Capítulo 34.
La universidad me está matandooooo Dx
Pero bueno, le dije a alguien que iba a actualizar luego de mi examen del jueves, y pos... aquí estamos 'v'
...
Estos días habían sido tranquilos, en su mayoría.
Izuku sabía que él y su madre estaban ignorando la realidad, la verdad de que Hisashi había vuelto y que tendrían que enfrentarlo, pero... no quería enfrentarlo.
Tenía miedo de ver a su mamá llorar, no quería verla llorar, pero, su mamá se veía decaída, más callada, más ida. Sólo parecía animarse cuando Toshinori y Tenko venían, pero...
— ¿Qué hago...? —Preguntó, apretando la tela de sus pantalones.
Sorato suspiró— Izuku, entiendo que estás en una posición difícil, pero necesitas recordar que no es tu responsabilidad arreglar la situación de tu madre. —Señaló, quitándose los lentes, ante lo cual el chico apartó la mirada— Ella no quiere hacerte responsable de sus emociones tampoco, tú sólo... necesitas estar ahí, mostrándole que puede contar contigo. Cuando se sienta lista, podrán hablar, ¿Está bien?
— Sí...
No era su culpa, no era su culpa en lo absoluto, pero no podía evitar sentir que debería hacer algo. Esta situación lo hacía sentir tan impotente, y culpable.
Esa sensación de culpabilidad e impotencia no se había ido desde lo que pasó con Hikaru-chan y su madre...
— Estás sufriendo un episodio de estrés agudo postraumático por lo sucedido en Shizuoka. Es normal tener sentimientos de culpa o vergüenza. —Explicó Sorato con un tono amable y suave.
No obstante, temía que esto pudiera evolucionar a un caso de trastorno de estrés postraumático. El estrés agudo postraumático no debía durar más de un mes, si duraba más, significaba que había evolucionado, y estaban peligrosamente cerca de ese tiempo.
— Creo que debería darte una derivación a un psiquiatra, Izuku-kun.
— ¿E-Eh?
Ante estas palabras el chico levantó la mirada y le dio una mirada de cordero a medio degollar y sin sus lentes, Sorato pudo ver los sentimientos de su joven paciente: un remolino de ansiedad, culpabilidad y miedo. Izuku estaba cargando con mucho y la idea de una derivación le había puesto ansioso, pero no por el hecho de ser derivado a un psiquiatra...
— No te preocupes, Izuku-kun. Ir al psiquiatra no significa que dejaras de venir.
Izuku estaba aterrado de ser abandonado.
— Ya veo...—Desvió la mirada.
Había vivido demasiadas cosas este año, que su padre volviera no estaba ayudando a su estado mental en lo absoluto. No después de vivir una experiencia traumática de ese nivel. Este chico sólo era un niño, aún no cumplía los quince años. Era demasiado para él, y la terapia le estaba ayudando a navegar en el mar de emociones que estaba experimentando.
— Gracias, Yoshida-san...—Fue lo que dijo cuando terminó su sesión.
— "Sorato-san" está bien. —Le dio un golpecito amable en el hombro— Nada de lo que ha ocurrido es tu culpa.
— Lo sé...
No era su culpa, no lo era. Era culpa de Hisashi.
‹Lo odio›. Apretó los puños mientras volvía a su casa.
Todo estaba bien antes de que él viniera a Japón. ¿Acaso no era suficiente esa estúpida familia que había hecho y ahora quería molestarlos...?
La mente de Izuku era un caos, y él lo sabía. Cuando su mamá volviera le diría lo de la derivación al psiquiatra.
‹Las pastillas deberían ayudar, ¿No...? ›.
Pensar tanto lo había agotado, por lo que cuando llegó a casa sólo se dejó caer en su cama, decidido a dormir, o así fue hasta que su celular sonó.
— ¿Qué tal, Izu-kun? ☆—Escuchó la voz de Yuga al otro lado.
— A-Ah...
No supo qué pasó, pero cuando escuchó a Yuga no pudo más y rompió a llorar, cosa que asustó al rubio.
— T-Tranquilo, oye, estoy aquí. —Era claro que Yuga no se esperaba escucharlo llorar. Él no quería llorar, pero siempre terminaba llorando— ¿Qué pasó?
— Yuu-kun...—Sollozó— Mi papá volvió...
Apenas podía entenderse lo que estaba diciendo, ni él sabía qué estaba diciendo. Era como si una presa se hubiera roto y las lágrimas y todo lo que estaba guardando se desbordó.
Yuga lo escuchó sin quejarse, diciendo palabras de consuelo mientras él seguía llorando. Algunas cosas que dijo no tenían mucho sentido, no se sentía capaz de ponerle un orden ahora mismo a sus sentimientos, pero él le ayudó a que pudiera ponerlos en palabras, sin importar cuán difíciles fueran estas de entender.
— ¿Quieres venir a mi casa?
Las invitaciones a su casa siempre eran divertidas. Yuga tenía juegos, consolas, bicicletas, patinetas, libros; todo lo que un adolescente podría desear.
Sollozó— Mañana, mañana iré...—Tenía que decirle a su mamá que iría a su casa. No quería asustarla.
— Está bien~, mañana te llevaré conmigo a casa ☆ —Ni siquiera sabía la razón, pero esas palabras lo hicieron reír aun cuando su manga estaba llena de mocos y lágrimas.
— Sí, estaré ahí, Yuu-sama. —Rio de manera sincera por primera vez en varios días.
— Este Yuu-sama se encargará de cuidarte ☆. —Ni siquiera podía verlo, pero estaba seguro de que ahora estaba soltando brillos, lo cual lo hizo reír aún más.
El solo hecho de haber conocido a Yuga hacía que cambiarse de escuela hubiera valido totalmente la pena.
...
Siento que estoy haciendo que shipeen a Yuga y a Izuku...
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