Episodio 12
Una tormenta se aproxima, la segunda de esta semana, el clima húmedo y frío pueden sentirse mientras las copas de los árboles se mueven en una danza agitada, cada vez más hipnótica. La carretera nocturna que luce tan desolada, se hace a interminable y monótona, mientras el silencio sepulcral nos invade a ambos hace horas.
Los recuerdos comienzan a asomarse en mi mente, grandes olas de sensaciones y percepciones que me avasallan con un pasado que hasta ese momento era desconocido para mí.
Recuerdo, recuerdo la sonrisa de mi madre y sus ojos color grises, el suave tacto de sus manos acariciando mi espalda más de una noche en la que llore por amores no correspondidos, la calidez de sus labios al besar mi frente al despedirse cada día y las veces que la hacía enfadar, llegue a pensar en esos momentos que era una ninja o algo así, por su habilidad para arrojarme las chanclas y siempre dar en el blanco. –Sonrío ante esas memorias, ella tenía una puntería excelente.
Puedo recordar a mi padre, su carácter implacable y recto, su colonia refinada con sutiles notas de almizcle, su cabello negro azabache resaltaban el turquesa de sus ojos, tanta elegancia que emanaba su porte, ¡Pero madre mía!, qué carácter tenía ese hombre. De pequeña creía que era un dictador, su mirada fría era implacable a la hora de regañar, ¡Párate firme!,¡No voltees así los ojos!,¡Estudia Burra!,¡Límpiate la cara o aprende a maquillarte, pareces mapache!,¡No te sientes así en faldas, el vecino te vio hasta la conciencia!,¡¿Qué mujer en su sano juicio se pone ropa interior negra con blusa y pantalón blanco para salir a trotar!- Si reconozco era su dolor de cabeza, aun así tengo plasmado en mi memoria el amor incondicional que demostraba por su familia y el orgullo que le daba cada pequeño logro que teníamos-
-¿En qué tanto piensas conejita?-
-¡Ya te dije que no me llames así!- bufé molesta- Nada en especial, solo tonterías-
-¿En serio?- Me dice dudoso – Tus ojitos de perrito callejero bajo la lluvia no dicen lo mismo, tesoro-
-¿Que manías tienes con poner apodos?- Lo miro con enfado – De verdad no pienso en nada, y por cierto, ¿me explicas porque vamos a esa tal "Casona"?-
- Bueno, allí estaremos seguro por bastante tiempo, ya te lo había dicho- Responde – La casona es amplia y cómoda para descansar-
- Mmm, si tú dices – Lo miro y le sonrío – Espero no estés planeando nada pervertido
-Ja! Ya quisieras conejita, tener este cuerpo sensualote en tu cama – Ríe mientras desliza su mano desde su pecho hasta sus abdominales –
-Presumido, para que sepas mejores cosas he tenido, así que no gracias, la oferta no es muy buena-
Ambos reímos durante un buen rato, la noche se hizo menos densa, la risa suele ser la mejor cura para los dolores en el alma.
El alba comienza a asomar cuando estamos llegando a nuestro destino, las nubes negras de tormenta se dispersaron a medida que avanzábamos. La casona era impresionante, al entrar en ella mis ojos captaban los detalles lujosos y se abrían de par en par, la escalera central que dirigía a los cuartos era extremadamente bella, las alfombras empolvadas pero delicadas, no perdían su esplendor, al igual que aquellos preciosos candelabros con toques dorados.
-Arriba hay varias habitaciones, solo escoge una- Dijo Samuel mientras cerraba la puerta- Necesitas descansar
-Y luego, ¿Qué?- Le pregunto mientras giro en mi eje para ponerme frente a él-
-¿A qué te refieres? – Cuestionó confundido-
- ¿Qué se supone que sucederá?-
-No tendré sexo contigo si eso estas esperando, no eres de mi tipo- Sonrió orgulloso-Aunque si quieres puedo hacer el sacrificio, es como un acto de beneficencia
Lo mire con una mezcla de sorpresa e indignación- ¿Pero de qué carajos estás hablando? ¿En qué cosas piensas?, me refería a ¿Qué haremos con todo esto? Con la gente que nos sigue, la logia y toda esa mierda.- Respira profundo Elizabeth pensé
Camino hacia la escalera que estaba a unos metros, se sentó en los primeros peldaños y me miro- ¿Acaso crees qué podemos hacer algo Elizabeth?, ¿No te explique quienes son ellos?- Replico – Nosotros, escapando solo estamos extendiendo lo inevitable-
-¡No!- Exclamé –No voy a resignarme a eso, de lo contrario me hubiese tirado a morir en ese bosque o no hubiese peleado con la muerte cuando estuve en coma-
Me miro por un momento, suspiro profundo y me dijo – Y bien, ¿Qué quieres hacer entonces?
-Quiero pelear, no quiero rendirme- Conteste sollozando- Tiene que haber una manera, se lo debo a mis padres, dieron la vida para salvarme y no voy a permitir que haya sido en vano-
-¿Tus padres están muertos?, entonces ¿Lo recuerdas? ¿Hace cuánto tu...-
No deje que terminara de hablar-Si lo recuerdo, cada detalle, lo recuerdo todo-
-Ya va hacer casi dos años – Comencé a relatar- Recuerdo exacta la fecha, fue el 3 de agosto. Habíamos llegado hasta el límite entre la provincia de Buenos Aires y Santa Fe, papá tenía un refugio que había preparado hace años pero fuimos emboscados- Tomé asiento a su lado siguiendo mi relato- Era de noche, íbamos en el auto, mi padre, mi madre y yo, unos minutos antes de que nos emboscaran recuerdo que mi madre me dijo, que pasará lo que pasará jamás se arrepentiría de la decisión que tomaron de escapar conmigo "Te amamos Elizabeth, si muriéramos esta noche, aparte de tenerlos a ti y a tu hermano, esta es le segunda mejor decisión que hemos tomado en nuestras vidas", esas fueron sus palabras- Las lágrimas caían de mi rostro sin siquiera notarlo- Unos kilómetros más adelante el camino estaba totalmente bloqueado, mi padre quiso dar vueltas con el auto para escapar pero ya nos habían cerrado el paso hacía atrás.
-Los reflectores nos encandilaban y en unos instantes habían hombres armados rodeando el auto. Salimos desarmados y con las manos en la nuca, nos dijeron nos pusiéramos de rodillas, recuerdo mi madre tomo mi mano, me miro y me dijo "No tengas miedo, estamos contigo", solía decirme eso cuando era niña, siempre tenía pesadillas por las noches y corría a acurrucarme a su cama entre ellos- Mientras hablaba, Samuel me miraba atentamente- Los ladridos y gruñidos de los perros que traían con ellos eran aterradores, y entre tanto caos la vi a ella –
Suspire profundo – Venía directo a nosotros, entre los hombres que le abrían paso, su vestimenta larga recubierta con una túnica negra con bordes violetas, su cabello rubio lacio, sobresalía de la capucha llegando hasta su pecho, se paró frente a mi padre y claramente vi su rostro. Una mujer muy bella con los ojos más despiadados que vi en toda mi vida.
-¿Jezabel, la Sacerdotisa?- Dice Samuel totalmente anonadado
- Si, ella misma- Conteste – Era la mujer con la que había soñado toda mi vida, la que me acechaba cada noche en mis pesadillas, era el demonio que me cazaba en mis sueños- Agregue- Aun lo es-
- Cuando la vi, comencé a temblar, ella solo se limitó a verme de reojo, dejando en claro lo insignificante que yo era- Le dije con sonrisa forzada y lágrimas en los ojos
- Solo se dirigió a mi padre, "Como te atreviste a desobedecerme por una bastarda" "Ahora todos van a sufrir el mismo destino" le dijo, él solo atino a responder "Deja que mi hija y mi esposa vivan" pero no hayo respuesta. Lo separaron de nosotras hacía un lado de la carretera, quise levantarme para ir tras él, pero mi madre me sujeto con fuerza la mano y me dijo que no lo hiciera, la mire y aunque sus ojos estaban llenos de lágrimas, lo único que hizo fue dirigir su mirada llena de odio a la Sacerdotisa. A los minutos se escuchó un disparo, los hombres regresaron del costado de la carretera pero mi padre ya no.
- Lo lamento- Dijo Samuel con voz apagada.
- La Sacerdotisa sonrió y miro a mi madre con desdén – Hice una pausa, me dolía el pecho al hablar de lo sucedido
- Ella se acercó a mi madre "Selene, para ti tengo algo especial" le dijo mientras se volteaba a mirar hacia atrás; un hombre se acercaba pero las luces que me encandilaban me impedían verlo bien, cuando estuvo suficientemente cerca lo vi, era Ezequiel, mi hermano- Reí de la rabia y frustración mientras me secaba las lágrimas con los puños de mi buzo- Mi madre agacho su cabeza y me dijo "Te amo hija", luego de eso miro a la sacerdotisa y se dirigió a ella "Todavía no cambiaste nada Jezabel, nadie escapa a su destino y el tuyo está llegando a su final, maldita bruja".
-Me enorgullece mi madre, que coraje y fuerza tenía- Le dije mientras me puse de pie- Jezabel miro a mi hermano y le hizo una seña con su cabeza, luego él, miro directo a los ojos de nuestra madre, a la mujer que le había dado la vida, que lo crio y lo amo, apunto una nueve milímetros a su cabeza y ante mis ojos, apretó el gatillo.
- Siempre supe que fue él quien los delato- Me dijo Samuel- No era un secreto lo desesperado que estaba por ganarse el favor de la sacerdotisa y probarle su "lealtad" ja, Maldito cobarde – Golpea los balaustres de la escalera con frustración
-Yo simplemente quede inmóvil y en shock en aquel momento, mire a mi madre en el suelo y veía su sangre brotar hasta que toco mis rodillas que estaban apoyadas en el asfalto, levante mi mirada hacía mi hermano y me estaba apuntando- voltee a ver a Samuel buscando consuelo en sus ojos
- Lo primero que sentí fue un ruido fuerte y un empujón en mi pecho que hizo que me cayera sentada hacía atrás, sentía mucha presión en mi pecho y no podía respirar, primero vino el ardor, parecía que me estaba quemado de adentro hacia afuera y luego el dolor, mi pecho parecía desgarrarse, como si fuese a explotar. Levante la vista mientras trataba de pararme pero seguido a eso solo escuche un zumbido fuerte y al final solo oscuridad.
- Recuerdo tu reporte médico- Acoto – "Proyectil de arma de fuego, con entrada zona superior del torso del lado izquierdo, aproximación a arteria coronaria 1 centímetro y salida espalda media provocando ruptura de vasos, colapso y perforación de pulmón izquierdo, múltiples hemorragias internas- Continua- "Proyectil de arma de fuego, con entrada en hueso frontal causando trauma craneoencefálico, hemorragia cerebrovascular y salida en hueso parietal izquierdo." Resolución estado irreversible.-
- ¡Gracias, por el terroríficamente detallado reporte Dr.!- Exclame-
-Aparte del incidente, ¿Recuerdas algo más?-
-No todavía, pero los recuerdos aparecen de a poco- Le contesto, evadiendo el tema, estaba cansada- ¿Por qué, temes que recuerde algo?
-No por nada, conejita ¿Por qué no descansas?- Me dice mientras me mira preocupado.
-Si está bien, tú también deberías hacer lo mismo- Le dije mientras subía las escaleras a buscar un cuarto.
-Claro en un momento iré-
Subo las escaleras lentamente hasta divisar los cuartos, me dispongo a entrar en el primero que encuentro a mi derecha, no sin antes voltear mi mirada a Samuel una vez más, quien permanece sentado en los peldaños de la escalera, con su mirada sumida en el polvillo de la alfombra como si de ella buscara respuesta.
-Descansa Samuel- Grito desde la puerta del cuarto. Él no sabe aún que le mentí, si recuerdo más, lo recuerdo todo, incluso a él, Ja.
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