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⁰³⁰

Sunoo no salió del hospital al otro día, tampoco en los días que le siguieron, los estudios no habían salido perfectos.

Su presión cerebral estaba más alta de lo normal, por la vía del suero, le dieron medicamentos para ayudarlo a bajarla, aunque debía hacer reposo.

Por su historial médico, los doctores, e incluso su psicólogo, prefirieron tenerlo en observación unos cuantos días más, tener un par de citas y revisiones hasta que todo estuviera seguro.

Sunoo muchas veces se ponía de mal humor, él quería ir a casa, con su novio, con su Sunghoon, y seguir haciendo su vida.

En su mente, seguía teniendo todas sus metas: ir a la plaza, comer un helado en el parque, salir a caminar con Sunghoon, comer afuera... Muchas cosas que quería hacer y que el hospital le impedía.

Sunghoon permanecía con el todo el tiempo, todos los días, por más que su espalda estaba en la ruina por dormir sentado al lado de la camilla, que ya tenía ojeras por el estrés, y que también quería ir a casa para abrazar a su pequeño mayor en la cama que compartían hasta que se le durmieran los brazos.

Solo lo dejaba cuando tenía sus sesiones con Jongseong, de poco más de una hora, donde casi siempre Sunoo intentaba recordar algo más y el psicólogo acomodaba sus recuerdos y mente para que no entrara en pánico.

Era algo automático, cada vez de recordaba algo de su vida anterior, volvías aquellas imágenes y voces para decirle que ya nada de eso importaba, que él no importaba, que nadie iría a buscarlo... O así solía ser.

Sunoo era muy fuerte, por más rota que tuviera el alma y la mente, había aprendido a luchar contra esos malos recuerdos, aquellos que le impedían ver hacia atrás... De tantas veces que Sunghoon lo había consolado, de tantas citas con el psicólogo, y tantas palabras buenas, estaba decidido a superar todo aquello y recordar quién era.

— ¿Cómo está? — preguntó Sunghoon, en cuanto Jongseong salió de la habitación del pelirosa, luego de la primera sesión.

— Lo está tomando muy bien — dijo el psicólogo, se notaba sorprendido, sonrió levemente—. Mejor de lo que hubiera esperado hacia unos meses.

— ¿Qué tanto... Recuerda? — Sunghoon tenía muchas dudad— ¿Va a recordar todo?

— Es imposible saberlo con exactitud... Pero creo que ahora solo comenzará a recordarlo todo, o casi todo, de a poco— dijo, su tono era bastante serio, ni siquiera él estaba seguro si eso sería bueno para Sunoo —. Es como si hubiera abierto una puerta, y ahora todos los recuerdos que guardaba allí están saliendo... Puede ser muy abrumador a veces, Sunghoon, pero ya sabes cómo tratarlo, dale su espacio, hay que ser suave con él.

Sunghoon sólo asintió, dispuesto a entrar a la sala a acompañar a su novio.

— Sunghoon, ¿Cómo estás?

El pelinegro sonrió un poco, asintió, feliz.

— Estoy muy bien, en realidad.

— ¿Seguro? — preguntó Jongseong, desde lo ocurrido con Sunoo habían cancelado sus sesiones, porque tanto Sunghoon como él estaban muy ocupados con el pequeño pelirosa —. Sabes que puedes hablar conmigo si necesitas, ¿No?

Sunghoon asintió.

— Si bien estoy algo preocupado por él y lo que pueda pasar... Estoy feliz, porque sabe quién soy— dijo, sonrió ampliamente, creando arrugas en sus ojitos —. Y al parecer... Somos novios de nuevo.

>> Sé que al final... Él no será nunca como era antes, y creo que tampoco será como el nuevo Sunoo, supongo que ahora él cambiará de nuevo y aún queda mucho tiempo, pero si salimos de esta... Siempre será mí Sunoo, no importa qué versión de él... Siempre será él.

Jongseong asintió, tenía una sonrisa de ternura en su rostro, de sólo escuchar el tono tan tranquilo y amoroso que tenía Sunghoon para hablar de Sunoo se sentía cálido por dentro, se notaba mucho su amor.

— Eso es algo muy maduro de tu parte, Sunghoon — dijo, palmeó su hombro para despedirse antes de irse, diciendo que siguiera bien y que lo vería pronto, ya que Sunoo tenía entre dos o tres sesiones a la semana.

El pelinegro entró de nuevo a la sala de su novio, Sunoo lo esperaba con un puchero en sus labios y los brazos cruzados.

— Te tardaste mucho— dijo, inflando sus mejillas con furia.

— Lo siento, lindo, estaba hablando con Jongseong — fue hacia él para tomar sus mejillas, y besar aquel lindo par de labios, que formaban un hermoso mohín, dando miles de besitos hasta que el pelirosa correspondió, profundizando el beso en un dulce baile de lenguas y pequeños chasquidos, que hacían el corazón de ambos acelerar y a sus mejillas enrogecer.

Sunoo no podía enojarse nunca con aquellos besos, y por más que estaba algo sensible y berrinchudo, se calmó enseguida, para sonreírle de forma adorable y encantadora.

Sunghoon se dejó perder en ese cálido sentimiento que crecía en su pecho, en aquel consquilleo que quedaba en sus labios después de tocar los de su amado, mirando los ojitos de su pequeño mayor, que estaban cargados de amor y hermosos brillitos.

Era tan lindo que se lo quería comer a besos y abrazos.

— Te amo mucho, Sunoo — murmuró el pelinegro, casi en un susurro, estaban tan cerca que su tono sonó tan íntimo y bonito que le dió cosquillas internas al rubio.

— También te amo, Sunghoonie — correspondió Sunoo, era la primera vez en años que lo hacía, dejando a su dulce novio al borde de las lágrimas, antes de abrazarlo firmemente.

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