Húmedo || Two-Shot
A ustedes les gusta sufrir y que haga sufrir a los personajes... >:c Porque esta vez sí me dejaron comentario,s hdp, por cosas así me tardo en actualizar (??) Por cierto, debo dejar estos títulos sugerentes porque parecen otra cosa y terminan siendo esto.
He aquí el final de esto~ gracias por no matarme o lo que sea (?)
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Nº de palabras: 1.601 palabras
Advertencias: Ninguna.
Resumen: No por ahora... (?)
Aclaraciones: Hospitales mixtos, en el mundo pokémon son lugares que atienden a pokémon y humanos, están más especializados que los centros pokémon y cuentan con mayor infraestructura.
Húmedo
Sus lagrimas caían por su lastimado rostro, su garganta le ardía pero aun así trataba de hablar lo más claro posible, sobre sus piernas yacía el cuerpo de quien había corrido hacia un infierno de llamas para salvarle la vida, con el rostro quemado, con la cabeza sangrando y sin que reaccionara a sus constantes alaridos de desesperación.
Él no podía dejarla así, no después de todo esto, necesitaba agradecerle por cuidarla siempre, por salvarle la vida otra vez.
Sus ojos llorosos ya no la dejaban ver el rostro sin reaccionar de Alain, movía sus manos tratando de despertarlo mientras retiraba sus propias lagrimas y mocos al no recibir respuesta.
Él tenía que levantarse, tenia que regañarla por separarse en medio del incendio y quedarse atrapada, tenía que verla a los ojos y sonreírle, después de todo, ahora estaban a salvo.
Los bomberos se acercaron a ella y los separaron, por la poca fuerza que le quedaba no pudo aferrarse al cuerpo del chico, no pudo oponerse en que le pusieran anestesia pues una de sus piernas estaba rota. Al final a lo único que pudo aferrarse fue a su mochila que custodiaba a sus preciados pokémon dentro. La amarraron a la camilla, le pusieron una mascara de oxigeno y comenzaron con los primeros auxilios dentro de la ambulancia hasta un hospital mixto que estaba un poco más lejos, lo ultimo que vio fue al centro pokémon desplomarse y ser devorado por las llamas de las explosiones, que eran extinguidas por los bomberos y los pokémon tipo agua por medio de sus ataques.
Cuando pudo abrir los ojos estaba en una camilla de hospital, con vendas en gran parte de su cuerpo y un yeso en su pierna, una delicada sábana le cubría del frio de la noche y la calefacción dejaba un acogedor ambiente, en cuanto sus ojos se acostumbraron a la poca luz notó que su rostro estaba húmedo, seguro por las lagrimas al revivir dentro de sus sueños, de manera inconsciente, el infierno de hace unas horas.
Se sentó sobre la cama notando como había un peso extra a sus pies, deslumbró una silueta la cual no era humana más si Pokémon, su querida Chespie, tan preocupada como siempre por ella, a quien tuvo que obligar a meterse en la pokeball cuando se vio atrapada entre las llamas del tercer piso. Ella por ser de tipo planta no tendría nada que hacer más que lastimarse a si misma y su tipo secundario, el lucha no hacía gran diferencia, discutieron como nunca y cedió ante su entrenadora, de mala gana por su puesto. Y ahora, como una madre esperaba a los pies de la cama a su despertar, le dejó dormir más después de todo se merecían un descanso y hasta podía adivinar que había llorado mientras esperaba.
Bebé también estaba fuera de su pokeball, miraba por la ventana a la resplandeciente luna y en cuanto Mairin puso sus pies sobre el suelo se giró, casi pudo ver una mirada de reproche por parte de su Florges, quien se acercó veloz a su posición tratando de que se recostara nuevamente sobre la cama.
— Espera... — Susurra con fuerza, para que se le entienda y trata de no toser para no dañar más la garganta. — Quiero verlo, por favor...
Bebé pone una cara de tristeza y se aguanta las lágrimas, amenazantes con revelar el estado del muchacho, le ayuda a caminar hasta la cama de al lado, el pitido de la máquina con sus signos vitales hace de música ambiente y Mairin recién se da cuenta de que esa máquina no es suya.
Indican dos cosas, recibió mucho más daño que ella, y, gracias a Arceus, él está vivo.
Sus piernas ceden y es sostenido por Bebé, quien termina cargándola hasta la cama, donde a los pies duerme Charizard, iluminando un rincón de la habitación con la flama de su cola, también tiene algunos rasguños pero ninguno es profundo. Y por su rostro se ven caminos húmedos de lagrimas que ya cayeron, la mirada de la joven viaja desde el pokémon hasta el entrenador quien tiene un yeso en una de sus piernas y en uno de sus brazos, además de varias vendas, con la poca luz se notan manchadas de sangre que ya está seca y por todo su rostro, rasguños y parches por las quemaduras de antes.
Ella se afirma sobre el borde de la cama y contempla el rostro del muchacho que le salvó la vida, está dañado, pero el pitido de la máquina tan constante le dice una y otra vez que está vivo, herido pero vivo y que podrá vero despertar en cuanto se recupere.
Nuevamente las lágrimas le nublaban la vista, se acumulan en sus párpados y caen sin permiso por su rostro hasta caer en el pecho del chico, humedeciendo su camisa de hospital y algunas vendas que mañana cambiarán por otras. Solloza, su garganta le arde y coloca una de sus manos en su boca para acallar el patético llanto que amenaza con despertar a todos en la habitación, su cabeza palpita como un tambor, al compás lento de la máquina pero duele con cada sollozo, le pica su garganta y sus músculos adoloridos le ruegan con que se recueste y deje que la anestesia vuelva a dejarla dormir, sin sueños, sin revivir el trauma del fuego, solo con sus húmedas lagrimas agradeciéndole a Arceus y a todas las divinidades pokémon que no le arrebataron a Alain de su lado.
Bebé cargó a Mairin de vuelta a su cama y la cubrió con la sábana, cantó muy despacio una nana para que los músculos de la joven se relajaran al fin y que las ultimas lágrimas humedecieron su rostro, por lo menos por esta noche.
Para cuando despertó en lo que asumió fue la mañana siguiente, lo primero que hizo fue sentarse en la cama y mirar hacia la cama de al lado, por un momento, sólo por un maldito instante creyó que la cama estaba vacía y que en realidad él no estaría a su lado.
Pero Charizard permanecía con su cabeza sobre los pies de la cama, esta vez mirando al muchacho dormir aún por la anestesia, a su alrededor el cuarto quedaba sumamente pequeño por los pokémon del entrenador quienes se negaron a quedarse en sus pokeball hasta no ver a ambos despiertos. Chespie tenía una canasta de frutas y Bebé descansaba seguramente por haber permanecido la noche despierta vigilando a ambos.
Mairin dejó los pies sobre el suelo, pasando por alto el regaño de Chespie por la intención de levantarse de la cama, más solo permaneció así, sentada, mirando hacia la cama de al lado, esperando ver sus ojos azules, que le regañara, que se rieran de todo y de nada a la vez, que salieran de nuevo en un viaje juntos.
Perdida en sus pensamientos, recordó por breves momentos como él se desmayó después de salir de aquel infierno y sin poder evitarlo un sollozo rasgó su dolorida garganta, llevó una mano a su cuello y masajea con cuidado, tragó saliva a penas y levantó la vista del suelo en cuanto escuchó unos resortes provenientes de la cama de al lado.
Parecía desorientado, trató de sentarse sobre la cama pero el dolor de su cuerpo lo obligó a tumbarse nuevamente, Charizard gruñó de alegría y movió su cabeza sobre la mano que no estaba con yeso, sino con vendas, los dedos del muchacho se movieron torpes sobre la piel escamosa de su pokémon dando mimos, entonces le vio sonreír, leve y suave pero una sonrisa al fin y al cabo.
Ella se levantó de la cama, olvidando su propio dolor y su pie enyesado, corrió como pudo hasta la cama que estaba a unos metros de distancia, aun le duele la garganta y sabe que no debería forzar la voz, pero por culpa de las lágrimas que vuelven a humedecer su rostro ella no puede contener la alegría que siente.
— ¡Alain! — Le grita, y sus miradas se cruzan, las lágrimas de ella caen sin tregua por sus mejillas lastimadas y enrojecidas por tanto patético llanto.
— Que bueno... — Susurra levantando el rostro a duras penas, sonríe pero ella ve como sus ojos se humedecen en lágrimas que la sorprenden — Estás bien, Mairin.
— ¿Yo? — Se ríe, y trata de secar sus propias lágrimas que fluyen como su alegría, siente la mano envuelta en vendas de Alain acariciar sus mejillas húmedas y se aferra a esa caricia como lo hizo cuando él la levantó en todo ese infierno. — ¡Deberías mirarte!
— Estás a salvo — Le escucha susurrar suave, rasposo y forzado para que le oiga y ve que sus lágrimas humedecen su almohada, pues la única mano que Alain puede mover esta muy ocupada entre su rostro y sus manos temblorosas.
El pitido de la máquina sigue, acompasado, como música ambiente, los pokémon de ambos se acercan a celebrar que los dos idiotas que tienen como entrenadores están despiertos, Chespie acerca una almohada para que Mairin se siente en el suelo, más ella se acomoda de alguna forma en la cama de muchacho, aun tomando su mano vendada, algo húmeda por las lágrimas de antes, sin embargo, ahora ríen, de todo y de nada a la vez, el próximo viaje será hacia otra región y esperan encontrarse con algunos viejos amigos, a rememorar aventuras, a ponerse al día con las nuevas experiencias y a continuar con sus caminos.
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Rezo porque Wattpad no se coma mis guiones largos c:
Y que me digan cual es su parte favorita, ¿creyeron que mataría a Alain? (?)
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