Capítulo Final.
[Dedicado a todas las personitas hermosas que esperan a que actualice, muchas gracias ❤]
*¡Reproduzcan la canción del multimedia! :D*
—Y... ¿Te gustó nuestra cita?— preguntó Bill, sin mirarlo.
Sus dedos entrelazados se sentían cálidos, y sabía que ahora lo estarían mucho más.
—Fue muy divertido, sí. M-muchas gracias por invitarme.— respondió, sintiendo como sus mejillas comenzaban a sonrojarse. Bill sonrió de lado, y con seguridad apretó más la mano del castaño.
Después de un rato ninguno dijo nada, disfrutando del cómodo silencio que se había instalado. No querían arruinar aquel momento tan " intimo" que tenían, pues no se trataba de nada más que de ellos, sólo ellos.
—¿Sabes? Llevo mucho tiempo observándote, cautivado por todo tú. Esa manera en que muerdes los lapices al estresarte, esa sonrisa sincera que no puedes ocultar pero que no siempre aparece, esa inusual marca de nacimiento, todo en ti me cautivó como no tienes idea.—susurró, acercándose un poco más al castaño.
La calle por la que caminaban se encontraba inusualmente solitaria, dándoles privacidad.
—Y-yo...— el castaño se quedó en silencio, sin saber que decir. Jamás había pensado en que alguien le diría eso, ni en sus mejores sueños.
Detuvo su andar y cubrió su rostro con sus manos, sintiendo como pequeñas lágrimas comenzaban a formarse.
—¿Q-qué pasa? ¿Te duele algo?—preguntó el rubio, asustado. ¿Por qué había comenzado a llorar? ¿Acaso había dicho algo malo? Demonios, cuando menos quería siempre lo arruinaba.
—E-estoy muy feliz, eso es todo.— susurró el castaño, limpiando las lágrimas con su muñeca.—Jamás pensé en encontrar a alguien que me dijera eso...Y ¡Sorpresa! Apareciste con tu increíble cartel, tus flores, tu peluche y tus cartas.
Bill lo miró con sorpresa, para luego envolverlo en un cálido abrazo, recargando su mentón en la cabeza del castaño.
—Siempre sabes como enamorarme un poco más, Pino.—Al escucharlo, Dipper simplemente sonrió y correspondió en abrazo.
Tal vez la siguiente respuesta sería un "sí quiero".
—Y ¿Qué pasó después? ¿Papá y tú se hicieron novios?— preguntó con genuina curiosidad un hermoso niño de cabellos castaños. Dipper sonrió y negó.
—No exactamente. La verdad es que pasó bastante tiempo antes de que le dijera "Sí".
—¿Por qué? — volvió a preguntar, confundido.—¿No se amaban?
—Claro que amaba a tu mami, pero ella quería hacerse la difícil.— contestó una tercera voz, sorprendiendolos.
—¡Papi! ¡Bienvenido!—gritó el niño, bajando del sillón y corriendo a los brazos de su padre, quien lo recibió en un fuerte abrazo.
—¿Cómo te portaste hoy, pequeño?—Preguntó el rubio, dirigiéndose a su esposo con una sonrisa de oreja a oreja.
—Llegaste bastante temprano.— dijo Dipper, dándole un pequeño beso en los labios. Bill soltó una pequeña risa y se sentó en el sillón, aun con su hijo en brazos.
—Tenía demasiadas ganas de verlos, así que, aquí estoy.
Bill aun no podía creer que a sus treinta años ya estaba casado con su gran amor y con un hermoso hijo.
Día tras día se pellizcaba las mejillas para comprobar que no era un cruel sueño. Aunque claro, si ese fuera el caso preferiría pasar el resto de sus días durmiendo.
—Cierto, hoy Mabel vendrá junto con Pacifica, para ver como está Arthur.
—¿Tía Mabs y tía Paci vendrán? ¡Genial! Ya quiero jugar con ellas. ¡Les mostraré mis nuevos juguetes!— el niño bajó de los brazos del rubio y corrió en dirección a su habitación.
—Esta muy emocionado...
—Sí...— el rubio se recostó y apoyó su cabeza en los muslos de su esposo, acurrucandose.—Sigues tan cómodo como siempre.
—¿Qué dirían al ver al gran empresario de las compañías Cipher acurrucandose como un niño?—dijo divertido el castaño, comenzando a acariciar el cabello de Bill.
—¿A quién le importa? Mientras los tenga a ti y a Arthur nada de lo que digan o hagan me importará. Soy un hombre de treinta años que disfruta de los mimos de su esposo, no le veo nada de malo a eso.—Dipper soltó una pequeña risita y asintió.
—No haz cambiado en nada, Bill.
—Y no lo haré. Si con esta actitud fue con lo que te enamoré ¿Por qué debería cambiarla?—Dipper asintió y bajó su rostro hasta quedar frente a frente, depositando un suave beso en sus labios
—Cierto.
Todo lo que tenía, ni por todo el dinero del mundo lo cambiaría.
Y todo gracias por un par de molestos mensajes indecentes.
[¡Muchisimas gracias por leer! Akshduje Aun no puedo creer que por fin terminé Mensajes indecentes. </3
Espero de todo corazón que lo hayan disfrutado y aun estoy pensando en un epílogo, pero bueno, eso será después.
┐( ̄ヮ ̄)┌
En un momento pondré los agradecimientos (^w^) ¡Hasta luego! ❤]
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