—Su nombre es Park Jimin y tiene diecinueve años. —Dijo un hombre. —Dejó a su familia a los dieciséis por ser gay.

—Ya veo. —Miro como la mujer lo terminaba de revisar.

—Se va a despertar muy pronto. —habló la mujer. —Solo necesita hidratación y buena alimentación.

—Bien. —Asintió. —Salgan todos.

Todos obedecieron y él se acercó al chico que estaba en su cama, la puerta se abrió y vio cómo traían la comida que había pedido esta fue dejada en manos del dueño y se retiraron.

El chico poco a poco abrió los ojos y vio al pálido chico, el cual lo miraba serio, Jimin vio como el chico sacaba un arma y le apuntaba, él no hizo ni un solo movimiento, solo lo observo.

—Así que Jimin dejaste tu casa. —Habló el rubio.

—Estoy muerto para mis padres si quieres dinero no te darán nada, así que puedes matarme. —Dijo el castaño.

—Sé tu historia Park. —Bajo el arma. —Te propongo algo que a nadie se lo doy.

—¿Qué es? —Pregunto.

—Quiero que trabajes para mí. —Respondió. —Empaquetar marihuana y cocaína.

—Sí. —Contestó. —Lo haré.

—Si sabes que al aceptar le estás dando tu alma al diablo. —Habló el rubio.

—Lo sé. —Lo vio. —Solo quiero pedir algo.

—Claro. —Asintió el pálido. —Habla.

—Donde vivía tengo algo que es muy valioso para mí. —Susurro audible para ambos.

—¿Quieres ir por él? —Afirmó el pálido.

—Si no es molestia. —Respondió.

—Bien tú dices que es y mandaré a alguien por eso. —Se levantó. —Y tendrás mi protección siéntete afortunado.

—¿Protección? —Lo vio confundido.

—A mis hombres les gusta tomar a los nuevos empleados. —Hizo una mueca. —Pero tú te vas a librar de eso. —Se acercó al chico y lo tomó de las mejillas. —Alégrate de que serás salvado de una muy fea violación.

«Tal vez muchos pensaran que fue una completa estupidez aceptar trabajar con un tipo que apenas se conoció hace unos minutos, pero joder me ofreció trabajo, hogar estable, comida y protección a la mierda si es un puto narcotraficante iba a tener un techo además; nadie puede criticarme por como hago mi vida, deje de importarle a esta sociedad de mierda desde que se enteró de que me gustan los penes»

—Dormirás en mi habitación. —Dijo y él se sonrojó. —Descuida no te haré nada.

—Gracias. —Sonrió. —Por salvarme la vida y darme una oportunidad.

El pálido no dijo nada solo salió y se dirigió donde estaban todos sus empleados los cuales anteriormente habían sido llamados.

—El chico que traje se llama Park Jimin. —Los vio a todos. —Trabajará con nosotros.

Él vio como muchos sonreían de felicidad, sacó su pistola y les apuntó a todos los cuales solo lo vieron.

—Nadie lo va a tocar. —Dijo serio. —ese chico es de mi propiedad por ende solo yo lo puedo tocar y si me llegó a enterar de que le hicieron algo. —Cargó su pistola y le disparó a la pared. —Mis perros no han comido carne por un largo tiempo.