18
En una tarde tan fría y nublada como la de aquel día, Yeonjun solo podía fijarse en la manera en la que las mejillas de Soobin se tornaban más rojas debido al frío, la punta de su nariz tiñéndose de rojo también, viéndose muy tierno, resguardándose en su abrigo largo café.
Jamás había sentido esa clase de... ternura por alguien. Jamás nadie lo había hecho sonreír inconscientemente de esa forma con tan solo verlo. Y eso empezaba a parecerle demasiado extraño.
Ni siquiera cuando miraba a Tae sentía una felicidad parecida, cuando miraba al mayor era más como un desastre, suspiro tras suspiro, pero con Soobin era diferente, en verdad se sentía feliz con solo verlo. Era dulce.
Había invitado a ambos hermanos a pasear por las calles de Seúl a comprar algún confite. Algo casual, que él amaba hacer solo, pero por alguna razón cuando quiso ir esa tarde, pensó en ellos.
Ambos ya eran parte de su vida, eran amigos. Y sorprendentemente, era cercano a ambos, solo que hablaba más con Soobin porque Taehyung siempre estaba estudiando, ocupado. Ya ni siquiera iba a bailar al Studio, por lo que pasaba mayor parte del tiempo con el menor; después de cada sesión de baile, una salida era infaltable.
Y honestamente para Yeonjun, estaba bien. Quiero decir, él ya había aceptado el hecho de que Taehyung era completamente heterosexual y que no podría llegar más allá de una amistad, pero por lo menos logró hacerse su amigo. Confiaba que con el tiempo, sus sentimientos amorosos hacia él desaparecerían, y tal vez... ya estaba sucediendo.
Soobin por su parte, cada vez se sentía menos tenso, más él, incluso se permitía soltar groserías y hablar sin pensar dos veces. Inevitablemente seguiría siendo algo tímido con él porque estaba muy enamorado y el mayor a veces hacía acciones perjudiciales para su estabilidad cardíaca; como lo del helado, que le acariciara la mejilla de la nada porque decía que era muy tierno, cuando le sobaba los cabellos, cuando lo abrazaba por el hombro, entre otras.
——¿Por qué me miras así hyung? ¿T-tengo algo en la cara? ——titubeó nervioso al sentir la mirada fija de su mayor en él, sus mejillas tomando más color.
El mayor se sintió regañado con la observación así que dejó de hacerlo.
——Tus mejillas están muy rojas. Debe ser por el frío, ¿nos vamos a otra parte?
——C-claro, ¿a - a dónde?
Yeonjun sonrió. Tierno.
——Donde quieras, Binnie. Pero creo que deberíamos ir a algún lugar cerrado, puedes resfriarte sino.
En momentos como esos cuando Yeonjun se preocupaba por él, tenía que morderse la lengua para no gritar como un niño emocionado. El mayor ya era su amigo, lo consideraba como tal pues le contaba casi lo mismo al peliazul que le contaba a Gyu, obviando lo de los sentimientos claro, lo más importante.
Pero lamentablemente siempre que su relación se sentía legítima, siempre terminaba por recordar la verdadera razón de su acercamiento y su felicidad huía dejando de recado un dolor opresivo en el pecho.
Soobin ya no estaba muy seguro de que lo que dijera Beomgyu fuera totalmente falso. Porque sí, tal vez podría estar fingiéndolo todo con tal de acercarse más a Tae o ganárselo por ser tan amigo suyo, pero últimamente, cada mirada, risa y conversación, se sentía real. Y aunque no lo fuera del todo, él iba a disfrutarlo, porque a final de cuentas, él había aceptado y con gusto ofrecería a su débil corazón en bandeja de plata si se trataba de él.
——P-podríamos ir a mi casa...
El ceño del mayor se frunció.
——No entiendo, Binnie. Si hace un rato me dijiste que te sentías aliviado por poder salir de ahí después de la discusión con tus padres.
A eso me refería cuando digo que le decía casi todo, incluso últimamente recurría a Yeonjun antes que a Beomgyu, todo por ese maldito sentimiento de necesidad, de sentirse querido por él, de sentir que le preocupaba.
Su madre lo llamó para nada más ni nada menos que regañarlo por los gastos elevados que consumía con su tarjeta. Ni siquiera intentó explicarle que todo se debía a que estaba ayudando a su amigo económicamente, que de verdad lo necesitaba y él no dudaría en extenderle una o dos manos cuando lo necesitara, él ni siquiera iba a intentar justificarse con su madre porque sabía que, o no lo escucharía o no le importaría saber que ninguna de esas cifras fueron invertidas en él, sino en alquilarle a Yeosang un lugar que pareciera menos un fúnebre cuchitril del infierno, también en comida real para él. Solo aguantó sus gritos a través de la línea "Eres un irresponsable, un inconsciente. Siempre supe que fue una mala idea darte a ti una tarjeta propia considerando lo inmaduro que eres. Desde ahora tu hermano controlará todos tus gastos".
¿Qué podía decir? Estaba acostumbrado a sentirse inferior, pero eso no quitaba el hecho de que siempre quisiera ser mejor o que le dolieran un poco las mordaces palabras de todos.
——Lo sé... ——admitió cabizbajo mordiéndose el labio inferior, nervioso de nuevo, sintiéndose mal por lo que iba a decir ——Lo decía por Tae.
——¿Tae?
——Sí... ——Su voz perdió fuerza ——Sé que no lo ves hace tiempo y... él está en casa, y creo que de mejor humor que otras veces. En la mañana estaba hablando con Jungkook hyung y se veía feliz, por eso-
——Soobin ——interrumpió haciendo que por fin lo mirara ——. Creo que ahora es un buen momento para aclarar algunas cosas ——Lo miró con tanta intensidad que Soobin empezaba a marearse ——. Sé... Sé que nuestra amistad empezó de la forma menos convencional posible y que al principio fue más que nada un plan tonto mío para ser algo que no puedo ser ——Sonrió recordando su ingenuidad al pensar que tal vez él y Taehyung podrían ser algo más que amigos ——. Sé que nuestra amistad tuvo el inicio menos natural que jamás haya visto y que fue un dolor de cabeza para ti y para mí lo de las matemáticas y todo eso ——dijo reprimiendo una risa, sacándole al menor una tierna al recordar todas las veces que Yeonjun renegaba golpeando la mesa porque ni a la sexta explicación captaba el ejercicio por perderse en él... ——. Y lamento mucho decirlo recién ahora, pero yo... Te quiero, Binnie ——le confesó seguro, Soobin soltó un suspiro de labios entreabiertos al oír esas palabras de su boca, ¡para él! Dios, alguien que lo pellizque y lo haga despertar ——. Yo de verdad te quiero mucho, ¿sabes? Eres un chico muy dulce y genial. Lamento haberte dado una idea diferente de mi percepción hacia ti, pero créeme que estos meses en los que te he conocido mejor, he podido ver la clase de persona que eres; tan desinteresado, amable y no lo sé... perfecto.
Diferente a mí, puro.
Era la primera vez que alguien utilizaba ese adjetivo refiriéndose a él. Perfecto
Soobin era alguien muy sensible, por lo que sus ojos se llenaron de lágrimas que no pudieron ser liberadas, sus mejillas rojitas se inflaron un poco mientras intentaba distribuir el aire correctamente porque alguien había olvidado como respirar.
¿De verdad lo quería como lo decía? Bueno, él no sabía nada en ese momento. Claro que le creyó.
Yeonjun al ver esa imagen, sintió que alguien pisoteó su corazón.
——No, no, no, tontín ——Lo abrazó con fuerza por la cintura brevemente durante unos segundos, segundos que le bastaron para sentir el cuerpo contrario tensarse por el contacto, por lo que se apartó ——. No llores, Binnie ——rió suave, con su pulgar barrió las lágrimas ——. Ay por Dios, estás tan chiquito, eres todo un bebé ——Volvió a reír suavemente.
Era imposible que te cayera mal alguien como Soobin, una masita en todos los sentidos.
——Es que... ——hipó haciendo que el mayor riera dulcemente de nuevo, porque sabía que no eran lágrimas de tristeza ——Yo pensé que me odiabas... No quiero que te obligues a estar conmigo solo porque creas que me debes algo.
No quiero que te obligues a estar conmigo solo porque creas que me debes algo.
Esa frase les taladró internamente a ambos de diferentes formas.
——Tú eres tonto, ¿verdad? ——Le dió un golpecito suave en la cabeza ——Pequeño, si no me gustara estar contigo, ¿entonces por qué nos cagamos de risa cada vez que salimos juntos? ¿por qué hablaría contigo por mensaje hasta el alba, hmm? Dime. Si no me agradaras, hubiera dejado de frecuentarte en el momento en el que las clases de matemática terminaron. Como se supone que era el plan original; porque yo ya soy amigo de Tae, ¿no recuerdas nuestro primer acuerdo?
Lo hacía, pero no quería pensar en eso.
Soobin asintió convenciéndose de sus palabras sin notar que esa fue la primera vez que le dijo la verdad al peliazul sobre sus pensamientos y sentimientos.
Le había dejado cruzar la barrera, la puerta del primer muro, faltaba mucho, pero era algo que no más de dos personas habían logrado. Lo sabía, y en el fondo se sentía orgulloso. Tal vez fue ese sentimiento de grandeza o el verdadero cariño lo que le evitó detenerse de hacerles daño.
——Claro que te quiero, mocoso.
No se aguantó las ganas de volverlo a abrazar y así lo hizo.
——Eres un amigo muy especial para mí, no dudes eso ——musitó en su oido.
Amigo.
Soobin detuvo su llanto y permitió que Yeonjun apretara su estrecha cintura, este escondiéndose en el espacio libre entre su cuello y hombro.
Soobin colocó una mano en su cabeza y aspiró su aroma masculino a colonia nueva.
Era el primer abrazo real, un abrazo prieto y lleno de cariño.
De alguna forma era tranquilizante para ambos, aunque para el mayor no del todo, porque al final y al cabo tan mala persona no era, tenía una conciencia que le estaba regañando en ese momento, la cual decidió ignorar de nuevo, por supuesto, como siempre.
Y en una fría tarde, en esa plaza, eran solo dos chicos aferrados el uno al otro, tal como la nieve se aferraba a los postes de luz y a las bancas del lugar.
Muchos podían estar viendo la escena con extrañeza, pero eso no era importante cuando de algún modo, estaban en una burbuja de felicidad.
La realidad golpea duro cuando te das cuenta de que las burbujas son muy frágiles.
Enamorarse es lo mejor y peor que le puede pasar a alguien.
Algo que no sabía nadie era que Yeonjun había sufrido bullying cuando era más joven.
Durante su escuela primaria, su físico no era el mismo que mantenía orgullosamente ahora.
Era un niño gordito, con anteojos gruesos, y facciones un poco afeminadas.
Perfecto blanco para las burlas.
Cada vez que el pequeño de nueve años venía a casa llorando, su padre soltero, le repetía las mismas palabras de siempre.
"¿Por qué sigues llorando? ¿Quieres ser débil toda la vida?" decía mientras con su dedo índice empujaba su cabecita para que le quedara claro que no podía dejar que el mundo lo consumiera.
"Las personas son malas, Yeonjun. Es natural. El mundo es así, tienes que ser frío y calculador para sobrevivir, ¿entiendes mocoso?"
El pequeño cada vez se convencía más de que era cierto.
"No voy a poder defenderte cada vez que te pongas a llorar como una princesa por estupideces. Si tú no eres el malo, ellos lo van a ser contigo. Si tú no eres el cazador, eres la presa. ¿¡Entiendes?!"
"¡Joder! ¡¿De qué sigues llorando?! ¿Eres un hombre o no?"
No le gustaba que papi también fuera brusco con él y que lo sacudiera así, marcándole su bracito. Al señor Choi tampoco le gustaba, pero no había otra forma de hacerlo ver que no todos eran tan inocentes y puros como él.
"Mírame Yeonjun, en el mundo existen dos tipos de personas, los martillos inteligentes y los tontos clavos. Si tú no eres martillo, te van a agarrar de estúpido clavo. Tienes que estar un paso adelante".
Yeonjun venia llorando todos los días, escuchando lo mismo todos los días con diferentes palabras, diferentes tonalidades, desde los seis años.
Conforme fue creciendo, dejó de llorar hasta quedarse dormido. Ahora meditaba esas palabras y las entendía antes de cerrar los ojos.
El señor Choi se había hecho entender. Solo que tal vez no como quiso. Porque ahora ese niño que alguna vez tuvo miedo, ahora quería controlarlo todo con tal de protegerse.
Wow, pero que hermosa es la persona que está leyendo esto ♥
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