Axel:

Lo digo porque eso me dijeron.

Axel estaba un poco sospecho desde el día de la fiesta.

Sarah:

Pues a veces no se deben de decir algunas cosas.

Axel:

Bueno, me seguirás contando, ¿o no?

Sarah:

¡No!

Axel:

Seguirás contándolo en tres, dos, uno.

Sarah:

No te seguiré contando en tres, dos, uno.

Axel:

Creo que fallé, será en cinco.

Sarah:

No.

Axel:

Cuatro.

Sarah:

Te.

Axel:

Tres.

Sarah:

Contaré.

Axel:

Dos.

Sarah:

Más.

Axel:

Uno.

Sarah:

Ya.

Axel:

Y ahora lo dirás todo sin tener que darte presión.

Sarah:

Claro que no.

Axel:

Adelante, yo sé que mueres por decírmelo.

Sarah:

No, señor egocéntrico.

Axel:

Tú lo quieres contar, te mueres por hacerlo.

Sarah:

Ok, te seguiré contando. Lo seguí al baño.

Axel:

Te lo dije, ¿y después?

Sarah:

Lo seguí al baño y le curé la herida que se había hecho en la pelea, ¿algo más?

Axel:

¿Hasta dónde lo seguiste?

Sarah:

¡Al baño!

Axel:

¿Al baño?

Sarah:

Si, para curarle la herida.

Axel:

¿Y después?

Sarah:

Pues le agradecí por lo que hizo.

Axel:

¿Qué le dijiste?

Sarah:

¡Ya!

Axel:

¿Ya?

Sarah:

Ya no quiero hablar de eso.

Axel:

¿Por qué?

Sarah:

No entiendo, ¿por qué quieres saber tanto?

Axel:

No entiendo, ¿por qué me contestas?

Sarah:

¿Porque eres un terco, tal vez?

Axel:

Bueno, yo no tengo la culpa de que me lo hayas dicho todo. Ahora puedo decir.

Sarah:

¿Ahora puedes decir?

Axel:

Que a Sarah le gusta Daniel.

Sarah:

Posiblemente.

Axel:

¿Enserio? Pero lo conociste hace poco.

Sarah:

Pues no sé, tal vez sólo se me hizo guapo.

Axel:

No, yo creo otra cosa.

Sarah:

Es que creo que lo conozco desde hace mucho tiempo, no sé, es único.

Eso era demasiado cierto, él era único, no era como los demás chicos, me hizo sentir única.

Axel:

¿En qué forma es único?

Sarah:

No lo sé, sólo es único.

Axel:

Del uno al diez, ¿cómo estaba de guapo?

Sarah:

Diez es poco, diría que un mil.

Axel:

Así que se te hace guapo.

Sarah:

¿Y para qué quieres saber su guapura?

Axel:

Porque yo me quedaré con él.

No puede ser eso conocí a un chico lindo y ahora mi mejor amigo me lo quiere quitar. Espera, espera,¿desde cuándo Axel es mi mejor amigo?

Sarah:

¿Eres gay?

Axel:

¡Obvio no! Solo estaba jugando, ya veo, la señorita ilusa no sabe de juegos.

Sarah:

¡Ash!

Axel:

¿Conseguiste su número?

Sarah:

No.

Axel:

¿Quieres que te lo consiga?

Sarah:

¡Sí, por favor!

Axel:

Claro que no, ni lo conozco, ¿qué tal si es un violador?

Sarah:

¡Por favor!

Axel:

Enserio, no sé quién es ese tal Daniel y además, si lo conociera no te lo presentaría.

Axel:

Ya lo dije, puede hacerte daño.

Sarah:

¿Y por qué?

Axel:

¿Qué tal si esa persona es un patán que se cree superior y sólo quiere jugar contigo?

Sarah:

¿Por qué crees eso? ¿Lo conoces?

Axel:

No, pero solamente me preocupo por ti.

Sarah:

¿Te preocupas por mí? Tú me odias.

Axel:

Yo nunca dije que te odiaba.

Sarah:

¿Entonces no me odias?

Axel:

Yo nunca dije que te odio.

Sarah:

¿O sea que estás admitiendo que te caigo bien?

Axel:

¡No estoy diciendo eso!

Sarah:

A Axel le cae bien Sarah.

Axel:

Oye, eso lo digo yo. Y sí, lo admito, no me caes mal.

Sarah:

Sólo eso quería escuchar.

Axel:

Pero tampoco me caes muy bien.

Sarah:

Sí, como tú digas.

Axel:

Sólo me agradas.

Sarah:

Si sólo te agradara no me protegerías.

Axel:

Yo no te estaba protegiendo.

Sarah:

Entonces, ¿cómo se le llama cuando alguien no te quiere dar el teléfono de un chico guapo porque piensa que solo te hará daño?

Axel:

Sólo quiero ser buen amigo.

Sarah:

Y ahora somos amigos, ¿quién te entiende?

Axel:

Ahora te estoy dando una oportunidad y no la aprovechas.

Sarah:

No gracias, no necesito oportunidades.

Axel:

Bueno señorita ilusa, desaprovechaste tu oportunidad y yo no doy segundas oportunidades.

Sarah:

Está bien, la aprovecharé, señor egocéntrico.

Axel:

¿Sabes, señorita ilusa?, ya no quiero ser tu amigo.

Sarah:

Señor egocéntrico, no se comporte como un niño pequeño.

Axel:

Yo no soy el que se comporta así, eres tú, niña caprichosa.

Sarah:

Yo no soy caprichosa.

Axel:

Sí lo eres, quieres todo lo que se te plazca.

Sarah:

Adiós.

Axel:

Lo ves, no te das cuenta de lo ilusa que te vez haciendo esto.

Sarah:

No pedí tu opinión sobre cómo me veo cuando hago eso.

Axel:

Lo sigues siendo.

Sarah:

¿Sabes?, eres algo bipolar.

Axel:

¿Bipolar yo? Por favor, mira quién lo dice.

Sarah:

¿Yo soy bipolar?

Axel:

Demasiado, en un momento estas feliz y en otro me odias.

Sarah:

Cierto.

Axel:

¿Lo ves?, yo siempre estoy feliz; pero la que hace que me ponga de mal humor eres tú, porque no te entiendo, no eres como las demás chicas.

Sarah:

¿Como las demás chicas?

Axel:

Sí, no eres de esas que se ilusionan con un hola.

Sarah:

¿Por qué me ilusionaría? Ni siquiera te conozco, a parte no soy como las plásticas del instituto.

Axel:

Eres ilusa y lista señorita Sarah.

Sarah:

¿Lo tomo como un halago, señor egocéntrico?

Axel:

Eres difícil de conquistar.

Sarah:

Tengo mis razones.

Axel:

Sabes, desde el momento que te conocí me propuse algo.

Sarah:

¿Qué es?

Axel:

Que en un momento tú terminarás rendida a mis pies.

Sarah:

Eso tú lo crees.

Axel:

Ya lo veremos más adelante, señorita ilusa.

Sarah:

Como usted diga, señor egocéntrico. Buenas noches, me dormiré.

Axel:

Pero recuerda, en algún momento te diré te lo dije.