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Capítulo #21

| Snowy y gatito siestas |

Dogday abrió los ojos con una sensación de descanso profundo. Había dormido bien, la noche transcurrió tranquila, sin sorpresas. El perro se giró y vio a Catnap, quien aún dormía plácidamente. Dogday sonrió ante la vista de su amigo tan relajado.

Con cuidado de no hacer ruido, se levantó de la cama y tomó su colgante de la mesita de noche. Sabía que tenía una reunión pendiente con Luke para discutir asuntos. Aunque no quería dejar a Catnap solo, confiaba en que el gato entendería. Además, conocía bien a su amigo y sabía que le gustaba dormir hasta tarde. Dogday estiró su cuerpo, sacudiéndose ligeramente para despejar cualquier residuo de sueño. Arregló su cama, alisando las sábanas y acomodando la almohada. Observó una vez más a Catnap, asegurándose de que estaba cómodo, antes de dirigirse hacia la puerta.

El perro salió de la habitación con pasos silenciosos, cuidando no hacer ruido que pudiera despertar a Catnap. La posada estaba en calma, con la luz del amanecer filtrándose por las ventanas, bañando los pasillos con una cálida luz dorada.

Al llegar a la estancia principal, Dogday notó a Snowy sentada en la recepción, bebiendo un líquido caliente de una taza. La gata, blanca como la nieve, levantó la vista y sonrió al ver al perro.

—Perro días, buenos días —saludó Snowy con una sonrisa mientras rimaba su oración con la misma palabra—. ¿Haciendo honor a tu nombre o por qué tan temprano? —preguntó con curiosidad—

—Buenos días, Snowy —respondió Dogday, devolviendo la sonrisa— Luke y yo acordamos hablar temprano, por eso ya estoy despierto —explicó el perro—

—Oh, entiendo, pero... ¿No crees que es demasiado temprano? —inquirió la gata, mirando el reloj en la pared— Son exactamente las siete en punto. ¿Siempre te levantas tan temprano?

—Pues... sí —respondió Dogday, frotándose un poco el cuello— Ser líder de una aldea te obliga a estar despierto desde temprano para ayudar en caso de que ocurran problemas.

Snowy asintió, mostrando una expresión de comprensión.

—Debe ser un trabajo duro, pero estoy segura de que eres un gran líder —dijo, con admiración en su voz—¿Uh? ¿Catnap no te acompañará? —Preguntaba con cierta intriga al no verlo con él—

—No, es demasiado temprano... además... quiero hablar con Luke de temas que son algo complicados para que Catnap pueda entender —Respondía el can sin mucha complicación—

—Comprendo —Decía Snowy mientras le daba un sorbo a su taza— Oh cierto... ¿Ya desayunaste?

—Oh pues... no jeje —Respondía el can con una sonrisa tímida al darse cuenta de que olvido ese detalle— Pero descuida, pienso ir a casa de Luke, tal vez él pueda invitarme a desayunar

—De acuerdo, sería malo que no comieras nada... Oh, una cosa más —Comentaba la gata mientras terminaba su bebida— Aquí los gatos son algo desconfiados con los perros —Explicaba la gata— Sobre todo porque los libros de la biblioteca indican que son algo salvajes con los gatos así que... trata de ignorar lo que otros gatos te digan ¿de acuerdo? No todos son tan simpáticos como yo —Comentaba Snowy con una sonrisa—

Dogday asintió, agradecido por la advertencia.

—Gracias, Snowy. Lo tendré en cuenta. Espero que más gatos sean como tú.

—¡Buena suerte con tu reunión! —Deseaba Snowy con felicidad—

—Gracias, Snowy. Nos vemos más tarde —se despidió Dogday, continuando su camino hacia la casa de Luke—

Sin muchas complicaciones, Dogday salió de la posada para dirigirse sin un rumbo específico por Gatópolis. Esperaba encontrar al gato de la suerte en algún momento y, si no lo hacía, simplemente le preguntaría a uno de los gatos por indicaciones.

Mientras Dogday caminaba por las calles, notaba cómo los gatos dirigían sus miradas hacia él. El perro no pudo evitar sentirse algo incómodo; de cierta forma, sus miradas le recordaban a las de los pequeños peluches en el PlayHouse. Más de una vez, cuando estuvo encerrado, sentía las miradas de esos peluches. No podía verlos, pero sabía que estaban ahí... esperando la oportunidad perfecta para devorarlo y, al final... lo lograron...

Dogday sacudió la cabeza para apartar esos malos recuerdos. Pensar en esas pequeñas criaturas le provocaba miedo, además de culpa y molestia. Recordar que, gracias a ellos, Cat-bee también había muerto le generaba un profundo dolor. Mientras el perro seguía su camino, sintió un leve golpe en la espalda.

Al darse la vuelta, vio una bola de estambre rodando a sus pies. Confundido, alzó la vista y notó a un pequeño gato gris con la cola entre las patas y las orejas agachadas. Parecía que había lanzado la bola de estambre hacia él por accidente.

—Lo siento, señor perro... —dijo el pequeño gato con voz temblorosa, claramente nervioso—

Dogday se agachó y recogió la bola de estambre, ofreciendo una sonrisa amigable para tranquilizar al pequeño.

—No te preocupes, solo fue un pequeño golpe —respondió Dogday con suavidad, extendiendo la bola de estambre hacia el gato— ¿Estabas jugando?

El gato asintió tímidamente, tomando la bola con sus pequeñas patas.

Si... Q-Quería practicar un poco lanzando mi estambre... —Respondía el gato con algo de timidez—

Suena divertido —Comentaba el can con una sonrisa— Solo trata de tener más cuidado ¿de acuerdo? No sería bueno que alguien se lastime

—S-Si... —Respondía el gato con una leve sonrisa— T-Tendré cuidado señor perro, gracias

Con una sonrisa renovada, el pequeño gato se alejó, dando pequeños saltos mientras jugaba con su bola de estambre. Dogday lo observó por un momento, sintiéndose un poco más ligero después de la interacción.

El perro se levantó con una sonrisa curiosa... aquella interacción le hizo recordar algo que sucedió hace mucho tiempo...

==== [Flashback] ====

—¡Muy bien niños! ¿Quién quiere salir a jugar? —preguntó Dogday con entusiasmo—

—¡Yo! ¡Yo! ¡Yo! —respondieron los niños en tonos alegres, saltando para captar la atención de Dogday—

—Esa es la actitud —respondió el perro con alegría— Si ya terminaron su tarea, pueden salir. Estoy seguro de que Hoppy y Kickin los están esperando para jugar.

Dogday observó con una sonrisa cómo todos los niños salían de la escuela, gritando de emoción. Disfrutaba atender a los niños. Aunque no podía mantener relaciones muy apegadas con ellos debido a las reglas de la guardería, hacerlos sentir felices era suficiente para él.

Mientras el perro observaba cómo todos los niños salían, sintió un leve golpe en la espalda, lo suficientemente fuerte como para quejarse un poco de dolor. Al darse la vuelta, vio que un niño llevaba consigo una versión juguete de CandyCat. Aquel juguete era un tanto molesto para muchos, puesto que su función era oprimir un botón y la lengua del juguete salía disparada. Siendo un mecanismo similar al de los GrabPacks que usaban los trabajadores, tenía algo de fuerza en su disparo.

Dogday notó que la expresión del niño cambió de divertida a arrepentida. El perro suavizó su expresión y se acercó al niño con tranquilidad.

—P-Perdón, Dogday... —se disculpó el pequeño, con lágrimas en los ojos debido a la culpa y al miedo de que el perro lo regañara.

Dogday se agachó para estar a la altura del niño y le sonrió amablemente.

—No te preocupes, no pasó nada grave, solo me dolio un poco jeje—dijo Dogday con voz suave— ¿Estabas jugando con tu CandyCat?

El niño asintió tímidamente, secándose las lágrimas con la manga de su camisa.

—Sí, pero no quería lastimarte... —dijo el niño, aún con un tono de arrepentimiento—

Tranquilo —Sonriendo para darle tranquilidad— A veces los juguetes pueden ser un poco traviesos, ¿verdad? —bromeó Dogday, logrando arrancarle una sonrisa al niño— Pero lo importante es que aprendemos a usarlos con cuidado. La próxima vez, intenta no apuntar a las personas, ¿de acuerdo?

El niño asintió vigorosamente, su expresión de tristeza desvaneciéndose.

—¡Lo prometo, Dogday! ¡Seré más cuidadoso! —dijo con determinación—

Dogday sonrió y le dio una palmadita en la espalda.

—Eso es todo lo que necesito escuchar. Ahora, ve a jugar con tus amigos y diviértete.

El niño sonrió ampliamente y salió corriendo para unirse a los demás, su espíritu renovado. Dogday lo observó por un momento, sintiéndose satisfecho. Hacer sonreír a los niños siempre había sido una de sus mayores alegrías, pasar tiempo con ellos era algo que disfrutaba... después de todo, también era uno muy en el fondo de su ser.

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Dogday volvió al presente con una sensación de nostalgia. Aunque no lo mostraba a simple vista, en el fondo de su ser, a veces extrañaba el estilo de vida que tenía en la guardería hace tantos años atrás.

Sacudiéndose esos pensamientos, Dogday continuó su camino con la esperanza de encontrar a Luke. Mientras caminaba por las calles de Gatópolis, notó las miradas curiosas de los gatos locales, algunos observándolo con desconfianza. Recordó las palabras de Snowy y decidió ignorar esas miradas, enfocándose en su objetivo.

La ciudad comenzaba a despertarse, con gatos saliendo de sus casas y negocios abriendo sus puertas. El sol, aún bajo en el horizonte, bañaba las calles con una luz dorada. Dogday disfrutaba de la brisa fresca de la mañana y del ambiente tranquilo, aunque las miradas persistentes de los gatos seguían haciéndolo sentir un poco incómodo.

Finalmente, tras unos minutos de caminata, Dogday divisó una figura familiar a lo lejos. Luke, el gato de la suerte, estaba de pie frente a una pequeña tienda, conversando con otro gato. Dogday se sintió aliviado al ver a su amigo y aceleró el paso para alcanzarlo.

—¡Luke! —llamó Dogday, levantando una pata para saludar—

Luke giró la cabeza y al ver a Dogday, su rostro se iluminó con una sonrisa.

—¡Dogday! Justo a tiempo —respondió Luke, despidiéndose del gato con el que estaba hablando y acercándose a Dogday— ¿Listo para nuestra charla?

—Sí, estoy listo. ¿Dónde te gustaría que hablemos? —preguntó Dogday, mirando alrededor—

Acompáñame

Dogday no hizo más que seguir de cerca al gato de la suerte, Luke simplemente camino junto a Dogday hasta llegar a una casa de madera. El gato se acerco hasta la puerta y posteriormente le permitió el paso al perro.

Adelante

Dogday asintió mientras entraba a la casa del gato. La casa de Luke era bastante simple, pero acogedora. Había muebles de madera, decoraciones modestas, y una sensación de calidez que llenaba el ambiente. Una pequeña chimenea en una esquina del salón estaba apagada, pero se veía que había sido utilizada recientemente.

Luke se dirigió a una mesa en el centro de la sala y se sentó, indicando a Dogday que tomara asiento frente a él. Dogday se acomodó en una silla y observó el entorno, sintiéndose más relajado.

—Gracias por recibirme tan temprano, Luke —dijo Dogday, rompiendo el silencio.

—No hay problema —respondió Luke con una sonrisa— Quería asegurarme de que tuviéramos tiempo para hablar sin interrupciones, además aquí puedo usar un poco de magia

Ante la oración; Luke chasqueo los dedos para que el desayuno habitual de Dogday apareciera frente a él. Dogday se vio algo sorprendió, pero rápidamente cambio su expresión por una sonrisa.

Gracias... —Agradeció el perro mientras probaba el te de vainilla—

No es nada... Ahora, empecemos con la conversación que nos interesa —Comento el gato indicándole a Dogday que era momento de hablar—

Hmp... —Expreso el can mediante un asentimiento— Quería hablar contigo de algo importante —Explicaba— Craftycorn tuvo una pesadilla, fue a mi casa en mitad de la noche porque estaba preocupada y muy asustada... me contó que fue lo que sucedió y creo que no fue una pesadilla, sino más bien un recuerdo... —Contaba el can con seriedad en sus palabras—

Mmmhh... —Murmuraba el gato— Eso es... raro... ¿Por qué Craftycorn empezaría a tener recuerdos de su vida pasada? —Preguntaba el gato con curiosidad— ¿Sucedió algo con ella? ¿Un evento especial o algo así?

—No, al menos no de lo que pueda estar enterado —Respondió el can—

—Tal vez haya algo que esté desencadenando estos recuerdos. Necesitamos investigar más a fondo —sugirió Luke—

—Estoy de acuerdo —dijo Dogday— Pero, ¿cómo empezamos? No quiero alarmar a Crafty, ella realmente se veía asustada por lo que sucedió... Ella estaba preocupada de que Catnap me hiciera algo a mi o al grupo en general

—Podrías comenzar observando su comportamiento —Sugirió el gato— También deberás estar pendiente a ella, es asustadiza así que podría entrar en pánico, en la anterior versión cuando Crafty vio a Catnap, estaba realmente nerviosa y preocupada. Aunque curiosamente fue la primera después de ti en acercarse a él...

—¿En serio? —Preguntaba el perro con sorpresa—

Si... aunque lo hizo más que nada gracias a tu ayuda, en fin... ¿Crafty es la única que parece recuperar sus recuerdos? ¿No has notado nada raro en los demás? —Preguntaba el gato con curiosidad—

Pues... ahora que lo mencionas creo que no... —Comentaba el perro mientras se detenía un momento a pensar— Digo, algunos actúan raro, pero no creo que tenga nada que ver con sus recuerdos

De acuerdo, vamos a tener que pensar en una forma de contarles a todos la verdad —Decía el felino con un leve suspiro— ¿Seguro que quieres decirles?

—Si... sé que puede ser una mala idea, pero... se merecen la verdad, no me gustaría que todos recuperen sus recuerdos de un momento a otro y eso generé un problema por no decirles lo que tuvimos que pasar en la guardería

—Entiendo tu preocupación. Es un riesgo, pero... es cierto que se merecen la verdad, Si les contamos la verdad, debemos estar preparados para las posibles reacciones... me preocupa Catnap, sufría mucho por culpa de los recuerdos y si los llega a recuperar... no tengo idea de cómo es que va a reaccionar —Comentaba el gato con leve preocupación—

También me preocupa —Decía el perro con la misma preocupación— Quiero hablar con él primero, explicarle todo y evitar repetir lo que sucedió...

—Supongo que solo nos queda esperar y confiar en que todo saldrá bien... —Comentaba el gato en voz algo baja— Si necesitas cualquier cosa, dímelo y te apoyaré en lo que pueda Dogday

—Lo tendré en cuenta Luke

Tras esas palabras ambos se quedaron en silencio, lo necesitaban pues ambos tenían unas cuantas cosas en que pensar... aunque tras un par de segundos, el perro formulo un par de preguntas que había tenido en momentos específicos.

Luke... Tengo algo de curiosidad con unos cuantos temas ¿te importa que pregunte? —inquirió Dogday con cautela—

—Para nada —respondió Luke, mostrando interés— Adelante, pregunta lo que desees.

—Bien... Por lo que me explicaste y por lo que pude entender, eres algo así como una entidad que controla lo que pasa en esté mundo ¿verdad?

—Algo así... pero si —Asintiendo— Soy como una inteligencia artificial lo suficientemente avanzada como para parecer un ser vivo... psicológicamente y mentalmente hablando...

Entiendo... entonces, ¿Por qué tienes la apariencia de un gato?

—Jeje es algo gracioso de explicar... —Sonreía el gato de la suerte al tener un leve deja vu— En la anterior versión de ustedes y del mundo, tuve que tomar cartas en el asunto para advertirles de algo... no tenía tiempo que perder así que tome de forma apresurada una forma, resulto ser Luke MeowLuck, la segunda vez que tome presencia con ustedes fue para... salvarlos —Aclaraba el gato con cierta ambigüedad— Sin embargo, sucedió algo y bueno... digamos que el prototipo me asesino entonces...-

—¿El prototipo sabe de nosotros? —Preguntaba el perro con preocupación—

Tranquilo... esa cosa no puede entrar a esté lugar —Aclaraba el gato con rapidez— Continuando... cuando morí en esa ocasión, el televisor tuvo un falla de programación, eso hizo que el televisor se reiniciara, el reinicio cambio por completo el mundo y a ustedes junto con sus recuerdos, por mi parte bueno... supongo que las cosas fueron algo más complicadas, debido a que el televisor sufrió un reinicio, tuvo que generar nuevamente el cuerpo de Luke MeowLuck, pero cómo yo lo estaba ocupando, pues el televisor me termino dando esté cuerpo de forma definitiva

—¿Forma definitiva...? —Preguntaba el perro con curiosidad—

Antes lo usaba para interactuar con ustedes, era algo así como una marioneta... —Explicaba el gato con simpleza— Tras el reinicio termine quedando atrapado en esté cuerpo así que técnicamente hablando si soy Luke MeowLuck

—... E-Es algo complicado de entender

—Lo sé, es algo así como una paradoja, por eso no pienso tanto en ello y lo acepto —Respondía el gato con una sonrisa— Aunque estoy dentro de esté cuerpo, todavía puedo manejar cosas dentro del televisor, generar objetos, manejar ciertas situaciones con los NPC'S y arreglar los ligeros fallos que todavía presente la simulación.

—Entiendo... Espera... ¿Puedes controlar a las criaturas que no son reales? —Preguntaba el can con curiosidad—

No completamente... —Respondía el gato con algo de complejidad— Solo puedo darles ciertos "recuerdos" o permitir que hagan ciertas cosas, los NPC actúan conforme su programación, por ejemplo... Snowy, ella esta programada en esté mundo como la única amiga que tuvo Catnap en Gatópolis, su programación indica que debe ser alegre, risueña, parlanchina y que debe molestar a Catnap de forma cómica —Explicaba con tranquilidad intentando dar un buen ejemplo—

—Entonces, ¿no puedes cambiar su comportamiento de manera significativa? —inquirió Dogday, intrigado por las limitaciones—

—Exacto. Puedo influir en ellos hasta cierto punto, pero su esencia y comportamiento básicos están predeterminados. Puedo hacer que Snowy recuerde algo específico o realice una acción concreta, pero no puedo cambiar su naturaleza alegre y parlanchina —aclaró Luke— Es como trabajar con piezas predefinidas en un juego, puedo moverlas, pero no cambiar su forma.

—Entiendo... eso creo...

Sé que es difícil de entender, pero lo mejor es no darle tantas vueltas al asunto —Comentaba el gato—

Supongo...

El perro se quedo pensando un poco, tenía más preguntas, pero quería realizarlas bien para que Luke pudiera entenderlas y responderlas con facilidad... iba a ser una tarde algo larga.

. . .

¡Gatito siestas! ¿Sigues durmiendo? —Preguntaba Snowy al otro lado de la puerta— Es algo tarde, vas a perder tu desayuno si sigues durmiendo...

Snowy había estado esperando a que Catnap despertará para entregarle su desayuno, pero el gato de las siestas nunca llego a la recepción, un tanto preocupada la gata blanca preparo una taza de leche tibia junto con algunas galletas servidas en una bandeja para posteriormente ir hacia la habitación en donde se estaba quedando Catnap.

Snowy llamó a la puerta y hablo un tanto alto para llamar a Catnap, pero no hubo respuesta... la gata forma una expresión levemente triste, pensó que tal vez el gato no quería verla... ¿Tal vez lo había molestado mucho el día de ayer?.

Catnap... ¿Estás molesto conmigo...? —Preguntaba la gatita con un tono algo preocupado— Si es así entonces perdóname

El silencio al otro lado de la habitación continuaba, Snowy seguía con su expresión triste, sin mucho más que hacer la gatita suspiro un poco para posteriormente dejar la bandeja con el desayuno en el suelo frente a la puerta.

Voy a dejar tu desayuno aquí afuera... quisiera poder esperar a que abrieras la puerta para poder hablar, pero tengo trabajo que hacer en la recepción... —Explicaba la gata con un tono algo preocupado— Intentaré verte más tarde...

Snowy se quedó un momento más, esperando alguna señal de Catnap. Al no obtener respuesta, se dio media vuelta y se dirigió de regreso a la recepción con una ligera tristeza en sus ojos.

Cuando los pasos de Snowy dejaron de escucharse por el pasillo, la puerta de la habitación se abrió con cautela. El gato al otro lado de la entrada simplemente tomó la bandeja y cerró la puerta con seguro para evitar sorpresas. Avanzó hasta la cama y se sentó, tomando su leche tibia mientras comía una de las galletas.

—Sabe hornear galletas... —sonreía el gato levemente mientras seguía con su desayuno— Mmmmhh... —bebiendo la leche de su taza—

—¡Sabía que estabas despierto! —gritó Snowy, sorprendiendo al gato—

—¡MMMHHHGG!

La sorpresa del grito de Snowy fue tanta que Catnap casi se atragantó con la leche. Al no esperarse la repentina aparición de la gata blanca, resopló un poco en la taza, lo que ocasionó que el líquido se esparciera por toda su cara. Ahora Catnap estaba cubierto de la leche que estaba bebiendo.

—Jajajaja —reía Snowy mientras observaba todo desde la ventana de la habitación—

—¡Aah! —respiraba el gato con urgencia al casi ahogarse con la leche— ¡Snowy! —gritó el gato de las siestas con molestia mientras posaba su mirada en Snowy, quien estaba entrando por la ventana de la habitación—

—Lo siento, Gatito Siestas —dijo Snowy, tratando de contener su risa— No pude resistirlo.

—¿No se supone que tienes trabajo? —bufó Catnap mientras se limpiaba la cara con una toalla—

—Tenía que asegurarme de que estabas bien —respondió Snowy con una sonrisa— Además, quería verte. No apareciste por la recepción así que me preocupe

—Pues estoy bien —Respondía el gato mientras terminaba de limpiarse—

El gato de las siestas simplemente fue hasta el baño para dejar la tolla que tenía, mientras tanto Snowy simplemente levanto el desastre que el gato había hecho con el pequeño susto que le había dado. Cuando Catnap regreso a la habitación se quedó en silencio mientras observaba algo molesto a la gata.

¿No te vas a ir? —Preguntaba Catnap con cierta molestia—

Jeje nop, quiero pasar tiempo con mi amigo —Respondía la gata con una sonrisa—

Pues yo no quiero pasar tiempo contigo

—¡Que cruel! —Exclamaba la gata— Vamos gatito siestas, ha pasado tiempo desde la última vez que nos vimos, además ¿qué vas a hacer? ¿Quedarte aquí hasta que el perrito días vuelva?

—... —Apartando la vista de ella puesto que eso era justo lo que pensaba hacer—

No has cambiado nada... —Suspiraba Snowy— ¿Qué tal si damos un paseo por la aldea? —Preguntaba animadamente la gata—

Mmhh... ¿Y ver las caras amargadas y desconfiadas de los demás? No gracias... —Respondía Catnap con una clara negación—

—Vamos gatito... —Insistía la gata blanca— Solo será un paseo, quiero hablar contigo y saber qué tal has estado.... ¿por fiiiiis....? —Poniendo ojos de cachorro—

—No... —Cruzándose de brazos y dándole la espalda—

—Agh... —Quejaba la gata al darse cuenta de que su cara de suplica no iba a funcionar— ... Mmmmhh... —Formando una sonrisa al tener una idea— ¿Seguro que no quieres acompañarme? —Preguntaba la gatita con una sonrisa—

No —Repetía el gato—

Mmmhh... Que lastima... —Comentaba la gata mientras abría la ventana para salir, pero manteniendo su sonrisa— Pensaba que tal vez podría invitarte una lata de... atún~ —Recalcando la última palabra de su oración—

—...

Snowy solo pudo observar como la cola del felino se erizaba un poco, la gata blanca no lo podía ver, pero los ojos del felino reflejaban sorpresa a la par que interés... Snowy solo pudo formar una sonrisa burlona, conocía bien al gato, actuaba un tanto amargado la mayoría de veces y se negaba mucho a pasar tiempo con ella por su personalidad tan diferente, pero sabía bien la debilidad del gato... El atún...

Catnap suspiró profundamente, tratando de no ceder, pero el tentador aroma del atún ya estaba empezando a derretir su resistencia.

—Está bien... —murmuró finalmente, sin mirar a Snowy— Sólo un paseo corto.

—¡Genial! —exclamó Snowy, saltando de alegría— ¡Vamos, gatito siestas, vamos a disfrutar de un bonito paseo y luego te invitaré ese delicioso atún!

Catnap rodó los ojos, pero no pudo evitar sonreír levemente mientras seguía a Snowy... hasta que se dio cuenta de un detalle

¿No era mejor salir por la puerta? —Preguntaba el gato—

¡El atún sabe mejor cuando sales por la ventana! —Exclamaba la gata—

... Eso ni siquiera tiene sentido... —Saliendo por la ventana de todas formas—

Catnap y Snowy salieron por la ventana, dejando atrás la habitación. La brisa matutina de Gatópolis les dio la bienvenida mientras caminaban por los tranquilos caminos del pueblo. El gato de las siestas trataba de mantener su habitual expresión estoica, pero la compañía de Snowy y la promesa de atún lo mantenían en un estado de ligera anticipación.

—¿Ves? —dijo Snowy, dándole un golpecito amistoso en el hombro a Catnap— No está tan mal estar afuera. Además, el aire fresco te hace bien.

—Supongo —murmuró Catnap, tratando de no mostrar demasiado entusiasmo—

—Vamos a pasar por la plaza del pueblo primero —sugirió Snowy alegremente— Hay una nueva fuente que quiero mostrarte. Es realmente bonita y creo que te gustará.

Catnap asintió en silencio, siguiendo a Snowy mientras ella lo guiaba por el camino. A medida que avanzaban, el gato no pudo evitar notar las miradas curiosas de algunos gatos. Sin embargo, gracias a la presencia animada de Snowy, muchos de ellos parecían más dispuestos a aceptar la presencia de Catnap.

Cuando llegaron a la plaza, Catnap se detuvo, sorprendido por la vista. La nueva fuente en el centro era impresionante, se trataba de una fuente con aspersores en diagonal de los cuales brotaba el agua, formando un arco de agua en donde se reflejaba la luz dejando ver un leve arco iris en el centro. Snowy observó la expresión de asombro de Catnap y sonrió ampliamente.

—¿No es hermosa? —dijo Snowy—. La instalaron hace unos días, Pensé que te gustaría verla.

—Sí... es bonita —admitió Catnap, permitiendo que una pequeña sonrisa cruzara su rostro—

¿Eso es una sonrisa~? —Preguntaba la gata en tono travieso—

N-No sé de que me hablas... —Apartando la vista para que no pueda ver su rostro—

Jajaja...

Luego de esa leve reacción de Catnap, Snowy simplemente le indico que debían continuar con su paseo, Snowy aprovechó la oportunidad para hablarle un poco más a Catnap sobre las novedades en Gatópolis, tratando de mantener la conversación ligera y agradable. Después de un rato, Snowy se detuvo y miró al gato con una sonrisa traviesa.

—Bueno, gatito siestas, ¿listo para esa lata de atún? —preguntó ella—

Catnap asintió, sintiéndose un poco más relajado después del paseo y aunque no lo quería mostrar, su cola delataba la emoción de comer atún. Snowy lo llevó a una pequeña tienda cerca de la plaza, donde compró una lata de su atún favorito. Se sentaron en un banco cercano y Snowy le entregó la lata con un gesto teatral.

—Aquí tienes señor gato siestas, como lo prometí —dijo ella con una sonrisa—

Catnap abrió la lata y comenzó a comer con gusto, mientras Snowy lo observaba con una mezcla de diversión y satisfacción.

—¿Ves? No era tan difícil salir y disfrutar del día —dijo Snowy suavemente—

—Supongo que no —admitió Catnap entre bocados de atún—

Muy bien... Ahora que ya te di tu lata de atún, vamos a ponernos al día jeje —Comentaba la gata con una sonrisa— ¿Qué tal te va en esa aldea? ¿Small... villa? ¿O cómo se llamaba?

—SmileVille —Corregía el gato mientras terminaba de comer su atún— Y me va bien... mucho mejor que aquí

—Me alegra escucharlo —Sonriendo— Me sorprendió un poquito ver que perrito días era tu amigo, se ve que se preocupa mucho por ti...

—Dogday es un buen amigo... es raro que lo diga cuando se trata de un perro, sin embargo... me entiende o al menos hace el intento

—Jeje se ve que se quieren mucho... entonces... ¿Ustedes si son pareja? —Preguntaba la gata con cierta emoción, realmente quería hacer esa pregunta—

El rostro del gato cambio a uno confundido mientras miraba a Snowy tener uno emocionado, el gato simplemente regreso su vista a la lata para raspar lo poco que quedaba del atún mientras respondía.

No, somos solo amigos —Respondía el gato sin darle importancia—

—Aaw... —Quejaba la gata de forma desilusionada— ¡Oh! —Exclamaba con emoción nuevamente y algo de esperanza— Pero... no te desagrada la idea ¿no?

—A alguien más le gusta Dogday —Comentaba el gato para que Snowy dejase de preguntar lo que él pensaba que eran tonterías— Se llama Craftycorn, es una unicornio muy amiga de Dogday

—Mmmhhh... —Murmuraba la gata habiendo perdido la esperanza en concretar su shipeo— Supongo que así son las cosas... ¿Entonces no te gusta alguien...? —Preguntaba la gata de forma curiosa y traviesa— ¿No hay nadie a quien quieras darle besitos~? Muah, muah... jeje —Molestando al felino—

Mmmhhg... —Apartándose un paso de ella en el banco— No hay nadie

—¿Nadie? ¿Ni siquiera una amiga o amigo cercano? —Preguntaba la gata con curiosidad—

¿Te estas refiriendo a ti misma...? —Preguntaba el gato con intriga—

¿Eh? ¡Ah! ¡No! —Exclamaba la gata tomada por sorpresa— No estoy hablando de mi —Negaba rápidamente— Pienso que eres lindo Catnap, pero creo que hablo por los dos cuando digo que solo nos vemos como amigos ¿verdad? —Recibiendo un asentimiento por parte del felino— Ahí tienes la respuesta

¿Entonces por qué la pregunta...? —Preguntaba el gato confundido—

Solo quiero saber si hay alguien especial para ti —Respondía la gata— A veces, tener a alguien así hace que todo sea un poco más brillante

Catnap simplemente se quedo pensando un momento, no tenía en claro si tenía sentimientos por alguno de sus amigos en SmileVille, todos eran especiales para él a su modo... incluso Kickin aunque a veces le cayera mal. ¿Pero estaría enamorado de alguien sin saberlo? Era algo absurdo, él ni siquiera pensaba en ese tipo de cosas.

No sé si tengo a alguien especial —Respondía el gato con tranquilidad—

Supongo que es normal viniendo de ti —Comentaba la gata— Solo el tiempo lo dirá, pero si alguna vez llegas a tener en claro tus sentimientos por alguien de esa forma, no dudes en llamarme

—¿De acuerdo...?

Snowy dejó el tema de lado tras esa leve conversación para preguntarle a Catnap unas cuantas cosas más. El gato también aprovechó para indagar sobre la experiencia de Snowy en SmileVille durante ese tiempo. Aunque solo habían pasado unas dos semanas, el tiempo suficiente para que las cosas cambien, ambos disfrutaron de la charla mientras la tarde avanzaba.

Cuando consideraron que era momento de regresar, se pusieron de pie y se dirigieron hacia la posada. El sol comenzaba a ponerse, tiñendo el cielo con tonos cálidos y dorados mientras caminaban por las calles de Gatópolis. Snowy seguía animada, contando anécdotas y experiencias, mientras que Catnap se mostraba más relajado y dispuesto a escuchar.

Al llegar a la posada, Snowy se despidió con una sonrisa y un gesto amigable.

Fue una tarde divertida —Comento la gata mientras entraban a la recepción— ¿Te divertiste?

—... Tal vez —Respondía el gato sin querer confirmarlo directamente—

Jeje, lo tomaré como un si... bueno, ahora si tengo que continuar con mi trabajo ¿vas a esperar a Dogday?

—No estoy seguro... —Respondía el gato— No sé si va a tardar más... ya casi es de noche y tenemos que volver a SmileVille

—¿Qué tal si vas a casa de Luke? —Preguntaba la gata— Tal vez todavía estén hablando y puedas pasar tiempo con tu primo

—No es mala idea... —consideró Catnap, pensando en la posibilidad de compartir más tiempo con su primo y aprovechar la cercanía antes de regresar a SmileVille—

Snowy asintió con una sonrisa antes de despedirse nuevamente y dirigirse a cumplir con sus responsabilidades en la posada. Catnap tomó la decisión de ir a la casa de Luke, esperando encontrarse con su primo y disfrutar de un rato más de compañía antes de que la noche cayera por completo.

Catnap llegó sin problemas a la casa de Luke, recordando bien el camino que solía tomar para visitarlo. Al llamar a la puerta, fue recibido por Luke, quien estaba acompañado por Dogday.

—Catnap, llegas en un momento algo... oportuno je... —comentó el gato de la suerte— Dogday justo se estaba despidiendo para ir por ti y regresar a SmileVille.

Catnap miró a Dogday con sorpresa ante la noticia.

—Es verdad —confirmó el can— Hablamos de mucho y se me pasó volando el tiempo jeje... —agregó, sonriendo de forma avergonzada— Perdón si te dejé solo el resto del día...

Catnap asintió, indicando que no había problema.

—... Está bien, pasé la tarde con Snowy... —respondió el gato— Entonces... ¿vamos a regresar?

—Sí —respondió Dogday— Luke tiene cosas que hacer aquí como líder y yo debo regresar para verificar que todo esté en orden, estuve fuera por un día, pero sabes que muchas cosas pueden pasar.

—Sí... aunque esperaba hablar un poco contigo, Luke —dijo Catnap, mostrando su interés en conversar—

—No te preocupes —respondió Luke— Iré a SmileVille a visitarlos dentro de poco, así podremos pasar tiempo juntos.

Catnap asintió, comprendiendo la situación. Después de la conversación, se despidieron de Luke y comenzaron a caminar hacia la salida de Gatópolis. Antes de partir, hicieron una parada para despedirse de Snowy. La gata blanca abrazó cariñosamente al gato de las siestas y, como era su estilo, molestó un poco al perro. Estaba claro que los extrañaría mucho, pero también sentía que volverían a encontrarse pronto.

El viaje de regreso a SmileVille transcurrió sin problemas aparentes. Catnap observaba el cielo oscurecerse, admirando las estrellas y sonriendo al recordar que su visita a Gatópolis había sido más agradable de lo que esperaba. Por otro lado, Dogday mantenía su mente ocupada en la conversación que tuvo con Luke. Sabía que tendría que estar más atento a Craftycorn y abordar el tema con ella en el momento adecuado. Las cosas definitivamente se volverían más interesantes, y esa preocupación estaba presente en la mente del perro mientras avanzaban hacia su hogar en SmileVille.

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