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—¡Sunghoonie! — Sunoo fue corriendo hacia él al verlo llegar, lo abrazó sin dudarlo, con fuerza y dejando mimos en su largo cabello negro, haciendo que Sunghoon se sintiera mejor luego de aquella difícil primera sesión y sonriera mientras abrazaba la cintura del mayor—. Estoy muy orgulloso de ti— murmuró sobre su oído, haciendo que el menor de sintiera cálido por tanto apoyo — ¿Cómo te sientes? — preguntó al separarse del abrazo, para tomar su mano.
Estaban en un parque, Minho los había llevado a pasear por allí hasta que Sunghoon terminara con su cita con el psicólogo, el pelirrojo y Felix estaban comiendo un helado, casi terminándolo, Sunoo no había querido porque iba a tener el suyo junto a Sunghoon.
— No muy bien, es difícil— confesó—. Pero no puedo dejarlo, no esta vez... Jongseong me dijo que era importante, después te cuento mejor— murmuró, el pelirosa asintió entendiendo que quería privacidad.
— Tú puedes hacerlo, Sunghoonie — respondió el pelirosa, con una sonrisa adorable, se veía tan lindo con aquel sombrero esponjoso que cubría hasta sus orejas—. Eres fuerte, solo mira estos brazos... Son enormes — añadió, para apretar su musculoso brazo, haciéndolo reír.
— No es lo único enorme — bromeó, y comenzó a reír automáticamente, recibiendo un golpe de parte de Sunoo — ¿Qué hicieron hoy? ¿Cómo te fue? — preguntó el menor, cambiando el tema, en cuanto pudo recobrar la seriedad.
— ¡Bailé el vals con Sunnie! — dijo Felix con una sonrisa enorme.
— Hoy invitaron a un profesor de danza y bailamos todos juntos — contó Sunoo —. Es divertido, bailar es lindo.
— Tú solías ir a clases de baile — contó Sunghoon—. Eras muy bueno, tengo muchos videos.
— Creo que recuerdo algo de eso pero... Estoy muy fuera de práctica.
— Podemos ir juntos a danza, cuando quieras — ofreció —. Jongseong dijo que tenía que hacer actividades recreativas o alguna de esas estupideces.
Hablaron cómodamente un rato, hasta que Felix y Minho se marcharon, dejándolos solos, fue cuando los dos pudieron ir por un helado y caminar por el parque, aún hacia bastante frío, estaban a finales de invierno, ya no nevaba pero todo se cubría de una ligera capa de hielo por las bajas temperaturas, no había mucha gente afuera y mucho menos comiendo un helado frío en esas horas de la tarde.
Pero los dos querían compartir algo, y tenían esa promesa de ir a un parque a comer helado desde hacía bastante, sin arreglar nada decidieron cumplirla en ese momento y disfrutar de la compañía de su más amada pareja.
— ¿Le mostraste tu anillo a Jongseong? — preguntó Sunoo, el pelirosa estaba tan orgulloso de su regalo que se lo había mostrado a todos en su sesión de terapia, y cada vez que lo veía sonreía muy bonito.
— No, estábamos hablando de otras cosas — murmuró él peliblanco —. Pero se lo voy a mostrar en la próxima sesión, y le hablaré de mí lindo y adorable marido — dejó un beso en su frente.
— ¿Soy tu marido?
— Si quieres, sí.
— Si, quiero — soltó una risita alegre y de bebé, que hacía el corazón del menor derretirse de ternura—. Tengo el marido más sexy del mundo.
Sunghoon soltó una carcajada al escuchar eso, sus mejillas se tiñeron de rojo.
— ¿Soy tu marido sexy?
— Mhm... Muy sexy.
— Aww, Ddeonu~ — el pelinegro lo abrazó con fuerza hasta que soltó un ruidito quejoso —. Yo tengo un marido muy... Adorable.
— Idiota.
— Shhh, no digas malas palabras ¿Quien te enseño a decir eso? — Sunghoon apretó su cachetito rechoncho.
— Estoy recordando las malas palabras también... ¡Auch! Duele~ — se quejó en tono herido, haciendo pucheros, logrando que Sunghoon se sintiera mal y lo soltara para dejar besos por su rostro hasta hacerlo sonreír de nuevo.
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