3. i think they call this love
Única Parte.
III. I think they call this love !
Davina tenía las manos en las caderas mientras observaba a su esposo con una ceja alzada, ambos se estaban retando con la mirada mientras los demás veían la pelea sin sentido que estaban teniendo expectantes. Unos minutos atrás habían comenzado una discusión dado que por medio de recuerdos ya vistos habían descubierto que la bruja Claire sabia sobre la existencia de Christopher en la vida de su sobrina y Kol no se abstuvo de dejar saber su disgusto por ello.
Era indignante para él que su esposa fuera consciente del propósito que cumplía el futuro alfa en la vida de su sobrina, pero que él tuviera que enterarse de tal cosa por medio de recuerdos mientras su casi hija luchaba por su vida, ¿es que acaso ella no confiaba lo suficientemente en él? ¿Había hecho mal su trabajo como tío? Negó quitándose aquellas dudas de la cabeza, en el fondo era consciente de que probablemente estaba actuando de una manera infantil, pero no podía evitarlo.
Quería que su sobrina confiara en él para hablar de esos temas porque, aunque no considera a nadie digno de su pequeña niña de ojos verdes, la amaba a ella y si para ella era importante aquel joven castaño entonces también sería importante para él solo por el hecho de que lo único que le importaba era que Aitana fuera completamente feliz. Y sabía que ella un día abandonaría la vida que tenía para comenzar una nueva porque ese era el propósito de la vida.
Un día Aitana comenzaría una nueva y mejor familia y él ya no sería parte de ella.
—¡Hasta Declan lo sabía! —exclamo incrédulo el vampiro mientras elevaba las manos en el aire y las movía eufóricamente. Si él ya consideraba que era mucho que su esposa supiera sobre el lobo que pretendía a su sobrina saber que Declan también conocía a ese chico era suficiente —. ¿Por qué yo no sabía? Creía que confiabas en mi Davina.
Los hermanos del viejo vampiro colocaron los ojos en blanco al escucharlo, su hermano seguía siendo el mismo dramático de siempre y aún no se acostumbraban a ello. Al principio creyeron que maduraría con el tiempo, tenía más de mil años tenía que hacerlo, pero observándolo en ese momento sabían que eso no pasaría, entonces perdieron la esperanza.
—Oye no uses esa manipulación barata en mi contra—indico la bruja inmediatamente mientras su ceño se fruncía aún más—. Declan lo sabía porque él vive cerca de ella y sabes que Aitana lo ama porque él es como su padre—remarco cada palabra mientras miraba al hibrido quien suspiro pesadamente al escucharla—. Ella quería contártelo, pero nunca hubo un momento correcto para hacerlo, cariño.
—¡Esas son excusas baratas!
—¡Suficiente Kol! —grito su hermano mayor; Klaus cruzado de brazos mientras endurecía la mandíbula, estaba cansado de las peleas, estaba exhausto de todos. Estaba siendo un día difícil para él—No vinimos para que hiciéramos tus dramas de niño pequeño sino para ver que paso en el accidente de mi hija.
Hija... ese término le quedaba muy grande y, aunque Davina quiso decírselo en la cara prefirió quedarse en silencio, el hibrido tenía razón estaban en ese enorme pasillo blanco por una razón y no tenían por qué desperdiciar el tiempo buscando o señalando culpables cuando era obvio que nadie aceptaría su responsabilidad en especial viniendo de los Mikaelson, ellos no eran el tipo de personas que aceptaban sus errores ni siquiera por mera suerte.
—Claro, a ti no te importa porque sabes que nunca serás una opción para que ella te cuente sus cosas, pero yo si lo era—mascullo el vampiro y su hermano se giró dispuesto encararlo por las idioteces que salían de su boca, pero fue Rebekah quien lo tomo del brazo y lo animo a escoger otra puerta para acabar con aquella situación lo más rápido posible.
recuerdo, 𝟎𝟑: septiembre 𝟎𝟓, 𝟐𝟎𝟐𝟖.
El sol iluminaba su rostro haciendo que sus ojos verdes lucieran más claros de lo que solían ser, su cabello negro estaba suelto y le caía por la espalda dejando que el viento lo moviera ligeramente mientras que el joven castaño intentaba tocarle algunos mechones jugando con ellos en el proceso. Se encontraban en una parte del bosque de Nuevo Orleans, poca gente solía andar por aquellos rumbos y ellos disfrutaban de aquel hermoso lugar que solo le pertenecía a ellos.
Sus ojos seguían expectantes a la joven Mikaelson quien se encontraba con una cámara en las manos tomando algunas fotografías del paisaje más específico de la puesta de sol, ella amaba tener imágenes de todo, uno de sus más grandes sueños era poder llegar a ser una fotógrafa reconocida entre otros, pero ese era un tema pasado.
Memorizaba cada momento junto a ella puesto que desde que la conoce no hay momento que no quiera recordar, cada efímera ocasión con ella la recordaba, era en esos momentos cuando parecía que su mente se volvía una memoria fotográfica que podía recordar las conversaciones con ella sin parpadear. No había conversación que no pudiera explicar con las palabras exactas porque podía y todo porque se trataba de conversaciones con ella. Él adoraba a Aitana tanto como ella a él.
Le mostraba algunas de sus canciones favoritas al mismo tiempo que le explicaba su pasión por capturar los momentos importantes como ese momento dónde solo eran ellos. Y es que ella consideraba que las fotografías eran algo esencial en la vida de las personas, servían para recordar viejos momentos incluso cuando eras consciente de que nunca volverían a ser iguales, pero al menos ya tendrías un medio para memorizar aquello.
—¿Cuál es la canción que te hace pensar en mi? —cuestiona él. Su voz se encuentra cargada de curiosidad mientras sus ojos se entrecierran para observarla en espera de una respuesta concreta, aunque tampoco esperaba una contestación inmediata—. O en nosotros—añade ante el silencio.
—Son muchas—murmura bajando la cámara para colocarla sobre sus piernas antes de perderse en su mente, como si de pronto hubiera viajado a lugares que solo ella era capaces de conocer, sin embargo, unos minutos más tarde decide hablar de nuevo—. No podría elegir una ciertamente, creo que hasta puedo hacer una lista de todas las canciones que escucho mientras pienso en ti, en nosotros—se ríe sacudiendo ligeramente la cabeza de un lado a otro mientras relame sus labios rojos a causa del pinta labios que llevaba encima de ellos—. Pero hay una que vaga mucho por mi mente últimamente, ¿puedo enseñártela?
Asintió ligera, pero rápidamente ante su pregunta ocasionando que la sonrisa de la joven Mikaelson se agrandará hasta el punto de que sus mejillas le dolieran, sin embargo, tomo su móvil para deslizar su dedo índice por encima de la pantalla vidriosa antes de comenzar a reproducir la canción que empezaba a llegar hasta sus oídos. Era una ligera melodía que brindaba paz y mientras más escuchaba más entendía el porque pensaba en ellos cuando sonaba. Era simplemente preciosa.
Aitana se coloca de pie, sus ojos verde esmeralda se fijaban en él en todo modo, sacudió su ropa holgada antes de estirar su brazo para ofrecerle una mano al chico ladeando la cabeza; —Ven, vamos a bailar—pide. Su voz era tranquilizadora, suave, y consoladora, era algo que siempre la caracterizaba, su voz dulce al dirigirse a los demás y sin más acepto la mano impulsándose con la libre para no recargar todo su peso sobre ella.
Sus manos derechas se juntaron, enroscando sus dedos mirándose fijamente, mientras que la libre viajaba hasta su cintura y ella colocaba la otra sobre su hombro. Comenzaron a balancearse de un lado a otro al ritmo de la melodía, como si el aire presente los guiara, el sol escondiéndose con el paso de los minutos mientras la canción comenzaba a cesar, fue entonces cuando comprendió que se estaba enamorando de ella... no. No había caído por ella. Se había estrellado como un ave que recién aprendía a volar.
—Últimamente, bueno, no...—ella hizo una leve pausa para pensar mejor en sus palabras, como si estuviera buscando las correctas. Poco a poco la conocía y sabía que estaba divagando demasiado por la manera en la que su ceño se fruncía mientras levantaba levemente una ceja—. Todo el tiempo pienso en ello—se ríe en voz baja—. El punto es que siempre me he preguntado cuál es el propósito de estar vivos, puedo pasar horas pensando en ello y nunca encontrar un respuesta, no una que me llene de satisfacción, entonces, decidí dejar de pensar en ello y continuar con mi vida porque nunca comprenderé el misterio de la vida, sin embargo, cuando te conocí todo cambió. Lo que digo es que antes no me sentía completa, no comprendía porque debía vivir hasta que te conocí, en ese momento todo encajo en su lugar.
Hubo un silencio, no incómodo, sino más como si él estuviera comprendiendo sus palabras. Incluso ella misma trataba de hacerlo, ¿es que acaso había confesado su amor al chico del bosque en medio de la nada? ¿Lo había hecho en realidad? No era capaz de entender lo que estaba sucediendo en ese momento, pero ciertamente tampoco importaba porque solo quería perderse en el azul de sus ojos donde a veces encontraba la paz que tanto necesitaba.
—Creo que estoy enamorada—dudo unos momentos antes de elevar los hombros despreocupada y reírse al ver la expresión del joven Ivanova. Chasqueo los dedos frente a él para traerlo de vuelta a la realidad dando una vuelta al mismo tiempo.
—No puedes decirme algo así y después actuar de lo más normal, como si no fuera nada—masculla tomándola por la cintura mientras continuaba moviéndose al compás de ella. Sus miradas se cruzan por unos momentos antes de que pose sus ojos en la puesta de sol—. Aitana...
—Fue solo una confesión—lo corta de inmediato. No estaba siendo indiferente, su voz continuaba siendo suave, pero más baja que antes casi un susurro que se perdía fácilmente, tuvo que inclinarse para escucharla mejor—. No le tomes tanta importancia, ¿bien? Solo disfrutemos del momento. Eso es la vida. Momentos.
La canción terminó, sin embargo, continuó otra, una que él no reconoció, pero ella si, y lo supo porque su sonrisa se ensanchó y la emoción comenzó a notarse en el iris de sus ojos, «i think they call this love - elliot james reay.» sus caderas se balancearon de un lado a otro mientras fijaba sus ojos verdes en los azules de él, de pronto todo tenía sentido. Como si los pedazos rotos de sus almas comenzaron a unirse creando una propia, el tiempo continuaba a un ritmo normal y las cosas estaban bien... estaban bien cuando estaban unidos.
—Oh, todo lo que sueño son tus ojos. todo lo que anhelo es tu toque. y cariño, algo me dice, me dice que es suficiente—canta en voz baja recargando su cabeza en el pecho del joven castaño, cerrando los ojos al sentir su acelerado corazón latiendo en su oído—. Si no te relajas vas a morir de un infarto al corazón por tanta adrenalina—bromea en un intento de tranquilizarlo, ni siquiera sabía si se podía morir por eso o no—. Somos a adolescentes, Ivanova. Solo vivamos el momento como algo pasajero.
Pero no lo era, lo que ellos tenían jamás sería pasajero. Iba más a allá de ser momentáneo, sus caminos estaban unidos por el destino, pero el destino puede cambiar si tomas las decisiones erróneas, ¿no? Sin embargo, en ese instante solo eran ellos, y nadie los sacaría de su burbuja de fantasía y tranquilidad.
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