Estaba emocionado y nervioso al mismo tiempo. Finalmente me armé de valor para invitarlo a mi casa. No la de mis padres, la que había sido mi hogar seguro. Que aun pagaba por si tenía que huir de mi propia mente o de otros. Era un lugar que oficialmente no tenía nada que ver conmigo, ya que había borrado los registros de que alguna vez estuve aquí.

Sabía que este momento era importante, ya que significaba abrir las puertas de mi vida y compartir mi espacio más íntimo con él.

Mi casa es modesta pero acogedora. He trabajado arduamente para convertirla en un lugar lleno de detalles que reflejan mi personalidad y gustos, pero siempre sin decir objetivamente que era yo su dueño. Era casi impersonal.

Cuando Taehyung llegó a la puerta, lo recibí con una sonrisa nerviosa pero genuina. Habíamos decidido pasar la noche juntos, disfrutando de la compañía del otro.

La sala está decorada con colores suaves y muebles cómodos. Hay pinturas colgadas en las paredes, mostrando momentos desconocidos y especiales.

Taehyung y yo estábamos escondidos en el pequeño apartamento, tratando de mantenernos a salvo de una amenaza desconocida que acechaba afuera. La tensión en el aire era palpable, pero ambos sabíamos que estábamos juntos en esto.

Mientras Taehyung miraba por la ventana, preocupado por lo que podría suceder, aparecí detrás de él con una sonrisa traviesa en mi rostro.

-Oye, Taehyung. Dije juguetonamente, -¿tienes hambre? Creo que es hora de una cena clandestina en nuestro escondite.
Taehyung se volteó hacia mí, sorprendido por mi comentario inesperado. A pesar de la situación peligrosa, no pudo evitar reírse de mis travesuras. Jimin, ¡estás loco de remate por pensar en comida en este momento!

Me encogí de hombros. –Sam lo dice todo el tiempo. -me burlé, apartando momentáneamente sus preocupaciones.

Tomé la mano de Taehyung y lo llevé a la pequeña cocina del apartamento. Entre risas y bromas, comenzamos a buscar ingredientes para preparar una comida improvisada. Aunque nuestras opciones eran limitadas, no importaba, porque estábamos juntos y eso era suficiente para hacer cualquier situación más llevadera.

-No soy el mejor cocinero, pero apuesto a que no morirás por lo que prepare.

-Debo decir que igualo tu apuesta.

-Oh, te vas a arrepentir por eso, niño. –rebatí con sorna.
Mientras Taehyung cortaba torpemente las verduras, lo observaba con una expresión divertida en mi rostro.

-Creo que necesitas un poco de ayuda aquí. -bromeé, tomando el cuchillo y mostrándole cómo hacerlo correctamente. Ambos nos reímos mientras trabajábamos juntos, creando un ambiente de camaradería y amor en medio del caos.
Después de unos minutos, logramos preparar una cena simple pero deliciosa. Nos sentamos en una pequeña mesa, iluminados por una vela parpadeante, y comenzamos a disfrutar de nuestra comida. Cada bocado era un recordatorio de nuestro amor y la fuerza que encontrábamos el uno en el otro.
Mientras compartíamos risas y conversaciones ligeras, Taehyung se dio cuenta de que incluso en los momentos más oscuros, siempre encontraba la manera de llevar luz y alegría a su vida. En ese instante, se sintió abrumado de gratitud y amor por mí.
-Gracias, Jimin. -susurró Taehyung, mirándome a los ojos. -Gracias por estar aquí conmigo, por no dejar de buscarme incluso en tus momentos más difíciles.
Sonreí cálidamente y tomé la mano de Taehyung.

–Esas son mis palabras. Yo tampoco puedo imaginar mi vida sin ti, Taehyung. -respondí sinceramente. -Eras mi fuerza, en todo momento. Tenía que encontrarme y asegurarme de que estuvieras bien.

Durante la comida, compartí historias sobre mi infancia y mis experiencias en la vida. Hablé de mi amor por las máquinas y cómo aprendí a hackear a temprana edad. Taehyung escuchaba atentamente, cautivado por cada palabra y gesto mío.

En ese momento, sentí nuestra conexión crecer. Compartíamos risas y conversaciones profundas, me di cuenta de lo afortunado que era de tenerlo en mi vida. Me sentía a gusto y feliz en su presencia.

Sabíamos que aún había mucho por descubrir el uno del otro, pero estábamos dispuestos a embarcarnos en estos viajes juntos, basados en la confianza y el crecimiento mutuo.

En ese momento, mientraslas tenues luces iluminaban nuestro pequeño refugio y el aroma de la comidallenaba el aire, Taehyung y yo nos dimos cuenta de que a pesar de las amenazas quenos rodeaban, estábamos seguros en nuestro amor mutuo. Sabíamos que juntospodríamos enfrentar cualquier desafío y encontrar la paz que anhelábamos.
Y así, entre risas y bromas, continuamos disfrutando de nuestra cenaclandestina, sabiendo que mientras estuviéramos juntos, nada podría separarnos.