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VII

- ¡Lauren, es suficiente! - grité, pero ya era demasiado tarde.

La cara de Mad-Dave estaba toda ensangrentada y sus ojos estaban en blanco, un diente caído al suelo.

Cody, el Hombre-Niño no parecía molestarse por esto. Simplemente nos lanzó una mirada como si estuviéramos molestando a Mister Panda y a él en su rato de televisión.

Tomé el brazo de Lauren y traté de alejarla, pero sus ojos deletreaban asesinato.

Era como si estuviera poseído.

Lauren era demasiado fuerte; ni siquiera se movió cuando la intenté alejar.

Necesitaba ir lentamente en esta situación, un movimiento equivocado y probablemente terminaría pareciéndome a Dave.

- Lauren - yo la llamé. - Necesitas calmarte. Dave es un matón; solo está jugando contigo -

Lauren volvió sus ojos furiosos hacia mí.

- ¡Nadie habla así de mi madre! - le gritó a Dave.

Era gracioso cómo una desagradable palabra sobre su madre la había enfurecido cuando ella fue quien la mató a sangre fría.

Tal vez Lauren tuvo algunos problemas serios con mamá.

- ¡Lo mataré! - dijo con los dientes apretados.

Justo en ese momento Marvin, pasaba por allí y vio el desastre.

- ¡Llama al Dr. Shaw con urgencia! - le dije y me volví para mirar a Lauren.

- Si intentas hacerle daño más de lo que ya lo has hecho, te pondrán una camisa de fuerza y ​​te llevarán a aislamiento. ¿Quieres eso? -

Otros pacientes estarían aterrorizados de siquiera pensar en la camisa de fuerza y ​​aislamiento, pero en el caso de Lauren, no parecía molesta.

- ¿No querías veinticuatro horas fuera de la institución, crees que lo lograrás con este comportamiento? -

Eso parecía haberlo logrado porque su respiración que había sido errática hacía un momento comenzó a calmarse.

Puse una mano en su hombro, y no pude evitar notar cómo los músculos se flexionaban debajo de mis dedos.

Un minuto más tarde, David fue colocado en una camilla. Abrió un ojo y me pasó una sonrisa, sus dientes manchados con sangre que corría por su barbilla. La camilla se alejó cuando Dave fingió un gemido.

Entonces, simplemente todo hizo clic en su lugar.

El plan de David era meter a Lauren en problemas.

Sabía sobre la naturaleza violenta de Lauren y su mal genio, se había aprovechado de ello.

¿Qué tan loco estaba Mad-Dave en la escala del uno al diez?

Yo diría cien.

Llegaron algunas enfermeras y dos guardias de seguridad, seguidos por Aaron, que parecía furioso.
Los cuales contuvieron a Lauren como una prisionera y le pusieron la máscara en la cara.

Lauren solo miró impasible, sus rasgos no reflejaban ninguna emoción. Y tal como le había dicho, le colocaron una camisa de fuerza.

- Aaron, no es su culpa - dije. - David instigó la pelea. Dijo algunas cosas realmente viles sobre Lauren - expliqué. - Lo vi yo misma -

- ¿Eso explica su comportamiento violento? Atacar a la gente, romperles la mandíbula, morder su carne -preguntó Aaron, claramente irritado.

Me sentí mal por Aaron.

Ya tenía suficiente presión laboral de parte del Dr. Liu y no ayudaba que Lauren siempre estuviera causando problemas.

- Sé que lo que hizo estuvo mal, pero no siempre podemos mantenerla encadenada como un animal. Oh, espera; los animales salvajes todavía se tratan mejor - dije mientras observaba cómo los guardias de seguridad y dos enfermeras la arrastraban.

- Camila, ¿eres consciente de lo que Lauren es capaz de hacer? - preguntó. - No se parece en nada a los pacientes anteriores con los que has tratado -

- Entiendo Aaron, es solo que... -

- Sé que también te está causando problemas, Camila. Sarah me dijo que te sentías somnolienta el otro día. Necesitas entender que nunca exiges o obligas a Lauren a tomar sus medicamentos. La próxima vez, simplemente déjalos en su bandeja. Bueno, en realidad es mi culpa que no te haya advertido antes - dijo disculpándose.

- Me gustaría intentar tratar a Lauren a mi manera. Si eliminamos al menos unas pocas de sus restricciones, tal vez no sea tan difícil como lo es ahora. Quiero probar algunas cosas, con un enfoque más amigable -

Me dio la mirada de "¿Estás jodidamente loca?"

- Estás loca, Camila y no te sugiero que lo hagas - salió de la habitación y caminó por el pasillo apresuradamente.

**********

Los guardias de seguridad y la enfermera jefe Laila no me permitieron entrar al área de aislamiento que ahora mantenía a Lauren encerrada.

Las salas de aislamiento eran principalmente donde guardaban a pacientes rebeldes unos días.

El cuarto día, hablé con Laila y literalmente le rogué que me dejara visitarla. Después de mucho convencimiento y una gran rebanada de pastel de chocolate casero más tarde, me entregó las llaves.

La enfermera Laila tenía una debilidad con el dulce, si trabajara en un banco, no tendría ninguna duda de dejar suceder el robo si el ladrón colocara una caja de donas en su mesa. No hacía falta armas allí.

Coloqué una rebanada en una caja y me dirigí a la habitación donde Lauren estaba. Era como si la habitación estuviera desprovista de vida, las paredes estaban pintadas de un color opaco blanco con garabatos por todas partes.

Si miras de cerca, notarás los dibujos inquietantes.

No habían ventanas y solo una cama adyacente a la pared.

Lauren estaba acostada en la cama, mirando hacia el otro lado. Cuando oyó que se abría la puerta, dijo. - Si traes comida, devuélvela -

- Te traje pastel - dije y coloqué la caja junto a la cama.

Se volvió hacia mí, sus ojos esmeraldas me inspeccionaron con curiosidad. - ¡Deja de tratar de ser linda conmigo! - dijo, claramente irritada. - Me está enfermando -

- Hay algunas reglas aquí en este lugar que se supone que debes seguir. Sé que Dave dijo cosas muy feas, pero atacarlo de esa manera es aún peor - dije. - ¿Crees que esta actitud tuya te llevará a cualquier parte? La forma en que has tratado a las enfermeras anteriores, ahuyentándolas, obligándolas a consumir tus medicamentos. Nunca le conté al Dr. Aaron sobre ese día porque no quería meterte en problemas y, sin embargo, aquí te encuentras con una camisa de fuerza - me quedé allí, mirándola como una idiota disfrutando del incómodo silencio.

Finalmente dijo. - No necesitabas defenderme, enfermera Camila. Creo que puedo pelear mis propias batallas, además, no veo una razón por la que estás tratando de actuar como una maldita psicoanalista. Creo que ese es el trabajo adecuado para Sarah-fucking-Bennet, así que haznos un favor a ambos y vete a la mierda de aquí -

Vi la verdadera Lauren.

Era diferente, la misma versión amarga y enojada de la que siempre hablaban las enfermeras. No era algo nuevo para mí; había experimentado cosas mucho peores.

- Si me tratas con respeto, haré lo mismo. No estoy aquí porque me encanta, este es mi trabajo. Y si crees que puedes seguir hablándome así y manteniendo este comportamiento, entonces estas equivocada -

Sus ojos brillaron hacia mí, la misma mirada peligrosa que hizo que las enfermeras renunciaran a izquierda y derecha. - Cuando salga de esta habitación y de esta camisa de fuerza, será mejor que sepas que voy a matar a ese hijo de puta -

Esa fue una clara indicación hacia Mad-Dave.

Coloqué la caja de pastel de chocolate en la mesita. - No voy a estar aquí para servirte la cena, así que puedes pedirle a la enfermera a cargo durante ese tiempo que te la entregue -

Dicho esto, salí de la habitación y cerré la puerta detrás de mí.

Tuve escalofríos en todo mi cuerpo cuando había dicho eso, pero no quería darle la satisfacción de que me había asustado.

**********

Tenía dos días de descanso después de aquel día, algo por lo que le había rogado a Aaron porque estaba muy estresada.

Pasé esos días mirando Netflix y paseando por una librería donde servían café.

Lo admito, era una solitaria y la única amiga que tenía era Maddy que estaba atrapada en el hospital.

Durante dos días completos traté de no pensar en Lauren.

Tuve la tentación de buscarla en línea, pero siempre me acobardé.

Realmente quería hacer mi trabajo de la manera correcta al no juzgar, pero era más difícil controlar el impulso cada día que pasaba.

Yo sabía que estaba loca.

Yo sabía que era tóxica.

Sabía que había matado a mucha gente.

Pero todavía había algo en ella que me hacía sentir una maldita curiosidad.

Esa noche vi algunos documentales e hice algunas investigaciones sobre Jeffrey Dahmer y John Wayne Gacy. Al final, empecé a sentirme un poco mal debido a los horribles detalles de los asesinatos.

Traté de decirme que todo era para propósitos de investigación, para ver si Lauren tenía alguna característica similar.

Cerré esos sitios y los borre del historial de búsquedas, no necesitaba que Ken los encontrara y pensara que también me estaba volviendo loca y posiblemente en una asesina en serie.

Esa noche, exactamente a las once de la noche, mi teléfono comenzó a sonar. Lo alcancé y vi el número del hospital parpadeando.

La primera pregunta que tenía en mente era: ¿por qué me llaman a esa hora? ¿Qué podría ser la emergencia?

Quería ignorarlo, pensando que probablemente la enfermera Laila me estaba llamando por algo, pero la curiosidad mató al gato y yo respondí la llamada.

- Hola - dije - La enfermera Camila hablando, ¿quién es? -

No hubo respuesta en el otro extremo.

- ¿Hola? Esta es la enfermera Camila. ¿Puedo ayudarle? - repetí.

Todo lo que escuché fue silencio, pero me di cuenta de que el teléfono estaba en espera o que alguien estaba escuchando.

Eso fue raro.

Tal vez fue Maddy jugando una broma.

Colgué.

Un segundo después, el teléfono sonó una vez más.

- Oye, ¿quién llama desde el teléfono del hospital? Maddy, si esta eres tú, no es gracioso - dije.

Silencio.

- Está bien, estoy colgando - dije.

- Me encantó el pastel de chocolate, Camz - dijo la voz y antes de que pudiera decir nada, el teléfono se cortó.

Mi corazón hizo algunos saltos rápidos.

Reconocí esa voz.

Esa voz.

La suave y sedosa voz de Lauren Jauregui.

Puse mi mano en mi corazón y todavía estaba latiendo fuertemente a través de mi pecho.

¿Camz?

¿Cómo había encontrado mi número?

El recuerdo me golpeó como un ladrillo.

Escribí mi número en un papel y se la entregué esa mañana cuando la confundí con la Dra. Bennet. Que estúpido de mi parte.

Más importante aún, me sorprendió que lo hubiera conservado.

Imaginé a Lauren ocultándolo bajo su montón de dibujos o el cuaderno negro que tenía en su escritorio.

Me imaginé sus suaves dedos recorriéndolo y memorizando mi número.

- ¿Qué pasa con esa estúpida sonrisa en tu cara? -Ken me preguntó cuándo entró a la cocina y sacó una caja de leche.

- No es nada. Solo un número equivocado - dije.

Él tragó la leche. Odiaba cuando mi hermano bebía directamente de la caja de esa manera, pero él simplemente no escuchaba, no importa cuántas veces le dijera.

- Bueno, no me pareció nada. Si estás saliendo con alguien, habla de una vez - dijo, sacando una caja de galletas Oreo.

- Cállate Ken - regresé a mi habitación y me acosté en mi cama, mirando mi teléfono.

Era su forma extraña de decir gracias o de disculparse por su comportamiento.

Me pregunté si ella estaba cambiando lentamente.

Esa noche soñé con que Lauren fuera una buena mujer.

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