Capítulo 32.
Me duché y vestí mi traje azul oscuro a la medida porque necesitaba sentirme como yo otra vez. Luego de eso, llamé a Andrea para informarle que no me presentaría en la oficina.
Estoy yendo contra reloj aquí, no puedo perder tiempo con jodidas juntas cuando saben específicamente qué hacer. Jefe de Operaciones o no, cada uno sabe malditamente que hacer.
Taylor conduce hacia la clínica donde trabaja Grace, sosteniendo con una mano el volante y con la otra el vaso de café americano que ambos decidimos beber. Yo para bajar el nivel de alcohol en mi sangre, él para lidiar con las pocas horas de sueño.
Debería haberla llamado, pero sé que se preocuparía innecesariamente, después de todo estoy bien, solo necesito una consulta rápida. Una enfermera me indica el camino a su consultorio, donde la encuentro escribiendo algunas notas.
—¿Madre? —golpeo su puerta abierta para que me mire.
—¡Christian! —se pone de pié de un salto—. Cariño, ¿Qué haces aquí? ¿Estás bien?
No.
—Si. Pero necesito una consulta con el neurólogo de la clínica —señalo el pasillo con mi pulgar—. ¿Es posible que me atienda ahora?
Grace frunce las cejas y me mira con atención, primero un ojo y luego el otro como si hubiera sufrido una puta contusión en los últimos 14 segundos.
—Estoy segura que si, ven conmigo cariño.
Salimos de su oficina para ir en la dirección opuesta. Me pregunta sobre la oficina y sobre Ted, pero no alcanzo a dar una respuesta porque paramos frente a otra puerta.
Jodidas gracias, Dios.
—El especialista está aquí, ¿Quieres que te acompañe?
No veo problema en permitir que Grace se quede, así que asiento y golpeo la puerta. Un hombre que me resulta vagamente familiar me mira con curiosidad.
—¿Puedo ayudarte en algo? —inclina la cabeza como si me reconociera, pero Grace se adelanta.
—Es mi hijo Christian, ¿Lo recuerdas? —ella me hace una seña para que me acerque más.
—Por supuesto, nuestro inquilino favorito. —sonríe como si fuera un maldito buen momento para su estúpida broma—. ¿Qué puedo hacer por ti, Christian?
Le doy una mirada rápida a Grace antes de explicarle al doctor.
—Tengo problemas para recordar las últimas dos semanas antes del accidente. —escucho a mi madre jadear de sorpresa—. Quiero recuperar esos recuerdos. Ahora.
El doctor parece confundido, algo divertido incluso, seguramente cree que estoy bromeando. Pero no, en este punto estoy dispuesto a intentarlo todo.
—Bueno, según recuerdo, la hinchazón bajó en las primeras semanas y los escaneos que hicimos no mostraban otra lesión. —su vista se mueve a Grace, luego de vuelta a mi—. No hay mucho que yo pueda hacer ahora, solo esperar.
¿Esperar, qué? Maldita sea. No tengo tiempo.
—Haga otro escaneo, una resonancia o lo que sea necesario. Debió omitir algo importante.
Insultar al hombre o cuestionar su capacidad es un movimiento riesgoso, pero otra mirada a Grace y él asiente. Llama a una enfermera y le pide que me lleve a realizar el estudio, luego tiene la placa en sus manos en cuestión de minutos.
—Como puedes ver aquí, Christian, todo está bien. La hemorragia que tenías sanó, y te recuperaste de forma satisfactoria durante el coma.
No es la respuesta que busco, así que salgo del consultorio sin molestarme en despedirme, pensando en mi siguiente movimiento.
Taylor conduce hasta la oficina de un viejo amigo. Sé que me presento sin una cita, pero es una emergencia y tendrá qué atenderme. Su secretaria se pone de pié tan pronto como me ve.
—¿Señor Grey? El doctor Flynn está ocupado y... —la ignoro, abriendo la puerta del viejo—. ¡Señor Grey!
El grito atrae la mirada de John y la del hombre recostado en el diván. Me importa una mierda quien sea, necesito la ayuda de Flynn ahora.
—Christian, me alegra verte —saluda con tono amistoso—. Pero en este momento estoy ocupado, ¿Te importaría sacar una cita?
La secretaria nerviosa se mueve detrás de mí, así que entro al consultorio y le cierro la puerta. Luego me dirijo al hombre cuya cita interrumpí.
—Largo, vuelva otro día —tomo la cartera del bolsillo y le lanzo un par de billetes—. Considere está una cita reprogramada.
—Christian... —Flynn se pone de pié—. No puedes hacer esto, estoy seguro que mañana podría...
—No. Es urgente.
El hombre toma el dinero que le ofrezco y sale, así que John se deja caer de nuevo en la silla y me mira.
—Dime ahora por qué no puedes esperar para escuchar mi sabio consejo, señor Grey.
Tomo asiento en el diván y me preparo para resumir en pocas palabras los últimos años de mi vida.
—Tuve un accidente en helicóptero.
—Lo sé —me interrumpe—. Lo siento mucho, y me alegra ver qué sobreviviste.
Ignoro la expresión de lástima en su rostro y continúo.
—Estuve en coma por dos años y medio, y cuando desperté, no recordaba las dos semanas previas. No las recuerdo —corrijo—. Es importante que pueda recuperar esas memorias y creo que eres el indicado. Haz tu truco y recuperalos para mí.
Las cejas gruesas de Flynn caen en confusión y me habla en un tono bajo y tranquilo que me molesta.
—Siento mucho escucharlo, pero no entiendo cómo esperas que yo te ayude, Christian. No soy hipnoterapeuta. Tampoco estoy seguro de que sea el método adecuado.
Carajo, Flynn era mi esperanza. No sé cuánto tiempo me tomará encontrar al especialista correcto.
—¿Hablaste con un neurólogo? —continua—. En muchos casos, la respuesta es descanso y paciencia.
Estoy perdiendo mis putos nervios aquí.
—¡No puedo esperar, John! ¡Haz algo! Debe haber una manera. —no puedo perder a Ana.
Flynn cuadra los hombros y deja la carpeta sobre la mesita, dándome toda su atención.
—¿Por qué es tan importante para ti que recuerdes todo ahora? ¿Por qué la presión?
Sé lo que hace y no tengo tiempo para analizar cada uno de mis jodidos pensamientos, solo quiero evitarlos. Quiero que la tranquilidad vuelva.
—Necesito recordar, debes saber algo.
Presiona sus labios con fuerza.
—No, lo siento. Puedo ayudarte si tienes estrés postraumático, incluso si desarrollaste una fobia. ¿Ese es el caso?
—No.
Me pongo de pie para salir de su oficina, sintiendo que me quedo sin opciones y abrumado por la severidad de la situación. Ana era la calma para mis sombras, sin ella todo es un caos.
La única forma de recuperarla es recordar mis sentimientos por ella, el enamoramiento que tenía. Camino en automático hasta el auto, sin prestarle atención a la lluvia que comienza a caer sobre Seattle.
A menos que pueda fingirlos de manera convincente, ella lo elegirá a él.
Taylor no pregunta nuestro nuevo destino, simplemente conduce hacia Escala entre el tráfico mientras mi mente es vueltas en busca de una solución. Nada viene a mi mente.
Nada sensato, al menos.
¿Esa sería una opción? ¿Una alternativa ilógica e impulsiva?
Toco el hombro de Jason para que estacione en la acera, algo casi imposible con las calles tan transitadas y la lluvia. Me detengo en la acera mientras él trae el paraguas, pero mi mente está yendo en direcciones que no debería.
—¿Señor Grey? —pregunta cuando giro para alejarme de él. Su tono cambia cuando descifra mis intensiones—. ¡Christian!
Cierro los ojos, pero no detengo mis pasos. El sonido de claxons y el rechinido de las llantas es lo último que escucho antes de que todo se vuelva oscuro.
~ • ~
Capítulo dedicado a las ganadoras de la dinámica de hoy. 🥳❤️✨
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro