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Capítulo 19

Desperté y los parpados me pesaban, no podía abrirlos. No había dormido casi nada en toda la noche, estaba toda la madrugada pensando en la asesina, en todo lo que ha hecho, en quien rayos podría ser ella. Recuerdo haber visto la hora justo antes de dormirme y eran las cuatro, justo ahora son las diez y treinta de la mañana, tengo sueño, pero no podía dormir de nuevo.

Hoy no iré al instituto ya que el director ha dado el resto de la semana para que nos quedemos en casa hasta que se calme un poco las cosas y para que estemos "a salvo", aunque nadie lo está hoy en día.

Me levante y me senté en el borde de la cama, talle mis ojos y suspire viendo por la ventana la vacía calle. Me dirigí al baño y me di una ducha caliente, al salir vi el espejo y estaba empañado, pasé mi mano por este y dejó a la vista un rostro cansado, con pocas ojeras y ojos sin brillo alguno. Salí del baño y me vestí unos pantalones de mezclilla con una camiseta negra y unos zapatos del mismo color, arreglé un poco mi desordenado cabello con mis dedos y salí de cuarto.

Bajé las escaleras y entré en la cocina, me encontré con mis padres sentados en la mesa. Mi madre estaba perdida en las hojas de su libro favorito, de vez en cuando una sonrisa se formaba en su rostro por haber leído alguna frase que le gustó; y mi padre estaba leyendo el periódico con mucha atención mientras bebía su taza de café negro sin azúcar, justo como le gusta. Observe la portada del periódico y un nudo se formó en mi estómago.

"La asesina volvió a atacar.

Muere James Lewis, joven de 17 años."

Dejé de pensar en eso y seguí caminando hasta la nevera, tomé el cartón de leche y me serví un poco en un vaso de vidrio, me senté en la mesa junto con mis padres.

—Buenos días, hijo —dijo mi madre despegando sus ojos del libro por primera vez desde que entre a la cocina, supongo que fue hasta ahora que se dio cuenta de mi presencia.

—Hola —le respondí con una media sonrisa.

—¿Cómo dormiste? —esta vez habló mi padre, tenía una pequeña sonrisa.

—Bien —mentí, no quería que se preocuparan por mí.

Terminé de beber la leche y deposite el vaso en el fregadero, salí de la cocina he iba a subir a mi habitación pero el sonido del timbre de la casa me sobresalto.

—Yo voy —dije con vos alta para que mis padres me escucharan, no escuche ninguna respuesta de su parte así que me dirigí hasta la puerta de la entrada, la abrí y dos hombres uniformados con una placa en sus pechos quedaron a la vista, una pequeña sonrisa se formó en mis labios.

—Buenos días, ¿podemos pasar? —asentí y los oficiales entraron, tenía esperanza de que hayan encontrado alguna pista sobre la asesina.

Caminamos hasta la sala y ellos se sentaron en el sofá más grande de nuestra sala.

—Cariño ¿quién... —mi madre llegó y dejo de hablar al ver a dos oficiales en su sala —Oh, oficiales ¿que se les ofrece? —mi madre se acercó y mi padre vino detrás de ella, tomaron asiento y yo me quede recostado en la pared.

—Bueno... —comenzó uno de los oficiales el cual tenía una lisa cabellera rubia un poco larga pero no tanto para parecerse a un joven aficionado por el rock, sus ojos color verdes eran intensos y tenía uno rostro fino, casi pareciera que fuera de porcelana. Al parecer a este hombre le gustaba mantener bien su apariencia—Como su familia sufrió la pérdida de uno de sus miembros por parte de la asesina, pensamos que ustedes deberían saber esta información —dijo con tono serio y en su rostro no se podía ver ninguna expresión.

—Tenemos una lista de posibles sospechosas —continuó el otro oficial el cual portaba una gorra que era parte del uniforme y sus ojos eran cafés—En la última zona del crimen, el baño de chicas del instituto en el que asiste su hijo... —me miro—Habían varias huellas de chicas que estuvieron ahí junto con las huellas de la víctima —saco una libreta del bolsillo de su chaleco y paso las hojas hasta llegar a una en específico que supongo era la lista—Las sospechosas son: lily Adams, Natalie Cooper, Chloe Foster, Violet Parker y Jade Anderson.

Mi corazón se detuvo en el instante en el que nombro a Jade, ella no podía estar en esa lista, ella es inocente. Mis manos empezaron a sudar y mi corazón latía de prisa, me sentía nervioso he incómodo.

—¿Estás bien? —pregunto el oficial de ojos cafés.

—Si —pronuncie con dificultad, trague saliva y trate de tranquilizarme.

—¿Conoces a alguna de estas chicas? —preguntó el otro oficial. ¿Qué les digo? ¿sí? ¿no? no lo sé.

—No —decidí mentir.

No quería pensar ni un poquito que Jade podía ser la asesina.

Ella no lo puede ser.

—Bueno, esperamos que esta noticia los haya tranquilizado un poco pues ahora tenemos sólo a cinco sospechosas —dijo uno de los oficiales levantándose junto con su compañero—Gracias por su tiempo.

—No, gracias a ustedes por la buena noticia —dijo mi madre estrechando la mano con los oficiales, mi padre hizo lo mismo.

—Yo les abro la puerta —dijo mi padre dirigiéndose a la puerta, el oficial de ojos cafés se me acerco y coloco una mano en mi hombro.

—Cualquier cosa extraña que veas en el instituto nos avisas —dijo arqueando una ceja—Este pendiente de las cinco sospechosas, pero no te acerques mucho —me sonrió y se dirigió a la puerta junto a su compañero.

Me dirigí de inmediato a mi habitación, me recosté en mi cama y me tapé el rostro con mis manos.

¿Por qué me estaba pasando todo esto?

Quería dormir y despertar junto a mi hermana y que nada de esto haya pasado, que ninguna asesina existiera. La imagen de mi hermana tirada en el suelo llena de sangre paso por mi mente, me levante de inmediato y trate de olvidar esa imagen.

De un segundo a otro estaba en la cochera de mi casa, arrodillado junto al cuerpo de Sarah, mis lagrimas salían sin parar y el dolor era inmenso, el olor a sangre invadía mis fosas nasales y las lágrimas rodaban por mi mejilla sin parar. Me imagine a Jade en frente de mi con un cuchillo en su mano el cual goteaba la sangre de mi hermana. Sacudí mi cabeza con brusquedad y volví a estar en habitación, mi respiración estaba agitada y mis manos temblaban, necesitaba salir de mi casa y tomar aire.

Baje las escaleras de prisa, tome las llaves de la casa que estaban colgadas junto a la puerta y salí sin avisarle a mis padres, camine con calma viendo el cielo y sintiendo el frío rozar mi rostro

El invierno se acercaba cada vez más y se podía notar. Seguí caminando colina abajo hasta llegar a estar en frente de la casa de Jade, boté un largo suspiro y cerré los ojos, ya no se en que pensar. Estoy muy confundido y no se qué hacer ¿puede ella ser la asesina? nadie sabe, podría ser otra chica de la lista, aunque a decir verdad no las conozco muy bien a todas.

Se que lily Adams es una chica muy aplicada en sus estudios, está conmigo en las clases de biología y se nota que le gusta estudiar. Natalie Cooper es una de las porristas del instituto, podría decir que es toda una diva, dudo que ella pueda ver la sangre sin que se desmaye. Chloe Foster esta un año menos, es decir, que cursa en el cuarto año y no se casi nada de ella. Violet Parker es una chica muy callada y tímida, ve clases conmigo en historia y siempre se sienta al final del salón, creo que ni siquiera es capaz de mirarte a los ojos por más de cinco segundos.

Y por último queda Jade, ¿qué voy a decir? Es perfecta para mí, es segura de sí misma, no es ese tipo de chicas que solo les importa su físico y la moda, ella es más que eso. Se ve que es una chica profunda, que es ruda pero tranquila, simplemente me encanta. Pero tan solo pensar que está en esa lista y podría ser la asesina mi estomago se revuelve.

Me quedé mirando su casa por varios segundos hasta que un ruido tomo mi atención, la puerta de su casa se estaba abriendo, en seguida me escondí detrás de unos arbustos que decoraban la acera, me asomé un poco y vi a Jade salir de su casa. Tenía unos pantalones negros un poco ajustados, su camiseta blanca, tenía sus zapatos negros y su cabello estaba atado a una coleta de caballo que se movía de un lado a otro cuando caminaba.

Empezó a bajar la colina y como dice el refrán: la curiosidad mató al gato, así que empecé a seguirla sigilosamente sin que se diera cuenta de mi presencia. Caminaba a unos metros detrás de ella con las manos en mis bolsillos, no sabía exactamente a donde se dirigía, pero aun así seguí. Saque mi celular del bolsillo trasero de mi pantalón y mire la hora, eran las doce del mediodía.

Llegamos a la gran plaza y ella seguía caminando hasta que entró a la cafetería a la que yo siempre iba, yo me quede afuera a unos metros, pero la podía ver perfectamente por los grandes ventanales que rodeaban el local, se sentó en una mesa cerca de la venta de en frente y la mesera la atendió.

Yo me senté en un banco cerca de la cafetería y podía ver perfectamente a Jade, sé que parezco un acosador, pero solo quiero ver que es lo que hace y tener en mi mente que ella es una chica normal y no una asesina serial.

Pidió una malteada de chocolate y parecía feliz, casi nunca la veo con una sonrisa, al parecer le encanta el chocolate pues no estaría sonriendo si no fuera así y eso no lo sabía. Después de casi una hora salió de la cafetería, me levanté y comencé a seguirla de nuevo, salió de la plaza y giro a la izquierda, caminamos unas cuantas cuadras y luego entro en una ¿juguetería?

La observé por el ventanal y supe que ella trabajaba ahí pues empezó a atender a varias personas que entraban en el local. No sabía que ella trabajaba en una juguetería, hoy conocí dos cosas nuevas sobre ella: le gusta mucho el chocolate y tiene un empleo aquí.

Hasta donde yo sé, ella es una chica normal y ya me puedo tranquilizar un poco, aunque aún faltan cuatro sospechosas en la lista y haré lo posible para saber quien de ellas es la asesina.

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