Capítulo 0.
[For non-Spanish readers: Don't burn your head, use a translator and give me stars (。•̀ᴗ-)✧]
— Mamá... ¿Por qué no tengo un quirk?
Nunca iba a olvidar ese día, el día en que le preguntó a su madre el porqué no tenía un quirk.
Todos sus compañeros habían manifestado uno, pero él ya tenía 5 años y aún no tenía uno, por eso Izuku pensó que, tal vez, su madre sabría la razón por la que todavía no manifestaba su quirk.
Ese día, la expresión de su madre se descompuso, la sonrisa que ella siempre le regalaba, esa sonrisa... tambaleó.
— Lo siento, Izuku...
— Mamá, ¿Por qué estás llorando?
Él no entendía por qué su mamá estaba llorando, tampoco entendió por qué el abrazo que su mamá le dio ese día se sentía... distinto.
— Lo siento, Izuku, tú no tienes un quirk.
Su yo de 5 años no entendía las implicaciones de no tener un quirk, era demasiado joven e inocente para entender lo que implicaba ser distinto a los demás.
— ¡¿Cuál es tu quirk, Izuku?!
— ¡Si, dinos!
Izuku se retorció bajo la mirada de sus compañeros de clase, un tanto incómodo al verlos tan emocionados— Yo... no tengo uno.
Ser distinto da miedo, eso es lo que Izuku aprendió ese día cuando admitió de manera inocente que él no tenía un quirk. Quizás, si él no hubiera dicho eso...
El "hubiera" no existe.
Su error fue pensar que sus compañeros de clase, sus amigos, no les molestaría que él no tuviera un quirk, que no pudiera hacer algo genial como escupir fuego como su papá o mover cosas con su mente como su mamá, pensó que, tal vez, a sus amigos no les importaría y seguirían siendo amigos.
Se equivocó.
Susurros.
Rumores.
Esas voces hablando cosas sobre él, diciendo que él no era normal, que era extraño, que él era una desgracia. Antes de darse cuenta, todos sus amigos ya no eran sus amigos, todos lo ignoraban y evitaban como si tuviera una extraña enfermedad contagiosa.
Estar solo era aterrador...
— ¡Kacchan!
Es por eso que seguía aferrándose tan desesperadamente a su amigo de la infancia, Katsuki Bakugo, él era el único que no lo trataba como si no existiera.
— ¡¿Qué quieres, nerd?! —le gritó, apartándolo de manera brusca— ¡Ya te he dicho que no me digas así!
Izuku odiaba esto, que Kacchan lo tratara así dolía, sabía que él no quería ser más su amigo pero él no quería estar solo, la indiferencia de los demás era peor que los golpes e insultos de Kacchan. Incluso si él no quería ser su amigo sus ojos todavía lo reconocían.
Era mejor ser una molestia que un fantasma, al menos existes cuando la gente te escupe en la cara.
Él sólo... no quería estar solo...
Sin embargo, la solución fue peor que el problema...
Estaba acostumbrado a que Kacchan lo tratara mal y lo insultara, con el pasar de los años se había acostumbrado. Él estaba bien, podía soportar eso, que Kacchan lo tratara así le recordaba que todavía estaba aquí, que él estaba vivo.
Por eso, cuando uno de los amigos de Kacchan lo empujó, él no reaccionó. Tampoco lo hizo cuando lo insultaron. Tampoco cuando los golpes empezaron a ser más fuertes.
Él... Él estaba bien... Él podía soportarlo...
Pero soportarlo sólo lo hizo peor.
Poco a poco, el maltrato de sus compañeros comenzó a empeorar: sus cosas desaparecían, los demás le echaban la culpa de cosas que no había hecho, le quitaban su almuerzo, arruinaban sus cosas...
Todo aquello fue escalando progresivamente, de manera imperceptible, al punto que cuando pudo reaccionar Kacchan y sus amigos lo habían tirado al bote de la basura, el lugar a donde pertenecía, mientras el profesor miraba. Nadie hizo nada para detenerlos.
Los insultos sólo fueron a peor, se metían con él cada vez que podían, le gritaban, lo insultaban, lo obligaban a hacer sus tareas, lo golpeaban; incluso Kacchan comenzó a usar su quirk en su contra, y dolía, dolía mucho.
No era su cuerpo el que dolía, su corazón... su corazón era el que dolía. Ser la burla de sus compañeros dolía...
Las cosas no hicieron más que empeorar, pero ese día... ese día fue el inicio de su infierno.
Ese día Kacchan estiró su pie cuando él iba pasando junto a su pupitre. Él se cayó, pero eso no importaba, él estaba acostumbrado, era su culpa por acercarse tanto al pupitre de Kacchan, pero... su libreta se cayó de su bolsillo.
— ¿Qué tenemos aquí? ¿El diario del fenómeno? —Se burló el rubio, ganándose la risa de la clase, apoyándolo.
— De ninguna manera, ¿El nerd tiene un diario?
— ¡Pero qué idiota!
— Es sólo un pedazo de mierda que no hace más que apestar, ¿Sobre qué escribirá?
Todo fue peor cuando esos chicos tomaron su libreta y comenzaron a leerla en voz alta, delante de toda la clase. En esa libreta había escrito sobre su sueño: ser un héroe, el más grande héroe que hubiera existido jamás, uno al que todos amaran y respetaran.
— ¡Ja! ¡Un tonto sin quirk como tú jamás será un héroe! —se burló Kacchan mientras tomaba su libreta entre sus manos, ahora era su turno de humillarlo. Las risas de sus compañeros hicieron eco de las burlas de su amigo de la infancia— ¡Si tanto quieres ser un héroe, salta del techo y tal vez tengas un quirk en tu próxima vida!
Acto seguido, Izuku pudo ver en primera fila como su libreta, su preciada libreta, su única compañía, la única que lo escuchaba, ardía en manos de Kacchan.
— Bakugo-san, absténgase de prender fuego a cosas dentro de la sala. No quieres que se enciendan los aspersores otra vez, ¿Verdad? —lo regañó su maestro, molesto por el fuego que había creado.
— Ah, gomen —se disculpó de manera descuidada.
Al ver esto Izuku pudo sentir cómo las esquinas de sus ojos picaban por culpa de las lágrimas. Él quería llorar por el hollín que se había levantado por el quirk de Kacchan, ¿Verdad? Él no estaba llorando por una tonta libreta, ¿No es así...?
— Lárgate, tu cara me molesta —escuchó a Kacchan gruñir.
Bajó la cabeza, mordiéndose el interior de su mejilla para ahogar un sollozo— S-Sí, lo siento...—aun así, su voz tembló.
Esto estaba bien, él estaba acostumbrado a esto. Fue su culpa, no debió molestar a Kacchan con algo tan tonto como una libreta, todo era su culpa, él se lo merecía por ser tan descuidado.
No importaba, era sólo una libreta, él estaba bien, ¿Verdad? Esto... esto era mejor que estar solo...
Él... podía soportarlo un poco más... ¿No es así...?
— Izuku, ¿Qué pasó con tu uniforme? —eso no se suponía que pasara, no se suponía que su madre notara las quemaduras en su ropa.
De inmediato la mirada verdosa de Izuku se comenzó a repasar su uniforme, buscando lo que su madre había visto. Un fuerte escalofrío recorrió su espalda al notar la quemadura en su hombro, la cual inmediatamente tapó con su mano. Si le dijera la verdad a su madre, ellos estarían furiosos.
— Nada, mamá, estábamos jugando a las atrapadas y Kacchan me atrapó —se excusó con la primera cosa que pasó por su cabeza, riendo nerviosamente para tapar la mentira.
Vio a su madre dudar un momento— ¿En serio?
Estaba aterrado, él nunca le había mentido a su madre y no quería que ella lo descubriera— Sí, sí, fue un accidente, él aún no controla del todo su quirk.
Inko Midoriya suspiró ante esta explicación— Sabes que no me gusta que jueguen de manera tan brusca —lo regañó.
— Sí, lo siento —rió, más relajado al notar que su madre le creyó, pensando que sólo fue un desliz de Kacchan, que sólo fue un accidente.
No fue un accidente.
‹Lo siento, mamá› pensó, ayudándole a lavar los platos mientras soportaba el dolor del moretón en su hombro. Cada movimiento se sentía como el infierno, pero tenía que soportarlo.
Sí, él sólo tenía que soportarlo un poco más, este dolor se iría por sí solo, como siempre lo había hecho...
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