Capitulo 19. Sr. Ego usted es muy observador.
Estaba completamente loca. ¿Por qué hacia esto? No lo sé, yo sólo quiero ver a Axel. Llevaba una hora buscándolo, esto es una pérdida de tiempo. Todo parecía perdido hasta que encontré a Daniel en el camino.
—Daniel, me alegra verte —dije mientras tomaba aire.
Él estaba enfrente de mí,
— ¿Qué haces por aquí y sola?
—Si te lo dijera te burlarías de mí.
—Cuéntame todo.
—Es largo —dije mientras me ponía a pensar la hora.
—No hay problema, tengo todo el tiempo que quieras.
—Espera, ¿a dónde vas?
—Contigo—dijo mientras reía. Los huecos que se le formaban en su rostro cada vez que reía me volvía loca.
—Pero, yo voy a mi casa.
—Sí, ¿y qué tiene?
—Nada, ¿entonces estás diciendo que me vas a acompañar? —dije sin pensarlo.
—Bravo, por fin entendiste—dijo él mientras reía.
—Regresando al tema, estaba buscando a Axel—dije apenada.
—¿Sigues sin conocerlo? —habló Daniel mientras reía.
—No tiene nada gracioso—dije algo molesta.
—Estás obsesionada con ese chico que ni siquiera conoces, no sabes cómo es, si es real o falso.
—Pero tú sí lo conoces, me imagino que es real y quiero que me ayudes a conocerlo.
—Ya lo dije, Sarah, no puedo hacer nada.
—Daniel...
—Sarah, tienes que esperar a que las cosas fluyan, Axel sabrá cuándo querrá conocerte, tienes que esperar, las cosas tienen que suceder por sí mismas.
—Eso mismo dijo mi amiga Samantha, deberías conocerla, ella es una buena tipa.
— ¿Samantha West? —preguntó él.
—Sí, ella.
—No es mi tipo.
Continuamos nuestra conversación.
—Espera, ¿estás diciendo que fuiste por más de cinco canchas a buscar a Axel? —dijo Daniel mientras reía.
—Sí —contesté apenada.
—Eso es estar enamorada perdidamente.
—No estoy enamorada, sólo lo quiero conocer.
Simplemente no sé qué pasa, si Axel me estaba empezando a gustar o simplemente lo quería conocer.
—Eso me dice otra cosa a mí.
—Llegamos—dije mientras llegábamos a mi casa.
Caminamos hasta la puerta de mi casa.
—Entonces, ¿estás enamorada de Axel? —preguntó Daniel.
—No lo sé—dije mientras observa su ojos azules.
—Espero que esto te ayude a decidir—dijo él mientras se acercaba a mí.
Estábamos a punto de darnos un beso, nos acercábamos poco a poco.
—Sarah, por fin llegas—dijo Samantha mientras abría la puerta de mi casa y nos interrumpía.
—Sarah, lo siento—dijo Daniel.
—No Daniel, lo siento yo—dije apenada.
—Creo que la que debe una disculpa aquí soy yo—habló Samantha confundida.
—Nadie tiene la culpa aquí, Daniel. Muchas gracias por acompañarme—hablé.
—Espera,¿dijiste Daniel? —habló Samantha.
—Sí —dijo Daniel mientras hacía señas con Samantha.
—Esto es de locos. Y, Daniel, me debes una explicación—dijo Samantha mientras entraba a mi casa.
—Discúlpala, sólo que es muy protectora, parece mi madre —dije mientras reía.
—Bueno, me tengo que ir.
—Claro, cuídate—dije mientras entraba a mi casa.
¿Qué diablos había pasado ahí afuera?
—Samantha, me debes una explicación—grité.
—Tú también, Sarah—contestó desde la cocina.
— ¿Qué haces ahí?
—Comida.
Tomé mi teléfono para contestarle a Axel.
Sarah:
¿Ya volviste?
Axel:
Ya casi llego a mi casa.
Sarah:
¿Me avisas cuando llegues?
Axel:
¿Por qué Sarah se preocupa si llego bien a mi casa?
Sarah:
No sé, tal vez.. ¿porque te quiere?
Axel:
¿Matar?
Sarah:
Sí, Axel, te quiero matar.
Axel:
No te sientas especial.
Sarah:
No empecemos por favor.
Axel:
Yo solo decía que no te sientas especial, ya me han dicho otros que me quieren matar
Sarah:
Yo no te mataría.
Axel:
También eso.
Sarah:
¿Ya llegaste?
Axel:
Sí, sano y salvo.
Sarah:
Está bien.
Axel:
Me hubiera gustado que Sarah hubiera cenado con los West.
Sarah:
¿Y por qué no puedo?
Axel:
Porque ya es tarde, la señorita Sarah está toda desarreglada y tengo que informales a mis padres cuando invito a cenar a alguien.
Sarah:
En primera, ¿cómo lo sabes? Y segunda, ¿todavía pides permiso a tus padres?
Axel:
Lo supuse, te pones tu pijama a las nueve en punto, y sí, todavía sigo las órdenes de mis padres, las seguiré mientras viva con ellos.
Sarah:
¿Cómo sabes eso?
Axel:
Me lo imaginé porque a las nueve en punto no me mandas mensaje y vuelves a las nueve con cinco minutos.
Sarah:
Señor egocéntrico, usted es muy observador.
Axel:
Es cuestión de tiempo.
Sarah:
Hablando de tiempo, ¿cuánto hace que nos hablamos?
Axel:
Calculando matemáticamente, como más de dos meses.
Sarah:
¿Y todo ese tiempo peleamos?
Axel:
Sí, creo.
Sarah:
Qué pérdida de tiempo.
Axel:
¿En serio piensas eso?
Sarah:
Sí, fue una pérdida de tiempo pelear contigo en vez de llevarnos bien como ahora.
Axel:
Pensé que estabas diciendo que tu equivocación fue una pérdida de tiempo.
Sarah:
Claro que no, fue la mejor equivocación que pudo haberme pasado.
Axel:
Pensé que habías dicho "fuiste el mejor error".
Sarah:
¿Leíste los mensajes que te mande como loca? Pensé que sólo los ignoraste.
Axel:
Sí, leí todos los que me mandaste y la verdad, no supe qué contestar, por eso al final respondí un no lo sé.
Sarah:
¿Cómo que no supiste qué contestar?
Axel:
No tenía palabras para responderte.
Sarah:
Habiendo miles de palabras y no pudiste contestar otra cosa que no fuera un no lo sé.
Axel:
Mi léxico en ese momento se había agotado.
Sarah:
Está bien, olvidémoslo.
Axel:
Pero creo que lo correcto sería darte una disculpa.
Sarah:
Tú no me debes ninguna disculpa.
Axel:
Siento que es lo correcto de hacer.
Sarah:
Está bien, como quieras.
Axel:
¿Entonces, perdón? Aunque no entiendo por qué pido perdón
Sarah:
Lo mismo me pregunto yo, ¿por qué?
Axel:
Sarah.
Sarah:
¿Sí?
Axel:
¿Qué piensas de las personas que mienten?
La pregunta me dejó con la duda. Esto ya no me estaba gustando.
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