Capítulo 28.
Sufrí haciendo esto, así que ustedes deben sufrir también.
...
[Advertencia: Este capítulo contiene situaciones que pueden afectar la sensibilidad del lector (muerte de un personaje, situación traumática, culpa). Se recomienda discreción.]
...
— ¡Wow! —Exclamó Izuku, aferrándose a la espalda de Tenko mientras iban en su motocicleta.
Tenko le ofreció un paseo en su nueva moto, dijo que quería estrenarla antes de que pasara algo, y ese algo era Dabi haciéndola explotar.
— ¡¿Podemos ir más rápido?!
— Sí.
Esta afirmación emocionó al chico, quien pudo sentir el viento en su rostro, intentando alborotar, sin éxito, su cabello cubierto por el casco.
Para cumplir el pedido del chico, Tenko tuvo que ir a la carretera, donde podía ir a 100 kilómetros sin problemas ni preocupaciones. A esta hora había pocos autos.
Fue un paseo divertido, con Izuku disfrutando la experiencia de montar una motocicleta, emoción que pronto contagió al héroe Shiki.
‹ ¿Cuándo fue la última vez que disfruté montar en mi moto...? ›.
No lo recordaba.
Sin embargo, el paseo se vio interrumpido por una llamada en el celular de Tenko, quien se puso notablemente nervioso ante esto.
— Izuku, ¿Puedes contestar por mí? —Le pidió.
— Sí. —Asintió, metiendo su mano en el bolsillo del mayor. El celular era un poco antiguo, un "ladrillo" como le decían, pero no tenía contraseña.
Izuku entonces contestó, sin sospechar lo que esta llamada significaría para él ni cómo esta cambiaría su vida.
— ¿Hola?
— ¡Shiki...!
Fue una llamada concreta.
— ¡Hay un enfrentamiento en el norte de Shizuoka, te necesitamos!
— ¿Dónde? —Preguntó Izuku, sintiendo como su corazón latía con fuerza en su pecho.
— ¡Al norte, cerca del centro comercial principal!
— ¡Está bien...! —Y así, sin más, la llamada se cortó.
— ¿Dónde? —Fue todo lo que el mayor preguntó.
— ¡Es cerca del centro comercial de Shizuoka, en el norte! —Respondió, y lo siguiente que supo fue que de pronto el mayor aceleró.— ¡Wah...!
Ante el súbito aumento de velocidad, Izuku tuvo que aferrarse con fuerza a Tenko, temiendo caerse de la motocicleta.
— ¡Vamos muy rápido...!
De pronto la emoción del momento fue reemplazada por angustia, no sólo por el súbito aumento de velocidad del héroe de apoyo, sino porque... un encuentro en el centro comercial de Shizuoka... eso...
‹Los civiles...›. Pensó, sudando frío ante la idea de la cantidad de civiles que había un viernes por la tarde en un centro comercial. Ahora todos ellos...
En ese momento Tenko había entrado en modo "Shiki" y sólo pensó en llegar al lugar, no obstante, cuando pudo ver el humo y los gritos, diciéndole que estaba cerca del enfrentamiento, el hombre cayó en cuenta de que el hijo de la novia de su padre estaba en su espalda, aferrándose con miedo ante su conducción imprudente.
‹Maldita sea›.
Lo había puesto en peligro.
Al pensar en eso, Tenko se detuvo en un lugar donde pudo ver a la policía evacuando a los civiles.
— ¡No importa qué pase, no te acerques! —Le advirtió, bajando de la moto para dársela.— El lugar de los médicos es lejos del enfrentamiento.
— ¡S-Sí! —Respondió, asustado ante el cambio de personalidad de Tenko.
Ante esta respuesta, Tenko se acomodó el casco y corrió hacia el lugar del enfrentamiento. El lugar de Izuku estaba lejos del conflicto, pero el suyo estaba justo detrás de los héroes.
‹Soy un idiota›. Se reprochó a sí mismo el joven, sin poder concentrarse del todo en lo que había delante de él por la culpa. Si algo le pasaba a Izuku no podría perdonárselo, y su padre e Inko tampoco lo perdonarían. ‹Mantente a salvo, Izuku-kun›.
— ¡Evacúen hacia el sur!
— ¡Mami...!
— No llores, cariño.
Gritos, llantos, explosiones; los alrededores del centro comercial eran un desastre. Hombres, mujeres y niños, todos estaban asustados por el enfrentamiento con los villanos, y en medio de todo estaba Izuku, parado en medio del desastre, viendo a lo lejos como el humo se acercaba.
—...
Nunca había estado tan cerca de un enfrentamiento.
‹Tengo que huir...›.
Y el humo parecía acercarse, más cuando vio a lo lejos una figura roja volando. Hawks.
— ¡Mamá, ¿Dónde estás?!
Pero al escuchar el llanto desesperado de un niño al que todos estaban ignorando por el pavor que había en el lugar, se sintió incapaz de mantenerse al margen.
‹Tengo que hacer algo›. Pensó, apretando los puños y moviéndose entre la multitud de personas aterradas hacia donde estaba aquel pequeño de niño de cabello negro.— ¿Estás bien?
A lo que el niño hipo y levantó la mirada, dejando ver su rostro cubierto de lágrimas y mocos.— N-No, m-mamá... No sé dónde está.
— No te preocupes, encontraremos a tu mamá. —Aseguró, tomando su mano. Parecía haberse tranquilizado un poco.— ¿Cuál es tu nombre?
— H-Hikaru...
— Todo estará bien, Hikaru. —Aseguró, comenzando a caminar a donde los policías indicaban.— ¿Cómo luce tu mamá, Hikaru-chan? —Sonrió, intentando tranquilizarlo.
— Ma... Mamá tiene el pelo rosa, es muy bonito. —Respondió el niño, amenazando con romper a llorar.— Quiero a mi mamá.
‹Yo también›.
Izuku no sabía quién estaba más aterrado, si él o Hikaru, pero aunque quisiera no podía echarse a llorar. Tenía que ponerse a salvo, a él y Hikaru, y una vez todo se tranquilizara podrían buscar a su madre y él podría volver a casa.
‹Quiero a mi mamá›. Pensó el chico, caminando entre las calles, pero estaba asustado, aterrado, y su ansiedad no hizo sino empeorar al ver que ambos estaban casi solos, ya la zona había sido evacuada. ‹ ¿Dónde está el refugio? ›.
Sin embargo, no pudo seguir con sus dudas pues en ese momento, a menos de un metro de él, unas plumas rojas se enterraron en el concreto, sacándole un grito ahogado.
‹Mierda›.
El conflicto ya los había alcanzado.
Sin saber qué hacer, en ese momento Izuku sólo pudo tomar al aterrado niño en brazos y correr a los callejones entre los negocios, esperando que ahí no pudieran ser víctimas del fuego cruzado.
¿Dónde estaba corriendo?
No tenía idea, nunca había estado en Shizuoka, sus piernas sólo se movían por inercia.
¿Dónde ir?
Un lugar donde estuvieran seguros.
¿Ese lugar existía?
No lo sabía.
‹Quiero a mi mamá›. Pensó Izuku, sin notar que las lágrimas habían comenzado a caer de sus ojos, bajando sus mejillas, no lo sabía, su cerebro sólo atinó a seguir.
Y fue la decisión correcta, pues en un punto escuchó una fuerte explosión a donde habían estado momentos antes.
Al sentir la onda expansiva de la explosión de aquella motocicleta donde había estado hace sólo unos minutos sus oídos zumbaron y sintió como toda su energía se iba...
— Estamos bien... Estamos bien...
Izuku entonces no pudo más y se detuvo cerca de unos botes de basura, donde buscó protección.
— Hikaru-chan, ¿Cómo es tu mamá? —Preguntó, mirando a un punto perdido en la pared del callejón.
— Mamá es muy buena...—Aseguró, hundiendo su rostro en el pecho del chico, quien pudo sentir cómo las lágrimas del niño mojaban su ropa.— M-Mami dijo q... que le compraríamos un regalo de cumpleaños a papá y-y compraríamos helado, p-pero...
— Ya veo...—Dijo, sintiéndose perdido, aturdido, sólo...— ¿Lograron comprarle el regalo a papá...?
— N-No...—Sollozó.— Quería comprarle u-un camión... A papá le gustan los camiones...
— ¿Tienen un auto...?
— Sí... era del abuelo... El abuelo se lo regaló a papá...
— Eso es genial... ¿Cómo es...?
— Es rojo...
Izuku ni siquiera entendía la razón por la que estaba preguntándole estas cosas a Hikaru, sólo... necesitaba distraerse de los ruidos de la pelea, distraerse del zumbido de sus oídos y su corazón latiendo en estos.
Se sentía tan... desconectado...
Ni siquiera supo cuánto estuvo hablando con el niño, quien dijo tener ocho años, sólo pudo notar el temblor de Hikaru y el suyo propio, asustados de lo que había fuera del callejón, sin siquiera notar el olor putrefacto de la basura a su lado.
El cumpleaños del papá de Hikaru sería la próxima semana, su mamá iba a hacer un pastel de café para su cumpleaños; a su papá le gustaba mucho el café. Su mamá se llamaba Mizuki, su papá Kazuki, también dijo que tenía un hermanito llamado Yushin, de tres años, quien se quedó en casa con sus abuelos mientras ellos compraban el regalo a papá; también dijo que a su mamá le gustaban los broches con flores, y que hoy había sido un girasol.
‹Cuando vea a Mizuki-san, me disculparé por llevarme a su hijo sin permiso...›. Pensó Izuku, notando que hace ya unos minutos no escuchaba nada.
Aún así, Izuku no se movió hasta que escuchó a los policías decir que la amenaza había sido neutralizada.
— Vamos, Hikaru-chan. —Le sonrió con la mirada pérdida, levantándose del suelo.— Vamos a buscar a tu mamá.
— Sí...
¿Cómo reaccionaría Mizuki-san cuando lo viera volver con Hikaru? ¿Se enojaría por llevárselo? ¿Le agradecería...?
‹No lo sé...›. Pensó, notando los escombros bajo sus zapatos cuando salió del callejón. Sólo sabía que sólo quería volver a casa, abrazar a su mamá y no salir el resto del día.
Un héroe... ¿Qué es ser un héroe?
Si hubiera nacido con un quirk genial, él hubiera estado en la primera línea, luchando, y no hubiera visto todas esas desgracias...
Cuando estás concentrado en la batalla, no notas los muertos alrededor.
Había descubierto una verdad desagradable: detrás de las fantásticas peleas que ves en la televisión hay un rastro de destrucción que cobra vidas...
— ¡Un médico!
— ¡Tenemos un herido...!
E Izuku estuvo ahí, viendo el desastre alrededor y, a lo lejos, la figura de Tenko, sacando gente entre los escombros.
— Nii-san...
Sin embargo, la emoción de Izuku al ver bien a Tenko desapareció de golpe al ver que entre los escombros sacaron el cuerpo de una mujer de cabello rosa con un broche de girasol, una que fue llevada lejos en brazos de otro rescatista.
— No abras los ojos. —Dijo, cubriendo los ojos del niño al ver eso.
Ningún niño merecía que la última imagen que viera de su madre fuera esa, pero él sí pudo ver aquella imagen del cuerpo sin vida de aquella mujer, y eso...
Eso fue demasiado para Izuku, quién en el fondo seguía deseando una vida de héroe para él, pero después de ver esto...
— ¿Onii-chan? —Le preguntó Hikaru, sin entender esto.
— Hikaru-chan...
Izuku simplemente no pudo decir nada más, el nudo en su garganta se lo impidió, sólo siguió caminando y entregó al niño a la policía.
Él se había preguntado qué haría la madre cuando se lo entregara, pero... ella...
‹Quiero vomitar›. Pensó, cubriéndose el rostro con las manos.
Quería llorar, gritar hasta quedarse sin voz, vomitar. No sabía, no sabía...
— Mamá...—Sollozó, queriendo que su mamá lo abrazara y le dijera que todo estaba bien.
Y, así, Izuku no pudo más y sólo pudo llorar como un niño, sentado en un escalón que había en el lugar.
‹Sólo es un niño›.
Hikaru sólo tenía ocho años, su hermano tenía tres años, sólo querían comprar un camión a su papá y ahora...
— Lo siento...
Aunque sabía que no hubo nada que él pudiera hacer para ayudarla, no pudo evitar pensar que pudo haber hecho algo, cualquier cosa, y, consumido por aquel sentimiento de culpa, porque él todavía tenía a su mamá, sólo pudo llorar hasta quedarse sin lágrimas.
...
Aquí tienen el capítulo prometido (人*'∀`)。*゚+
El mundo de los héroes no es color rosa.
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