Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

⁰²⁵

—Muy, bien, Park, ¿Hiciste tu tarea?

— Algo así, sí— murmuró él pelinegro, algo nervioso por su carta.

— ¿Cómo es eso? — preguntó Jongseong, acomodó su libreta para escribir cualquier detalle que considerara importante.

— Pues... En parte estoy conforme, pero en parte creo que las palabras nunca van a ser suficientes— se intentó explicar el menor—. Siento que en algún futuro, no muy lejano... Voy a querer decir más cosas, o quizás estoy olvidando algo ahora y se me ocurre después, ¿Entiende?

— Perfectamente— dijo Jongseong, hizo una anotación rápida—. Es muy normal sentir eso, Sunghoonie, no debes pensar ahora sí se te está olvidando algo, siempre puedes agregarlo después, hacer una nueva carta, ¿Sabes?

Sunghoon asintió en silencio.

— ¿Tienes la carta allí? — preguntó el pelinegro, con lo que Sunghoon asintió y sacó el papel de su bolsillo—. Bien, vamos a hacer un ejercicio— Jongseong se levantó de su silla, la tomó y rodeó el escritorio con ella, dejándola a un lado de Sunghoon, a poco más de un metro de él—. Ahora, quiero que te voltees y mires a la silla, de frente.

Sunghoon no cuestionó, pero si se sintió algo raro, volteó la silla para quedar frente a la silla vacía, Jongseong se mantenía de pie, detrás de él, lejos de su visión, como para que solo se concentrara en aquel mueble.

— Ahora, vas a visualizar a Sunoo, al Sunoo del pasado, a quien le dedicas tu carta, en la silla.

— ¿Qué? — Sunghoon se giró hacia él, con el ceño fruncido.

— El Sunoo de tu carta está sentado en la silla que tienes al frente, míralo, que poca educación— dijo el mayor, cruzado de brazos, quizás algo molesto porque no le estaba haciendo caso.

El menor de volteó a la silla, y se concentró un momento, hasta revivir la imagen del viejo Sunoo frente a él, casi lo podía ver, con sus botas negras, sus jeans ajustados, una camisa rosa algo holgada con demasiado escote, con sus piernas cruzadas y esa sonrisa burlona que siempre le dedicaba... Aquel sonriente, confiado y energético Sunoo que lo había enamorado hacia más de cuatro años, sin ninguna cicatriz, sin ninguna marca, sin ningún trauma neurológico o psicólogico... Era su Sunoo.

— ¿Listo? — preguntó Jongseong, recibió un asentimiento como respuesta—. Bueno, Sunghoon, ahora, quiero que le leas tu carta y te despidas de él.

Sunghoon se puso triste sin poder evitarlo, pero asintió, comenzando su lectura.

— Sunoo. Te quiero. Te amo, en realidad, pero antes que nada te quise y lo más probable es que te siga queriendo; pero por mi bien, y por el tuyo... No puedo seguir amándote.

>> Sé que lo nuestro no terminó como quisiéramos, y créeme, recuerdo aquello, y me culpo por todo, todos los días... Y lo siento mucho por no poder salvarte.

>> Lo siento pero... Yo no lo sabía, no sabía que iba a perderte esa noche porque de ser así... Te hubiera obligado a quedarte conmigo, aún si no querías, porque tú siempre fuiste muy libre y n-no le hacías caso a nadie...

>> Te extraño, y voy a seguir extrañándote... Cómo no hacerlo si eres una parte de mi... Pero ahora ya no puedo hacer nada con esa parte de mi corazón que te pertenece, y que siempre será tuya, Sunoo.

>> Tengo que dejarte ir, lo sé desde hace mucho, y lo he intentado de las maneras más tontas y simples que conocía, pero ya... Y-ya es hora, de que puedas descansar en paz... Y yo también.

>> Yo intentaré seguir, e intentaré estar bien, y más que hacerlo por tí, o por el Sunoo bebé que está esperando en casa... Quiero estar bien por mi mismo.

>> Gracias por... Todo, por demasiadas cosas.

>> Perdón porque lo nuestro no haya funcionado, ni haya tenido un final feliz... Te amaré por siempre.

Sunghoon terminó la carta, mirando a la silla vacía, con el papel arrugado entre sus temblorosas manos, unas cuantas lágrimas caían por sus mejillas, pero estaba algo sorprendido porque se había imaginado que lloraría más que eso.

— Bien— dijo Jongseong, se acercó a él con el tacho de plástico del pequeño estudio, y con un encendedor —. Quema la carta.

— ¿En serio?

— Es simbólico, claro que es en serio — dijo, dejó el tacho a sus pies y le entregó el encendedor, Sunghoon se tomó un momento para prender fuego el papel y dejarlo en el tacho, viendo cómo este se quemaba.

Jongseong le dió su momento, mientras escribía un par de cosas en su libreta.

— Bien, Sunghoonie, veo que tú carta de despedida ha sonado más como una carta de ruptura— dijo el pelinegro, el otro asintió—. ¿Eso es lo que querías decirle?

— Podría decirle muchas cosas, me encantaría hablar con él de muchas cosas... Pero si es una despedida, creo que algo así sería... Lo mejor — murmuró—. Desde hace... Ya más de cuatro años que estaríamos juntos y yo nunca terminé con él.

>> Ahora que él ya no está, creí que era innecesario porque... Igual vale una mierda, porque Sunoo ya no está, pero cuando estaba escribiendo la carta... Me di cuenta que necesitaba hacerlo oficial de alguna forma, para así dejarlo ir.

Jongseong asintió, luego volvió a escribir un par de palabras, mientras la carta terminaba de consumirse, quedando solo fragmentos negros de papel.

— Me ha parecido lo mejor para tí, Sunghoon — dijo el pelinegro—. Si luego quieres decirle algo más, algo que te haya quedado, lo escribes, lo traes y podemos hacer lo mismo. Hasta que ya no tengas nada para decir, pero no te guardes las cosas, ¿Si?

Sunghoon asintió.

— ¿Tendré más tarea para la próxima sesión?

— No esta vez, no por hoy— Dijo el pelinegro—. Hay un par de actividades que tengo pensadas para ti, pero no hay que ir tan rápido, creo que hoy ha estado muy bien, mereces descansar.

No pasó mucho tiempo más en la sesión, hablaron amenamente para que Sunghoon no se sintiera mal, y cuando finalizó la hora se fue, haciendo una pequeña parada en el súper para comprar los mochis favoritos de Sunoo.

Al llegar, encontró el departamento tranquilo, quizás demasiado, los lápices de colores de Sunoo estaban tirados en la sala sin mucho cuidado, junto con sus hojas de dibujos.

No sé preocupó, Sunoo era de dejar las cosas desordenadas e ir a hacer otra cosa, quizás había ido al baño, o a descansar un rato.

Dejando las cosas en la mesada de la cocina, gritó:

— ¡Ddeonu! ¡Volví! ¡Compré tus mochis favoritos!


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro