que sus padres regresaban esa misma tarde.

——¿Hablaste con ellos? Me llamaron en la mañana ——Tae depositó la canasta en la mesita de vidrio del recibidor.

——No.

——Me dijeron que te llamarían después.

Sí, claro.

Soobin sonrió con amargura.

——¿Qué quieres cenar, Binnie? —— Tae se fue a la cocina a revisar qué había en la alacena y qué faltaba comprar.

Porque obviamente, con sus padres fuera la mayor parte del tiempo por viajes de trabajo, Taehyung era quien cocinaba, lavaba y hacía la mayor parte de cosas en casa. Desde que era un niño.

——Lo que sea está bien ——Se volvió a acomodar en el sillón, devolviendo su vista al celular.

——Esa no es una respuesta ——exigió desde la cocina.

——Sopa china, ¿feliz?

——¡Bien! ——exclamó.

Taehyung ya se encontraba cruzando la sala para ir al supermercado, cuando se detuvo repentinamente con un gesto de incomodidad en el semblante.

Como no se movía, Soobin volvió a girar la cabeza para percatarse.

——¿Pasa algo, hyung?

Así como apareció el gesto, desapareció al instante siendo reemplazado por una hermosa sonrisa.

——Todo bien, Binnie.

Cuando los padres de los Kim llegaron, no fue como los reencuentros comunes entre padres y hijos; abrazos interminables y estrechos, palabras de amor o lágrimas de alegría. No.

Eso era como una rutina para la familia. Con suerte sus padres se quedaban en la ciudad dos meses al año, por lo que cuando volvieron a verse los esperó un abrazo flojo, pero cariñoso.

Soobin fue sirviendo la cena mientras Tae ayudaba a subir las dos gigantes maletas de su madre hasta su habitación.

Los señores Kim, se cambiaron a una ropa más cómoda y luego bajaron junto a sus hijos a compartir una cena familiar.

——¿Cómo han estado? ¿Qué tal Singapur? ——preguntó con interés Tae.

——Muy hermoso, cariño. Pero estamos cansados ——respondió su madre ——¿Cómo han estado ustedes? ——Intercaló mirada entre sus dos hijos.

——Bien. Con la universidad y Binnie con la escuela.

Soobin atinó a quedarse callado mientras jugaba con los vegetales de su sopa.

Le habría encantado estar usando su celular, pero como su padre decía: "Nada de celulares en la mesa mientras compartimos en familia".

——Hemos visto tus calificaciones hijo, tu promedio sigue perfecto. Felicidades ——El señor Kim era serio, pero se las arregló para sonreírle orgulloso a su hijo.

——Gracias papá ——dijo algo tímido.

——Me imagino que ya aceptaste la invitación de tu tutor ——intervino su madre.

——¿Q-Qué? ——contestó perdido el aludido.

——Tu tutor nos llamó para hacernos saber de la invitación que te hizo al convenio de medicos- investigadores de Inglaterra, donde están todos tus profesores, los mejores ¡Es asombroso, hijo! Me extraña que el señor Kwang me haya dicho que no respondes tus correos hace más de un mes.

——Oh... Ah ——rió con clara incomodidad ——. No... No tenía idea de esa invitación. Escuché algo en clase de que tendríamos seis cursos extras en inglés de los que ya tenemos y yo ya tengo demasiad-

——¡Hijo, pero mira que oportunidad! ——habló su padre ——Escríbele ya mismo a tu profesor. Nadie se va a levantar de la mesa hasta que vea ese correo enviado.

——Serías el primer universitario en ser parte de un convenio internacional tan importante ——dijo ella con emoción ——. Tus tesis les han fascinado.

Tae esbozó una sonrisa diminuta ladina y después de unos segundos de incertidumbre, se obligó a responder.

—— E- Está bien. Aceptaré.

——¿Cuánto tiempo se quedarán esa vez? ——preguntó Soobin con la mirada fija en su plato.

Los señores Kim compartieron una mirada apenada antes de responder.

——Partimos el martes, amor.

Los dos hijos, alzaron las cejas. Sus padres no solían quedarse por tan poco tiempo. Mínimo era un mes.

——¿Martes? ¿Por qué tan pronto?¿ A dónde van? ——inquirió Tae. La mujer acariciándole el rostro con el dorso de su mano.

——También nos gustaría quedarnos más tiempo, pero los socios de Brasil han hecho contratos con empresas extranjeras y debemos estar ahí para vigilar de cerca el proceso.

——¿Cuánto tiempo se irán esta vez? ——intervino Soobin.

——No lo sabemos con exactitud. Probablemente unos seis meses ——habló su padre.

——¿Seis meses? ——preguntó con sorpresa el mayor.

——Lo sé, cielo. Es mucho más de lo que estamos acostumbrados, pero es un proyecto muy importante que nos dará muchos beneficios ——Ella sonrió positiva ——. Ustedes estarán bien. Siempre y cuando tú cuides a Binnie y no descuides tus notas, estará magnífico. Nosotros les seguiremos enviando dinero, que pronto será más, ¿sí?

——Mamá, no tienen que hacer esto. Nosotros estamos bien con la cantidad que ya nos dan.

——Tú solo encárgate de representar el apellido Kim como lo has estado haciendo. No te olvides de los cursos extracurriculares en México, hijo ——dijo el señor Kim.

——Ayuda a Soobin en sus notas también, hijo, él ni siquiera está en tercio superior, Taehyung. Piensa en tu hermano ——pidió su madre.

Soobin solo se mantenía callado porque ya estaba acostumbrado a esa clase conversaciones cada vez que llegaban a casa. Refutar era por gusto.

——No tengo tiempo ya, Es demasiado por hacer y... ——murmuró Tae, pero lamentablemente fue escuchado por su padre.

——¿Disculpa? ——dijo su padre ceñudo.

——No, nada. Quiero decir, lo haré ——sonrió tranquilizadoramente.

El resto de la cena fueron sus padres hablándoles sobre lo bello que era Singapur y sobre los futuros proyectos que tendrían en Brasil.

——Gracias Tae, la cena estuvo deliciosa, cariño ——agradeció la madre mientras se ponía de pie ——. Iremos a desempacar y a sacar sus regalos. Les van a encantar.

Sus padres se retiraron de la cocina dejando a los hermanos solos.

Soobin recogía los platos y cubiertos mientras que Tae lavaba.

——Solo debías decir que no querías hacer lo de convenio y ya ——Ahora Soobin también estaba lavando los platos.

——Claro que quiero hacerlo. Es una buena oportunidad.

Soobin exhaló con frustración. Taehyung podía er buen mentiroso, pero él lo conocía perfectamente.

——No tienes que mentirme a mí, Tae. Pero como quieras, me esforzaré más en mis exámenes para que nuestros padres no te carguen mis problemas.

——Binnie, no es eso. Yo...

——Termina de lavar este vaso. Estoy cansado. Iré a dormir ——Se secó las manos con una franela y abandonó la cocina, rumbo a su habitación con ese feo sentimiento en el pecho.

Media hora después, su madre tocó a su puerta y lo obligó a bajar a la sala para la entrega de souvenirs.

Que le dieran tres recuerdos a él y a Tae el doble por su esfuerzo, no significaba nada, ¿verdad?

Ojalá su corazón también lo procesara así.

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