Catboy, Gecko y Ululette estaban sentados en el piso del cuartel. Sus miradas seguían a aquella persona que hablaba desde hace un buen tiempo. Nunca sintieron tanto otra perspectiva además de la suya y tampoco los habían hecho sentir como esa noche.

El más pequeño de los héroes mantenía la boca abierta desconcertado, su amiga, en cambio, la veía con cierta pena por lo que se acariciaba su propio brazo.

Pero el que peor se encontraba era Catboy.

—¿Cómo, cómo?, ¿de verdad? —preguntó al borde del llanto.

Ella asintió—. Podría decir que me ayudó esa situación con mi actual "yo".

Luna les contó esa historia; la experiencia que vivió y guardaba en el alma.

—¿Qué pasa después? —Se animó a cuestionar Gecko.

—Así acaba la historia, era obvio —le contestó con aburrimiento.

Antes de que siguiera hablando, todos oyeron un grito ahogado—. ¡Ahh, lo sabía! No pueden ser tan crueles... —Catboy se limpiaba con el pañuelo.

—No sé por qué les importa tanto —dijo la chica lunar.

—¡Es que no le volviste a hablar y todos creímos que había un malentendido entre los dos! —exclamó dramático.

—Luna, esto es peor que una telenovela —Finalmente habló la heroína, mientras le pasaba más pañuelos al otro.

—No se compara con esos cuentos, Ululette. No todo tiene que ser perfecto.

Robot en Pijama vino y le ofreció otras palomitas al menor.

—No, Luna ya dijo que la historia terminó.

El desánimo del ojiazul se contagió a sus amigos presentes, a lo que una idea llegó al cerebro de Luna. ¿Una buena idea?

—Pensé un poco en ustedes y tomé una decisión, pijamitas.

Los tres se miraron y esperaron una respuesta.

—Hablaré con él... —Con sólo oír eso, bastó para que ellos se lanzaran encima a abrazarla—. ¿¿Qué hacen??

—Abrazándote.

—Esto es raro.

Así pasaron los minutos. Los PJ Masks ayudaron a Luna a buscar al chico del pasado, esto gracias a las cámaras en toda la ciudad.

—¡Romeo, alto!

Catboy fue el que estaba cerca suyo todo el tiempo. Ululette le susurraba cosas al chico de su lado, otra vez esos chismes.

Para ella que había oído rumores antes este era el colmo.

Alzó su vista y se encontró con esa mirada azulada a unos metros, una reconfortante mirada azulada definitivamente. La fábrica voladora descendía por la orden del héroe.

—Eh... ¿insectos en pijamas?, ¿Luna?

—Sí, y quiero hablarte.

Ante los ojos de Romeo, era una sorpresa, tomó aquello como la muestra más bonita de cariño que recibió jamás.

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Terminada. Pronto corregiré lo que se tenga que corregir. Gracias a los que se tomaron el tiempo de leer esta historia, en serio gracias!