Capítulo seis; "Tu pantalón está manchado"
Día número tres, y juro que mis bragas en algún momento explotarían. Al menos por la noche no sufrí, y todo gracias a el medicamento que me dio Justin ayer. Debía preguntarle cuál era y estar preparada para el siguiente mes.
En la mañana, he ido unas diez veces al baño, ya he terminado mi segundo paquete de toallas higiénicas. Mamá anoche llegó con dos bolsas llenas de ellas, entonces no me preocupa gastarlas tan de prisa.
Me encontraba acostada en mi cama, mientras veía televisión y me tranquilizaba al no sentir dolor. Mi celular sonó, indicando que un mensaje de texto había llegado.
Sabor pepinillo🍆; Espero que aún tengas sangre en tu cuerpo😊.
Pantalones Rojos🍅👖; Espero que tu pene siga luciendo como una lombriz😊.
Sabor pepinillo🍆; Perra, te detesto.
Pantalones Rojos🍅👖; Me adoras💅.
Sabor pepinillo🍆; ¿Sabes qué? Sí, te adoro. Me enamoré de ti cuando vi tus pantalones manchados con sangre😊🐸.
Pantalones Rojos🍅👖; Te detesto aún más.
Sabor pepinillo🍆; ¿Quieres un helado?🍦.
Pantalones Rojos🍅👖; Entonces levántate de esa cama. ¡Te compraré un helado! En diez minutos te quiero en la entrada del centro comercial🏃✌.
Sabor pepinillo🍆; Mi trasero está cómodo aquí.
Pantalones Rojos🍅👖; Igual te levantarás.
Entonces lo hice, me levanté de mi gustosa cama y fui directo hacia el baño. Tardé más de diez minutos en llegar, pero lo hice. Llegué al lugar indicado y el ya se encontraba allí.
¿Qué hacía? Bueno, miraba con deseo a un nene que se encontraba sentado a su lado. Más bien, miraba con deseo el gran helado que el nene poseía en su mano.
Me acerqué a él y tomé su oreja con mi mano, haciéndolo levantar y chillar.
—Vamos, vamos, antes que te devores al nene junto a su helado —murmuré, aún jalando de su oreja.
—¡Me duele, me duele, me duele! —repitió chillado, reí y solté su oreja, él de inmediato llevó su mano a la zona afectada-. ¿Qué te hizo mi oreja para que abusaras violentamente de ella?
—Quiero mi helado —protesté.
—Hubiésemos tenido helado gratis y no hubieras jalado de mi oreja —blanqueó sus ojos y cruzó sus brazos bajo su pecho.
—No comeré un helado robado, ahora llévame hasta una heladería, si no lo haces, gritaré que intentaste ponerte una toalla higiénica —levanté una ceja, retándolo.
—¡Me dijiste que no habías visto nada!
—Creo que mentí, ahora andando —dije, para luego caminar, dejando a Justin atrás.
—Me siento ofendido —lo escuché susurrar y quise reír.
Segundos después, Justin caminaba a mi lado, buscando alguna heladería vacía.
Al encontrarla, ingresamos y pedimos nuestros helados, por supuesto que Justin pagó, y lo hizo silenciosamente. Sabía que se sentía avergonzado al saber que yo sí había visto su intento de ser mujer por unos segundos.
Nos retiramos de la heladería y seguimos caminando por el centro comercial. Luego me arrepentiré de haber comido helado, porque cuando mi menstruación llega, algo que no debo de hacer es beber o comer algo sumamente helado. Y eso es lo que ahora estoy haciendo.
—Creo que tienes algo de helado entre tus pechos —habló Justin, apuntando hacia mis montañas.
Bajé mi mirada y no pude observar nada. Rodeé mis ojos y bufé.
—¡Es cierto! En tu pecho derecho, un poco más abajo de tu pezón.
—¡No me mires las tetas, Justin! —chillé, intentando cubrirlas.
—No estoy mirando tus tetas, solo observo el helado que está allí —suspiró—. Aunque debo de mencionar que siento algo de envidia.
—¡Sí estás mirándolas!
—Solo quiero que te limpies allí y ya, mujer.
—¿Aquí? —posicioné mi mano donde él había mencionado, pero negó—. ¿Acá? —él negó nuevamente—. ¿Qué tal aquí? —y por tercera vez negó.
—¿Y sí lo hago yo? —preguntó.
—No tocarás mis tetas —limpié por toda la zona que él había dicho—. ¿Está limpio?
—Lamentablemente, ahora sí está todo limpio —sacó su labio inferior.
—Algunas veces llegas a ser muy infantil.
Él rió comiendo el último pedazo de la galleta de su helado. Mi estómago comenzaba a doler, entonces decidí por votar lo que me quedaba.
—¿Pero que acabas de hacer? —gritó, jalando su cabello—. Te he comprado un helado y tú lo acabas de arrojar a la basura.
—Me está doliendo mi estómago —me quejé.
—No, esa no es una excusa. Nunca más te compro un helado. Gasté dinero en ti.
—En casa hay una pizza, vamos, te la obsequio.
Comenzó a bailar de una manera bastante ridícula, pero graciosa a la vez, moví mi cabeza, mientras giraba y avanzaba.
Pero no pude seguir caminando, ya que una mano tomó mi brazo. Justin me miraba con su rostro pálido.
—¿Qué ocurre? —pregunté.
—Tu pantalón está manchado.
—¿Estás bromeando, verdad? —murmuré aterrada.
—No, no estoy bromeando —él miró hacia abajo nuevamente, golpeé su brazo—. Es una mancha muy grande.
—Ay, Dios. ¿Por qué me ocurren éstas cosas a mí? —lloriqueé.
—Tranquila, tranquila, se me ocurrirá algo, solo déjame pensar.
—Sácate la camisa —hablé.
—¿Qué? Por supuesto que no. No andaré hasta tu casa sin camisa —negó—. Además se notaría mucho.
—¡Vamos! Amas la atención, sácatela.
—¡No lo haré, Dan! —gritó y luego guardó silencio por unos segundos—. ¡Ya sé!
—¿Qué?
—Gírate, vamos —él giró mi cuerpo, para luego tomar mi cintura, para luego atraer su cuerpo al mío, así quedando completamente pegados.
—¿Qué haces inútil? —pregunté, intentando separarme.
—Caminaremos así, ahora quieta, si te mueves o dices algo, me iré de aquí dejándote sola —murmuró, caminando, haciendo que también caminara.
—Te detesto.
—El sentimiento es mutuo, ahora intenta caminar un poco más rápido.
—Esto se debe ver muy feo, tal vez piensen que somos unos adictos al sexo y yo esté tapando tu erección, la cual no tienes.
—¿Quién dijo que no tengo una erección? —rió en mi oído.
—Algún día te golpearé tan fuerte que tu rostro se perderá.
—Que delicada.
—Gracias, ahora sigue caminando, solo quiero llegar a mi casa y llorar de frustración.
Miles de disculpas para cada una de ustedes:( tardé un montón en subir💔. Pero es totalmente culpa del colegio😣.
¡Pero tengo toda ésta semana libre! Intentaré subir lo más que pueda😊🎉❤.
¡Dejen sus votos y comentarios! 😍🌠🌈.
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