Al fin, al fin estamos a salvo, ya no más asesina, ya no más muertes. Ya podemos despertar en las mañanas sin preocuparnos y temer por nuestras familias.

Pero yo no me siento a salvo, no me siento seguro. Aunque haya visto con mis propios ojos decir al gobernador de la ciudad que ya atraparon a la asesina. No pudo ser así de fácil, la asesina es muy inteligente, aunque me cueste decirlo, y no creo que fuera tan despistada como para dejar que la atrapen.

Tal vez yo este mal, tal vez no. Pero ahora se supone que debo estar feliz porque ya no hay que temer más. Trataré de estarlo, aunque todo esto aún no encaje muy bien.

Caminé por la acera con tranquilidad mientras el aire frío me cubría haciendo que sintiera un leve cosquilleo en la espalda, pude notar que en las calles había más personas de lo normal, se veían contentas. Una pequeña sonrisa de lado se formó en mi rostro al ver dos hermanos caminando en el otro lado de la calle, estaban jugando y riendo en voz alta. La chica se montó en la espalda de su hermano y el la cargó. Eso me recordaba a mi hermana y yo, éramos así de unidos, siempre jugábamos y hacíamos tonterías juntos.

Borré esos pensamientos al darme cuenta que había llegado a la cafetería, abrí la puerta y al entrar sentí el calor recorrer mi cuerpo. El olor a café inundaba la tienda y eso me encantaba, camine hasta una mesa casi al fondo y tomé asiento, llame a la mesera y pedí un chocolate caliente perfecto para estas épocas. La mesera se retiró con una sonrisa en sus labios y yo voltee a ver por el ventanal las personas que pasaban.

El sonido de la puerta abrirse me llamó la atención, me volteé y vi a una bella Jade entrar a la cafetería, mi corazón empezó a latir con fuerza. Tenía su bella cabellera suelta y esos bellos ojos irradiaban luz, vestía unos pantalones negros y un suéter gris. No me había dado cuenta que yo estaba sonriendo y de inmediato borre la sonrisa, baje la mirada y espere a que mi chocolate caliente llegara.

Varios minutos después llegó la mesera con mi deliciosa bebida, la dejó en mi mesa y vi como se retiraba dejándome a la vista a Jade, estaba sonriendo un poco mientras bebía una malteada de chocolate, al parecer le encantaba esas malteadas. Me concentré en mi bebida y tomé un largo sorbo y sentí el calor pasar por mi garganta.

Los minutos pasaban y no podía despegar la mirada de Jade, por unos segundos pensé en ir y hablarle, pero en seguida descarte esa idea, sería un desastre si lo hiciera. Ella movía la cabeza al ritmo de la música que sonaba en la cafetería y yo seguía paralizado viéndola, tomé otro sorbo de mi bebida la cual se iba enfriando al pasar de los minutos.

Quería saber cómo se sentía ella con respecto a la asesina ¿se alegraba porque la atraparon? o tal vez sentía lo mismo que yo, que aún no estaba a salvo.

Al terminar pagué la bebida y salí de la cafetería tratando de no ver a Jade, necesitaba ir a mi casa y descansar. Subí la colina, la luna estaba llegando a su punto más alto y las estrellas empezaban a salir y brillar. Llegué a mi casa y subí a mi habitación, me recosté en mi cama y suspiré cerrando los ojos, el sueño me consumió y me dormí de inmediato.

Estaba en uno de los salones de clases del instituto, escribía en mi cuaderno unos apuntes de matemática hasta que una voz tomó mi atención, voltee a mi izquierda y ahí estaba ella, su sonrisa era radiante y sus bellos ojos expresaban alegría. Ella estaba hablando con su amiga Madison y no paraban de reír, suspire como todo un enamorado y de repente ella voltea y me mira, mis manos tiemblan por los nervioso que estoy e intento sonreír.

Ella se levanta de su silla y empieza a acercarse a mí a paso lento, todo a mi alrededor se empieza a escurecer, estaba parado en medio de la nada, negro... eso era todo lo que había a mi alrededor. Volteo y veo a Jade caminado hacia mí con un cuchillo en su mano, su expresión cambio de una bella sonrisa a una expresión de odio y enfado que me hacía temblar.

Trate de moverme, pero no podía, mis pies no respondían a las órdenes de mi cerebro. Jade se acercaba más rápido hacia mí y solo sabía una cosa.

Iba a matarme.

De un momento a otro todo a mi alrededor cambio, estaba parado encima de miles de muertos, el olor a sangre invadía mis fosas nasales y Jade solo estaba a unos metros de mí. Ella empezó a correr y justo cuando el cuchillo iba a clavarse en mi pecho mis pies empezaron a correr, corrí como si no hubiera un mañana y las lágrimas rodaban por mis mejillas sin parar.

Seguí corriendo hasta que todo cambió de nuevo, ahora estaba en un callejón oscuro y sin salida. Choque con la pared y me voltee con la respiración agitada, se estaba acercando y yo no tenía salida. Estaba justo a centímetros de mí, levantó la mano con el cuchillo y la bajó a gran velocidad haciendo que penetre en mi pecho y que un dolor horrible se hiciera presente.

Justo en ese momento desperté.

Estaba sudando y mis manos temblaban, no podía creer lo que acababa de soñar. Era la primera vez que soñaba algo así. Y ¿Jade la asesina? me estaba volviendo loco, necesitaba olvidar todo este tema de la asesina y descansar.

Camine hasta el baño y me di una ducha fría, me vestí mi cómoda pijama y trate de dormir nuevamente evitando cualquier pensamiento.

***

¡Hola mis lectores! Aquí les dejo otro capítulos, si, lo se, esta muy corto pero les prometo que el siguiente será largo y
habrá acción (? Jajaja.

Espero que voten, me haría feliz.

¡Adiós, besos!

A.C