XLI
—¿Los vecinos nunca sospecharon que tenías a Catalina secuestrada?
—La casa estaba en medio de la nada. Y los vecinos más cercanos se encontraban como a dos kilómetros. Era imposible que se dieran cuenta. Además de que no la tenía secuestrada.
—¿A no? Porque te puedo asegurar que así se le llama.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro