Esa mañana estaba nerviosa, la joven desnudaría su alma ante el hombre del que estaba enamorada y aquello la tenía muy alterada. No sabía cómo se lo iba a tomar él, pero esperaba que la correspondiese, aquello conseguiría hacerle feliz. En ese momento, la joven lo tenía delante y, aunque todo su cuerpo temblaba, era su oportunidad.

—Tú eres la luz de mis días, Evan, eres el único con el que me siento realmente yo, esa persona que hace que ya me levante por la mañana con una sonrisa y que se mantenga todo el día en mi cara. Eres el que me pone nerviosa con sólo estar cerca de mí. Cuando me despido de ti siento un inexplicable vacío en mi interior y eso sólo puede ser por un motivo. Te quiero, Evan. Estoy total y perdidamente enamorada de ti —la joven respiró hondo. Dejar todos sus sentimientos al desnudo delante de aquel hombre no le había resultado tan fácil y esperar su respuesta la estaba poniendo realmente tensa.

Pasaron un par de minutos sin respuesta, pero cuando la joven iba a volver a hablar para irse, él la besó con fiereza, dando por correspondidos sus sentimientos hacia ella...