Ardiente || Two-Shot
Esto iba a ser un drabble, UN DRABBLE SEÑOR MIO, ¿Por qué soy así? ¿por qué ahora es un Two-shot? sadadasdasdasd escribí esto a las 3 de la mañana y lo terminé a las 5, será mejor que lo aprecien.
Empecemos febrero con la OTP '-')9
*Se esconde de la gente que termine de leer esto por si acaso(?)*
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Nº de palabras: 1.330 Palabras.
Advertencias: No me peguen plis (?)
Resumen: No les daré ni madres, lean esta cosa.
Ardiente
Se dejó caer sobre sus rodillas, tosió con todas sus fuerzas y raspó su garganta, llevo su mano hacia su cuello tratando en vano de aliviar el dolor, el calor abrazate que provenía desde su espalda solo le obligaba a levantarse del suelo y alejarse, su cuerpo no podía soportan tanta temperatura.
Las llamas se extendían hacia los lados, danzantes en una coreografía aterradora, abrían sus flamas hacia los lados y se levantaban comiéndose los escombros que a duras penas sostenían la estructura del Centro Pokemon.
Es seguro que para ese momento las flamas no sólo habían reclamado el edificio como suyo, varias vidas tanto de pokémon como de humanos habrían sucumbido ante el calor de tales llamas infernales.
Miró a su alrededor confundido, seguro por todo el humo que tragó segundos atrás, más no alejó su cuerpo ni un solo milímetro. Los gritos de los bomberos que le rogaban se alejara de ahí eran tan lejanos que casi parecía una maldita pesadilla, un par de pokémon de tipo agua que en ese momento no reconoció se le acercaron para alejarle de una buena vez, pero su mirada no se detuvo a pensar que especie era, buscaban otra cosa, algo mucho más importante que no estaba a su lado y eso le tenía nervioso, confundido y preocupado.
¿Por qué mierda no estaba ella?
¿Dónde estás?
Sus piernas le fallaron a mitad de camino casi al mismo tiempo en que se sintió una explosión de una de las plantas del edificio, los gritos no se hicieron esperar. Los bomberos indicaron algo que él no escuchó, un Buizel le extendió una chaqueta gruesa mientras trataba de levantarlo con ayuda de su evolución, más la mente de él notó que no importaba en que dirección mirase, ella no estaba ahí.
Solo quedaba una opción, continuaba dentro y por como se veían la estructura, ni un adulto podría entrar sin que se considerase un suicidio.
Se levantó de golpe, aun mareado y sintiendo como un liquido tibio se deslizaba desde su cabeza por su cuello, asumió que era sudor y le resto importancia, tomó la chaqueta de bombero y la amarró a su cintura, escapando del agarre del Buizel, yendo a la boca del incendio.
Si alguien le gritó algo, él no lo escuchó.
Atravesó una muralla de humo de un salto y se introdujo dentro del infierno que antes era un lujoso centro pokémon, miró hacia todos lados tratando de distinguir a la joven entre tanto rojo ardiente que se tragaba todo a su alrededor.
No estaba, ella no se veía por ningún maldito lado.
En vano trató de gritar pero su garganta comenzó a picar horrores, seguro se la había lastimado antes con todo el maldito humo y el calor. Pasó su antebrazo por su rostro notando por primera vez que además de sudor, estaba sangrando, un golpe en su cabeza le había provocado el mareo eso era seguro. Comenzó a correr por los pasillos carbonizados al rojo vivo por las llamas, la estructura se balanceó y por algún lado de los pisos superiores algo volvió a explotar derrumbando varias paredes a su alrededor que a penas pudo esquivar, estaba seguro que los pokémon de los bomberos estaba haciendo lo posible por bajar las llamaradas.
De un momento a otro había subido al segundo piso que nada de resistencia le quedaba, pero no la encontraba, y no pensó ni por un segundo en salir de ese lugar sin ella. Con un brazo sobre su frente tratando de apaciguar el calor a su alrededor de nula manera, corrió por el que asumió era el pasillo de las habitaciones, pateó algunas puertas y trató de gritar su nombre a pesar de la tos seca que recibía en vez de voz.
El calor le mareaba, el sudor se sentía hirviendo, su cuerpo estaba cansado y deshidratado, la sangre corría sin descanso por su cuello como una fina linea de un rojo ardiente, que le quemaba la piel casi tanto como las llamas de las paredes, que danzaban y lo confundían entre tanto calor.
- ¡Alain! - Escuchó un grito por su costado, rasposo, cansado pero aliviado.
Un cuerpo embistiéndole con fuerza por la espalda como un metro de distancia. Cayó al suelo lleno de ceniza y carbón ardiente, un peso extra se apegó a su espalda y el piso de cementó cedió con ambos cuerpos hacia el primer piso.
Otra explosión se sintió dos pisos más arriba de donde estaba él. Escombros se derrumbaron a su alrededor y el aullido de las llamas adueñándose de aquella sala le hizo olvidar el dolor de todo su cuerpo por la caída y voltear.
Cabello rojizo, casi tan ardiente como las llamas pero este no clamaba por tragarse un edificio y a cuanta vida estuviese en él. Este rojo ardiente solo quemaba las sombras que lo metían dentro de un pozo por sus errores pasados.
- ¡Idiota! ¿Qué haces entrando de nuevo? ¡Quieres morir! - Le gritó al borde de las lagrimas, con el rostro cubierto de rasguños, quemaduras y carbón.
- ¡Como si fuese a salir de esta mierda sin ti! - Le devolvió el grito, girando todo lo que su adolorido cuerpo le dejó para colocar sus manos sobre las mejillas lastimadas de Mairin.
Por fin la encontró, entre todo ese infierno, ella aún estaba viva.
- Ponte la chaqueta, te protegerá - Y sin esperar respuesta la envolvió en la prenda gruesa, evitando que así las llamas la dañasen más de lo necesario.
Ella parecía cansada, lastimada pero aliviada. Entonces se percató de que su mochila la traía delante y que su brazo derecho la sostenía fuertemente contra su pecho como si protegiera un tesoro en aquella mochila. Sus pokémon estaban ahí, estaba seguro.
La tomó en brazos y se aseguró de que la chaqueta protegiera gran parte de su cuerpo, ella no reclamó nada. Sacó a Charizard, le ordenó apartar algunas llamas con sus alas y aprovechó de que este soportaba temperaturas similares por su tipo elemental, por lo menos lo suficiente como para acercarse a la salida de este infierno.
Otra explosión se escuchó, esta vez debajo de ellos y solo pudo asumir que el sótano de este lugar guardaba algo muy inflamable, se lo confirmó segundos después cuando vio dos columnas de fuego ardiente tragarse dos vigas principales que sostenían la estructura.
Guardó a Charizard a pesar de que este se negaba a dejarlo ahí dentro, pero el lugar era delicado y estaba a poco de derrumbarse con ellos dentro, si podía salvar aunque sea a sus pokémon y a Mairin, todo esto valdría la pena.
Comenzó a correr con todas las fuerzas que le quedaban, el piso se tambaleaba y las paredes caían a su alrededor, ya no sabía si era por la perdida de sangre, la fatiga o el calor que le arrebataba todo el oxigeno, ella ya estaba desmayada, el humo y estar tanto rato dentro la había agotado.
Un chorro de agua atravesó una de las ventanas principales, y se asomó un Blastoise junto a un Samurott que comenzaron a lanzar poderosos ataques de agua alrededor. Reconoció al Buizel de antes y corrió con sus ultimas fuerzas hacia la única salida que divisaba.
Sintió las manos de Mairin aferrarse a su espalda y sus piernas cedieron una vez estuvieron por fin afuera del edificio. Los gritos y aplausos del publico se escuchaban lejanos y sin importancia, sus rodillas chocaron con el pavimento, una de sus manos se afirmó contra el suelo para no dejarse caer por completo sobre Mairin.
- ¡A... Alain!
Escuchó su nombre, muy cerca, de la boca de ella. Preocupado, cansado, un poco torpe y lloroso, pero vivo, ella estaba viva y ya estaría bien.
- ¡Alain no cierres los ojos! - La escuchó esta vez más cerca y como sus manos sostuvieron su rostro, temblaban y estaban húmedas. - ¡No, no lo hagas! Alain...
Su cuerpo no pudo sostenerse y dejó que los brazos de Mairin le cuidasen por lo menos hasta que recuperara sus fuerzas.
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Hay segunda parte! :D
*huye*
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