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XXXVII

Esa tarde no fui a la recepción del funeral de Maddy. 

Simplemente no estaba lista para entrar a esa casa y recordar esa horrible noche en la que había encontrado su cuerpo en la bañera.

En lugar de eso, decidí reunirme con Michelle y contarle sobre el mensaje de texto.

No me atreví a decírselo a Ken porque sabía que él me regañaría y me pondría bajo arresto domiciliario.  Y eso es probablemente lo que quería el asesino.

Si estaba lo suficientemente asustada como para quedarme en casa, había una gran posibilidad de que  violara la cerradura y, a continuación, estaría boca abajo en una bañera llena de mi propia sangre con la garganta abierta.

No podía dejar que eso sucediera.

Regresé a casa, me cambié el vestido negro y decidí verme con Michelle.

Sarah había prometido verse conmigo y con Michelle en la estación. Me sorprendió que actuara tan cooperativamente. Por otra parte, su vida estaba en peligro también. 

Ya estaba sentada en el restaurante con Michelle y la agente Amelia.

El agente Scott no estaba.

Como Amelia y Michelle estaban sentadas una al lado de la otra, no tuve más remedio que sentarme al lado de Sarah.

Era extraño porque habíamos pasado la mitad del año odiándonos las entrañas y ahora nos veíamos obligadas a jugar de aliadas de repente.

- Cami, siento mucho lo de tu amiga - dijo Michelle con sinceridad.

Asentí.

Continuó. - Querías decirme algo -

Miré a Sarah y luego a Amelia.

- Pensé que te lo contaría en privado. Es algo que no quiero revelar delante de todos -

La mirada de Michelle se desvió hacia Sarah y de nuevo hacia mí.

Ella sabía de lo que estaba hablando. - Bien -
Abandonó su asiento y se levantó.  - Si no importa, me gustaría hablar con Camila más en privado. Sin ofender -

- De ninguna forma - dijo Amelia.

Michelle me llevó más lejos.

Dimos vuelta a la esquina, saqué mi teléfono y le mostré el mensaje a Michelle. - Recibí este texto justo después del funeral -

Michelle se quedó mirando el teléfono pero no reaccionó.

Era difícil descifrar lo que realmente estaba pensando porque uno no podía leer sus expresiones. 

- Creo que el asesino está tratando de ponernos en el camino equivocado -

- ¿Entonces crees que el mensaje es un engaño? -

- No es exactamente un engaño, sino más bien una distracción. El asesino quiere que nosotros, la policía y los agentes se enfoquen en ti para que pueda tomar a otra persona como víctima -

¡No había pensado en eso!

- De cualquier manera, no podemos arriesgarnos a pensar que no vendrá a por ti. Hay una probabilidad del cincuenta por ciento de que sea la verdad y otro cincuenta de que no lo sea -

Me abracé. - Creo que viene por mí -

Michelle se apoderó de mis hombros, mirándome directamente a los ojos. - Cami, nunca dejaré que te lastime, lo prometo. Sé que si Lauren estuviera despierta, querría protegerte y yo estoy para hacer eso en su lugar -

- No tengo miedo, Michelle - dije. 

- Puedo ver por qué mi hermana se ha enamorado de ti -

Me sonrojé.  - Espero que despierte pronto -

- Yo también, pero sé que cuando lo haga, habrá caos. Será interrogada por el asesinato de Brad Jauregui y podría ser el próximo objetivo del asesino porque conoce su identidad -

Entonces, ¿la mejor opción de Lauren era permanecer en coma?

Puso una mano en mi hombro. - Volvamos a nuestros asientos -

Sarah les contó la misma historia que me había contado sobre cómo Aaron se había excusado la noche en que Maddy fue asesinada y se le había visto limpiando los zapatos embarrados más tarde en la sección cerrada del hospital.

Tampoco estuvo presente en el funeral, así que, ¿dónde estaba exactamente el Dr. Aaron Shaw? 

- ¿Has intentado llamar a su celular? - preguntó Amelia.

- No lo he hecho - Sarah respondió. 

- El equipo forense buscó en todos los rincones de la casa, verificó si encontraron huellas dactilares o una muestra de ADN y no se encontraron, excepto las huellas dactilares de Camila en ciertas áreas - Amelia concluyó, recogiendo el menú y hojeando casualmente.

- ¿Estás sospechando de mí? - le pregunté a Amelia. 

- No. Solo estoy dando los hechos -

Todavía era sospechosa.

- El asesino es muy cuidadoso. Acerca de Aaron Shaw, no tenemos mucha evidencia contra él para acusarlo como el asesino todavía, necesitamos pruebas sólidas. Por muy decepcionante que parezca, doctora Bennett, no podemos tomar su palabra y acusarlo -

- Entiendo, agente - dijo Sarah. - También iba a mencionar... -

- ¿Listas para ordenar? - la camarera interrumpió nuestra conversación, estaba más alegre que de costumbre y sus ojos se quedaron con Michelle más tiempo del necesario.

- Dos sándwiches de queso a la parrilla, dos hamburguesas con queso, papas a la francesa con queso extra, alitas de pollo bañadas en salsa picante, un batido arándanos y un refresco, por favor -

- Eso es todo - Amelia dijo cerrando el menú.

Michelle la miró con confusión.

- Creo que todo eso sería suficiente para las cuatro - Amelia dijo.

Michelle negó con la cabeza. - Esa es mi orden. Y no comparto -

Sarah miró a Michelle con la boca abierta por la sorpresa.

La camarera estaba tan confundida como el resto de nosotras sentadas en la mesa.

Amelia dijo rápidamente. - Bueno, en ese caso, quiero una hamburguesa clásica con queso y una coca cola. ¿Dra. Bennett? ¿Camila? -

Sarah dijo un momento después. - Uh... Quiero una ensalada César y un té helado -

Michelle se rió entre dientes. - Tal vez desee sustituir un almuerzo saludable por algo que no sea saludable por una vez - Y luego agregó. - Considerando que la situación es que tal vez no viva lo suficiente como para comer lo que realmente quiere. Uno debe morir sin arrepentimientos -

- Puedes fingir que no escuchaste eso, Dra. Bennett. Michelle tiene un sentido del humor muy... raro - dijo Amelia.

Me reí.

Era una risita, pero todas se volvieron a mirarme maravilladas.

Supongo que no me habían oído reír ni me habían visto sonreír desde hacía mucho tiempo.

Michelle obviamente estaba burlándose de Sarah y tratando de esclarecer la situación, pero lo que había dicho era cierto y Sarah lo sabía.

Podría ser su última comida, o incluso la mía.

Michelle y Amelia podrían perder sus vidas luchando contra esto.

Sarah se aclaró la garganta. - Me gustaría cambiar mi orden. Quiero dos sándwiches de pollo a la parrilla, una orden de chili y tortilla de queso cheddar con una salchicha a un lado. Bizcocho de zanahoria y helado de chispas de chocolate -

Michelle dió una sonrisa en obvio triunfo.

No pude evitar devolverle la sonrisa.

- ¿Y qué le gustaría, señorita? - preguntó la camarera, escribiendo la orden en su libreta.

- Quiero lo mismo que Amelia - dije, moviendo mi mano hacia la agente.

- Tengo todo, entonces - la camarera sonrió, obviamente de buen humor. Regresó a la cocina, balanceando las caderas.

- Camila, arriésgate - Michelle se burló de mí.

- Ni siquiera lo intentes. No voy a caer en tu trampa. Ustedes son monstruos para comer así - le dije.

- Bueno, ¿no lo somos todos? - preguntó Michelle, girando la salera en la mesa. - Un monstruo reside en todos. Es solo una cuestión de elección cuando una persona decide desatarlo -

- Palabras sabias - dijo Amelia.

Una vieja rocola en la esquina tocaba canciones de los años ochenta. Tocaba Take on me by A-ha.

Realmente me gustaba esa canción mucho.

El comensal tenía el encantador aspecto retro que se desarrollaba, como si hubiera entrado en el pasado.

La comida se nos sirvió aproximadamente veinte minutos después. Tuvieron que unirse dos mesas para acomodar la cantidad de comida que habíamos pedido.

Era como un banquete.


La dueña del restaurante, una dulce anciana, se acercó a nuestra mesa y nos preguntó si nos había gustado la comida y que habían sido las recetas de su difunta suegra. Luego explicó que sus nietos estaban tratando de modernizar la cocina para cumplir con los estándares de los jóvenes.

- Tonterías. Prefiero la receta original, señora Danbury, porque estas alas... - Michelle suspiró, sus dedos goteando salsa y queso - Divinas. Mejor que el sexo -

Los ojos de la anciana se ensancharon. - ¿Cuántos años tienes, querida? -

- Veintisiete - Michelle respondió obedientemente.

La Sra. Danbury sonrió de buen humor. - Si yo solo fuera cuarenta años más joven -

Michelle hizo un puchero. - Si hubiera alguien tan hermosa como tú y cocinara así, quiero decir, me divorciaría ahora mismo -

- Ni siquiera estás casada - dijo Amelia.

- Oye, muestra algo de respeto aquí, por favor - Michelle dijo. - Técnicamente soy tu jefa -

Amelia rodó los ojos y eso me hizo reír.

- Gramma, te necesitamos en la cocina, si terminaste de coquetear - Una chica linda con el aspecto de una versión más joven de la señora Danbury gritó desde la puerta de la cocina.

- Mi Anne está soltera. Solo tiene veinticuatro años - agregó la señora Danbury. - Y la gente dice que se ve y cocina igual que yo -

- ¡Gramma! - gritó la niña, con el rostro rojo como la remolacha.

Cuando la señora Danbury abandonó la mesa, Sarah habló. - ¿Es esta la cantidad habitual de comida que come todos los días, agente Jauregui? -

- ¿Tienes un problema? -

- Me refiero a las calorías - agregó Sarah con nerviosismo.

- Michelle no vivirá lo suficiente para que el asesino la mate. La comida la matará primero - dijo Amelia.

- Estoy de acuerdo - dije.

El dedo medio de Michelle comenzó lentamente a levantarse hacia Amelia, quien la miró con el ceño fruncido.

Después de que hubiéramos acabado nuestras comidas, nos sirvieron una tarta de manzana hecha en casa.

Michelle había impresionado a la señora Danbury con su dulce palabrear, que era muy típico de las gemelas Jauregui.

No podía creer lo miserable que había sido hasta esta mañana, y ahora mismo todo se sentía tan normal.

Los asesinatos no estaban ocurriendo, como si el asesino no estuviera suelto, como si mi vida no estuviera tan desordenada.

Sarah pasó una servilleta por su boca y su teléfono comenzó a sonar. Echó un vistazo. - Agentes, si me han hecho todas las preguntas que han querido, me gustaría volver al trabajo. Recibí una llamada de ForestVille -

- Gracias por tu tiempo, Dra. Bennett. Si ve algo remotamente sospechoso, asumo llegaría a la estación para decirnos - Michelle dijo.

- Definitivamente lo haré - Sarah dijo sacando unos billetes de su bolsillo para cubrir su parte de la comida, pero Michelle lo rechazó.

- Gracias por todo - Sarah estrechó la mano de las dos agentes.

Me miró. - Cuídate, Cabello. Nos vemos -

- Adiós -


La observamos desde la ventana mientras se sentaba en su Toyota SUV y salía del estacionamiento con un chillido, casi con furia.

- ¿Qué piensas, Knight? ¿Sarah nos está diciendo la verdad? -

- Ella realmente no me parece alguien que mataría personas. Es un poco rara , por supuesto, pero ¿asesina? No lo sé -

- ¿Camila? -

- Es difícil saberlo. Todo apunta hacia Aaron. ¿Respondió tu llamada? - le pregunté.

Michelle negó. - Directamente al correo de voz. Tengo una idea - luego en una muy precisa personificación de la voz de Jigsaw, preguntó. - ¿Quieres jugar un juego? -

Amelia parecía aburrida, pero sabía que se estaba divirtiendo. - Claro, si eso no incluye que parte de mi cuerpo se rompa -

De vuelta con su voz normal, Michelle continuó. - Tú y Scott contra un solitario lobo. Dos equipos - Se señaló a sí misma. - El primer equipo que logre llegar al asesino, gana -

- Bueno, nunca retrocedo ante un desafío. ¿Cuál es el gran premio? -

- Hablé con el jefe de la oficina y tiene un puesto en Washington DC - Michelle sonrió. - Este es un caso difícil. Resuélvelo y obtienes un ascenso a DSAC -

Amelia la miró como si hubiera hablado en japonés. - ¿Qué? -

- Agente especial adjunto a cargo -

- Sé lo que significa. El jefe me habló de esto - Las manos de Amelia se apretaron en puños. - Y él nunca me ofreció nada. El jefe te quiere en Washington tomando ese cargo. Es obvio, Michelle, eres su favorita. Es una de las razones por las que aceptó ponerte en este caso a pesar del hecho de que tu hermana es una delincuente condenada. Ni siquiera entiendo por qué me estás diciendo esto -

- Porque quiero que esto sea justo - Michelle dijo mientras mordía la tarta de manzana. - Si llego primero al asesino, voy a Washington y si lo haces, bueno, sé lo que esto significaría para ti -

- ¿Y qué pasa si atrapo al asesino y pierdes? ¿Qué te espera? - Amelia le preguntó.

- Hay otro caso esperándome. Estoy más interesada en eso. No soy el perro faldero del jefe. Yo hago mis propias cosas. No necesito una oficina. El campo me necesita - Michelle tenía una expresión de suficiencia en su rostro.

- Quieres que gane, ¿no? - Amelia sonrió.

- Sí - dijo Michelle.

- No entiendo, Michelle. Tu padre es dueño de una compañía de un millón de dólares, ¿por qué incluso necesitas este trabajo? - le hice la pregunta que siempre quise hacer.

- Me gusta la emoción. Este trabajo me da una razón para vivir, Cami. Nuevas asignaciones que significan nuevos lugares, riesgos y aventuras. No estaba hecha para dirigir una empresa. Quiero hacer lo mío. Lauren es más orientada a los negocios. Es lista y puede manejar ser la dueña de una empresa grande algún día -

- ¿Algún día? -

- Cuando esté fuera del coma y haya solucionado su problema - recordó Michelle. - Ahora Cami, te sugiero que dejes de ir trabajar por un tiempo -

- Pero... -

- Esa es la mejor opción si no quieres que te maten - dijo Amelia. - Hemos establecido el hecho de que el asesino podría estar haciendo exactamente lo contrario de lo que te dijo, pero no podemos estar seguros. Tal vez él sepa lo que estamos pensando y decidirá burlarse de nosotros -

- Un oficial de policía estará fuera de tu apartamento en todo momento -

No tenía otra opción.

Tenía que seguir las instrucciones de Michelle.


**********

Estaba teniendo problemas para irme a dormir, como las noches anteriores.

Esta noche recordaba a Maddy en su ataúd. Parecía que se había quedado dormida.

Intenté bloquear los pensamientos y mi mente vagó hacia Lauren.

Lo siguiente, cuando abrí los ojos, no estaba en casa. 

Estaba acostada en un campo.

Un campo lleno de rosas.

No sabía dónde estaba, pero estaba en algún lugar lejos de casa.

Los cielos eran de un tono azul oscuro.

Una mansión se alzaba en la distancia.

Y allí estaba, sosteniendo una sola rosa.

Lauren.

Su cabello oscuro estaba suelto, giró su cabeza hacia mí, sus ojos mirándome fijamente.

Ella sonrió.

- Te estaba esperando, Camz -

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