La música sonaba suavemente en el fondo, pero la atmósfera en el salón se sentía tensa. Yang Jeongin estaba en medio de una conversación acalorada con su hermana, Xinyu, quien no podía evitar quejarse de su presencia.

—Yang jeongin, ¿Qué mierda haces vestido asi?

—¿Asi como?

—El tema era, Fiestade blanco... Y tú andas de rojo ¿Por qué siempre intentas arruinar mis cosas? —preguntó Xinyu, frunciendo el ceño mientras jugaba con su vestido blanco, que brillaba bajo las luces del salón.

Jeongin se encogió de hombros, desinteresado. —me importa el mínimo lo que tú hagas. No me voy a poner de blanco solo porque tú lo hiciste. Es un color simple y aburrido.

—Jeongin, no lo hables así a tu hermana —se quejó la madre y jeongin rodó los ojos —Podrias haberlo hecho solo por hoy, por ella por...

—Ya, ¿Y cuando a hecho xinyu algo por mi?

—Solo envidias que estoy a punto de casarme —replicó ella, sus ojos lanzando dardos.

Jeongin soltó una risa sarcástica. —Vivir amarrada a un hombre no es lo mío, y ser ama de casa menos. Gracias, pero no gracias.

Sin más, dio media vuelta y se dirigió a donde estaban Chris y Minho, dejando a su hermana con una mezcla de frustración y sorpresa. Mientras se alejaba, escuchó a Xinyu murmurar algo sobre lo insoportable que podía ser su hermano, y su madre regresaba a donde se encontraba antes.

—A eso me refería con que mi hermano es un verdadero dolor de cabeza.

—¿No es ridículo que no le digan que esto es un contrato? —dijo Hyunjin, levantando una ceja. —En algún punto se enterará.

Xinyu negó con la cabeza, sus ojos brillando con determinación. —Sigue creyendo que lo hacemos por amor. Es más fácil así, así creerá que gane algo.

—No soy un trofeo para una competencia infantil entre tú hermano y tu..

—Claro que no Hyunjin, eres mi futuro esposo, yo te gusto y tú me gustas, no entiendo por qué te interesa tanto lo que diga mi hermano.

—Es que no me gustan las mentiras.

—Si a mi no me importa, a ti tampoco hyunnie.

Sin previo aviso, Xinyu tomó a Hyunjin del cuello y se puso de puntillas para besarlo suavemente. Al separarse, lo miró a los ojos, su expresión cambió a una más traviesa.

—¿Quieres pasar la noche conmigo? —preguntó, su voz suave y seductora.

Hyunjin frunció el ceño, claramente incómodo. —No quiero meterme en problemas con tus padres.

Xinyu bufó, divertida. —Ya lo hemos hecho antes. ¿Por qué ahora sería diferente?

—Porque fue solo una vez, en aquella fiesta después de conocernos. No en una habitación a unos metros de distancia de tus padres —respondió Hyunjin, manteniendo su postura.

Xinyu se cruzó de brazos, desafiándolo. —Al final, eso es lo que hacen los novios comprometidos.

Sin esperar respuesta, volvió a besarlo, esta vez con más pasión. Desde la distancia, Jeongin observaba la escena con desdén. Apretó su copa de cristal con tanta fuerza que sintió cómo se estrellaba entre sus dedos, rompiéndose en mil pedazos.

Despertando de su trance, se dio cuenta de que había perdido la noción del tiempo. La noche continuó tranquila, pero Jeongin sintió la necesidad de escapar del bullicio del salón. Se dirigió hacia la playa, que estaba a solo unos metros del lugar de la celebración.

Una vez en la arena, se quitó los zapatos y dejó que la brisa marina acariciara su rostro. Encendió un cigarrillo y se sentó en la arena, sintiendo cómo la calma del mar le ayudaba a despejar su mente.

—Ahora que lo pienso, ¿El seguirá viviendo en Grecia? —Se cuestionó jeongin recordando parte de su pasado.

No pasó mucho tiempo antes de que Hyunjin se acercara y se sentara a su lado. Jeongin sonrió con desdén al verlo.

—¿Te cansaste de mi hermana ya? —preguntó con ironía. Hyunjin lo miró con curiosidad.

—¿Estás celoso?

Jeongin negó con desdén. —No me importa si follas con Xinyu; eso asunto mio no es.

Hyunjin sonrió travieso y tomó a Jeongin del mentón, acercándose para besarlo. Pero Jeongin se apartó rápidamente.

—y si no quedaste satisfecho con Xinyu, tampoco —dijo, intentando mantener una fachada de indiferencia.

Hyunjin soltó una risa suave. —Eres un caso perdido.

Luego se levantó y tomó a Jeongin de la mano, arrastrándolo hacia unas piedras cercanas. Jeongin frunció el ceño mientras caminaban.

—¿A dónde me llevas? —preguntó, aunque una parte de él estaba intrigada.

Hyunjin no respondió hasta que llegaron al centro de las piedras, donde quedaron cubiertos por ellas, creando un pequeño refugio privado. Fue entonces cuando Hyunjin lo tomó de la cintura y lo empujó suavemente contra una piedra.

Jeongin sintió cómo su espalda se apoyaba contra la superficie fría y dura mientras Hyunjin se inclinaba hacia él, besándolo con ferocidad. La conexión entre ellos era palpable; cada beso estaba cargado de tensión y deseo reprimido.

—¿Por qué siempre tienes que ser tan complicado? —murmuró Hyunjin entre besos.

Jeongin sonrió contra sus labios, sintiendo cómo el mundo exterior desaparecía. —Porque eso es lo que soy.

—Eres un dolor en el trasero —respondió Hyunjin, pero su tono era juguetón.

—Y tú me sigues buscando —replicó Jeongin, sintiéndose más seguro mientras hablaban en susurros.

Hyunjin rió suavemente antes de volver a capturar los labios de Jeongin con los suyos. El beso se volvió más intenso mientras sus manos exploraban el cuerpo del otro. La pasión crecía entre ellos como si nadie más existiera en ese momento.

Jeongin cerró los ojos y se dejó llevar por la sensación del momento; era un escape perfecto de la realidad. Sin embargo, en el fondo de su mente, había una voz que le recordaba que esto no podía durar. Que eventualmente tendrían que enfrentar las consecuencias de sus acciones.

—vas a volverme loco, tu y tus malditos cambio de...

—¿Follaste con xinyu? —Investigó y hyunjin negó —Responde.

—¿Celoso yang?

—No soy plato de segunda mesa Hwang...

—Solo... Antes cuando nos conocimos y...

—¿Mientras estás conmigo también follas con ella? —Investigó y hyunjin se acercó más.

—No, solo contigo.

—Eso espero...

—Si, si ahora cállate y besame —Se quejó, volviendo a los labios de yang como si no hubiera algo por lo que pensar sin embargo la cabeza de jeongin estaba debatiendo consigo mismo que era lo que realmente quería.