009.
El tiempo pasaba con naturalidad, y ya no sabía a cuantas personas había matado con aquella espada que se encontraba frente a mí, la cual usaría esta misma tarde contra los Senju.
—Me pregunto cuanto habrá crecido. —murmuré al momento de sostener aquella espada. —Supongo que hoy será el día.
Estaba segura de que hoy sería el día en que me enfrentaría a Tobirama, hoy sería el día en que dejaría que tomara venganza por su hermano que había matado y yo no me defendería. Finalmente, podría redimirme.
—¿Estás lista? —me preguntó Madara al momento de verme salir. Yo asentí para luego colocarme a su lado, ya que, él era ahora el que estaba a cargo. —No te contengas.
Asentí ante las palabras dichas por mi hermano mayor para luego oír la voz de Izuna, él vendría con nosotros para así acabar con los Senju y así seguir con el legado de nuestro padre, el cual había muerto mutuamente con el antiguo líder de los Senju.
—¿Te sientes bien, hermana? —me preguntó Izuna mientras sostenía suavemente mi mano. Lo miré de manera inexpresiva para luego asentirle y asegurarle que me encontraba bien. —¿Estás segura? Quizá debas de quedarte...
—No. No pienso quedarme.
Mi tono de voz fue firme y serio, cosa que sorprendió a Izuna debido a que nunca le había hablado de esa forma.
—Si algo sucede me aseguraré de protegerte.
—No es necesario que actúes como el hermano mayor, Izuna. —le he dicho seriamente mientras le mostraba mi Sharingan. —Estos ojos han visto y hecho demasiadas cosas. Sé cómo lidiar con algo como esto.
Izuna no volvió a decirme nada más, él simplemente tomó sus cosas para así seguir a nuestro hermano mayor e ir en dirección a la guerra contra los Senju.
❀❀❀
Frente a mí se encontraba Tobirama y al verlo he sentido nuevamente aquel cosquilleo en mi interior que sentía cada vez que lo veía cuando era tan solo una niña.
—No has cambiado nada, ____.
El oír mi nombre salir de sus labios me ha hecho sentir tan especial, que incluso quería ir y abrazarlo como cuando éramos unos niños, pero sabía perfectamente que no podíamos volver a aquellos tiempos.
Tobirama debe de estar odiándome por el hecho de matar a su hermano y es por eso que pensaba dejarlo cobrar venganza.
—Tu tampoco has cambiado, Tobirama.
Él apuntó su espada en mi dirección a lo cual realicé su mismo acto, ambos nos hemos mirado por unos segundos para luego chocar nuestras espadas produciendo así un gran sonido. Podía notar en la mirada de Tobirama algo de melancolía e ira y aquello me hizo sentir tan mal debido a que yo era la causante de todo eso.
Tobirama me había lanzado una bomba de humo con el propósito de atacarme a ciegas, pero al tener mi Sharingan podía simplemente esquivar cualquier ataque. Aunque no iba a hacerlo, no iba a defenderme contra él para que así todo diera su fin, quizá con mi muerte pueda lograr algo y así finalmente encontrar aquella paz que tanto había deseado.
Y así lo pensé cuando vi como Tobirama se acercaba rápidamente, pero desafortunadamente aquel ataque no dio en mí, sino que había dado en mi pequeño hermano menor, el cual se había colocado frente a mí para protegerme.
—Sabía que algo iba mal contigo, hermana.
—No...Izuna... —pronuncié su nombre con agonía provocando así que Madara se diera cuenta de la situación. —Aguanta. Te salvaré así que por favor no me dejes.
—Hermana. Eres lo más importante que tengo por eso no quería que acabaras con tu vida. —me ha dicho con la voz algo apagada mientras sostenía mi mano fuertemente. —Sé muy bien lo que intentabas hacer. Querías que él te matara.
En ese momento miré a Tobirama, el cual se había sorprendido ante la confesión que había hecho Izuna.
—Terminemos con esto, Madara. —habló Senju Hashirama mientras aparecía frente a nosotros. —Si los ninjas más poderosos, Uchiha y Senju se unen...los otros países no podrán encontrar clanes que se enfrente a nosotros. La lucha habrá terminado.
Hashirama había extendido su mano para que Madara la sostuviera y así formar un tratado de paz entre ambos clanes.
—No lo hagas, hermano. —habló Izuna con dolor. —No te dejes engañar.
—Izuna. Esto es lo mejor que podemos hacer. —le he dicho intentando así convencerlo, pero él estaba firme a su palabra.
En ese momento Madara me miró para luego lanzar una bomba de humo y así sacarnos de aquel campo de batalla contra los Senju. Ambos al llegar al clan Uchiha hemos intentado ayudar a Izuna con la gran herida que tenía debido al ataque de Tobirama, aquel ataque que debió ser para mí y no para mi hermano menor.
—Hermana. —me llamó Izuna con algo de agonía. —Quiero entregarte algo antes de mi muerte.
—¿Qué estás diciendo? Tú no vas a morir.
—Es imposible que está herida sea sanada. Ya no me queda demasiado tiempo.
—Izuna...
El ver como mi hermano menor se estaba muriendo me devastaba, había hecho tanto por él para así protegerlo y que esto nunca hubiera sucedido, pero mis esfuerzos fueron en vano.
—Siempre has sido una llorona cuando se trata de mí. —sentí como Izuna sostenía mi mano, pero a diferencia de antes él la sostenía con debilidad. —Quiero que tengas mis ojos.
—¿Qué dices?
—Quiero que tengas mis ojos y me prometas que te vengaras de los Senju. —me dijo. —No te permitas engañar, hermana.
Izuna sostuvo mi mano por unos minutos más para luego acercar sus manos a sus ojos, yo le supliqué que no era necesario que hiciera esto, pero él era firme en su decisión y no descansaría en paz hasta que yo lo aceptara.
—Te quiero demasiado, Izuna.
—Yo también te quiero demasiado, ____.
Y así con la promesa de que usaría sus ojos para poder vengarme de los Senju; Izuna falleció.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro