Capítulo #24
| No sé que pasa conmigo |
—Voy a tener que hablar con Luke de esto... —Murmuraba el can mientras estaba recostado en su cama, mirando al techo—
La mañana se hacía presente en SmileVille. Eran cerca de las siete de la mañana y el único que estaba despierto tan temprano era Dogday. No se había levantado de su cama; solo permanecía observando el techo mientras pensaba en la situación. La voz de Catnap ahora era la misma que cuando estaban en la guardería. No entendía el motivo del cambio en su voz. ¿Era acaso que el televisor le regresó su voz por algún motivo extraño? No lo entendía, tenía que hablar con Luke con respecto al tema.
Mientras tanto, Catnap tendría que comunicarse por mensajes escritos. Sería complicado, ya que estaba acostumbrado a hablar. El gato entendía que tendría que guardar silencio; su voz era aterradora, incluso él mismo se asustaba levemente por escucharla.
Dogday se levantó finalmente de su cama, tendría que esperar a que Luke visitará la aldea. Por el momento tendría que hacerse cargo del problema por su cuenta, tendría que dejar de lado ese tema porque ese día era importante, la revelación de la casa de Catnap, finalmente llegaba luego tanta espera.
El perro se levantó y sin muchos problemas fue hasta la cocina, durante el camino vio que Catnap seguía durmiendo así que todo parecía estar en calma. Una vez en la cocina, se preparó su habitual desayuno junto con el café y galletas para Catnap.
Mientras el café se preparaba, Dogday aprovechó para organizar sus pensamientos. El misterio de la voz de Catnap pesaba en su mente, pero sabía que hoy debía enfocarse en hacer que el día especial de Catnap fuera perfecto.
Una vez listo el desayuno, Dogday colocó todo en la mesa de la cocina para esperar a Catnap mientras él terminaba de prepararse una tostada con mantequilla. Mientras terminaba de untar la mantequilla; escucho el sonido de unos pasos entrar a la cocina, al darse la vuelta pudo notar que el gato ya estaba sentado en la mesa para comer.
—Buenos días Catnap —Saludaba el perro con una sonrisa—
El gato estaba por responder verbalmente, pero fue entonces que recordó el problema con su voz así que se levantó para ir hasta la sala y recoger el lápiz y la pequeña libreta que tenía para comunicarse.
—"Perdón, recordé que no tenía la libreta, Buenos días"
—No hay problema —Respondía el can al terminar de leer su mensaje—
Dogday observó a Catnap mientras el gato se acomodaba nuevamente en la mesa, esta vez con su libreta y lápiz en mano. Aunque la situación era inusual y complicada, el perro estaba decidido a hacer que este día fuera especial para su amigo.
—Hoy es un día importante, Catnap —dijo Dogday con entusiasmo, tratando de mantener un ambiente positivo— Por fin podrás tener una casa propia... otra vez...
Catnap asintió con una sonrisa ligera, estaba feliz, pero se le hacía curioso que el perro estuviera más emocionado que él mismo. Tomó un sorbo de café y comenzó a escribir algo en su libreta. Luego de unos segundos, mostró el mensaje a Dogday.
—"Estoy interesado en poder ver la casa por completo, un poco emocionado, pero tú pareces estarlo más, solo mira tu cola"
Dogday soltó una risa al leer el mensaje de Catnap. Era cierto, su cola se movía con entusiasmo, reflejando la alegría que sentía por su amigo.
—Tienes razón, estoy muy emocionado —admitió Dogday, todavía sonriendo— Hemos trabajado mucho en esa casa, y quiero asegurarme de que todo sea perfecto para ti
Catnap tomó otra galleta mientras observaba a su amigo. Había pasado tanto tiempo con el perro, pero seguía sin entender, porque siempre recibía el día con positividad, forma una sonrisa a pesar de las adversidades...
Después de terminar el desayuno, ambos se prepararon para salir. Dogday se aseguró de llevar todo lo necesario para los últimos arreglos en la casa de Catnap.
—Casi lo olvido —Mencionaba Dogday mientras tomaba una venda— Debes ponerla en tus ojos para que no puedas ver nada —Comentaba el can con una sonrisa—
El gato formo una expresión confusa, no entendía el motivo de la venda y tomo su libreta para escribir un mensaje más en sus páginas.
—"¿Debo cubrirme los ojos? ¿Para qué? He estado viendo la casa cada que paso a la cafetería de Piggy"
Dogday leyó el mensaje y sonrió aún más.
—Lo sé, lo sé —respondió con una risa— pero esta vez quiero que sea una sorpresa completa. No has visto el interior y tampoco has visto la casa finalmente pintada. Confía en mí, Catnap. Será divertido.
Catnap dudó por un momento, pero finalmente asintió y permitió que Dogday le colocara la venda. Una vez que sus ojos estuvieron cubiertos, el gato sintió una mezcla de curiosidad y emoción.
Dogday guio cuidadosamente a Catnap fuera de la casa y por las calles de SmileVille. Fue un camino algo lento ya que el felino no veía nada y el perro apenas y ponía atención al camino, Catnap casi tropieza en dos ocasiones.
—Ya casi llegamos —anunció Dogday, deteniéndose frente a la casa.
Con cuidado, quitó la venda de los ojos de Catnap. El gato parpadeó varias veces, ajustándose a la luz, y luego miró hacia la casa. La casa del gato parecía ser una especie de rascador para gatos, estaba recubierto con tela suave pareciendo casi afelpada. Incluso pudo notar un detalle curioso y ciertamente gracioso que no había notado antes, la casa parecía tener orejas de gato, todo estaba en un color purpura que contrastaba con el felino.
—Hay que entrar —Dijo repentinamente el perro, mientras abría la puerta para que el gato pudiera pasar—
Catnap miró la casa con asombro, notando todos los detalles que sus amigos habían agregado. La fachada suave y afelpada, las orejas de gato en el techo y el color púrpura daban un toque único y personal a su nuevo hogar. Con una sonrisa, el gato asintió y siguió a Dogday hacia el interior.
Al abrir la puerta, Catnap se encontró con un par de escaleras, eso le resulto un poco confuso, pero no pudo expresar nada porque Dogday subió dichas escaleras con rapidez, el gato simplemente siguió al perro y pudo ver el interior igual de impresionante que la fachada. La sala principal estaba decorada con muebles cómodos y funcionales, perfectos para un gato. Había una amplia estantería llena de libros y juguetes, una hamaca colgante en la esquina, y un rincón soleado con una ventana grande, ideal para relajarse y disfrutar del sol. Cada rincón de la casa parecía estar diseñado pensando en sus necesidades y gustos.
Dogday observaba a Catnap con una sonrisa, esperando su reacción.
—¿Qué te parece? —preguntó Dogday con entusiasmo—
Catnap tomó su libreta y rápidamente escribió un mensaje, mostrando la hoja a Dogday.
—"No sé qué decir, me gusta la decoración, gracias"
Dogday leyó el mensaje y asintió con satisfacción.
—Me alegra que te guste. Todos trabajamos mucho para asegurarnos de que te sintieras cómodo y feliz aquí, no sabíamos mucho de los gustos de los gatos, así que todo lo hicimos en base a las anotaciones de Bubba con respecto a sus libros
El gato siguió explorando su nueva casa, descubriendo una cocina completamente equipada, un dormitorio acogedor con una cama mullida y varios escondites y túneles para jugar, estaba más que claro que hicieron la casa pensando en que un gato la habitaría.
Después de recorrer cada rincón de la casa, Catnap se encontró de nuevo con Dogday en la sala principal. El perro observaba con una expresión de satisfacción, claramente feliz de ver la reacción positiva de su amigo.
—¿Todo está a tu gusto? —preguntó Dogday, aunque su sonrisa indicaba que ya conocía la respuesta—
Catnap asintió vigorosamente, tomando su libreta para escribir un mensaje más.
—"Está perfecta, cada detalle es maravilloso. No sé cómo agradecerles a todos"
Dogday leyó el mensaje y su sonrisa se ensanchó, al final había valido la pena todo el esfuerzo que pusieron en la construcción de la casa, el perro estaba por decir algo más, pero el sonido de alguien llamando a la puerta los distrajo a ambos. El perro fue a abrir la puerta, encontrándose con todos sus amigos, portando distintas cosas, parecía que querían darle algunas cuantas cosas al gato.
—Oh, chicos, no esperaba verlos tan pronto la verdad —Comentaba el can una ligera sonrisa y sorpresa—
—No podíamos perdernos la reacción de Nap a su nueva casa —Respondía la coneja con una sonrisa— Además todos trajimos regalos para él
—Seguro le gustan, adelante
Dogday sonrió y dejó pasar a sus amigos, quienes llenaron la casa con risas y entusiasmo. Catnap, todavía con su libreta en mano, se acercó para darles la bienvenida. La primera en entrar fue PickyPiggy, llevando una cesta de frutas frescas.
—Hola Catnap —dijo Piggy mientras le entregaba la cesta— Espero que disfrutes esto, creí que una cesta con unas cuantas frutas era ideal —Comentaba sonrientemente la cerdita— ¡Oh! ¡Oh! También traje galletas
Catnap escribió rápidamente un agradecimiento y mostró la libreta a Piggy
—"Gracias Piggy, se ven deliciosas" —Escribía el gato mientras dejaba la cesta en la mesa del comedor y recogía las galletas que le había dado—
Bobby Bearhug fue la siguiente, cargando un gran cojín que parecía perfecto para las siestas.
—Pensé que podrías necesitar un lugar cómodo para descansar —dijo Bobby con una sonrisa amistosa— Tienes una hamaca y una cama muy suave, pero no está de más acompañar eso con un cojín ¿no? Jeje
El gato solo pudo asentir con una sonrisa mientras observaba como Bobby dejaba el cojín sobre el sofá.
Los amigos continuaron entrando y entregando sus regalos. Cada uno traía algo especial para Catnap, Hoppy le regalo una bufanda morada con el logotipo de una luna, Kickin le dio un antifaz para dormir, Bubba le entro a Catnap un par de libros, de ese modo no pasaría aburrimiento durante las tardes. Justo cuando el gato pensó que eran todos los regalos, Craftycorn se acerco de forma nerviosa a él...
—H-Hola C-Catnap, yo eh... n-no sabía bien que regalarte, a-así que... hice esto para ti...
El gato tomo con curiosidad lo que Crafty le había entregado, era un cuadro envuelto en papel bien decorado, al descubrir el dibujo pudo notar que era un retrato suyo.
La imagen de sí mismo durmiendo sobre la luna, con la calidez del amarillo y la serenidad del morado, le pareció perfecta y profundamente emotiva.
Con una sonrisa agradecida, tomó su libreta y escribió un mensaje para Craftycorn, levantándolo para que todos pudieran verlo:
[Créditos a quien corresponda]
—"Es hermoso, gracias"
Crafty solo pudo formar una sonrisa tímida... disfrutaba ver a alguien disfrutar su arte, aunque no se sentía del todo cómoda con el felino, le era inevitable pensar en aquella pesadilla que tuvo. La unicornio solo retrocedió unos cuantos pasos al notar que Dogday se acercaba con ella, el perro parecía haber notado la incomodidad del momento.
—Bueno, ya que todos dieron sus regalos, creo que lo ideal es dejar que Catnap se sienta a gusto en su nueva casa —Comentaba el can con una sonrisa— Quiero darles las gracias a todos por hacer posible la construcción de la vivienda, sin ustedes no hubiera sido posible
—Técnicamente hablando nosotros destruimos su antigua casa... —Expresaba el pollo solo para ser callado por un golpe proveniente de Bobby— Auch...
—Sea como sea —Dijo Dogday atrayendo la atención de todos nuevamente— Podemos comer algo, Piggy ¿Podrías hacernos el honor de...? —Buscando a la cerdita con la mirada, dándose cuenta de que no estaba— ¿Piggy? —Pregunto el perro con confusión al no encontrarla—
—¡Un almuerzo para todos saliendo enseguida! —Respondía la cerdita con un grito animado y emocionado desde la cocina—
—¿Cuándo fue que ella...? —Preguntaba el pollo sorprendido por escucharla en la cocina—
—Cuando se trata de comida, hace cosas inesperadas —Respondía el elefante—
La reacción de Piggy al grito desde la cocina provocó risas entre todos los presentes. La cerdita era conocida por su amor por la cocina y su entusiasmo por preparar comidas para sus amigos.
Dogday sonrió al ver la alegría en los rostros de todos y se dirigió hacia la cocina para ayudar a Piggy. Al entrar, la vio moviéndose rápidamente, preparando ingredientes y organizando todo para el almuerzo.
—Piggy, ¡qué rápida eres! —exclamó Dogday con admiración— ¿Necesitas ayuda?
Piggy, con una sonrisa de oreja a oreja, respondió mientras seguía trabajando:
—¡Claro, Dogday! Puedes empezar a cortar las verduras para la ensalada. Quiero que este almuerzo sea especial para celebrar la nueva casa de Catnap.
Dogday asintió y se puso a trabajar, disfrutando de la compañía de su amiga mientras preparaban la comida. Mientras tanto, en la sala, los demás se acomodaron y comenzaron a charlar animadamente. Catnap simplemente se quedó sentado en el sofá mientras parecía curiosear un poco la canasta de frutas que Piggy le había dado. Al menos así era hasta que sintió a alguien sentarse a su lado, se trataba de Bobby quien mantenía una sonrisa.
—¿Te gusto la decoración Catnap? —Preguntaba la osita con curiosidad, recibiendo un asentimiento animado por parte del gato— Me alegro, no sabía bien cómo acomodar unas cosas, pero me alegra que todo estuviera bien organizado
El gato simplemente tomo su libreta y escribió un mensaje en ella para posteriormente mostrárselo a Bobby.
—"Me gustó mucho, gracias Bobby"
La respuesta hizo que Bobby formará una sonrisa, aunque también la hizo sentirse extrañada en cierto aspecto.
—Me alegro... —Respondía la osita— Catnap, no quería preguntarlo de forma tan directa, pero me da mucha curiosidad —Explicaba— Pero... ¿Por qué no hablas y en cambio escribes mensajes en la libreta? —Preguntaba Bobby finalmente para saciar su curiosidad—
El gato se tensó ligeramente un poco ante la pregunta, no quería asustarla y tampoco quería decirle la verdad, no se sentía del todo a gusto con la idea de decirle a Bobby que su voz había cambiado. Así que tuvo que optar por darle otra respuesta.
El felino sujeto el lápiz y escribió unas cuantas palabras.
—"Es un juego, quiero ver cuánto tiempo puedo estar en silencio"
Bobby leyó el mensaje y su expresión cambio a una de duda, no estaba del todo segura con la respuesta, era como si el gato estuviera escondiendo algo.
—¿Seguro...? —Preguntaba en tono de duda, estaba tratando de insistirle un poco, recibiendo un asentimiento— De acuerdo... pero si algo está pasando sabes que puedes contármelo ¿de acuerdo? Mi objetivo principal es hacer que mis amigos sean felices y se sientan alegres, me importan muchos los sentimientos así que no tengas miedo de venir a hablar conmigo
Catnap se sintió un poco incómodo al notar la persistencia de Bobby, quien claramente estaba preocupada por él. Aunque quería confiar en ella, no estaba listo para revelar el cambio en su voz. Asintió nuevamente, agradeciendo su preocupación y comprensión.
Bobby, notando la tensión en el ambiente, decidió cambiar de tema para no presionar más al gato. Comenzaron a hablar sobre otros temas más ligeros, compartiendo anécdotas y risas junto a los demás que seguían charlando en la sala.
El ambiente se volvió más relajado y Catnap se sintió aliviado de poder disfrutar del momento sin tener que enfrentar preguntas incómodas. Aunque la preocupación de Bobby seguía presente en su mente, sabía que tenía amigos en quienes confiar...
. . .
Una duda se coló en su mente como una sombra esquiva. A pesar de su confianza en ellos, ¿ellos confiaban en él? La respuesta se formaba en su mente sin que nadie más la oyera. No, concluía, no lo hacían. ¿Cómo podrían hacerlo? Su propia naturaleza era ser un monstruo, con un gas rojo que se volvía peligroso en cantidades excesivas. ¿Qué garantía tenía el felino de que su amistad era genuina y no un acto fingido? ¿Era su vínculo tan fuerte como el que compartía con Dogday? O tal vez... todos eran simplemente ⱧɆⱤɆJɆS
—Catnap... ¿Estás bien...? —Preguntaba la osita con preocupación—
El gato escuchó la pregunta claramente pero no respondió de inmediato. En su lugar, sujetó su cabeza con cierta fuerza, sintiendo un ligero dolor. Bobby, al notar el malestar del gato, se acercó más con la intención de ayudar si fuera necesario.
—¿Qué te pasa? —Preguntaba la osita con preocupación, insistiendo en que le respondiera—
Catnap seguía sin responder, desconcertado por lo que estaba sintiendo. De repente, sus pensamientos se volvieron sombríos y negativos. Levantó la vista para observar a sus amigos: Hoppy, Bubba y Crafty se reían de las ocurrencias del pollo, pero para Catnap, la escena parecía moverse en cámara lenta, y de alguna manera, ver a los demás disfrutar de la conversación y compartir risas le generaba una incomodidad creciente que se estaba transformando en odio.
—¿Catnap...? —susurró, notando la creciente incomodidad en el ambiente—
¿Por qué de repente todo le irritaba tanto? Miro su nuevo hogar y se sentía encarcelado, no era correcto, quería ser libre... "Él" se lo prometió.
—Catnap... —insistió, con preocupación palpable en cada palabra—
¿Por qué ese odio burbujeaba en su interior? Miraba a las criaturas sonrientes, las iris blancas de sus ojos empezaban a volverse más pequeñas.
—Catnap —alzó un poco la voz, tratando de romper la inquietante calma que se cernía sobre ellos—
Su respiración se calmaba y se volvía más profunda. Su mirada adquiría un matiz sombrío mientras una sonrisa siniestra se asomaba en sus labios, como si estuviera a punto de liberar el humo rojo que llevaba consigo.
—¡Catnap! —Bobby estaba cada vez más preocupada por su amigo. Al ver que no respondía, agarró su brazo en un intento desesperado por captar su atención—
La acción tomó al felino por sorpresa, quien giró su mirada hacia Bobby con furia, su cola se erizó y su brazo se alzó amenazante. Pero se detuvo... Los ojos preocupados y ligeramente asustados de la osita roja lo confrontaron, deteniéndolo en seco. Catnap parpadeó varias veces, como si despertara de un trance, y se dio cuenta de la situación que lo rodeaba.
Permaneció inmóvil mientras escudriñaba a su alrededor. Bubba, Hoppy, Kickin y Crafty lo observaban con miradas preocupadas, excepto Crafty, cuya expresión de susto destacaba entre todas. Miró hacia la entrada de la cocina y vio a Piggy, confundida mientras llevaba una bandeja, y a Dogday, con una expresión seria y preocupada grabada en su rostro.
—Catnap... —susurró la osita con voz entrecortada— No... no puedo respirar... —murmuró, luchando por tomar aire.
El gato volvió su atención hacia la osita y se horrorizó al darse cuenta de lo que estaba ocurriendo: su cola estaba enrollada alrededor del cuello de Bobby, apretándola sin darse cuenta. Con rapidez, liberó su agarre, permitiendo que su amiga recuperara el aliento. Mientras Bobby tosía, luchando por respirar, Catnap miró su propia pata para encontrarse con las garras desplegadas, listas para atacar... La sorpresa y el temor se reflejaron en sus ojos, y se alejó rápidamente de Bobby, abrumado por la confusión que se transformaba en pánico.
—¡Catnap! —gritó el perro al notar la reacción del gato, viéndolo levantarse de un salto del sofá y correr hacia su habitación—
Con la salida de Catnap de la sala, las demás criaturas que antes sonreían se acercaron a Bobby para asegurarse de que estuviera bien, superando el shock inicial de presenciar a Catnap al borde de atacar a la osita.
—Bobby ¿Estás bien? —Preguntaba Kickin con tono preocupado—
—¿T-Te hizo algo...? —Preguntaba Crafty con cierto temor—
—E-Estoy bien... —Respondía la osita mientras frotaba un poco su cuello— N-No me hizo nada...
La atmósfera se volvió tensa y preocupada después del incidente. Los amigos de Catnap estaban atentos y alarmados por lo que había sucedido. Dogday se acercó a Bobby para asegurarse de que estuviera bien, mientras que los demás se miraban entre sí con gestos de preocupación.
—¿Qué pasó con Nap? —preguntó Hoppy, mirando hacia la habitación donde el gato se había refugiado—
—N-No lo sé, estábamos hablando, noté que se veía molesto, trate de llamarlo, pero no respondía, me preocupe, toque su brazo y me sujeto con fuerza... —Explicaba la osita algo temerosa por la reacción del gato— T-Tal vez lo asuste y reacciono por instinto
—Te estaba asfixiando Bobby —Decía el elefante— Eso no es reaccionar por instinto...
—Bubba tiene razón —Intervenía el pollo— Además estuvo por arañarte, todos vimos como tenía sus garras listas para atacar
—...
El silencio que siguió fue pesado, cargado de preocupación y reflexión.
Craftycorn lucía tensa, evidenciando su preocupación y temor. Bubba se mostraba inquieto, mientras que Hoppy parecía confundida y Kickin comenzaba a mostrar signos de molestia por la acción de Catnap. Piggy observaba todo desde la entrada de la cocina, con una expresión de preocupación constante. Dogday, notando la atmósfera cargada de tensión, intentó calmar la situación.
—No podemos pasar por alto lo que acaba de suceder —comentó Dogday en un tono serio pero tranquilo, tratando de mantener la calma en el grupo— Pero creo que por ahora lo mejor es tranquilizarnos un poco...
Hoppy asintió, compartiendo la preocupación general del grupo. Sus ojos reflejaban confusión y un sincero deseo de comprender qué había llevado al gato a actuar de esa manera.
—¿Deberíamos ir a hablar con él? —pregunto Hoppy, buscando una solución para la situación tensa en la que se encontraban—
—Sí, creo que sería lo mejor. Pero primero, asegurémonos de que Bobby esté bien —dijo, mirando a la osita con preocupación— ¿Te sientes bien ahora?
Bobby asintió, aunque todavía se veía un poco afectada por lo ocurrido.
—Estoy bien... pero me preocupa Catnap... —Decía la osita mientras su mirada se posaba en la puerta de la habitación en la cual Catnap se había encerrado—
. . .
Mientras tanto, Catnap estaba en su habitación, sintiéndose abrumado por la confusión y el miedo que lo habían invadido. No entendía por qué había sentido esa oleada de ira y violencia hacia sus amigos, todo estaba tranquilo, estaba a escuchando a Bobby con tranquilidad cuando empezó a sentirse rechazado, estaba confundido y asustado.
En un intento por encontrar consuelo y protección, el gato se acurrucó en posición fetal junto a la puerta de su habitación. Su cola se enroscaba a su alrededor como un mecanismo de defensa, buscando un abrazo invisible que lo protegiera del miedo que lo embargaba. Su rostro reflejaba una mezcla de preocupación, angustia y remordimiento. La idea de haber estado a punto de lastimar a Bobby nuevamente lo atormentaba.
Catnap se encontraba sumido en una tormenta de pensamientos agitados. ¿Sus amigos estarían molestos? ¿Podría seguir llamándolos amigos después de ese repentino ataque de violencia? Lo que debía ser un día especial, una celebración entre amigos, ahora se había transformado en un mar de confusión y dudas. Se sentía como si hubiera levantado un muro invisible entre ellos y, al mismo tiempo, entre él mismo.
Cada rostro preocupado y cada gesto de incomodidad que recordaba de sus amigos le pesaba en el corazón. Había dejado escapar una parte de sí mismo que desconocía, y la idea de que eso pudiera cambiar la percepción que tenían de él lo llenaba de ansiedad.
Miró hacia la puerta cerrada de su habitación, donde se había refugiado después del incidente. Un impulso lo llevó a querer disculparse, a explicar lo inexplicable. Pero la voz de la culpa le susurraba al oído, recordándole cada detalle de lo sucedido, cada mirada de sorpresa y temor en los rostros de sus amigos. No podía disculparse... el problema con su voz también se lo impedía.
—Catnap —Se escuchaba al otro lado de la puerta—
—...
Catnap se sintió aún más angustiado al escuchar la voz al otro lado de la puerta. Temía ser regañado por Dogday, enfrentar la decepción de su amigo le resultaba abrumador. Aun así, una pequeña chispa de esperanza se encendió en su interior.
—Todos están preocupados, no están molestos contigo, solo quieren saber qué fue lo que te paso... —Explicaba el perro con voz suave—
Catnap se sintió aliviado al escuchar que sus amigos estaban preocupados por él, agradecía estar equivocado al pensar que estaban molestos. El gato se quedó en silencio, el perro al otro lado de la puerta esperaba algún tipo de sonido por parte del gato, pero no logro escuchar nada.
Tras unos cuantos segundos el gato logro escuchar un suspiro y unos cuantos pasos alejándose de la puerta mientras lograba escuchar unas palabras del perro que no estaban dirigidas para él
—Vámonos chicos, creo que necesita un poco de espacio...
El gato no pudo evitar suspirar de alivio, parecía que lo iban a dejar solo y eso era lo que sentía que necesitaba, un poco de soledad... Sin embargo, para su sorpresa, otra voz se hizo presente.
—Catnap... ¿Me dejarías pasar?
Ahora era Bobby quien le hablaba, el gato sintió como su rostro formo una expresión preocupada y temerosa, no quería ver a Bobby a los ojos... ¿Cómo podría? Estuvo a punto de lastimarla.
El gato se tensó ante la solicitud de Bobby. La idea de enfrentarse a ella después de lo sucedido le resultaba aterradora. ¿Cómo podría mirarla a los ojos después de haber estado tan cerca de lastimarla?
Por un momento, Catnap se debatió internamente. Una parte de él deseaba recibir consuelo y explicar lo inexplicable, mientras que otra parte temía enfrentar las consecuencias de sus acciones.
. . .
Al otro lado de la puerta Bobby esperaba que Catnap abriera la puerta, el gato no logro escuchar la conversación, pero Bobby se había ofrecido a hablar con Catnap, y Dogday había aceptado, aunque a regañadientes, confiando en la habilidad de Bobby para manejar situaciones emocionales delicadas. Cuando la puerta se abrió levemente, revelando la figura abatida de Catnap, Bobby sintió un nudo en el estómago. El gato se veía desolado, con las orejas caídas y la cola arrastrándose por el suelo.
—Oh Catnap... —Expresaba la osita con preocupación, entrando a la habitación con el gato—
Catnap levantó ligeramente la mirada, sus ojos reflejaban una mezcla de tristeza y remordimiento. Bobby se acercó con suavidad, sin apresurarse, queriendo mostrarle que estaba allí para él, sin presionarlo.
El gato se aparto de la puerta y fue ahí cuando logro sentir el abrazo cariñoso de Bobby, la osita lo mantuvo cerca suya, sin darle más opción que sentir su abrazo reconfortante.
—No tienes que decir nada si no quieres —comenzó Bobby en un tono tranquilo— Solo quiero entender qué te paso... me preocupas Catnap, eres mi amigo, y no soporto ver mal a mis amigos
El gato sintió un nudo en la garganta al escuchar las palabras de Bobby. Deseaba tanto poder hablar en ese momento, pero sabía que no debía hacerlo... solo lograría asustar a Bobby con su nueva voz, el gato se quedó inmóvil, Bobby lo abrazaba de forma emocional mientras acariciaba su cabeza para tranquilizarlo.
En un momento dado, Catnap ni siquiera se dio cuenta de que la osita lo levanto para llevarlo hasta la cama y mantener su abrazo, tomando una posición mucho más compasiva. Sentía el calor y el consuelo de Bobby, su presencia calmante ayudando a aliviar el peso de su angustia, su olor a rosas lograba mantenerlo en calma.
—Algo te atormenta... ¿verdad? —Preguntaba la osita mientras acariciaba su cabeza—
—... —Asintiendo con suavidad—
—¿Te gustaría contarme qué es...?
La osita nuevamente preguntaba el problema, esperando con algo de esperanza tener una respuesta en está ocasión, el felino parecía asentir, aunque no hablaba... la osita finalmente suspiro y formo una ligera sonrisa mientras le entregaba al gato su cuadernillo y su lápiz.
—Creí que podría hacerte hablar... pero si eso te incomoda entonces puedes seguir usando la libreta
Catnap tomó el cuadernillo y el lápiz con manos ligeramente temblorosas, agradecido por la comprensión de Bobby. Abrió el cuadernillo en una página en blanco y, tras unos momentos de duda, comenzó a escribir. Bobby creí que el gato tardaría un poco en terminar de escribir, pero para su sorpresa, sus primeras palabras fueron una simple disculpa.
—"Lo lamento tanto..." —Leía la osita en voz alta, sonriéndole de forma ligera a Catnap— Tranquilo... está bien, me asustaste un poquito solamente, pero no estoy molesta
Ante sus palabras, Catnap regreso su atención en la libreta para continuar.
—"No sé qué me pasó. No quería lastimarte... no quería lastimar a nadie, no sé que es lo que está pasando conmigo..."
Bobby leyó en silencio, sintiendo el dolor y la confusión de su amigo a través de sus palabras. Acarició suavemente la cabeza de Catnap, tratando de ofrecerle todo el apoyo que pudiera.
—Mantén la calma —Decía la osita con un tono suave— Las emociones son complicadas de entender, pero no tienes que pasar por esto tú solo, nos tienes a todos nosotros, a todos tus amigos para ayudarte...
Ante las palabras de la osita, Catnap asintió, demostrando su confianza en ella. No escribió ningún otro mensaje; en cambio, se relajó en el abrazo cariñoso de Bobby. La osita, aunque sonreía al ver al gato tan tranquilo, no podía evitar que las dudas rondaran en su mente.
Bobby sospechaba que, aunque Catnap no lograra comprender completamente sus propias emociones, había algo más profundo que lo estaba afectando. Lo veía atormentado, angustiado, lleno de miedo y confusión, e incluso cargado de culpa. No era una reacción normal; había algo más grande y oscuro detrás de todo esto.
El abrazo, aunque reconfortante, no podía disipar las sombras que nublaban la mente de Catnap. Bobby sabía que, para ayudar verdaderamente a su amigo, tendrían que descubrir y enfrentar juntos el origen de su sufrimiento. Aunque el camino se presentaba incierto y lleno de desafíos, la osita estaba decidida a no dejarlo solo en esta lucha.
.
.
.
—¿Te sientes mejor? —preguntó la osita con curiosidad.
Catnap asintió en silencio.
Ninguno de los dos sabía cuánto tiempo habían pasado en ese abrazo, pero la luz que se colaba por las ventanas de la habitación empezaba a tornarse en un suave tono anaranjado. Era claro que el día estaba llegando a su fin.
—Me alegro —Respondía la osita con un tono suave— Creo que debería irme, ya se está haciendo tarde
Bobby dejo de abrazar al gato con lentitud y cuidado, el gato comprendiendo sus palabras y también se separó, la miro directamente a los ojos para dedicarle una sonrisa agradecida por ese momento
—"Gracias, Bobby" —escribió rápidamente en su libreta antes de mostrarle las palabras a la osita.
—De nada, Catnap —respondió ella, devolviéndole la sonrisa—
La osita se levantó y se dirigió hacia la puerta, pero antes de salir, se giró una vez más hacia Catnap.
—Cuídate, y no dudes en buscarme si necesitas hablar o simplemente un abrazo más —dijo con suavidad—
Catnap asintió, sintiéndose un poco más aliviado. El gato observo como la osita salía de su casa y la observo desde la ventana caminar por las calles de la aldea, parecía que estaba yendo directamente a su casa. El felino simplemente cerro las cortinas, apago las luces y se recostó en su cama... tenía mucho que pensar... finalmente cerró sus ojos para dormir.
La noche reclamaba su lugar en el ciclo natural, era el momento ideal para descansar.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro