La camilla estaba en una habitación casi vacía, todo estaba oscuro, mas no sabía si era por la luz o por si sus ojos estaban cerrados.

—Midoriya-kun.

Había escuchado una voz conocida, muy conocida.

—Deku-kun, ¿estás despierto?

Con gran cansancio logró abrir sus ojos tratando de parpadear para acostumbrarse a la poca luz del cuarto por la oscuridad de la noche.

Observó a sus costados donde estaban sus dos mejores amigos sonriendo para él de forma aliviada.

—¿Me perdí de algo? —preguntó con una tranquila sonrisa.

—Ay, eres un tonto, Deku-kun —río Ochako.

—Y un irresponsable —Tenya sonrió con la chica.

—¿Qué pasó? —preguntó desconcertado, realmente no recordaba nada.

—Estabamos volviendo del campamento cuando unos autos empezaron a perseguirnos y casi nos hacen chocar a todos con sus quirks —le dijo el de lentes.

—Claro, se no ser porque nos salvaste al salir del bus y saltaste hacia los coches deteniéndolos y haciendo tiempo al pelear hasta que Aizawa-sensei pudo hacer algo.

—Oh... ¿Y por qué yo-?

—¿Midoriya despertó?

La puerta fue abierta dejando paso a la luz del pasillo que lo cegó por un segundo hasta que reaccionó y reconoció a su novio.

—Ah, sí, Todoroki-kun —Uraraka se movió dejándole paso al igual que Iida.

—Nos vemos mañana, Midoriya-kun —se despidió el de lentes.

—Hasta luego, Deku-kun —la chica le sonrió tanto a él como al recién llegado llevándose a Iida.

Pocos segundos después estaba sentado siendo abrazado por el bicolor quien besaba cada parte de su cara incluyendo las heridas y parches recién puestos.

—Me preocupaste —un beso en la nariz otro sobre su mejilla derecha—. Mucho, mucho.

Izuku esperó a que volviera a su boca para corresponder el beso y tratar de calmar a Shouto, le parecía muy adorable que se preocupara por él, pero no quería asustarlo.

Se besaron con pasión, mostrando sus sentimientos por el otro con esa acción.

Las manos de Todoroki temblaban ligeramente, estas fueron tomadas por las contrarias tratando de calmar las emociones que se mostraban en esos temblores.

—No me vuelvas a asustar así, por favor, Izuku.

Él rió con un poco de ironía, estaba en su ser actuar de tal forma tan temeraria.

—No puedes pedirme cambiar —susurró abrazando a su novio.

Todoroki suspiró con resignación pero luego volvió a sonreír al ver la luna a través del vidrio en la pared.

—Supongo que tienes razón, Izuku.