11.- Sutilezas:
Hola a todos!
Espero estén muy bien, yo me encuentro mejor, muchas gracias por sus buenos deseos y por seguir aquí.
Disfruten su lectura, en lo personal, es uno de mis capítulos favoritos.
Recuerden que sus comentarios me ayudan a mejorar como escritora, ya saben que los quiero.
Sayonara!!
IKE.-
Hay reuniones que me resultan interesantes, incluso alentadoras. Esta no es una de ellas. Tengo que hacer un esfuerzo sobrehumano por mantenerme despierto. Al inicio hablaban sobre los radicales, eso parecía ser prometedor. Al ver que se están replegando para salvar sus vidas me llena un sentimiento de tranquilidad momentánea, sé que solo es por un tiempo, que volverán con más personas. La ejecución de Isaac, el líder radical, no funcionó como pensaban, al contrario, en lugar de hacer a la población temerosa, parece que los han despertado de un letargo. Ya no son solo un grupo de jóvenes hambrientos de poder y de justicia, ahora hay más uniéndose a ellos, incluso hay personas de la zona media.
En la reunión se encuentran los ministros y Khoury, ella en representación de mi padre, quien no ha gozado de buena salud últimamente.
Respiro profundo y Camila capta mi movimiento. Ella me da una mirada significativa que dice que también se muere de aburrimiento.
Un pequeño sonido inunda todo el silencio en la habitación, interrumpiendo a Nóvikov, quien es el encargado de la exterminación de los radicales. Es una llamada para Joel Wagner, el ministro de Alemania, quien se retira del lugar para responder. A los minutos, otro sonido interrumpe, esta vez es para Shepard.
Nóvikov se ve enfadado y da la reunión por terminada, prácticamente echándome del salón. Únicamente se quedan los ministros.
Les doy un asentimiento y salgo. No es que no quiera escuchar lo que tienen que decir, pero desde que Noah se fue, no he podido dormir. Aunque creo que es más el hecho de que Lucy tiene pesadillas y viene a buscarme por la noche para dormir conmigo. Tampoco ayuda mucho el que mi padre este enfermo. Y el hecho de una inminente guerra.
Afuera puedo escuchar las voces, son Evelyn y Joel hablando. Sé que está mal escuchar pero no puedo evitarlo.
— ¿Están aquí?― pregunta ella.
—Afuera. Esperan por nosotros, la colonia... dicen que está completamente destruida. Debo asegurarme de que Marco está bien—responde Joel.
Estoy del otro lado de la puerta entreabierta, dejando que sus voces susurrantes lleguen hasta mí. No es problema, ya que no hay otro sonido en el cual concentrarme.
— ¿Qué tiene que ver tu hermano con esto?― inquiere Evelyn.
—Lo tomarán como rehén si piensan que el ataque a la colonia fue planeado por nosotros.
—No entiendes— ella parece molesta—. No se trata de tu familia ahora. Estas personas no harán nada contra Marco, ahora es uno de ellos. Tú lo dejaste en la resistencia para que no corriera peligro. Lousen puede ser muchas cosas, pero no un traidor. Estoy segura de que todo esto tiene una explicación. Por lo pronto concéntrate en eso. Atacaron la colonia de tu país ¿Qué harás al respecto? Fue un acto para incitar la guerra, y creo que estás seguro de quien lo hizo.
— ¿Crees que ella sería capaz de algo así? Son personas inocentes.
—La mayor parte de los muertos en las guerras son inocentes, Joel. Prepara tus cosas, iremos a la resistencia por la noche.
Me alejo rápidamente de la puerta al escuchar sus pasos, cuando ellos salen parece que me dirijo a otra parte.
—Ike—llama Evelyn.
— ¿Si?―giro lentamente.
—Deseo la pronta recuperación de tu padre.
Joel se queda a su lado, él me da un asentimiento pero no dice más.
—Sabe que no es verdad—digo sin detenerme a pensar.
—Una elección de palabras muy interesante. Si el hijo de un tirano sabe de alguien que desea la muerte del mismo, hará lo posible por detener al enemigo ¿No lo crees? Los vínculos de sangre son más fuertes que los ideales.
—Lo creo. Pero ser hijo de un tirano no me convierte en uno. Buenas noches, ministro.
Camino por el pasillo, sintiendo mi corazón acelerarse por el pequeño encuentro, ellos no me llaman. No sé cómo han tomado mis palabras o la falta de estas. Sé lo que un pequeño acto de rebeldía puede hacerle a las personas. Greta es un recordatorio constante de ello. También comprendo lo que ellos quieren hacer. La mayor parte de los ministros saben que la muerte de mi padre se aproxima, ya que su enfermedad no tiene cura, tal vez en el viejo mundo la tenía, quien sabe, pero ahora no. Y si él muere, la persona que sigue a gobernar soy yo. Está claro que todos quieren tener de su lado al futuro gobernante de la ciudadela. No comprenden que si el poder llega a mí, declararé la paz, simple y sencillamente. No puede ser tan complicado ¿O sí?
Avanzo lentamente por el pasillo, ya no hay sonidos alrededor, quiero dirigirme a mi habitación a dormir, pero debo cenar con Lucy, se lo debo. Aún falta algo de tiempo para la cena. He planeado este día durante mucho tiempo, no puedo acobardarme.
Escucho pasos y antes de que la persona pase a mi lado, giro.
—Joven Rosendelf— llama la mayor.
Inclino la cabeza a modo de saludo y reconocimiento, pero no obtiene más de mí. ¿A ella se referían Joel y Evelyn? Estoy casi seguro de que fue Khoury quien planeó el ataque a la colonia, pero ella se encontraba en el palacio. Sin levantar sospechas de los demás ministros, una jugada inteligente.
— ¿A dónde se dirige?
Frunzo el ceño ante su pregunta.
—Es mi casa, y puedo dirigirme a donde me plazca.
—Una respuesta agresiva para una simple pregunta.
—No creo que lo que venga se usted sea solo simple. Con permiso, mayor, tengo cosas importantes que hacer.
— ¿Cómo caminar por el pasillo? ¿O escuchar conversaciones ajenas?
—No sé a qué se refiere—protesto. No puedo dejar que note mi nerviosismo.
Cuando era más joven, trataba de ver a la mayor como una pieza de ajedrez, ella era parte del juego, pero solo ahora me doy cuenta de que ella no es una pieza, es el otro jugador.
—A mí me parece que sí.
—No se equivoque, Khoury. En la ciudadela existe una cadena de mando. Podría, incluso, denunciarla por las amenazas implícitas en sus palabras. Más lo dejaré pasar por esta ocasión.
—No, lo que tú no has entendido es que el sistema en el que crees que vives no existe. Tengo ojos por todas partes, Ike.
Suelto una ligera risa y me giro para seguir por el pasillo.
— ¿No le parece una completa ironía decir que tiene ojos es todas partes? Y no se ha ganado el derecho de llamarme por mi nombre. Respete la cadena de mando. Puede que afuera usted sea la temida y respetada militar, pero dentro de la ciudadela es mi familia la que toma las decisiones. Buenas noches.
Ella no contesta, puedo escuchar sus pasos alejarse
No puedo romperme justo ahora. Parece que gano enemigos por todas partes.
Veo los cuadros en las paredes, escucho cada eco provocado por mis zapatos, el silencio en el palacio siempre es abrumador, excepto cuando Lucy está cerca. Llego a la puerta de la recamara de mi padre y llamo un par de veces.
Tomo un par de respiraciones antes de que André venga a abrir, él pasa casi todo el tiempo con mi padre, atendiendo todas sus necesidades. Necesito prepararme para el siguiente paso, no cabe la cobardía en este día. La puerta se abre y el mayordomo me deja pasar, André mira al suelo, su viejo cuerpo tiembla cuando empuja la puerta y la cierra con llave a mi espalda.
Echo un vistazo a la habitación, han cambiado cosas en ella. Ya no está la gran recamara de madera tallada, la mayor parte de sus cosas han sido sustituidas por mobiliario de hospital. Máquinas de oxígeno, medicinas, una camilla que sigue los movimientos de mi padre.
— ¿Ike?− pregunta con voz ronca.
—Soy yo, señor—respondo y me acerco a la camilla, sentándome en el sofá de al lado.
No hago esfuerzos por tocarlo ni por acercarme. Esas cosas quedaron prohibidas desde que me golpeó la primera vez, desde que murió mi madre y negó a Lucy, cuando mandó matar a Greta.
No ha sido un padre, ha sido un tirano, incluso con su familia.
— ¿Qué haces aquí?― su voz suena forzada a través de la máscara de oxígeno.
André está de pie al final de la camilla. Acomodando la sabana sobre los pies de mi padre.
—Quería saber cómo estabas.
Su risa estrangulada hace que me recorra un escalofrió.
— ¿Me estás diciendo que estas preocupado? ¡No te creo!― una tos lo interrumpe―. Eres tan buen mentiroso... aunque también eres un cobarde. Eso has sido toda tu vida. En cuanto esté mejor cambiaré las cosas, daré la orden para que Khoury gobierne en tu lugar. Ve el lado positivo, tendrás la vida mediocre que siempre quisiste.
Me dice mentiroso como si fuera un cumplido. Me llama cobarde y ni siquiera me conoce. No sabe nada de lo que tengo planeado y me alegra que aún no haya dado la orden que me exime de la responsabilidad de mi puesto. No es algo a lo que quiero renunciar, no todavía.
Su piel se torna más pálida cuando hace un esfuerzo por levantarse, la camilla sigue sus movimientos, él me da una mirada en la que dice esta avergonzado de mí.
—Tú y esa bestia, esa abominación que mató a tu madre...
—No hables así de Lucy—digo un poco más alto de lo que debería.
— ¿Me retas? ¿Me ordenas? No eres más que una rata cobarde, no puedo creer que seas mi hijo...
Me inclino sobre él y quito el oxígeno de su boca y nariz.
—No te preocupes, padre. Pronto ya no tendrás que soportarme, no tendrás que saber más de mí, ni de la pequeña bestia, como la llamas.
— ¿Qué haces?― por primera vez veo pánico en sus ojos, y es provocado por mí.
—Hago lo que me enseñaste. Tú lo dijiste, me entrenaste bien. Soy un buen mentiroso, sin embargo, te equivocabas... no soy un cobarde. Simplemente esperé el tiempo necesario para actuar. Tú fuiste quien me enseñó que la vida es un juego de ajedrez. Todos somos piezas e incluso en un buen juego el rey también está expuesto. Nunca fuiste un jugador principal, siempre fuiste un simple peón.
— ¿Vas a matarme?
—No— respondo con calma—. Yo lloraré tu muerte. Asumiré el mando de la ciudadela. Yo no voy a matarte, después de todo, estás enfermo. Las personas mueren todos los días.
No responde y es cuando me doy cuenta de que André ha puesto la inyección sobre su brazo derecho. La sustancia viajando en su sistema y haciéndolo dormir. Los ojos de mi padre quedan abiertos, mirándome. Lo he hecho, he dado el primer paso en mis planes.
André me entrega las pruebas, la jeringa, el frasco donde se encontraba la sustancia... según el mayordomo, no aparecerá rastro de ella en su sangre. Lo entrega y me desharé de ellos después.
Asiento en su dirección en señal de gratitud. Por la mañana, André dará la alarma, anunciando que mi padre murió mientras dormía.
Me inclino para cerrar los ojos de mi padre, es lo único que puedo hacer, después de todo, era el hombre que me convirtió en lo que soy ahora.
—Jaque Mate—susurro mientras me incorporo y dirijo a la salida.
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