Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

10

--De verdad siento que cada vez somos más cercanos, Gyu. Ya no tartamudeo tanto. Ay, estoy tan feliz --chilló el más alto suspirando por un bonito peliazul que jugaba en la cancha fútbol a unos metros de distancia. Soobin, desde los bancos, lo miraba con unos ojos de tanta adoración que cualquiera que pasara por ahí se daría cuenta de sus sentimientos.

--Límpiate la baba, ¿y si mira para acá? Por lo menos cierra la boca, joder.

Soobin, ahora más serio, se giró hacia su amigo aguafiestas.

--¿No te sale un "vaya Soobin estoy feliz por ti amigo, me gusta verte tan feliz, oh es grandioso"? --imitó a Gyu con una voz ridícula y grave.

--¿Qué quieres que te diga, pequeño imbécil? Él no me agrada ni un poquito. Hasta diría que lo odio --De pronto se levantó --. Oh, entonces discúlpame, me encanta ver como te vuelves aún más idiota por alguien que es el triple de idiota que tú --exageró su voz --  Sí, felicidades --Aplaudió sarcásticamente.

--Pero no es un mal chico. Si no te ha hecho nada... Si le dieras una oportunidad est-

--A mí directamente no, pero es un hipócrita, es más falso que los implantes de la rapera esa que tanto te gusta, es un egoísta de mierda que está usando a mi mejor amigo que tiene un corazoncito ingenuo, débil, pero cuando lo entrega, lo entrega por completo. ¿Entiendes por qué
no puedo alegrarme? Es ver como el conejo entra a la boca del zorro, ¡sabiendo que es un jodido zorro, maldita sea!

Soobin se cohibió un poco en su sitio, sintiéndose como un niño siendo regañado.

--Bien, bien. Ya no te lo mencionaré --musitó con un puchero.

Beomgyu exhaló y negó con la cabeza.

--No, Binnie, está bien. Si no es a mí, ¿a quien? Pero, no pretendas que salte de alegría en un pie, ¿me entiendes? Si las cosas se salen de control, te juro que voy a intervenir como la vez pasada --tomó asiento de nuevo ya más relajado.

Soobin asintió y luego sonrió con disimulo; Gyu era un padre, amigo y hermano, todo en uno. Beomgyu se había concentrado de nuevo en el juego.

--Tae es el invitado de honor para la apertura oficial del sector de investigación en ciencias de Seúl --comentó Soobin ya también mirando el juego.

--Eso es asombroso.

--Tiene un pase especial para cinco invitados. Como mis padres no podrán ir porque están de viaje, solo quiso que vayamos Jungkook hyung y yo.

--¿Y?

--Le insistí para invitarte a la ceremonia. Es mañana viernes.

--¿Con terno?

--Sí.

--No voy.

Soobin se quejó con un gruñido.

--También invité a Yeonjun --le comentó mordiéndose expectante el labio inferior.

--Con mayor razón no voy.

Soobin se giró hacia él con ojos asustados.

--Pero-

--Tengo que ayudar a mi mamá con unas cosas. No quiero renegar tampoco. Estarás bien, Binnie. Esta vez es un ambiente controlado.

--Pff... --bufó recostándose más en el asiento --Eres una falla, menudo amigo de mierda.

Beomgyu le mandó un beso volado haciendo que sonriera poquito.

Su amigo no iría, pero confiaba en que las cosas irían bien. Ojalá.

La mesas eran redondas, cubiertas por un mantel perla grueso que se veía más caro que su casa, formas extravagantes hechas con servilletas de seda, tres pares de cubiertos diferentes a cada costado suyo.

Y Soobin volvía a sentirse fuera de lugar.

Yeonjun, viéndose tan resplandeciente y cegador como siempre, en especial en ese terno negro, estaba en frente de él teniendo una charla amistosa con otro invitado que se sentó por casualidad en su mesa. Jungkook y Tae estaban en la otra esquina hablando también.

Su hermano se veía un poco nervioso, pero ahí estaba Jungkook, que era como su Beomgyu, susurrándole algo al oído que al parecer tranquilizó a su hermano.

Incluso hubo un momento en el que Soobin hizo caer uno de los cubiertos por debajo de la mesa después de la cena, y al momento de recogerlo, pudo ver por debajo de la mesa las manos entrelazadas de sus hyungs, lo cual le pareció demasiado tierno y le hizo sonreír.

Cuando los diplomáticos anunciaron a su hermano, por alguna razón, Soobin no quiso verlo, Soobin se quedó en la mesa mirando a una servilleta mientras lo felicitaban y estrechaban manos.

Y era una lástima, porque Taehyung buscó precisamente sus ojos avellana al momento de subir al escenario.

Después de la entrega de su diploma, Tae volvió a su mesa, pero un tumulto de gente se acercó a felicitarlo, saludarlo o aprovechar eso para admirarlo de cerca, lo de siempre.

Soobin, sin mucho que hacer, empezó a comer los bocaditos que nadie había tocado en la mesa. Se los acabaría.

Se sorprendió cuando de pronto, Jungkook jaló del brazo a su hermano y pareció reclamarle algo. Se generó una pequeña discusión, luego Jungkook abandonó el lugar a zancadas viéndose molesto y Tae decaído.

Ya le preguntaría al llegar a casa, pero para eso faltaban horas puesto que la ceremonia apenas había empezado.

Yeonjun se levantó de la mesa para ir a hablar con Tae.

Un poco acostumbrado a ello, también viéndolo venir, no se sintió tan mal como antes. Ellos hablaban animadamente de quien sabe qué mientras él distraía a su dolorido corazón con comida.

Soobin no era de los que interrumpían, no habría ido jamás a robarle la atención al mayor, pero esa vez fue necesario.

Estaban charlando cerca de la mesa de comida, entonces Soobin, que los observaba atentamente, vio cuando Yeonjun casi se mete un canoli de pulpo a la boca y no lo pensó dos veces cuando se levantó torpemente de la mesa, sin notarlo pisando el mantel y haciendo caer todo lo que había en ella, cosa que ni siquiera notó hasta después por estar tan preocupado por llegar al peliazul.

Llegó a trotes y prácticamente se lanzó hacia el peliazul, dándole un manotazo a la mano que sostenía el bocadito, haciendo que cayera al suelo. Dejando a todos en el lugar anonadados.

Yeonjun, quien tenía los ojos bien abiertos y la mano aún congelada en su sitio, posicionó sus ojos en el castaño, pidiendo por una explicación con ellos.

Soobin primero reguló su respiración antes de hablar.

--E-eran de pulpo --Solo entonces volteó y se fijó en todo el desastre que había causado con su torpeza.

Y el putazo de vergüenza le dio tan duro, que perdió la fuerza en las piernas, pero se las arregló para salir corriendo del establecimiento sintiendo un ligero vértigo.

Taehyung se quedó helado al ver a su hermano huir avergonzado. Yeonjun especialmente sorprendido, lo siguió.

Una vez lo alcanzó afuera, llamó su nombre. Soobin se giró hacia él con una carita de lamento terrible que ablandó su corazón.

--Lo siento, fui imprudente --Se apresuró en disculparse --. Solo que me asusté.

--¿Cómo sabías que era alérgico al pulpo? --inquirió genuinamente intrigado.

---T-tú me lo dijiste --mintió bajando la mirada, sus mejillas calientes.

No lo hizo.

Yeonjun sonrió enternecido.

--Gracias por preocuparte tanto por mí, Soobin.

Debía admitir que el chico era agradable, no era una molestia como creía al inicio, era considerado. Bueno, era hermano de Taehyung, no podía esperar menos.

--Es mejor que me vaya --dijo Soobin sintiéndose mal, avergonzado y nervioso.

--Yo... Te acompaño.

Yeonjun no era un monstruo del todo. Tal vez Wooyoung lo catalogaba así por lo que estaba haciendo, pero no era como si lo hiciera por diversión o placer.

Entendía que el chico se sentía incómodo y avergonzado, pero todo había sido por cuidar de él.

Ahora entendía porque Tae lo miraba de esa forma tan cariñosa, lleno de orgullo. Soobin era muy buena persona.

Yeonjun se sintió culpable y solo por eso dijo lo siguiente:

--Vayamos a otro lugar.

Soobin se sorprendió muchísimo. Su corazón amenazando con salir de su pecho.

--¿Seguro? P-pero mi hermano...

--Tae tiene muchas cosas que hacer de todas formas, debe hablar con un vicerrector --Bueno por lo menos eso no era mentira --. Además odio los trajes --Le sonrió.

Oh, no hagas eso, me atacas.

--Clar- claro.

Fuera del local, el sol se escondía a lo lejos, dejando un cielo tenue y apagado, pero con destellos de hermosos colores cálidos, el viento golpeaba con fiereza, sus cabellos revoloteando por el viento.

Parecía un sueño.

--Vamos a tu casa --dijo sonriente.

Soobin jadeó bajito por el sentimiento.

Sacos y corbatas fuera, camisas flojas y sobrepuestas. Mucho mejor.

Cuando la película inició, Yeonjun rió porque Soobin se había arrinconado al otro extremo, lo más lejos que pudo, como si tuviera miedo de él.

Y bueno, hasta cierto punto lo tenía.

--Oye, ¿soy tan feo para que te alejes así? --preguntó divertido viendo a un Soobin hecho bolita a un costado.

--No, no, no, no-- negó apresurado --. Tú eres pe-, quiero decir, no para nada.

--Tranquilo --rió ---. Estoy molestándote --miró con ternura --. Incluso ahora que somos amigos, eres bastante tímido, ¿no es así?

Durante los ensayos de esas dos semanas que se obligó a convivir con el hermano de su amor platónico para aparentar una amistad que lo tenía aburrido, Yeonjun descubrió que Soobin no era tanto una carga como pensó aquel día de la fiesta. Era un chico dócil, tímido, introvertido y hasta cierto punto se pudo dar cuenta de que era inseguro, sin embargo era leal y noble.

En las clases bailaba tímidamente, como si le costara demasiado moverse, rígido, con una expresión tensa y tal vez hasta preocupado.

No todos tenemos la misma personalidad y eso lo entendía, pero Yeonjun esperaba que se soltara más con él para hacer la farsa menos incómoda para él.

"Maldito egoísta" Cállate Wooyoung.

Felizmente Soobin era fácil de tratar.

--Un poco --admitió cabizbajo.

--Entiendo --asintió --. Soy un chico bastante conversador. Así que no te preocupes por esas cosas. Con el tiempo será --sonrió.

--Claro, hyung ---dijo con una sonrisa apretada forzando su cuerpo a relajarse. Lo menos que quería era que pensara mal de él.

Continuaron viendo la película de Marvel con interés; ambos eran fans así que fue fácil coincidir en comentarios o sufrir con las escenas tristes.

Pasaron unos 25 minutos más y Yeonjun habló con una mano en el estómago.

--Binnie... --llamó bajito.

--¿Qué pasa hyung? --Le prestó atención.

--Me duele el estómago un poco --admitió recién cuando ya se hizo insoportable --¿Es mucha molestia pedir una pastilla? --Soobin enfocó su vista en la cara pálida de su hyung.

Estaba verde.

--Hyung, ¿qué te pasa? --Se reincorporó alarmado del sofá.

--Yo...

Ahí venía.

Antes de decir algo más, Yeonjun se levantó de golpe del sillón, corriendo hacia el baño.

Cerró la puerta con fuerza, cayendo de rodillas al suelo, vomitando todo lo que había comido en la fiesta.

Soobin lo siguió muy preocupado y le tocó la puerta varias veces.

--Hyung, ¿qué te pasa? Hyung...

Segundos después, Yeonjun se limpió con papel de baño la mandíbula, desparramado en el retrete sin fuerza alguna para sostenerse, pero sí para hablar, aunque poco.

--Fue el canoli --musitó con dificultad. El dolor era demasiado.

--¡¿Comiste?! -- preguntó ceñudo Soobin al otro lado.

--Uno, en la mesa. Fue antes de que me dijeras que no tocara el segundo. No le sentí sabor a la crema por el picante --logró decir con una mueca.

--¡Hyung! ¿Por qué no me dijiste nada?

--Solo era uno, no creí que-

Y de nuevo.

Soobin un poco asqueado se separó de la puerta para dejar de escuchar las arcadas.

Se desesperó un poco en pensar en su Yeonjunnie malherido y reaccionó corriendo por toda la casa en busca del botiquín que estuvo siempre en la cocina. Fue por un vaso de agua y por compresas calientes.

Acomodó todo en la mesa y fue tras su hyung.

Soobin sin importarle su asco, entró al baño para ver a Yeonjun, el pobre casi desmayado encima del retrete, viéndose como un fantasma por lo pálido que estaba.

Soobin lo levantó con cuidado, lo cual no fue tan difícil porque Yeonjun puso de su parte por más de no tener ninguna fuerza en el momento. Se dejó arrastrar hasta el sillón donde Soobin cansado, lo soltó sin delicadeza.

Alguien debía ejercitar.

Yeonjun estaba echado en en sillón, aún con náuseas y escalofríos, Soobin le quitó los zapatos y se sentó a un costado de su cuerpo.

--Hyung, tranquilo ---dijo nervioso --. Yo cuidaré de ti --levantó su cabeza con cuidado y depositó una almohada debajo de su cabeza para que estuviera más cómodo.

--Tengo frío... --susurró.

En un dos por tres, Soobin subió a su habitación a bajar su mantita para abrigar a su hyung.

Lo envolvió con la manta y abrió las compresas calientes, depositándolas en su frente.

--Hyung ten --También lo ayudó a reincorporarse para que tomara un analgésico --. Con esto estarás bien.

Yeonjun con dificultad y sintiendo sus brazos espaguetis, se apoyó para sentarse y entre quejidos, tomarse la pastilla. Apenas la tomó se volvió a tirar en el sillón.

--Debes ir al hospital.

--No --Yeonjun apretó su muñeca, disparando al corazón de Soobin a los cielos --. Cuídame tú, por favor..

Y Soobin no iba a decepcionar a su hyung.

Diez minutos después, Yeonjun pudo reincorporarse.

Ahora estaba tomándose una infusión caliente que Soobin le había preparado, muy débil todavía por lo que apoyaba su cabecita en el hombro de Soobin, la taza de porcelana blanca en sus manos, desprendiendo calor y ayudándolo a calentarse también.

--¿Mejor hyung? ---Lo miró de reojo.

Yeonjun dió un sorbo más.

--Mejor, Soobin ---El aludido sonrió aliviado, de verdad se había preocupado mucho por su hyung --. Creo que voy a dormir, me siento cansado. La pastilla da sueño --comentó --  Hubiera sido bueno que tu hermano estuviese aquí para que fuera mi doctor --bromeó.

Ya quién cuenta las grietas.

--S-sí...

Yeonjun lo recordó.

Cierra la puta boca.

--E-era broma, Binnie, muchas gracias por cuidarme --Le sonrió, pero esta vez su sonrisa no le provocó nada.

Sí.

--No hay de que, hyung ---Lo intentó, pero ya no pudo sonreír a eso.

--Voy a dormir --anunció dejando la taza en la mesita y recostándose en las piernas de Soobin, como si fuesen una almohada.

El castaño se sobresaltó y tensó por su acción.

--Buenas noches --bostezó.

Y tenerlo ahí, como siempre lo soñó, sus cabellos en su regazo, observando libremente sus labios, sus pestañas , su piel, todo de él, cada maldita célula de él era lo más perfecto del mundo.

Soobin no pudo estar más agradecido; podría apreciarlo como siempre anheló, de cerca, pero sin ser un acosador. Esta vez ya no era desde las sombras.

Yeonjun confiaba un poco en él y eso le bastaba para ser feliz.

Con una sonrisa gigante en su rostro, no pensó cuando elevó su mano hasta sus cabellos, acariciando, apreciando, sus delgados dedos perdiéndose en sus hebras azules, masajeando.

La sonrisa que entre sueños Yeonjun le dio, le bastó para dejar de cuestionar las cosas y dejar su corazón a las brasas una vez más.

Qué es mi sonrisa cuando tengo la tuya


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro