única parte
MEMORIES OF A GUY REPENTED
Hace al menos ocho años había tenido una de las mejores, hermosas y dulces relaciones. Habían tenido sus altos y sus bajos como todas las parejas. Sus peleas a veces eran tontas y sentido, pero siempre buscaban la manera de solucionarlo.
Aún podía recordar la risilla de su pequeño novio cada vez que pasaba por los pasillos y le decía uno que otro piropo, antes de ser novios, tratando de enamorarlo.
Y vaya que lo había logrado. Los dos se habían elevado en lo más alto del amor, que al momento de caer fue demasiado doloroso. Haber compartido con él dos años de su vida había sido lo máximo, se sintió tan completo y bien en ese tiempo, que sus problemas externos se le olvidaban con tal de tener mas espacio en su mente para pensarle.
Todavía tenía el momento exacto en sus recuerdos de cuando lo vio por primera vez.
Se hacía tarde para llegar a clases, así que aceleró su paso para estar lo antes posible en su sala. Aún no podía creer que se había quedado dormido en su primer día de clase. Para él era vergonzoso decir esto. Estaba en su tercer semestre de medicina y aún no aprendía a poner alarmas temprano, si no fuese por su compañero de cuarto, el seguiría durmiendo plácidamente, soñando con alguna tontería o la película que vio una noche antes hasta muy tarde.
Miró su reloj una vez última vez. Faltaban menos de un minuto y le quedaban un par de pisos por subir. No llegaría a tiempo. Sacó su celular para llamarle a uno de sus compañeros y decirle que por favor le avisara a la maestra y le inventara algo del porque estaba llegando tarde.
Entre tanto show, siguió caminando hasta sentir algo chocar con su hombro, no hizo mucho caso, hasta que escuchó una vocecita quejarse.
"Ow" dijo la pequeña voz en modo de queja. "Dije ¡ow!" Trató de llamar la atención del chico que le había golpeado, éste era su primer día en la Universidad y no podía ser peor. A lo menos merecía una disculpa de ese extraño.
"¡Dios Santo! Lo siento tanto, en serio lo que pasa es que-" el otro muchacho de cortó al hablar al ver la belleza que tenía frente a él.
Un pequeño chico que no le llegaba más que al hombro, estaba parado frente a él, notablemente molesto, con los brazos cruzados y el ceño fruncido.
"¿Entonces...?" Preguntó con cierta molestia.
Entonces notó como sus ojos azules brillaban centellantes de cierto enojo, su piel acaramelada se veía tersa y suave, tanto que le dieron ganas de posar sus manos en sus mejillas -algo sonrosadas- y brazos para sentirla, sus manos casi literalmente picaban por ello. El flequillo castaño tapaba sus cejas pero por lo que podía adivinar, eran delgadas y en un pequeño arco. La ropa que traía le ajustaba bien en los lugares exactos y lo hacía lucir increíble. La playera de rayas le quedaba grande el cuello, dejando ver sus delicadas y deliciosas clavículas. Y es que para él eran otra tentación, estaba a nada de tirarse contra el chico y morderlas hasta dejarlas con ciertas marcas. Quería tan mal ver el contraste dorado de su piel con el violeta de las marcas.
"Decía que- perdón ¿si? Estaba algo apurado, pero ahora no. Mi primera hora ya pasó" se encogió de hombros, echándole un ojo nuevamente a su reloj en la muñeca.
"Está bien" rió cortamente ante la torpeza del más alto. "La mía igual pasó y es mi primer día, esto no debería de pasarme" chilló con las manos envueltas en sus mejillas, ahora más rojas.
"Me pasó lo mismo ¿eres nuevo? Debes serlo, pareces, nunca te había visto por aquí, yo estoy en tercer semestre de medicina. Todos piensan que es difícil pero para mi es divertido todo eso de- oye ¿cómo te llamas?" De repente se cortó a si mismo, sacando en el castaño una risa.
"Louis. Encantando" tendió su mano en modo de saludo.
"Harry. Aún más encantado. ¿qué te parece si te muestro la escuela mientras esperamos a la otra hora?" Propuso.
"¿Puedo pensarlo?" Cerró su casillero, comenzando a caminar junto al chico rizado.
Harry rió levemente al igual que Louis, caminando a su lado.
Y Harry estaba seguro de que esa risa sería su nueva adicción.
Sonrió, tomando un sorbo de su café, moviendo ligeramente su cabeza tratando de borrar ese recuerdo, que por más que fuera feliz, se le hacía bastante triste.
Suspiró arrepentido al recordar la cara de Louis bañada en saladas lágrimas al momento de decirle que todo debía terminar ahí. Y es que era de lo que mas se arrepentía. Tanto tiempo juntos, tantos recuerdos, tantos momentos felices se habían ido a la basura desde aquel momento en el que Harry había aceptado una beca en Londres.
Y ¿cómo es que se encontraba recordando todo eso? La respuesta es simple:
Al menos hace un mes atrás, el hospital de Londres lo había trasladado hasta Doncaster, su ciudad natal, por falta de médicos que supieran hacer bien su trabajo. Felizmente aceptó, porque después de unos cuantos años vería a su madre y hermana de nuevo.
Para ese entonces, Louis sólo era un vago recuerdo. Sus compañeros de clases le habían llenado de chismes sobre el castaño, que hasta ahora venía a confirmar cuáles eran ciertos.
Unos le dijeron que dejó la universidad por falta de pagos, otros que se escapó de su familia para poder suicidarse de la tristeza lejos de ellos, y unos cuantos más sólo habían dicho que dejó la Universidad, se fue lejos sin dejar rastro y al año volvió con un bebé en brazos.
Harry se sintió tan decepcionado de Louis, no había tardado nada en buscar su reemplazo, porque, sin saber como fue, hace uno años atrás, una invitación para su boda había llegado hasta la puerta de su departamento en la gran ciudad. 'Louis & Zayn' decía el papel de color beige. Para ese tiempo, llevaban apenas dos años de haber roto. Y Harry en verdad no sabía como había llegado eso ahí, no tenía ni la menor idea de como el castaño había conseguido su dirección exacta, con todo y número de habitación. Siendo sincero, le había asustado un poco. Pero lo dejó pasar, tampoco es como si le hubiese importado.
Oh, pero contestando a la pregunta.
Ahí estaba Louis Tomlinson, a una mesa de distancia, junto con su familia. Luciendo feliz, pacífico y mejor que nunca. A pesar de tener tres hijos se veía bastante bien.
Louis reía de las cosas que decía uno de sus retoños, el mayor por lo que Harry pudo notar. Tenía el cabello castaño igual que su padre, piel totalmente blanca y ojos verdes claros, que cuando se movía y chocaban con el sol se volvían oscuros como el verde de los árboles en los bosques. El niño parecía tranquilo, bien sentando pero con una sonrisa imborrable en su rostro, hablando de cualquier cosa con su padre. Otro niño traía el cabello negro y la piel un tono más oscura, su rostro no lo veía puesto que estaba dándole la espalda, y por último, Louis cargaba a un bebé, de no más de un año, en brazos totalmente idéntico a él.
La campanilla de la cafetería sonó, indicando que alguien la había entrado. El de rizos ignoró eso y se quedó mirando a Louis disimuladamente. Un chico moreno de cabello negro como la noche, tocó la espalda del castaño sorprendiéndolo. Los niños dieron pequeños gritos de alegría diciendo "¡Papá!". Louis sólo rió por la acción de sus hijos y aceptó con gusto el beso que su esposo le daba. El moreno tomó en brazos al bebé, besando su pequeña cabeza castaña. Pronto todos empezaron a hablar de algo que Harry no lograba escuchar.
El hombre debía ser Zayn, era hermoso. Tenía una belleza incomparable, tenía los rasgos muy finos y parecía no ser de por aquí. Era totalmente digno de tener a otra belleza como Louis a su lado.
Harry aún puede recordar la mentira las más grande que Louis le había dicho al momento de separarse. Si él pudiera, ahora mismo iría hasta él y le reclamaría un par de cosas. Pero no lo haría, por respeto a los niños.
Suspiró cansadamente, dio un trago a su café y le agregó un sobre de azúcar al darse cuenta de que sabía muy amargo. Cerró los ojos, echando la cabeza un momento para atrás, recordando su última noche con Louis. Había sido especial y romántico, aunque al principio bastante triste, siendo honestos.
Era el primer día de vacaciones y Harry no la estaba pasando tan bien. Estaba en compañía de su novio, sí, pero había algo que no lo dejaba estar tranquilo.
El pequeño Lou estaba acurrucado al costado de Harry, con las mejillas rojas por el frío viento, tomando un poco de chocolate caliente, tratando de conseguir en mayor calor posible.
Era invierno, la Navidad se acercaba y junto con ella el cumpleaños del chico menor. Por eso, ahora se encontraban planeando una pequeña fiesta para él, desde el mueble de la sala de Harry. El ojiverde apuntaba nombres de los compañeros de clase de Louis que el castaño decía desde sus labios rosas.
"¿Que piensas de Niall? Creo que podría venir ¿Eh?" Preguntó Louis, besando la mejilla de su novio.
Harry sólo tarareó sin prestar mucha atención, apuntó el nombre del rubio, esperando a que Louis dijera más nombres mientras el pensaba como le diría al castaño.
Dos meses atrás una Universidad reconocida en Londres le había enviado una beca por el buen rendimiento académico que tenía y él sin dudarlo dos veces, o tan siquiera en ponerse a pensar en Louis, aceptó. Así de a egoísta como sonaba, pero real.
"Pon a Liam ahí, me llevo bien con él"
Harry apuntó nuevamente, con la mirada perdida y Louis notó eso. De hecho, venía notando algo raro en el rizado desde hace ya unos días.
"¿Estás bien? Hace días estás raro..."
"No- en realidad no. Tenemos que hablar"
"Okay... eso suena serio" dejó la taza en la mesita y el de ojos esmeralda hizo lo mismo con la libreta y el bolígrafo.
"Esto es en verdad difícil, Lou. Sabe que te amo ¿verdad? En verdad lo hago y mucho pero... ésta era una gran oportunidad para mi, por favor entiendeme" rogó Harry al borde del llanto.
"No estoy entendiendo nada, ni un poco" declaró.
"Me voy. A Londres, me ofrecieron una beca y acepté. Perdóname por favor, yo no quería esto así porque te amo y no-"
Louis lo cortó. "¡Hey! Está bien ¿sabes? Sé que esto es importante para ti, obvio lo es, es tu carrera y lo amas más que a nada, incluso más que a mi, y lo sé. Así que... está bien yo-yo estoy bien" trató de sonreír, en verdad trató pero no pudo por más que quiso.
"¿De verdad? Porque me siento muy culpable, Lou. ¡No sé que pensé al aceptar!" Tapó su rostro con sus manos.
Louis sollozó bajo y negó la cabeza. Harry era lo que mas amaba, más que a su carrera, más que a nada. Pero para Harry no era igual, y el castaño pensaba que estaba bien porque no todos tenían las mismas prioridades. También pensaba que era un estúpido al pensar que tendría su "felices por siempre" con el ojiverde.
"No llores, bebé. Volveré por ti, lo sabes ¿cierto?" Besó cortamente los labios del bajito.
"Y yo estaré aquí esperándote" continuó el besó energéticamente.
Y esa fue su última noche, que para Louis fue mágica.
Harry le había hecho el amor delicadamente, suave y dulce. Le había penetrado tan cuidadosamente como si de un cristal se tratase. Louis gimió el nombre de Harry, susurrando entrecortadamente pequeños pero significativos "Te amo" contestados por el rizado con un "Yo también".
Había disfrutado del cuerpo de su amado por última vez, besando cada parte de éste, haciéndolo disfrutar al máximo, regalandole una 'última vez'. Embistió su cuerpo con total calma, cuidando en todo momento el placer de Louis, haciéndolo llegar a un orgasmo devastante, manchando sus manos y él vaciándose dentro del pequeño.
Harry no creía que podía ser tan ingenuo hasta que creyó en Louis Tomlinson, de verdad había creído que lo esperaría con los brazos abiertos, aguardando por su amor. Pero luego se puso a pensar, que tal vez él tampoco hubiera esperado cuatro años. Aunque si se ponía a pensar otra vez, se daría cuenta que él si había esperado. Desde que estuvo con Louis, no había vuelto a estar con nadie, porque sentía que lo traicionaba, que le estaba mintiendo. Sabía que si lo hacía, se sentiría sucio y mal con el mismo.
Una chica se acercó a él, interrumpiendo por un momento sus pensamientos.
"Aquí está su orden señor" la camarera sirvió el almuerzo de Harry, con una sonrisa amable. "Espero que lo disfrute, cualquier cosa me llama y vendré hasta aquí"
"Gracias, lo tendré en cuenta" sonrió igual y con un asentimiento de cabeza, despidió a la muchacha.
Ella se volteó a la mesa de la familia de Louis, y con alegría saludó a los niños, ellos contestaron con sonrisas y se pusieron a ordenar.
El ojiverde negó con la cabeza, divertido, recordando su primera cita con Louis. Había sido un completo desastre.
Estacionó el auto que su padre le prestó, en la entrada de la casa de Louis, tocó un par de veces el claxón y el castaño salió unos segundos después, con su madre pisándole los talones
"¡No olvides traerlo temprano, mañana tenemos un viaje que hacer!" Gritó Jay. "¡Diviértete, bebé! ¡Pásala bonito!" Por último agitó su mano, despidiendo a su hijo mayor.
"¡Mamá!" Lloriqueó el castaño, dando un pisotón en el suelo. Su madre lo estaba avergonzando horrible frente a su posible-pronto novio.
Trotó hasta el automóvil y subió, saludando a Harry con un beso en la mejilla.
"Hola, siento lo de mi mamá. Está emocionada, bastante. Parecía que ella tenía una cita y no yo" soltó una risa y el rizado lo acompañó.
"Mi madre estaba igual. Quería hacer que me ponga mi traje de graduación"
"¡Ya sé! Mi madre intentó lo mismo pero no la dejé" rieron de nuevo. "¿A dónde iremos?"
"Mi mamá prometió que hizo una reservación en el restaurante del centro"
"Oh, ¿no es algo caro? Podemos ir al McDonald's de aquí o algo así" sugirió.
"Está bien, lo juro. Ahorré un poco para esto, además es la primera cita que tenemos, quiero hacerlo bien."
"Lo estás haciendo bien, en serio"
Aparcó frente al restaurante y le dijo a Louis que esperara un momento ahí. Y lo hizo, se quedó sentadito como le dijeron, esperando al rizado. Volvió unos minutos después, con una cara larga.
"¿Que pasa?" Louis le preguntó, notando el semblante del otro.
"No, nada. Sólo que mamá tal vez olvido hacer un reservación" dijo sarcasticamente, haciendo ademanes con las manos.
"Bueno, siempre podemos ir a algún café, de verdad. No me molestaría" sonrió tratando de tranquilizar al ojiverde.
"Okay. Sólo espero y no estés molesto"
"No, jamás."
Cuando llegaron al café ya era un poco tarde, tenían el tiempo un poco limitado, así que apenas llegaron ordenaron. El lugar se les hizo agradable desde afuera, parecía tener aire acondicionado, y ellos en verdad necesitaban uno, en éstas épocas había un calor horrible. La decoración variaba entre diferentes tonos de cafés, con unos cuantos cuadros en las paredes de diferentes paisajes.
Comenzaron a hablar de diferentes cosas como la escuela, o la salud de la abuela de Louis a la cual irían a visitar, por esa razón Jay quería a Louis en casa temprano, tenían que hacer un largo viaje y necesitaba descansar.
"Mamá dice que está estable, pero no sé, mañana iremos a verla. No la conozco muy bien ¿sabes? Pero aún así se siente feo, no me gusta que la gente muera"
"Si, a mi tampoco, es bastante triste. Más si es una abuelita"
Louis asintió en acuerdo, y justo es ese instante el camarero llegó. Siendo torpe, volcó el te helado sobre la cabeza castaña de Louis. Respiró hondo y trató de no decirle un par de cosas al chico, algo como que era un tonto incompetente. Se quedó callado y él muchacho pidió perdón, Louis, como buena persona lo aceptó. Harry carcajeó fuerte. Louis lo miró mal un rato pero después comenzó a reír con él.
Y es que ninguno sabía como ahora se encontraban besando en la parte trasera del auto de Harry. El de cabello rizado y oscuro tocaba la cintura de Louis con posesión, como si alguien fuera a quitárselo. Los brazos de Louis estaban envueltos alrededor del cuello de Harry, tocando los rizos largos que tenía en ese entonces.
Harry fue bajando la mano hasta tenerla dentro del pantalón de Louis y él gimió de sorpresa.
"Ha-Harry, no. Aún no" lo paró con algo de vergüenza.
"Si, perdón. No sé que me pasó. Yo no quiero tampoco- no aún. Quiero esperarte" aclaró Harry, besando un poco más los labios del castaño.
Pasaron a la parte delantera para que poder regresar al castaño a su hogar. Harry prendió el motor y comenzó a andar, contando una que otra anécdota con su padre. Louis sólo reía y opinaba que tan tonto era el rizado. Y él se ofendía en absoluto, sabía que no lo decía con maldad.
Paro el auto en una señal de alto y de ahí no pudo avanzar más. En serio creía que no era su día, ya ha pasado mucha vergüenza con Louis y se le sumaba esto.
"No tenemos combustible" el de rizos restregó su rostro e inhaló fuerte.
"Bueno, puedo decirle a papá que venga por nosotros" sacó de su bolsillo su móvil y marcó el número de su padre.
Harry no contestó, sólo se quedó ahí esperando ¡Ni siquiera podía pegarse bien! Estaba a la mitad de la calle varado.
"Dice que viene pronto, no te preocupes. Pudo hacer sido peor ¿no?"
Un ruidito vino desde la ventanilla del ojiverde, voltearon y oh, un oficial de Policía estaba parado ahí, y parecía no estar muy contento.
"Buenas noches, oficial" saludó Harry, tratando de ser amable.
"Buenas noches, joven. No se si lo sabían pero están a la mitad de la calle"
"Oh, si. Lo que pasa es que el combustible se no acabo y-"
"No me importa. ¿Tiene alguna licencia o permiso para conducir?"
"¿No? Digo, no" Harry se puso nervioso.
"Justo lo que creí" el hombre sacó una pequeña libreta y comenzó comenzó escribir, fue hasta adelante, apuntando el número de matrícula. ¡Lo que le faltaba! Una jodida multa. "Muy bien. Llamaré a una grúa para que venga por el auto. Mañana podrán ir por el a la estación de Policía."
"¡Pero no he hecho nada! ¡Se quedó sin combustible, no puede hacer eso!" Bajó del auto, siguiendo al oficial hasta su coche.
"Le dije que no me importaba. Y tenga, mañana cuando vaya por el auto pague esto."
Le dio la multa. 70 euros, pudo haber sido peor.
El oficial se fue, no sin antes llamar a la grúa. Se quedó ahí, juraba que si le pasaba una cosa más gritaría y lloraría de tan mala suerte.
Sintió unos brazos enrrollarse en su cintura por detrás. Louis dejó un beso en su hombro y soltó una risa traviesa.
"Tranquilo, me divertí mucho. Lo juro"
Suspiró rendido y sonrió. "Bueno, eso es lo importante."
Volteó para abrazar y besar adecuadamente al más bajo.
¡Por Dios! Harry casi se atraganta con su almuerzo.
Giró a ver toda la cafetería. Los tonos cafés, los cuadros en las paredes y ¡hasta el olor era el mismo! ¿Cómo no se había dado cuenta?
¡Ésta era la misma cafetería donde tuvo su cita con Louis!
Su cuerpo vibró en nostalgia. No podía creer que hace unos años atrás el estaba ahí con Louis pasándolo bien, riendo y hablando de cualquier cosa. Y ahora él estaba sólo, viendo a Louis feliz y riendo con otra persona, digna de su amor.
Se sentía tan mal y arrepentido de haber sido egoísta en ese tiempo. De haber pensado sólo en él, de haberse obsesionado con ser de los mejores y famosos en lo que hacía. Si lo hubiese pensado un poco más en lo que en verdad le hacía feliz... No estaría lamentándose nada ahora.
Pero no podía hacer nada, nunca podría hacer nada. Louis estaba casado y con tres preciosos hijos, Harry observó.
Si alguien se parar frente a Harry en éste instante y le preguntase cuál ha sido su mayor error, el contestaría con simplicidad "Haber dejado al amor de mi vida, Louis Tomlinson".
Era tan estúpido que hasta el día de hoy se venía a dar cuenta de eso. Louis siempre será, fue y es el amor de su vida. Le había dado tanta felicidad estando a su lado que no la creía real.
Pero así era la vida, algunos hacen cosas bien y otras mal. Todos merecemos lo que tenemos, y Harry aceptaba su realidad. Sabía que no merecía a Louis por más doloroso que fuera. Sabía que Louis merecía algo tres mil veces mejor que Harry, y ese Zayn parecía serlo.
Así que estaba resigando. Desde que la invitación había llegado, sabía que había perdido a Louis para siempre.
Sin más, llamó a la masera para que me diera la cuenta. Ella rápidamente fue, pagó y salió de ahí. Echándole un vistazo más a Louis, quien carcajeaba abrazando al mayor de sus hijos.
"Aquí están sus órdenes para todos" la rubia mesera sirvió todo en la mesa. Por último llegó con Louis, le dejó el sándwich frente a él. "¿Estamos completos?" Preguntó, asegurando de que no faltara ni un pedido más.
Todos asientieron. Y ella comenzó a alejarse.
"¡Oh! Casi lo olvido. Alguien le manda esto" le tendió un pequeño papel doblado al castaño.
"¿Si? Gracias" sonrió un poco confundido, aún así tomó la nota.
La abrió, y sus ojos se cristalizaron, el ritmo de su corazón se aceleró fuertemente.
" ¿Recuerdas ésta cafetería?
De: un chico arrepentido"
Leyó la nota y, Dios. No lo podía creer. Giró la nota, buscando alguna pista más.
"Pá, ¿quién es Harry?" Edward, el mayor de sus hijos preguntó, con sus ojos verdes brillando de curiosidad.
"Nadie amor, un viejo amigo" abrazó fuertemente a su hijo, basando su cabello.
Rió entre un medio sollozó, leyendo el lado contrario de la hoja.
"Harry S. Xx"
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro