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Capítulo 17.

Noticias: Badi ha hecho una nueva parte del cómic, después de muchos meses, y será publicado el 3 de marzo, día que, por cierto, es mi cumpleaños.

Ahora, volviendo a la novela, muy lindo y todo, con mucho fluff y cosas bonitas. Pues ya es hora de recordarles que esto es un fanfic hurt/comfort, al menos hasta que lleguemos hasta el inicio del cómic, ahí directamente no habrá comfort. Así que... Advertencia: este y los próximos capítulos herirán tus sentimientos.

...

— Tenko-san.

— ¿Mm? —el joven de cabello blanco volteó a ver a Izuku, notando que este lucía un poco inquieto, además de que parecía estar escondiendo algo tras su espalda.

A menos que ocurriera una catástrofe, hoy era su día libre y su padre decidió que él sería quien supervisaría el entrenamiento de Izuku. No era difícil supervisarlo, además de ser muy agradable este chico daba lo mejor de sí en cada situación en que a su padre se le ocurría meterlo así que no era tedioso ni molesto, de hecho, era un poco divertido ver con qué ocurrencia saldría esta vez.

— S-Sé que todavía no es navidad, pero es el último entrenamiento antes de navidad y por eso...—sabiendo que estaba comenzando a hablar demasiado, Izuku decidió callarse y sólo extenderle una caja con un moño de regalo.

— ¿...?

Con curiosidad, Tenko tomó la caja que el chico le estaba extendiendo y quitó el lazo que la mantenía cerrada, dejando ver un par de guantes nuevos en su interior.

—...

— Tus guantes... se ven muy desgastados y pensé que sería buena idea regalarte un par nuevo y...—bajó la cabeza, comenzando a pensar demasiado, otra vez— L-Lo siento si esto-...—levantó la mirada, viendo que Tenko se había quitado sus guantes y se había puesto los que le había regalado— ¡...!

Sonrió— Gracias, Izuku-kun. Yo también estaba comenzando a pensar que necesitaba otro par.

— ¡Muchas gracias! —hizo una reverencia.

— ¿Eh? ¿Por qué me estás dando las gracias...?

Al ver esto, All Might, quien estaba supervisando a ambos desde lejos, no pudo evitar reír al ver la interacción entre su hijo e Izuku. Este chico podía ser muy gracioso por momentos.

— Aquí está su hijo, sano y salvo, Inko-san —sonrió Toshinori, "entregándole" a Izuku a su madre. Como de costumbre, por mezclar entrenamientos él estaba muy cansado y se fue directo a bañar.

— Gracias por todo, Toshinori-san —sonrió Inko— ¿Va a quedarse a cenar?

— Ah, no, lo lamento. Hoy no puedo —se disculpó el rubio, un tanto apenado al rechazar la comida de Inko— Hoy es el cumpleaños de Hana, ella se enojará conmigo si llego sin apetito.

— Oh, ¿Era hoy? Lo lamento —se disculpó, un tanto apenada al haber olvidado eso.

Entonces, un silencio incómodo se formó entre ambos, un silencio que ninguno supo muy bien cómo romper. Había muchas cosas que querían hablar, pero ninguno se atrevió a hacerlo, no por completo.

— Inko-san.

— ¿Sí?

— ¿Ha pensado en su respuesta a mi propuesta? —le preguntó, sintiéndose un poco nervioso— No quiero presionarla, es sólo que...

— Sí, lo entiendo —desvió la mirada, sintiéndose incapaz de verlo a los ojos esta vez— Yo... todavía necesito un poco de tiempo para pensarlo...

— Sí, no se preocupe. Tómese todo el tiempo que necesite —aseguró Toshinori con una sonrisa.

‹ ¿No se supone que Izuku es el adolescente? › se cuestionó Tenko, viendo la escena desde la cocina. Había ido a por un vaso con agua y ahora no se sentía capaz de salir e interrumpir la escena.

Hace unos días, su padre se le declaró a Inko y ella le pidió un tiempo para pensar en su propuesta. No entendía porqué, después de todo, era claro que a ella le gustaba su padre y que él gustaba de ella.

‹ ¿Quizás tiene que ver con el padre de Izuku...? › se preguntó por un momento, esperando encontrar un buen momento para interrumpir y recordarle a su padre que Hana los estaba esperando.

Tenko no sabía que tan en lo correcto estaba con esto...

— Inko-san, no necesita apresurarse. Hisashi-san no muestra señal alguna de querer volver, no necesita apresurarse en tomar una decisión.

— Lo sé...

Las citas de Izuku habían pasado de una a la semana a una cada dos semanas. Él estaba muy bien en su nueva escuela e incluso había hecho buenos amigos, bueno... Yuga-kun era un poco extraño, pero era un buen chico. Es por esto que él ya no necesitaba ir tan seguido a sesiones, por otro lado, ella...

Sabía que tenía que enfrentarlo, pero le daba miedo.

— Yo...—empezó, sin atreverse a mirar a Sorato-san incluso cuando sabía que él estaba usando sus lentes— Llamé a la compañía donde Hisashi-san trabaja...—admitió— Y...—no fue capaz de seguir hablando incluso cuando quería hacerlo, el nudo que se le formó en la garganta se lo impidió.

— ¿Qué sucedió, Inko-san? —la animó a continuar.

Se aferró al borde de su falda, intentando seguir hablando— E-Esta vez, me respondió otra chica, no era la misma que siempre atendía el teléfono —admitió— Y ella me dijo que... Hisashi-san estaba de vacaciones con su esposa y su hijo y que llamará la próxima semana...—la voz de Inko se rompió— Él...

‹Un bígamo› pensó Sorato, viendo como Inko parecía tan devastada con la noticia. Siendo sincero, no le sorprendía, no era normal que un esposo simplemente se fuera y no volviera a casa sin importar la fecha o festividad, pero seguía siendo algo triste y lamentable.

Apretó la tela de la ropa, sin importar que esta se arrugará— Lo busqué en el sitio web de la compañía, él estaba en el directorio de la empresa, él ya no es un simple empleado, pero... él ya ni siquiera tiene el mismo nombre...—agregó, recordando ver el nuevo nombre del que era su esposo en la nómina de la empresa, justo bajo su foto. Una realidad que no podía evadir— Y su hijo...—sus ojos se llenaron de lágrimas— Ese chico tiene diez años, su nombre es Tomohisa, él es un prodigio con un quirk de fuego poderoso...

「 ¡Aquí, con el próximo héroe número uno! 」 proclamaba él en las redes aun cuando ni siquiera podía recordar el nombre del héroe favorito de Izuku, al mismísimo héroe número uno de Japón. Él... ni siquiera había intentado volver a Japón en más de diez años, o de siquiera hablar con Izuku en todo este tiempo...

— Mamá... ¿Por qué no tengo un quirk?

Si Izuku supiera esto, lo destrozaría.

No sólo Hisashi la había engañado con otra mujer y había tenido un hijo con esta, también había abandonado por completo a Izuku, lo había dejado de lado y en su lugar presumía a su nueva familia y alardeaba acerca de su nuevo hijo con un quirk poderoso, sin nunca mencionar a su primer hijo, Izuku, un chico sin quirk.

Él... ni siquiera se molestó en decirle nada de esto la última vez que vino a Japón, él ni siquiera mostró algún tipo de vergüenza o incomodidad en su visita, como si no estuviera en conflicto o algo. Él jamás dejó ver alguna señal de que él tenía una nueva familia y que ahora ellos eran la otra familia.

— Inko-san...

— Soy patética, ¿No es así? —preguntó, sintiendo sus ojos picar por las lágrimas— Él ni siquiera... Él... Él se olvidó de nosotros y yo sigo aquí, aferrándome a él...

— Inko-san, usted no es patética —declaró Sorato, muy firme— La persona que ha fallado no es usted, ni Izuku-kun, sino Hisashi-san.

— ¡Pero...! —sollozó.

— Inko-san, ¿Está segura que quiere seguir en un matrimonio así? —le preguntó Sorato al verla tan destrozada— No hablo de empezar una relación con Toshinori-san, hablo de ¿Realmente un matrimonio así es lo que usted quiere? Incluso si no quiere empezar una nueva relación, incluso si decide que ya no quiere intentarlo de nuevo, seguir casada con Hisashi-san no le ofrece nada. En estos meses usted ha avanzado mucho, ha bajado de peso, ha dejado de comer por ansiedad... la mayor parte del tiempo —agregó, recordando que algunas veces, principalmente por estrés, Inko recaía en sus viejas costumbres— Usted incluso ha conseguido un trabajo en su área y en sólo unos meses ha conseguido una oferta para un ascenso. Ni usted ni Izuku necesitan a Hisashi-san, y creo que lo mejor para usted sería terminar con esta relación.

— ¿Eso cree...?

— Aprender a cuándo dejar ir algo, saber cuándo rendirse con algo que le hace mal, eso es una habilidad importante.

— Dejarlo ir...

Es cierto, no necesitaba a Hisashi, no necesitaba estar casada. Izuku y ella lo habían estado haciendo bien todo este tiempo, aun sin el ingreso que él les enviaba ellos estarían bien, cuando obtuviera su ascenso su sueldo aumentaría y sería más dinero que el que él enviaba, también tenía un buen monto de dinero ahorrado en caso de emergencia, ella...

— Saber cuándo rendirse...

Al día siguiente le envió los papeles de divorcio a Hisashi por correo. Tras días de silencio, poco antes del inicio de la navidad, la respuesta llegó en forma de un sobre en el buzón.

No hubo una disculpa, no hubo una llamada, una carta, ni nada, lo único que había en ese sobre fueron los papeles del divorcio, firmados con la firma de Hisashi Midoriya, alguien a quien ya no conocía.

Sólo hubo silencio, y eso fue lo que más le dolió. Silencio después de 20 años de matrimonio, la mitad de su vida, desperdiciada.

‹ ¿Acaso soy la única para la que significó algo...? ›

Ese día, después de que Izuku se fue a la escuela, se reportó enferma en el trabajo y se quedó en la cama todo el día. Izuku tenía clases de Aikido con Yuga-kun y no volvería hasta tarde, hoy estaría a solas con sus pensamientos y eso era algo que le aterraba.

Todo este tiempo... ¿Siquiera significó algo? No lo sabía y eso era lo más doloroso, ¿Ellos alguna vez fueron importantes para Hisashi? No lo sabía, no lo sabía, ella...

‹Esto es lo peor›

...

En fin, ahora sólo faltan 411 votos para que lleguen a la meta.

Por cierto, agradecería mucho que se pasaran por mis otras historias y dejaran votos y comentarios. Pronto entraré a la universidad y necesito ánimo, y no se imaginan lo feliz que me hace cuando alguno de ustedes se dan el tiempo de votar o comentar la historia.

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