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— Sunoo.
— Mhm— respondió, sin despegar la vista de la televisión del cuarto del menor, estaba muy cómodo.
— ¿Como son tus sueños?
Sunoo lo miró, hizo un mohín, pensando si responder o no.
— Son bonitos— dijo simplemente.
— Bueno, si... ¿Qué pasa en ellos?
Sunoo se encogió de hombros.
— No mucho, estoy contigo, a veces salimos a caminar, a comprar helado y esas cosas.
— Bien... Pero yo quería saber eso de que en tus sueños, pues... Nos besamos, ¿Recuerdas eso?
— Mhm, me besas mucho— dijo, por lo bajo, sus mejillas se volvieron rojas—. En mí sueños nunca lo dices, pero sé que... Somos como una pareja, como novios— murmuró, jugó con sus dedos, con nervios.
Sunoo asintió.
— Bien, ¿Recuerdas alguna escena de tus sueños? ¿Alguna en particular?
Sunoo se lo pensó bastante rato, recordaba unas cuantas, pero la mayoría eran cotidianas y repetitivas, nada interesante, la mayor parte estaban en el departamento, y Sunghoon pasaba de pelear con él a modo de broma a darle besos y ponerse muy cariñoso.
— Una vez soñé que íbamos al parque, había bastante gente, mucha, porque era un día muy caluroso, así que pedíamos helado e íbamos a buscar un lugar para sentarnos juntos, sobre el pasto... Era todo muy verde y bonito, y la pasábamos bien... Luego un perro venía de golpe y se comía tu helado.
Sunghoon soltó una risa, se sintió algo avergonzado, eso en verdad había pasado, hacia unos tres años, y Sunoo lo había molestado muchísimo los meses que le siguieron, cada vez que salían y tenían algún tipo de comida en la mano le recordaba que tuviera cuidado con los perros.
Sunoo lo miró reír, sin saber por qué.
— Es lindo que sueñes esas cosas — dijo Sunghoon, por dentro se sintió mal de no poder decirle que más que sueños, eran recuerdos reales.
— Sólo las sueño si estoy a tu lado... Por eso me gusta dormir contigo también.
Sunghoon asintió, se mordió el labio, le estaba contando contener decirle la verdad, pero lo más probable es que le diera un ataque de ansiedad a Sunoo.
— Sunghoon, yo también quería decirte algo.
— Dime, lindo.
— Es sobre el beso, del otro día... M-Me gustó.
— ¿En serio?
Sunoo asintió, su mirada estaba clavada en sus manitos, mientras apretaba sus dedos con nervios.
— Y-y me gustaría besarte de nuevo pero no quiero... Tener otro ataque después, ya sabes.
— Yo tampoco quiero que te pasen esas cosas, lindo— Sunghoon frotó su espalda con cariño, Sunoo sonrió un poco.
— Me encantaría hacerlo, quería pedirte si quizás... Si tu quieres, podríamos intentarlo de vez en cuando... Hasta que me acostumbre.
Sunghoon alzó sus cejas, bastante sorprendido, sonrió como un tonto, sus mejillas se ruborizado, se sintió muy feliz de golpe.
— Pues Sunoo, claro que quiero — dijo—. Pero no puedo prometer que no tendrás algún ataque si llego a besarte, no conozco el límite para que, ya sabes, parar antes de que pase.
— Lo sé, no es tu culpa, yo tampoco lo conozco pero ... Igual, quiero intentar.
— Bueno, Sunoo — Sunghoon asintió, en verdad estaba muy feliz, pudo notar que el pelinegro sonreía tan ampliamente, igual que en sus sueños.
Sonrió también, porque estaba feliz de ver a Sunghoon feliz, quería hacer a Sunghoon feliz.
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