Final.
POV. Ana.
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Acaricio con suavidad la cabeza cobriza de Teddy y libero el cinturón de seguridad de la silla. Normalmente lo llevaría sobre mi regazo para hacerlo sentir protegido, pero Christian señaló que es peligroso.
Y tiene razón.
No se lo diré, aunque estuve de acuerdo en volver a usar la silla y todo lo demás. Sobre volver a la guardería, aún estoy tomándome mi tiempo.
—¿Te ayudo?
La figura de Christian a mi lado me saca de mis pensamientos, recordándome que debía bajar al niño del auto. Lo hago, pero primero miro a mi alrededor para asegurarme que Taylor, Prescott y Reynolds tienen el área asegurada.
Ojos grises parece leer mis pensamientos porque rápidamente frunce las cejas.
—Todo es seguro, la casa de Grace y Carrick también tiene un guardia de seguridad.
Le creo cuando veo al par de hombres en trajes oscuros vigilando la puerta de entrada y la acera.
—Hay demasiados autos aquí, ¿Deberíamos preocuparnos?
—No.
De todas formas, abrazo a Teddy con fuerza y lo llevo conmigo por el caminillo de piedra, Christian caminando a mi lado. Golpea la puerta y esperamos.
—Señor Grey —la ama de llaves rubia le sonríe, luego me mira—. Señorita Steele.
Se hace a un lado y mi atención se mueve de ella hacia las personas caminando por el vestíbulo de los Grey. Bien, estoy un poco paranoica todavía y mis nervios están de punta.
—Todo está bien —Christian toma al niño de mis brazos—. Solo vamos a saludar a tus abuelos, ¿Cierto, Ted?
Grace prácticamente empuja a la multitud en su esfuerzo por llegar a nosotros.
—¡Mi niño! —estira los brazos para sujetar la cabeza de Teddy y lo besa—. Te extrañé tanto, mi amor.
Las cejas de Christian se disparan a lo alto de su frente.
—Creí que yo era tu niño, madre.
Eso me hace soltar una risita divertida, luego la señora Grey hace un gesto con su mano.
—Todos ustedes lo son, Christian. Pero Teddy ha pasado por mucho en las últimas semanas y la abuela está lista para consentirlo.
—Tiene razón —concuerdo. En ambos sentidos—. Y estoy segura que a Teddy le hace bien estar con sus abuelos.
Antes de que podamos agregar algo, Grace se aleja llevándose a Teddy y mi tranquilidad con ella.
—¡Christian! —chillo, apretando su mano con fuerza.
—Lo sé. —me dice en una voz más tranquila. Hace una seña con la cabeza e inmediatamente Taylor se mueve entre las personas.
—¿Por qué hay tantas personas aquí? —por más que intento reconocer algún rostro, no puedo y eso comienza a incomodarme.
—Es el cumpleaños de Grace.
¿Qué? Golpeo su brazo de forma discreta como regaño.
—¡Christian! ¿Por qué no me lo dijiste? ¡No traje un obsequio!
Él tiene la decencia de lucir avergonzado.
—No te preocupes por eso, nena. Le regalamos un día de spa para ella y otra persona. —sonríe como si eso fuera a impresionarme—. Fue idea de Andrea.
Oh, debí saberlo. Me aferro a su brazo mientras caminamos entre las personas hasta donde está Carrick saludando. Nos abraza a ambos y nos ofrece una copa.
—Me alegro tanto de verlos, creí que no vendrían —le lanza una mirada insistente a Christian y palmea su espalda—. Tu madre está tan feliz de tenerlos a todos aquí.
Y sé a lo que se refiere cuando Mía y Elliot aparecen entre los invitados, platicando y riendo tan felices que me alegro por ellos. De verdad espero que mi ansiedad baje y pueda disfrutar como ellos.
Christian se disculpa con su papá y me lleva por la sala hacia las escaleras. Caminamos el largo pasillo e inmediatamente sé a dónde vamos, luego empuja la puerta de la habitación de su infancia.
—Ven aquí.
Dios, han pasado años desde que estuve aquí pero nada ha cambiado. Las fotografías, la ropa de cama, los libros sobre el estante. Es como si el tiempo hubiera retrocedido hasta ese momento en particular.
—¿Qué hacemos aquí? ¿Nos escabullimos para tener sexo?
Christian sonríe.
—Me encanta esa idea, pero creo que notarían nuestra ausencia. Y definitivamente Prescott llama mucho la atención custodiando el pasillo.
Cierto. No hay nada discreto en eso. Miro a mi alrededor sintiendo nostalgia y me siento en la cama para tener una mejor vista.
—¿Entonces? —insisto, pero me arrepiento cuando lo veo vacilar.
—Yo... Esperaba que este lugar y tenerte aquí trajera algún recuerdo, una pista o algo.
Que lo hiciera recordar, termino el pensamiento por él. Dios, de verdad extraño al Christian de antes pero no puedo presionarlo. Lo recuperé, es lo único que importa.
—Christian, basta. —me levanto y voy hacia él para besar su frente—. Si no lo recuerdas, está bien. El hombre que eras y el hombre que eres, los amo a ambos. Te amo a ti.
Sus cejas se arrugan en un puchero que me parece adorable.
—También te amo. Creo que siempre lo he sabido.
Oh. Mi cuerpo se relaja contra el suyo y la admisión de su amor, lo único que me hacía falta para tenerlo todo. Sus palabras son tan dulces que le doy un pequeño beso que me hace erizar la piel.
—Nena... —sus manos bajan por mi espalda y se detienen en mis nalgas—. Cambié de opinión respecto a tener sexo aquí.
Me aparto para reír, dándole acceso a mi cuello para que lo bese y muerda un poco. Sé que en otras circunstancias diría sí inmediatamente, pero no ahora, estando en la casa de sus padres y dejando a Teddy con desconocidos.
—Llevemos la fiesta a casa, Señor Grey.
—Como diga, señorita Steele.
Aparto mis brazos y giro para salir de la habitación, pero él no viene detrás de mí. Su vista está fija en el bulto de sus pantalones que no estaba ahí antes del beso.
—Creo que necesito un minuto, no quiero aparecer en la fiesta de Grace con una erección.
—Tienes razón. —digo y salgo, dejándolo enfriarse. Esa es una vista que seguramente la ama de llaves le encantaría ver.
Bajo las escaleras asintiendo hacia Prescott cuando paso a su lado, y buscando a Grace y a Teddy por el vestíbulo. Me dirijo a la sala pero tampoco están ahí y mi corazón se acelera de preocupación.
¿Dónde está Teddy? ¿Y Taylor? Me habría llamado si hubiera un problema. Me abro paso hacia la cocina, y los encuentro ahí, Grace ofrece pequeñas cucharadas de pastel a Teddy.
Mi pánico se convierte en furia cuando reconozco a la mujer que platica con ella, y que acaricia el cabello de mi hijo.
—¡Quite sus manos de encima! —gruño, haciéndolas saltar a ambas del susto—. No se atreva a tocarlo.
La señora Grey luce desconcertada, pero Lincoln solo sonríe con burla. Me echa un vistazo de arriba a abajo, lo que solo hace que me enoje mucho más.
—Solo quiero ser amigable con él. —mira a Grace—. Se parece tanto a Christian.
Maldita bruja.
Mi ira se desborda contra está mujer como lava ardiente.
—¡A eso me refiero! ¿Cómo se atreve siquiera a mirar a Grace a los ojos sabiendo lo que le hizo a su hijo? —ella está tan sorprendida por mi arrebato que no se queja cuando tomo a mi hijo de sus brazos—. Aleje sus sucias garras de mi hijo, para siempre.
La madre de Christian mira rápidamente a su amiga, luego de vuelta a mi que acuno la cabeza de mi bebé con mi mano libre.
—Ana, no... ¿A qué te refieres? —se dirige también a ella—. Elena, ¿Qué hiciste?
Elena me dedica una mirada de odio como la verdadera perra que es, y no le detengo incluso cuando siento las manos de Christian apoyarse en mi cintura.
—Lo siento Grace, no era ni intención arruinar tu fiesta. Pero esta mujer jamás volverá a tocar a mi hijo.
—Ana... —Christian me habla bajito—. Este no es el momento.
—¿Entonces cuándo? ¿Cuando abuse de él como lo hizo contigo?
Se tensa inmediatamente y también Grace lo hace. Sus ojos se abren por la sorpresa y su rostro se pone pálido. Pero es la mirada de decepción sobre su hijo la que hace romper mi corazón.
Christian abre la boca, pero se ve interrumpido cuando su madre gira y golpea la mejilla de Elena con fuerza.
—¿Abusaste de mi hijo? —grita, y el sonido de las otras conversaciones se detiene—. ¿Cómo te atreviste?
Lo siguiente que sé es que Carrick, Mía y Elliot están ahí también, todos luciendo furiosos. Solo entonces dejo que Christian me lleve fuera de la cocina y hacia la puerta.
—Salgamos de aquí. —abre la puerta de nuestro auto antes de que Reynolds pueda hacerlo—. Suficiente emoción por hoy.
Carajo, no quería que las cosas fueran así.
—Lo siento, Christian. —un nudo se forma en mi garganta, dificultándome hablar—. Sé que era tu asunto para compartir.
El arrepentimiento me carcome, y me siento mucho peor cuando Carrick Grey se detiene en la puerta de entrada para mirarnos.
—Christian, necesito hablar contigo un momento.
—Mierda —maldice bajito, pero asiente y se endereza—. Espera aquí, nena. Tengo algunas cosas qué explicar.
Está a punto de regresar a la casa cuando lo detengo del saco.
—Lo siento, de verdad. Simplemente lo perdí cuando la ví tocándolo. —finalmente las lágrimas corren por mis mejillas y eso afloja el nudo en mi garganta—. No voy a permitir que nadie dañe a mi bebé.
—Lo sé. —ahora él me besa en la cabeza—. Lo prometo, Ana. Nadie va a lastimar a nuestro hijo o a ti, jamás.
Se aparta de mi y se detiene un segundo con Taylor en la puerta. Le gruñe algo que no alcanzo a entender y vuelve dentro a la casa de sus padres.
Reynolds cierra la puerta un momento más tarde y luego Taylor bloquea ni vista, pero alcanzo a ver a Elliot salir de la casa empujando el brazo de Elena Lincoln.
—¡Y no vuelva, perra! —grita.
Dios, esto se convirtió en un espectáculo para los invitados. Aunque al menos ahora saben la clase de mujer que es ella. Lo merece.
Teddy se queda dormido en mi regazo después de algunos minutos y estoy considerando seriamente bajar del auto para buscar a Christian cuando él sale. Carrick viene detrás de él y lo observa subirse al auto.
Taylor también sube al puesto del copiloto y Prescott conduce el otro auto, ambos vehículos saliendo de la casa de Belleview.
—¿Qué pasó?
—Se acabó —suspira—. Estoy terminando todos mis negocios con ella y Carrick va a poner una orden de restricción contra ella. No volverá a acercarse.
—Eso espero. —abrazo más fuerte a mi bebé—. Quiero protegerlos de todo lo malo.
—También yo. —mira hacia la ventana, luego de vuelta a mi—. Pero ya no tienes qué protegerme, Ana. Es mi turno de cuidarlos a ustedes dos.
—Tres. —corrijo.
Le toma solo un par de segundos captar la idea y sus cejas se arquean.
—¿Qué?
Sorpresa, papá.
—Estoy embarazada. —su mirada baja hacia mi vientre—. Olvidé tomar las pastillas cuando lo de Teddy ocurrió, y creo que quiero a este bebé.
Su mirada se suaviza cuando vuelve a mis ojos.
—También lo quiero. Creo que estamos listos para otro pequeño Grey. —dice y quiero besarlo por ser tan maravilloso—. Y esta vez me aseguraré de estar ahí todo el proceso.
Y le creo.
Las cosas pudieron ser difíciles antes, pero ahora estoy segura que siempre encontraremos nuestro camino de vuelta a nosotros, a nuestra familia. Y si tuviera que elegir de nuevo, elegiría a Christian sin pensarlo.
Siempre.
Por lo que fuimos, por lo que somos y por lo que estoy segura que seremos. Juntos.
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Fin.
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