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Capítulo #29

| La luna no brilla por sí misma |

La tarde ya se había ido, dando paso a la noche, y una inmensa luna llena brillaba con intensidad en el cielo despejado. La luz plateada de la luna se filtraba a través de las hojas de los árboles, creando un juego de sombras y reflejos que danzaban a medida que Dogday avanzaba por el bosque. El suave crujir de las hojas bajo sus patas y el murmullo distante de algún riachuelo cercano eran los únicos sonidos que acompañaban al perro en su travesía.

Dogday se detuvo un momento para orientarse, levantando la cabeza hacia el cielo para asegurarse de que seguía el rumbo correcto. Su objetivo era llegar a Gatópolis para hablar con Luke. Aunque el viaje no era largo, Dogday no recordaba del todo bien el camino y eso le retrasaba un poco.

Espero no haber tomado el camino equivocado...

El perro avanzaba a paso preocupado, pero con urgencia. El camino que seguía no parecía ser el que recordaba, y esto lo ponía nervioso. La noche ya había caído, y sentarse a descansar no era una opción viable. Para su buena suerte, a través de las copas de los árboles, logró ver una iluminación tenue en la distancia. Una sonrisa se dibujó en su rostro y corrió lo más rápido que pudo, atravesando el bosque con renovada esperanza.

Finalmente, Dogday llegó a Gatópolis. Sin perder un solo segundo, se apresuró hacia la entrada de la aldea, donde un par de gatos estaban hablando, aparentemente custodiando la entrada.

¿Es buen estambre? —Preguntaba el gato color gris con curiosidad—

—Claro que sí, lo hizo Garfield —Respondía el otro gato color amarillento frente a él—

—Entonces tal vez piense en comprarlo

—¡Disculpen! —exclamó Dogday al llegar junto a los gatos— Siento aparecer tan repentinamente y a estas horas, pero necesito ver a Luke, el líder de la aldea. ¿Podrían dejarme pasar?

La aparición de Dogday dejó a ambos gatos sorprendidos. La urgencia en sus palabras era evidente. El perro creyó que las cosas serían fáciles, pero pronto se dio cuenta de que estaba equivocado, ya que los gatos formaron una sonrisa maliciosa.

—¿Qué te hace pensar que vamos a dejarte pasar? En esta aldea solo se aceptan gatos —dijo el gato gris, con un tono desafiante—

—Y tú claramente eres un perro —agregó el gato amarillo con burla en su voz—

Dogday se sorprendió un poco por su actitud. No se la esperaba, aunque segundos después recordó lo que Snowy le había dicho la vez anterior: no todos los gatos eran tan amables. Con una respiración profunda, Dogday decidió mantener la calma.

—Entiendo su política, pero esta es una emergencia. Luke me conoce y sabrá que no represento ninguna amenaza. Por favor, déjenme pasar —insistió Dogday, tratando de sonar lo más convincente posible—

Los gatos intercambiaron miradas, todavía con sus sonrisas burlonas.

—Podríamos considerar dejarte pasar... si es que nos das una buena razón, no confiamos en los perros —dijo el gato gris, con un tono que sugería que estaban esperando algo más que solo palabras—

Dogday, consciente de que no tenía tiempo que perder, decidió jugar la única carta que tenía.

—Snowy. Ella puede confirmar quién soy y por qué estoy aquí. Solo déjenme hablar con ella, y si no los convenzo, me iré sin causar problemas.

Los gatos parecieron considerar esto por un momento, aunque ambos formaron una expresión de molestia al tener que abandonar su puesto para ir por la gata mencionada. Finalmente, el gato amarillo asintió.

Espera aquí, iré a buscarla y si ella llega a decir que no te conoce...

—Entonces tendremos que tomar medidas más serias contigo, perrito...

El perro no pudo evitar fruncir el ceño con molestia, le molestaba la actitud de esos gatos, pero no podía decir nada... de lo contrario podrían no dejarlo pasar.

Bien, esperaré aquí...

Dogday esperó pacientemente mientras el gato amarillo se dirigía hacia el interior de Gatópolis para buscar a Snowy. El perro se quedó con el gato gris, quien mantenía una mirada vigilante y desconfiada sobre él.

—No te muevas de aquí, perrito —advirtió el gato gris— Si intentas algo, lo lamentarás.

Dogday asintió, tratando de ignorar la actitud hostil del gato. Miró hacia la luna llena que brillaba intensamente en el cielo, buscando tranquilidad en su luz plateada. Sabía que el tiempo era crucial y esperaba que Snowy pudiera llegar pronto.

Pasaron unos minutos que parecieron eternos antes de que el gato amarillo regresara, acompañado por Snowy. La gata lucía un poco adormilada, parecía que recién se había despertado, pero al ver a Dogday, su expresión cambio completamente.

¡Perro días! —Exclamaba la gata con sorpresa y alegría mientras formaba una sonrisa y acercaba para darle un abrazo al perro— ¡Que alegría verte!

—H-Hola Snowy... —Saludaba el perro con cierta complicación al recibir el abrazo de la gata— T-También me alegra v-verte...

—¡Que grata sorpresa! —Comentaba la gata mientras soltaba al perro— Estaba durmiendo en la oficina cuando de pronto me vinieron a decir que un perro estaba preguntando por mí, se me hizo raro porque no conozco a ningún perro, pensé que podrías ser tú, pero no créi que realmente lo serías porque es realmente tarde, pasan más de las doce de la noche y por lo que Catnap me contó, tú normalmente duermes a las diez, por eso te despiertas tan temprano, uf, yo no podría despertarme tan temprano si no tomará mis siestas de vez en cuando, por eso el gatito y yo somos buenos amigos, él me hacía dormir de vez en cuando y yo se lo agradecía, todavía recuerdo lo incomodo y sorpresivo que se ponía cuando le pedía que por favor usará su gas rojo conmigo, tiene una cara tan adorable cuando esta apenado, ¿No viene contigo? Me gustaría verlo, pasar tiempo con él fue realmente divertido... o claro ¿no te conté lo que hicimos? El gato siestas y yo estuvimos...

De un momento a otro, Snowy se puso hablar rápidamente y sin detenerse, Dogday la miraba incredulo, no recordaba que fuera tan parlanchina... bueno, en realidad si lo recordaba, pero pensaba que lo era menos. Snowy en un punto de la conversación ya ni siquiera estaba prestando atención a su alrededor. Tanto era así que el perro miro a ambos gatos con una mirada nerviosa en busca de ayuda, los gatos simplemente respondieron alzando los hombros con una mirada cansada. Snowy era reconocida por hablar y hablar sin detenerse.

Hubieras visto a Whiskas en esa ocasión jaja, todo mojado, todo tonto, ¡Oh! ¡Oh! De hecho recuerdo que ese gato tonto intento secarse con los rayos del sol y simplemente termino teniendo un golpe de calor jaja, fue tan divertido verlo quejarse por las quemaduras, aunque también me preocupe un poco por él... ahora que lo pienso no suena tan divertido a como fue... Mmmm tal vez me disculpe mañana ya que tengo tiempo y...-

—Snowy, pará, pará, pará por favor... —Suplicaba el can mientras la sujetaba de los hombros— Solo... concéntrate... ¿Puedes?

—¿Uh? ¡Oh! C-Claro jeje —Sonriendo nerviosamente— Lo siento, a veces no puedo dejar de hablar y me termino perdiendo en la situación jeje

—Si... ya lo noté... —Soltando a la gata—

En fin... ¿Para qué querías verme?

—Bueno... estos gatos de aquí, no quieren dejarme pasar, así que tuve que decirles que tú me conocías, solo de esa forma puedo convencerlos de que no soy una amenaza

—¿Uh? —Volteando a ver a los gatos— Oh, estos dos jeje, ya entiendo... ¿Te dijeron algo feo?

—Eh... Pues... para ser honesto sentí que me estaban amenazando

Ante lo dicho ambos gatos se tensaron y erizaron su pelaje al sentir un cambio repentino en el ambiente, una corriente de aire frio paso por sus espaldas al notar que la gata blanca sonreía alegremente hacia su dirección.

Oh~ ¿Una amenaza? —Preguntaba la gata mientras mantenía su sonrisa— Tal vez debería hacer algo al respecto... —Sacando sus garras para mirarlas de forma tranquila— Una leve charla los hará ser más amables...

Dogday observó con creciente nerviosismo mientras Snowy, aun sonriendo, afilaba sus garras. Los gatos guardias parecían haberse dado cuenta de la seriedad de la situación, y su actitud desafiante se transformó rápidamente en una de preocupación.

—N-no, no hay necesidad de eso —dijo el gato gris, su voz temblando ligeramente— No queríamos causarle problemas al perrito... —Sintiendo la mirada penetrante de la gata— ¡Q-Quiero decir! A tu a-amigo. Solo estábamos siguiendo las reglas de la aldea.

—Sí, solo estábamos haciendo nuestro trabajo —agregó el gato amarillo, con un tono que intentaba ser conciliador— No sabíamos que era amigo tuyo.

Snowy dejó de afilar sus garras y su expresión se suavizó.

—Bueno, está bien, pero asegúrense de recordar a Dogday. Él es bienvenido aquí siempre que sea necesario. ¿Entendido?

Ambos gatos asintieron rápidamente, aliviados de que Snowy no estuviera más molesta.

¡Genial! —Exclamaba la gata con una sonrisa— Ahora... —Regresando su mirada a Dogday— Ven, te llevaré con Luke, seguro se alegrará de verte perro días

—... —Asintiendo—

Sin decir nada más Snowy entró de regreso a la aldea en compañía de Dogday quien la seguía de cerca mientras caminaban por las calles a paso tranquilo.

—Gracias, Snowy —dijo Dogday, exhalando un suspiro de alivio finalmente— No sabía que podías ser tan... —Buscando la palabra adecuada—

¿Convincente? Si, me lo dicen mucho —Comentaba la gata con tono divertido—

Caminaron juntos por las calles tranquilas de Gatópolis, el silencio de la noche roto solo por el susurro de sus pasos. Finalmente, llegaron a una casa más grande y bien iluminada. Snowy golpeó la puerta y esperaron.

Después de unos momentos, la puerta se abrió, revelando a Luke quien llevaba consigo una bata para dormir y una expresión somnolienta.

... —Bostezando— ¿Snowy...? —Preguntaba el gato confundido— ¿Qué haces aquí tan tarde...?

—Te tengo una sorpresita~ —Comentaba la gata mientras se alejaba de la puerta para dejar ver a Dogday—

Hola Luke —Sonriendo algo apenado—

¿Uh? —Exclamaba el gato con confusión al ver al perro— ¿Dogday?

Luke parpadeó varias veces, tratando de aclarar su mente adormilada. La sorpresa en su rostro pronto se transformó en una mezcla de preocupación y curiosidad.

—¿Qué estás haciendo aquí a esta hora, Dogday? —preguntó, su tono más alerta ahora— ¿Ha pasado algo?

—Lamento aparecer tan tarde —respondió Dogday— pero necesito hablar contigo sobre algo importante

Luke asintió, abriendo la puerta por completo y haciendo un gesto para que entraran.

—Pasa, Dogday. Snowy, gracias por traerlo. Puedes volver a descansar si quieres.

—De nada, Luke —Snowy sonrió y se dirigió a Dogday— Si necesitas algo más, ya sabes dónde encontrarme perro días

—Lo tendré en cuenta Snowy, buenas noches

—Buenas noches —Retirándose del lugar—

Una vez dentro, Luke los guio a una sala acogedora con una chimenea encendida que proyectaba sombras cálidas en las paredes. Ofreció a Dogday un asiento antes de tomar uno frente a él.

—Bien, cuéntame, ¿Qué es lo que sucede? —preguntó Luke, su tono serio y atento—

Dogday tomó un profundo respiro antes de empezar a explicar.

—Algo extraño esta sucediendo Luke... Ayer en la mañana Crafty recuperó sus recuerdos y fue a verme, hablamos un poco y de un momento a otro se congelo, su colgante se apagó, solo tenía tonos grises, pasaron unos segundos y repentinamente volvió a reaccionar, pero cuando volvió en sí, ella no tenía idea de lo que estaba pasando... ya no recordaba nada otra vez.

La expresión de Luke fue de sorpresa, aunque un par de momentos después su expresión formo una ligera mueca de preocupación.

Los protocolos de seguridad... —Murmuro el gato—

¿Protocolos...? ¿Qué quieres decir...?

—Es algo complicado de explicar... —Comentaba el gato, saliendo de sus pensamientos— No fui completamente honesto contigo Dogday, ya lo sabes... soy una inteligencia artificial muy desarrollada... y ese es el problema —Explicaba el gato con un suspiro— Soy consciente al manejar varias cosas dentro del televisor, pero muchas otras pasan en segundo plano, podría decirse que las hago subconscientemente y sin darme cuenta

—No... no entiendo a lo que te refieres

—En mi programación, hay protocolos y sistemas que operan de manera automática para garantizar la armonía y la seguridad de las cosas que puedan llegar a suceder dentro del televisor... no son protocolos perfectos, tienen sus fallas, pero son efectivos en cierto modo...

Dogday frunció el ceño, tratando de conectar los puntos.

—¿Estás diciendo que algo en tu programación afecto la memoria de Crafty?

—Es una posibilidad. Mis sistemas de protección y mantenimiento pueden interactuar de manera compleja con ciertas circunstancias... no es algo que yo pueda controlar, los científicos y programadores me hicieron de ese modo...

—Pero... ¿Por qué afectaría su memoria?

—Tal vez el televisor simplemente lo considero una amenaza para la simulación

—... Eso no tiene... sentido... ¿Por qué no me paso lo mismo a mi cuando recuperé la memoria?

—Tengo una posible respuesta para eso... —Respondía el gato— Mis protocolos se reforzaron cuando activaste los servidores de respaldo, es por eso que tu memoria sigue intacta, el televisor ya considera tus recuerdos como algo normal y poco peligroso. Entiendo que esto pueda ser difícil de asimilar —continuó Luke— Pero es parte de mi programación mantener la estabilidad de la simulación y prevenir cualquier amenaza, incluso si eso implica usar métodos algo inusuales...

Luke solo podía notar que Dogday formaba una expresión preocupada, ahora se enfrentaba a un nuevo desafío.

—Entonces, ¿qué podemos hacer para evitar que esto suceda nuevamente? Si esto pasa cada vez que alguien recuperé la memoria, entonces no será posible decirle a todos la verdad

—Una opción sería ajustar los protocolos para que sean menos intrusivos en cuanto a la memoria. Sin embargo... eso podría causar problemas...

—¿Qué clase de problemas?

Luke se tomó un momento para considerar la pregunta de Dogday. Sabía que cualquier ajuste en los protocolos de seguridad tendría ramificaciones significativas.

—Si no modifico correctamente los protocolos, todos podrían recuperar la memoria al instante y bueno... eso podría volverlos locos —explicó Luke— Tus recuerdos llegaron poco a poco, estoy seguro que los de Crafty también, pero si los demás recuperan sus recuerdos al instante, eso podría ser peligroso para ellos mismos

El silencio y la preocupación se apoderaron de Dogday, las cosas ahora se tornaban mucho más complicadas. Luke notaba la expresión del perro, se veía cansado de pensar en ello, fue ahí cuando tuvo una idea, una posible solución que no había considero del todo.

Hay otra posible solución, no es tan increíble, pero podría anular en cierto modo el protocolo... aunque no sé si sea una solución definitiva

Los ojos de Dogday se iluminaron con una chispa de esperanza. La idea de una solución alternativa, aunque no fuera perfecta, ofrecía un rayo de esperanza en medio de la incertidumbre.

—¿Qué tienes en mente? —preguntó Dogday, su voz reflejando su creciente interés y determinación por encontrar una respuesta viable a los problemas que surgían—.

Luke tomó un momento para organizar sus pensamientos antes de responder. Sabía que lo que estaba proponiendo no era sin riesgos, pero era una de las pocas opciones que tenían.

—Cuando todos recuperen sus recuerdos, tendrás que quitarles sus colgantes —comenzó Luke con cautela— Eso evitará que el protocolo de seguridad pueda detectar la anomalía... aunque conlleva un riesgo.

Dogday asintió lentamente, entendiendo la lógica detrás de la propuesta. Sin embargo, aún le preocupaba el posible impacto en los habitantes de SmileVille.

—¿Qué clase de riesgo...? —preguntó Dogday, su expresión reflejando su preocupación por el bienestar de su comunidad—

Luke suspiró antes de continuar. Sabía que debía ser honesto sobre las posibles consecuencias.

—Van a perder temporalmente lo que los caracteriza —explicó Luke con seriedad— Su brillo y positividad se apagarán. Pueden volverse agresivos, molestos o incluso irritantes, así que tendrás que tener cuidado y hacerlo poco a poco para evitar un caos.

Dogday asintió lentamente mientras asimilaba la información. Aunque la idea no era perfecta, era una solución que debían considerar dadas las circunstancias. Era mejor optar por esta alternativa que arriesgarse a que todos se volvieran locos. Al menos, con la nueva opción, la consecuencia sería temporal y más controlable. Era la opción más viable en medio de la incertidumbre.

¿Por qué debo quitarles los colgantes? ¿Qué importancia tienen en esto...? —Preguntaba el perro con curiosidad—

Los colgantes no son solo decorativos —Explicaba el gato— Dentro de esté lugar tienen un rol muy importante en ustedes mismos, representan una parte de la esencia que tenían en vida, una parte de su alma está dentro de esos colgantes

El perro no pudo evitar mirar su colgante con sorpresa, pensaba que su apego emocional a ese colgante era algo tonto, algo que era parte de su ser cuando fue creado para dirigir al grupo de criaturas sonrientes... ¿Era acaso que inconscientemente sabía de su importancia?

—Es por eso que todos van a actuar extraño cuando les quites sus colgantes... podrás devolverlos después, pero aunque se los pongan, pueden llegar a olvidar todo nuevamente, ellos tendrán que aceptar llevar sus colgantes nuevamente...

—Tendrán que aceptar su alma... tienen que aceptar esos horribles recuerdos...

—Es una forma de decirlo, solo hay un problema en esté plan... —Aclaraba el gato con una sonrisa complicada—

¿Qué clase de problema...? —Preguntaba Dogday con desconcierto—

Catnap

¿Catnap? —Preguntaba el perro algo confundido—

Cuando los demás logren recordar todo, las cosas se van a volver complicadas, seguro odiarán a Catnap, sin mencionar el otro punto a tratar... Conociste a Catnap mejor que nadie, ¿No crees que pueda alterarse al recordarlo todo ese dolor y sufrimiento? no importa la forma en que tratemos esté problema, el resultado sigue siendo el mismo, el más afectado será Catnap

—No había considerado eso... —murmuró Dogday, sintiendo el peso de la responsabilidad aumentar—

Dogday se quedó en silencio, asimilando la magnitud del problema que Luke acababa de plantear.  Sabía que el gato tenía razón, sin importar lo que haga, Catnap iba a salir lastimado... 

.

.

.

Mmmhh... —Bostezando mientras frota sus ojos con cierta pereza—

La osita despertaba de su siesta, se había quedado dormida sin quererlo mientras cuidaba de Catnap. La noche había caído sobre SmileVille, y la luz de la luna se filtraba a través de las cortinas, llenando la habitación con un suave resplandor plateado. Al abrir los ojos por completo, Bobby Bearhug observó a Catnap, que aún dormía plácidamente en la cama manteniendo su respiración tranquila y rítmica.

Bobby se estiró con un suspiro, sintiendo cómo sus músculos se desperezaban tras la siesta inesperada. Recordó que Dogday había salido y que no llegaría hasta el día siguiente. Hoppy, por su parte, había decidido ir a descansar para tomar el turno de cuidar al gato a la mañana siguiente. Solo estaban Bobby y Catnap en la casa.

El silencio de la noche envolvía la casa, interrumpido solo por el suave ronroneo de Catnap. Bobby miró a su alrededor, asegurándose de que todo estuviera en orden, y se levantó del sillón para acercarse a la ventana. La vista de la tranquila SmileVille bajo la luz de la luna le daba una sensación de paz, aunque su mente no podía evitar preocuparse...

Bobby tenía un mal presentimiento con respecto a lo que Catnap había sufrido... le preocupaba ver al gato sin hablar, incluso le preocupaba que el gato pudiera estar molesto con sus amigos. Era lo que imaginaba al pensar que Catnap no reaccionó ante su aparición en la cueva... aunque tampoco podía estar segura de eso, porque el gato demostraba preocuparse por lo que ellos pudieran llegar a pensar de él. Simplemente no podía entender los pensamientos del gato...

Quisiera poder entenderte Catnap... —murmuró Bobby en voz baja, regresando su mirada hacia el gato dormido—

Se dirigió a la cocina y se sirvió un vaso de agua, intentando calmar su mente inquieta. La noche avanzaba lenta y silenciosa, y cada pequeño ruido parecía amplificarse en la quietud. La osita no hizo más que empezar a beber su vaso de agua, necesitaba algo refrescante para tranquilizar su mente, al terminar de beber el agua, se dispuso a dejar el vaso sobre mesita de la cocina.

Tenía la intención de regresar con el gato para seguir descansando, pero algo la detuvo, al darse la vuelta se topo con algo que la asusto.

¿C-Catnap?

En la entrada de la cocina estaba el gato, mantenía una sonrisa alegre, sus ojos estaban fijos en ella y su cola ondeaba de un lado a otro... La osita se sorprendió mucho al ver a su amigo, no esperaba verlo despierto y mucho menos con una sonrisa escalofriante.

¿E-En qué momento despertaste? Creí que ibas a seguir durmiendo... —Comentaba la osita en un intento de tranquilizarse—

Aunque Bobby esperaba una respuesta, el gato no se la dio. Permaneció en silencio mientras la miraba fijamente, su sonrisa inquietante no desaparecía. El corazón de Bobby latía con fuerza, una mezcla de alivio y temor se entrelazaban en su interior.

La osita trató de mantener la calma y se acercó lentamente a Catnap. La luz de la luna iluminaba parcialmente su rostro, dándole un aire misterioso.

—¿Estás bien, Catnap? —preguntó Bobby con suavidad—

Catnap continuó en silencio, su mirada fija en los ojos de Bobby. La osita sintió un escalofrío recorrer su espalda, pero se obligó a mantener la compostura. Sabía que Catnap había pasado por algo que pudo dejarlo con un trauma y que podía estar confundido o asustado.

¿Q-Qué tal si vamos a sentarnos al sofá? —Sugería Bobby con una sonrisa nerviosa— Podemos hablar de lo que te paso... si es que no te molesta, claro, no me gustaría obli...-

Bobby estaba por seguir hablando, pero el gato inesperadamente levantó su brazo para dejar salir una de sus garras y con esta tocar su colgante de corazón. La osita se confundió un poco ante el acto de Catnap.

¿Qué estas...?

ĐɆBɆⱤł₳₴ ɆS₮₳Ɽ MɄɆⱤ₮₳ —Decía el gato repentinamente—

La osita no se esperaba escuchar la voz de Catnap tan grave y aterradora. Por algún motivo extraño, sintió que toda la sangre de su cuerpo se helaba, el aire abandonaba sus pulmones por un momento, su rostro formaba una expresión de terror y sentía sus piernas temblar. La mejor reacción que pudo tener Bobby al escuchar esa voz fue retroceder hasta chocar contra la alacena de la cocina. No solo la voz del gato la asusto, el mensaje también le causaba terror.

Al encontrarse sin más camino para apartarse del gato, Bobby solo pudo mirar a Catnap con temor.

—¿C-Catnap...? —preguntó con voz temblorosa, sintiendo cómo su corazón latía desbocado— ¿P-Por qué tu voz...-

Bobby no pudo terminar su pregunta ya que el gato soltó un poco de su humo rojo. La osita fue rápida y cubrió su nariz para evitar respirarlo por accidente. El humo rojo rápidamente cubrió por completo la cocina, y Bobby solo podía mirar al gato parado en la puerta. Catnap no se movía, simplemente sonreía y la observaba.

El tiempo pareció detenerse mientras el humo llenaba el aire. Bobby luchaba por mantener la calma, pero el miedo la paralizaba. No sabía qué hacer ni cómo ayudar a su amigo. Las sombras se alargaban y el silencio se hacía cada vez más opresivo

Finalmente, la osita no pudo soportarlo más y tuvo que respirar el gas. A pesar de sus esfuerzos por evitarlo, sus pulmones exigían aire, y el humo rojo entró en su sistema. Al instante, sintió una extraña sensación recorrer su cuerpo, seguido por una sensación de mareo y debilidad.

—C-Catnap... —susurró, sus palabras apenas audibles mientras sus piernas se volvían de gelatina y su visión comenzaba a nublarse—

El gato continuó observándola, pero al notar que finalmente respiraba el gas, Catnap avanzo hacia ella con paso lento. Bobby se tambaleó, luchando por mantenerse de pie, pero finalmente cayó de rodillas, con el cuerpo temblando. El gas rojo parecía envolverla, arrastrándola a un abismo de confusión y miedo, poco a poco estaba perdiendo la consciencia.

Catnap estaba a solo unos cuantos pasos de ella y se puso de rodillas para observarla con detenimiento. Se podía sentir la curiosidad en su mirada mientras Bobby sentía cómo su mundo se oscurecía.

Lo último que Bobby pudo ver antes de caer dormida fue la expresión de Catnap cambiar con cierto desconcierto. Pasó de tener una sonrisa a repentinamente mostrar una expresión confundida que paso a transformarse a una expresión preocupada al verla.

—¡BØ฿BɎ!

. . . . .

. . .

.

El desconcierto junto con la confusión invadía a la osita portadora del colgante de corazón, el eco de una voz comenzaba a hacerla despertar, se sentía perdida... miraba a su alrededor en un intento identificar donde se encontraba e intento levantarse, pero fue detenida por alguien.

—Yo te recomendaría descansar, Bobby —dijo una voz familiar.

—¿B-Bubba? —preguntó la osita con sorpresa y confusión, dirigiendo la mirada hacia la dirección de la voz—

Bubba Bubbaphant, con su expresión de preocupación, se arrodilló a su lado, tocándole suavemente el brazo.

¿Conoces a otro elefante azul? —Bromeaba— ¿Cómo te sientes?

Bobby trató de responder, pero su mente estaba aún nublada. Se sentía débil y desorientada. Miró a su alrededor, esta vez estando un poco más despierta logró identificar que estaba en la habitación de la casa del elefante.

—Me siento... extraña —respondió lentamente— Todo es borroso. ¿Qué pasó? ¿Cómo llegué aquí?

—Es complicado de explicar... —comentó el elefante— Catnap te trajo.

La osita frunció el ceño, tratando de recordar lo sucedido. Las imágenes de Catnap y el humo rojo volvían a su mente, pero todo seguía siendo confuso.

—¿Catnap me trajo? —repitió, intentando comprender— Pero él... él... ¿Dónde está?

Ante lo dicho el elefante simplemente suspiro.

—Vino hace poco más de una hora. Cuando llegó a la puerta de mi casa, él te estaba llevando en brazos... estabas dormida y te veías mal, así que lo dejé pasar para que te recostara en mi cama. Así podría atender tu estado con más facilidad... —explicaba el elefante—. Antes de darme cuenta, Catnap ya no estaba...

Bobby se mordió el labio, sintiendo una mezcla de preocupación y confusión.

—No entiendo, Bubba... Catnap estaba actuando muy extraño. Algo le pasó...

El elefante solo pudo inclinar un poco la cabeza para demostrar su confusión.

¿Extraño de qué manera? —Preguntaba con curiosidad—

Bobby trató de ordenar sus pensamientos, pero aún se sentía aturdida.

—Su sonrisa... era escalofriante. Y su voz... dijo que debería estar muerta. Luego soltó un humo rojo... y yo... —La osita se estremeció al recordar—

Bubba frunció el ceño, procesando lo que Bobby le decía.

—Eso suena muy serio, Bobby. —respondió Bubba, su voz llena de preocupación— Hay que descubrir qué es lo que le esta pasando a Catnap... esto se está volviendo preocupante

La osita asintió, sintiendo el peso de la situación sobre sus hombros. Sabía que debían encontrar a Catnap y averiguar qué estaba ocurriendo antes de que las cosas empeoraran.

Ambos se quedaron en silencio por unos momentos, sumidos en sus propios pensamientos y preocupaciones. Bobby se sentía intranquila por la extraña actitud de Catnap, mientras que Bubba trataba de encontrar una explicación lógica para todo lo ocurrido.

—Bubba... ¿Crees que Catnap escapó al bosque otra vez? Me preocupa que esté solo en esa cueva otra vez... —preguntó Bobby con tono preocupado—

Bubba reflexionó unos instantes antes de responder, tratando de ofrecer alguna tranquilidad a Bobby.

—No lo creo. Se veía cansado y preocupado por ti. No lo conozco tanto como a Hoppy, Kickin, Piggy, Crafty, Dogday o a ti, pero creo que tal vez simplemente se fue a casa para descansar. Me baso en lo lógico, pero luego de lo que me dijiste, tal vez simplemente estaba asustado por verte despertar luego de lo que sucedió.

Bobby asintió, comprendiendo las posibilidades que Bubba planteaba. Sin embargo, la preocupación seguía presente en sus pensamientos.

—Espero que tengas razón.

Bubba esperaba más tranquilidad por parte de Bobby, pero se podía notar fervientemente la preocupación en los ojos de su amiga.

—Creo que por ahora es mejor que descanses... estabas dormida, pero parecías estarla pasando mal si te soy honesto —dijo Bubba con tono comprensivo—

Bobby asintió, reconociendo la necesidad de descansar para recuperarse completamente.

—Sí, creo que tienes razón. Me siento agotada y confundida. Tal vez un poco de descanso me ayudé a aclarar mis pensamientos... pero ¿no te molesta que me quedé en tu casa? Puedo ir a la mía

—Para nada —Negaba el elefante con una sonrisa— Puedes quedarte a dormir

—No quiero ser una molestia... podría ir a dormir al sofá

Bubba negó con una sonrisa amable, mostrando su disposición a hacer que Bobby se sintiera cómoda.

—No te preocupes por eso. Eres una invitada y quiero que te sientas como en casa. La cama está disponible para ti, no quiero que duermas incómoda en el sofá.

Bobby sonrió, agradecida por la amabilidad de Bubba.

—Gracias, Bubba. Eres muy amable.

Bubba asintió con una expresión tranquila.

—Es lo menos que puedo hacer

Bobby se acostó en la cama, sintiéndose reconfortada por la hospitalidad de su amigo, antes de poder cerrar los ojos, pudo notar que el elefante tomaba una almohada y una manta, tal vez con la intensión de dormir en el sofá, la osita se sintió un poco culpable, pero Bubba ya había dejado en claro que no le molestaba... aun así, justo cuando el elefante estaba por salir de la habitación; Bobby lo detuvo.

Bubba...

—¿Uh? —Volteando a verla con curiosidad—

Lamento la actitud que tuve en la tarde... —Suspirando con algo de pena— Me moleste con ustedes por no cuidar de Catnap, pero puedo entender sus motivos... Piggy tiene razón, el festival también es importante...

Las palabras de la osita lograron hacer sonreír al elefante.

—No te preocupes por eso, Bobby... No estoy molesto contigo, puedo entender que solo estabas preocupada en ese momento y es normal discutir por ese tipo de cosas

—Gracias por entenderlo... eres un buen amigo Bubba

—Me esfuerzo —Sonreía con gracia— Descansa Bobby

—Buenas noches Bubba

. . .

Mientras tanto en la casa del gato, el felino estaba sentado en el sofá mirando su colgante de luna. Su mirada estaba perdida, sus pensamientos eran confusos. Tenía recuerdos que no concordaban con su vida. ¿Vivía en una especie de plaza? ¿Una guardería? Trataba de negar esos recuerdos, pero lo que lo asustaba eran los recuerdos que tuvo durante la noche.

Se vio a sí mismo cubierto de sangre, recordaba a la perfección el gozar y disfrutar los gritos de sufrimiento de sus víctimas. Lo que más le aterraba era pensar en que había lastimado a sus amigos. Los había asesinado... había hecho sufrir a Dogday. Recordaba claramente el momento en que le había quitado sus piernas.

¿Eso en verdad había pasado? Deseaba que fuera todo mentira... deseaba que esos recuerdos fueran solo parte de una alucinación provocada por su gas somnífero...

El gato simplemente apretaba su colgante de luna con fuerza. Estaba tan confundido y asustado que no podía contener sus lágrimas. Algo no estaba bien con él, sentía que algo o alguien estaba tomando control de su mente. Tenía miedo de quedarse dormido y no despertar, tenía miedo de convertirse en un monstruo sin consciencia.

Tal vez estaba confundido, y no lo quería aceptar... pero ahora sabía la verdad

Todo era una mentira.

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