Miraba ansiosa por la ventana, esperando que llegase el cartero. Llevaba días haciendo lo mismo, había una carta que necesitaba y no llegaba. La respuesta debería ser inminente, hacía ya mucho tiempo que había mandado ella la suya. En cuanto vio llegar al hombre, salió corriendo, sin darle siquiera tiempo a depositar las cartas en el buzón.

—Dámelas directamente, por favor.

—Como siempre, señorita —sonrió el hombre.

Cogió las cartas en sus manos, deseando entrar en la casa para poder mirarlas. Fue pasando una a una rápidamente hasta que la vio. Allí estaba su respuesta. Se mordió el labio nerviosa, no sabía si abrirla, le aterrorizaba la respuesta pero a la vez la comía la curiosidad. Era la respuesta de la universidad de Harvard a su petición para una plaza el curso siguiente. Sabía que era difícil entrar en aquella universidad, pero aquel era su sueño. Con los dedos temblorosos, la joven abrió la carta, leyéndola rápidamente, yendo a la parte importante.

"... nos complace anunciar que hemos aceptado su solicitud de estudiante en nuestra universidad..."

Un grito ahogado salió de los labios de la joven, que se puso a saltar por toda la casa. ¡Su sueño estaba haciéndose realidad!