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Capitulo 36. No es lo que parece.

—Buenos días, bella durmiente.

—Buenos días, Axel, ¿cuánto llevas ahí? —señaléa la silla del escritorio de mi habitación.

—Aproximadamente como dos o tres horas.

— ¿Enserio?

—Sí. Oye, Sarah, ¿Samantha y Daniel saben que estamos aquí?

— ¡Samantha! —dije dando un grito.

—Sarah, cuidado, recuerda tu pie.

—No le dijimos nada, los dejamos en la fiesta solos. Samantha me va a matar.

—Sarah...

—¡Nos va a matar!

— ¡Sarah!

— ¿Sí?

—No creo que Samantha haga eso.

—Pero...

—Pero nada, toma el teléfono y manda un mensaje, seguro te responde.

—Axel, eres un genio.

—Sarah, no soy un genio, eso harían todos.

— ¡Exacto! ¿Dónde traigo mi cabeza?

—En su lugar.

—Axel, no es juego.

—Yo tampoco estoy jugando.

—¿Me pasas mi teléfono?, está en el escritorio.

—Claro —dijo mientras lo tomaba y se acercó a dármelo—. Toma, piensa rápido.

— ¿Piensas que no se atrapar?

—Yo no dije eso. Sarah, saldré un momento, tengo que hablar con mi padre, le diré que estoy aquí para que no se preocupe.

—Claro.

Tomé mi móvil y comencé a escribir un mensaje de texto para Samantha.

Sarah:

¿Samantha?

Samantha:

¿Sí?

Sarah:

¿Estás bien?

Samantha:

Más que bien, ¿dónde se metieron Axel y tú ayer?

Sarah:

Nosotros... bueno, paso algo.

Samantha:

¡Espera! No me digas, tú y Axel... Ya sabes, hicieron algo malo...

Sarah:

¡NO! Bueno, sí.

Samantha:

¿Qué sucedió?

Sarah:

Él, durmió conmigo.

Samantha:

¡OH POR DIOS, MI AMIGA YA NO ES VIRGEN!

Sarah:

¡SAMANTHA!

Samantha:

¿Cómo estuvo?

Sarah:

Samantha, eso no sucedió, necesito que vengas. Bueno, no, te haré una llamada, esto no puedo decirlo por mensaje.

Samantha:

Está bien.

Le marqué al instante a Samantha.

—Samantha, eso no sucedió.

— ¿Entonces qué sucedió?

—Yo me fracturé el pie, Axel me llevó al hospital y descubrí que su padre era el doctor.

— ¿No lo sabías? Y tu madre trabaja con él.

—Sí, lo sé, entonces después me llevó a casa, mi madre no estaba y...

— ¿Y? —dijo Samantha interrumpiendo.

—Le dije que no se fuera.

—Tú y él solos. ¡Oh por dios!

—Él y yo dormimos juntos.

— ¿Qué más sucedió Sarah?

—Nada, sólo dormimos, no sucedió nada.

—Espera...¿qué? ¿Enserio? ¿Nada? ¿Estaban solos y nada?

—Sí, no sucedió nada.

—¡Eres una tonta Sarah!—gritó Samantha tras el teléfono.

— ¿Qué fue eso?

— ¿Qué?—dijo Samantha.

—Lavoz masculina, en tu cuarto.


— ¿En mi cuarto? Yo estoy sola.

— ¿Quién es?

— ¡Hola, Sarah!

— ¿Daniel?

—Sí.

—Te odio, Daniel—se escuchó Samantha.

—Samantha, ¿qué sucedió con ustedes?

—Nada, Sarah.

—Samantha, quiero que me lo digas, yo te dije lo que pasó con Axel.

—Lo siento, se corta la llamada.

— ¡Samantha, te odio! —dije mientras Samantha colgaba.

— ¿Qué sucede? —habló Axel mientras entraba.

—Nada, sólo que tu prima y Daniel están juntos desde ayer.

—Espera...¿qué?

—Si, por fin Daniel lo consiguió.

—Sarah, ¿qué tan importante esel teléfono en tu vida?

—La pregunta ofende, pero es demasiado.

— ¿Qué sucede si hago esto?

— ¿Hacer qué?

—Esto—dijo quitando mi teléfono de mi manos.

—Axel, regrésamelo lo más rápido posible.

—No.

Me levanté de la cama, y comencé a seguirlo por mi cuarto.

—Axel, por favor, correr con un yeso no es nada gracioso.

—Atrápame.

—Axel.

Alcancé a Axel, pero tropecé y ambos caímos al suelo, yo quedé arriba de él, quedamos frente a frente.

—Sarah,¿qué sucede aquí? —habló mi madre mirando a Axel y a mí en el suelo.

—No es lo que parece—habló Axel.

Nos levantamos del suelo lo más rápido posible.

—Mamá, no es lo que parece.

—Regreso de viaje y me encuentro con ustedes así.

—No es lo que parece, no hemos hecho nada malo.

—Eso espero.

—Mamá, él es Axel, el chico del que te conté.

— ¿Tú eres el que hizo sufrir a mi hija?

—Mamá...

—Sí, ese soy yo. Un gusto, soy Axel West—dijo mientras una sonrisa se formó en Axel y le daba la mano a mi madre.

—Soy Melissa Harper, la madre de Sarah. ¿Eres hijo del doctor West?

—Sí.

—Te estaré vigilando—dijo señalando a Axel.

—Mamá.

—Y a ti también. Iré a subir el equipaje, necesito hablar contigo, Sarah—dijo mientras se marchaba.

—Bueno, yo pienso que lo mejor sería que me fuera.

—Axel, no.

—Tu madre acaba de llegar, además tengo que pasar a la casa de Samantha por Daniel. Mi padre estará preocupado.

—Te acompaño.

—Si te duele, no.

—No hay problema.

Bajamos las escaleras y salimos de la casa.

—Axel.

— ¿Si Sarah? —sus estúpidos ojos sexy, se ponían serios.

—Gracias por todo.

—El que debe darte las gracias, soy yo, hiciste que cambiara, todo es mejor contigo.

—Axel, no es necesario que lo digas ambos lo sabemos.

—Sarah, gracias por todo—dijo acercándose a mí.

—Axel, es momento de que ya te marches. Sarah, necesitó hablar contigo—gritó mamá desde la puerta.

—Axel ya se iba.

—Sarah, es momento de que me valla.

—Axel.

— ¿Sí?

—Me debes cinco dólares. Te lo dije, Samantha y Daniel terminarían juntos.

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