Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

40. ΟΠΟΙΟΣ ΜΠΑΙΝΕΙ ΕΔΩ ΝΑ ΠΑΡΑΤΑ ΚΑΘΕ ΕΛΠΙΔΑ - Parte 3

Aclaraciones varias y pequeño glosario:

Los personajes citados en el juicio son Dioses y Diosas de la mitología griega. Agrego algunas palabras utilizadas para facilitar la lectura:

Nix: Diosa de la noche e hija de Caos. Madre de los gemelos Thanatos e Hypnos, y las Keres, entre otros.

Perséfone: Esposa de Hades, Reina del Inframundo.

Macaria: Diosa de la muerte dulce. Hija de Hades y Perséfone, esposa de Thanatos.

Pasítea: Una de las cárites. Esposa de Hypnos, con el que tuvo mil hijos (los Oniros: se ve que no había distracciones en el inframundo XD), representa las alucinaciones y los alucinógenos.

MelínoeDiosa de las ofrendas a los fallecidos. Vagaba por la tierra cada noche. Es hija de Perséfone y con respecto a su padre hay dos versiones:
La más conocida dice que era la hija de Zeus, quién se disfrazó de Hades y sedujo a Perséfone. Por esto, el cuerpo de Melínoe era mitad luz y mitad oscuridad reflejando la luz de su padre, y la oscuridad del inframundo de su madre. Otras tradiciones dan la paternidad a Hades, siendo Melínoe la segunda hija de los Reyes del Inframundo tras Macaria. Por este motivo se consideraba que la oscuridad significaba Hades, y la luz Perséfone. 

Sísifo: Engañó repetidas veces a los dioses y en un encuentro con Thanatos, lo dejó atado impidiendo así que la gente muera durante una temporada. Fue castigado severamente para empujar eternamente una piedra cuesta arriba que luego caía y tenía que volver a subir, una y otra vez. 

Tártaro: Abismo bajo el Inframundo utilizado como mazmorra de sufrimiento y una prisión para los titanes. También es el lugar donde el castigo se adecua a la pena y donde envían a quienes cometieron hibris o "pecados" graves. 

Hibris: es un tipo de comportamiento humano que implica una falta, donde se trasgreden los  límites impuestos por los dioses a los hombres mortales y terrenales. Solía estar penado con castigos tortuosos y bastante eternos XD 

Ahora sí, va el capi XD 

¡¡Se vino el final del juicio!! Finalmente  

Mía ♥


"Mírame, aquí estoy
¿Tú qué hiciste?
Aquí no tenemos miedo
Estoy aquí, ¿qué hiciste tú?
Aquí no tenemos miedo
Siempre fuimos fuertes
Tú no te me vengas abajo
Siempre fuimos fuertes...

Anda, ponte en mis zapatos
Y háblame de libertad
Háblame de libertad a mí."

Agnus Dei - Mala Rodríguez, Cecilia Krull



Inframundo, Primera Prisión

–¿Perdona? Que no te he escuchado bien. –Agregó Hades, volviendo a sentarse. –¿El mensajero tiene algo que decir? –vociferó con sus labios torcidos en una ligera sonrisa burlona. Lo disfrutaba, cada segundo. Se alimentaba de la desesperación de aquel estúpido humano y decidió dedicarle algunos minutos extra para obsequiarle algo de esperanza y luego destruirla sin piedad.

–Detente, Saga. –Ordenó Saori, tan firme como logró sonar, donde su voz usualmente amable cayó sobre la sala como una espada filosa. Lo miró y con una mano veloz, sujetó su brazo. –Lo siento pero esto excede a los humanos y nosotros, los Dioses, debemos tomar decisiones, aunque no siempre sean las que esperamos escuchar. El castigo de Kanon corresponde a sus pecados. Lo siento mucho, solo nos queda acatar el castigo, que es lo justo.

Sus ojos verdes ardieron con tanta intensidad que su interior se debatió entre echarse a llorar como un crío o simplemente inmolarse contra aquel tribunal de Dioses aberrantes. No lo comprendía, creía que la Diosa estaba de su lado, lo había creído profundamente y había creído que aquel plan funcionaría, que tenían una mínima chance de ganar. Aioros y su mierda de esperanza eran una fantasía cruel.

–Pero...

–Pero nada, Saga. Por favor, despídete de tu hermano.

Los ojos de Kanon intentaron no reflejar el miedo que de verdad sentía... el miedo y la desesperanza. Supo que aquel plan había fracasado desde el momento que pudo sentir el pánico y la tristeza en su gemelo; con lentitud, se acercó a él.

–Nos veremos algún día, supongo. Me quedan algunas vidas de castigo y creo que no te irá mucho mejor cuando te toque. Te quiero, Saga. Lo has hecho bien. Mi vida no ha sido fácil pero... si alguna vez vuelvo a vivir, me encantaría tenerte cerca. Volvería a nacer como tu hermano mil veces más.

Aioros se mantuvo alejado, lo suficiente para darle algo de espacio pero lo suficientemente cerca como para atajar cualquier penal psicótico que el impredecible de su amigo decidiera patear.

"Aquel que entre deberá abandonar toda esperanza."

Supuso que así era. Supuso que así se sentía la injusticia de la vida y la absolutez de la muerte.

Volvió a abrazarlo esta vez, sintiendo que su cuerpo se rompía ante la incapacidad de contener tanto dolor. Lo haría, se despediría de él y los mataría a todos, o al menos, intentaría lastimar a aquellos que se habían empecinado en lastimarles a ellos.

–Siento haber fracasado como... hermano, como amigo y como persona... debería ser yo y no tú. Encontraré la forma de comunicarme contigo, con una puta ouija si es necesario. –agregó Saga, en modo automático. Estaba tan abrumado que las palabras ya no tenían la lógica que acostumbraban porque todo, hasta el lenguaje, había perdido sentido.

–Hombre, eso ayudaría; la idea de echarme una eternidad en silencio no es mi estilo. Podemos usar los vasos con hilos que utilizábamos de pequeños, igual sirven de mundo a mundo. Gracias por cuidarme Saga y... gracias por intentarlo.

El gemelo mayor negó, y esta vez, logró llorar antes de aferrarse espasmódico al hermano al que la vida no le había permitido querer.

Thanatos los observó con cierto desdén antes de dedicar una mirada dulce a su esposa.

–Escoltaré a Atenea y a sus santos ahora. Llevamos días aquí, no puedo creer que toda esta tontería se haya extendido así. –buscó a Radamanthys con los ojos. –¿Te encargas de Kanon o es demasiado para ti? ¿Crees que podrías evitar morir en el intento? 

El juez masculló algo por lo bajo antes de acercarse a los santos de Géminis.

–¿Te has despedido ya? Debemos irnos. –le dijo, áspero.

Kanon asintió presionando una última vez sus brazos alrededor del cuerpo de su hermano y sintió, profundamente, que les habían faltado un millón de abrazos.

–¿Podrías decirle a Lena que tendré muchísimo tiempo para pensar en ella? ¿Y que la amo? –sonrió, algo ácido. El mayor asintió, acumulando en su mano cerrada tanta energía como podía.

Aioros observaba atento su puño tenso y su respiración agitada, al igual que Hypnos, quien no retiraba su mirada. Parecía una figura inmóvil, impávida y fría.

–Saga... hay que escoltar a Atena. –le alcanzó Aioros, con la voz algo cortada. 

–Puedes adelantarte. –contestó, viendo como el Juez se llevaba a Kanon, dejándole una última mirada con una sonrisa fingida detrás. Lo último que vería de su hermano era su espalda. Tragó.

(Quien entre aquí debe abandonar toda esperanza)

(¿No decía Tales de Mileto que la esperanza, "es el único bien que conservan las personas que lo han perdido todo"?)

Sí. 

Él lo había perdido todo. Ya era demasiado tarde para Saga y aquella existencia. 

Condensó toda la fuerza y la ira que acumuló en su cuerpo, que descendió eléctrica desde sus hombros anchos, inhalando profundamente.

Milos, Grecia

Marin corrió a su encuentro, algo desesperada.

–Hola, cielo, ¿no has recibido mis correos? –preguntó, eufórica, lo que desconcertó a una extremadamente cansada Marianne. Creyó que al volver Shaka le esperaría, pero no estaba por allí. Probablemente dormía.

–Bueno, sí, porque aquí estoy. –replicó. –La casa está bonita, ¿tenemos camas?

–¿Ambos correos, cherie? –insistió la japonesa. –Porque estoy segura de que eran dos. ¿Te molestaría venir un momento conmigo?

Arrastró rápidamente a la francesa, dejando a Milo y a su hermana a solas. Ya le explicaría él lo que sucedía.

Milos, Grecia

–Algo me dice que no es un buen momento. –comentó Lía algo incómoda. No sabía exactamente qué sucedía pero podía percibir fácilmente los nervios de aquel grupo a leguas de distancia. –Puedo irme, parece que no soy bienvenida por aquí... yo solo vine a traerte algo, Milo. –agregó avergonzada. Se sintió completamente estúpida. Se había vinculado con un total desconocido por el recuerdo infantil de ella misma, pero aquel hombre no la conocía de nada y a juzgar por su rostro, su presencia le incomodaba.

Se acercó con cuidado, explorando con los ojos aquella sala casi vacía y le apenó que su hermano, el pequeño Alexander,
(el protector de la humanidad)
tuviera que padecer un postoperatorio tan doloroso en el suelo. Le acercó una caja, con cautela.

–Esto te pertenece, es lo que te prometí. Son... mis dibujos, mis cartas y... las fotos de Melek. Creí que quizás conocer a tu madre, al menos, su rostro, te ayudaría a reconstruir tu historia. Ahora volveré a casa. Espero te ayude y te de algo de paz, Milo. –asintió, luego de levantarse.

El griego de los ojos azules de la turca de las nanas, la detuvo, con una mano.

–No, espera, lo siento. No tiene que ver contigo, de verdad...

La joven lo observó a través de unos párpados llenos de dudas. Todo allí olía raro y no era precisamente la cena que descansaba en las ollas.

–Yo debería decirte la verdad y... ser sincero contigo, como tú lo fuiste conmigo. 

Atenas, Grecia: Santuario

Era extraño que Shaina faltara a sus entrenamientos, jamás lo había hecho antes y debía tener un muy buen motivo para además, ausentarse sin avisar. Solía ser una santa extremadamente aplicada (incluso mucho más que muchos de sus compañeros de armas) y se tomaba su trabajo muy en serio, de todos, parecía ser ella quien más lo disfrutaba.

La buscó en la zona de las cabañas, pero no dio con ella... pero al atravesar las doce casas para volver a su lugar de descanso notó que había demasiadas ausencias. Ni Death Mask, ni Aioros, ni Saga se encontraban en sus puestos o haciendo las rondas...

Contactó rápidamente al mensajero, quien se acercó tan veloz como siempre, arrastrando levemente su túnica.

–Adrián. Hay demasiados Santos ausentes. ¿Dohko ha dado indicaciones de que abandonen el Santuario?

El griego negó enfáticamente detrás de su cabellera negra.

–No, mi Señor. Las misiones se encuentran suspendidas.

Shion frunció el ceño.

–¿Sabes algo de Shaina? Ha desaparecido, al igual que Aioros, Death Mask y Saga.

Escuchar aquel nombre en una oración formulada desde "Ha desaparecido" le generó una desesperación tan violenta que no fue capaz de contener su propia voz que se escapó furtiva.

–¡Aioros!... –hizo una pausa para aclararse y prosiguió para disimular. –Shaina... Death Mask... Saga. No, mi Señor. Sé que el Santo dorado de Sagitario se presentó ayer noche en la cámara del Patriarca pidiendo una reunión. Estoy seguro de haber visto a la Santa de Aries también, pero no tengo mensajes para ellos ni de ellos.

Shion asintió.

–Ya me encargo yo. Por cierto, Adrián... No se lo menciones a Dohko aún, intentaré encontrarles y ahorrarle a mi prometido un ataque de nervios que no necesita. ¿Está bien? Tenemos dos santos de oro en este momento, de doce... creo que el número no le simpatizará, ¿no lo crees así? Necesito que llames a Shura y Shiryu, quiero verlos. Afrodita aún está herido, así que con Capricornio y Libra estará bien.

–Sí, mi Señor. Ahora mismo. –asintió con una reverencia. Deseaba marcharse de allí tan rápido como le fuera posible para intentar encontrar él mismo al centauro.

Milos, Grecia

Todo aquello la desconcertaba un poco. Supuso que encontrar una casa finalmente relajaría a la japonesa de los pantalones con huevos fritos, pero se veía alterada y afectada. No le dio demasiadas indicaciones antes de lanzar una frase simple:

–Vale, yo abriré esta puerta y tú no vas a gritar, Marianne. Todo está bien y está bajo control.

Quiso indagar a qué se refería exactamente y tenía un millón de preguntas que quería formular pero su griego y su agotamiento no se llevaban demasiado bien entre sí.

–¿Qué sucede? –preguntó finalmente.

Marin abrió la puerta.

–Una misión, cielo.

Los ojos normalmente pequeños de Marianne se abrieron tan violentamente que pudo sentir que sus músculos retractores estallarían en sus párpados. Había dos hombres suspendidos en cubos de hielo (pudo distinguir a Saga, y por un momento creyó que el otro era Aioria) y Shaka yacía en el suelo, tan inerte, que agradeció poder distinguir una persona viva de una muerta. No pudo hablar, no sabía que decir y por un instante creyó que ya no recordaba el idioma en absoluto.

–Shaka... Saga... ¿Aioria...? –preguntó, completamente desconcertada y asustada. Sabía la verdad desde aquel día, cuando niños, Camus le confesó todo e incluso le hizo una demostración:

<<–¿Poderes como los superhéroes? –había preguntado una diminuta Marianne aquel primer ansiado encuentro. Lo miraba con ojos enormes y fascinados; por supuesto, creería cualquier cosa que su hermano mayor le dijera, daba igual qué. Ya no llevaba coletas, sus nuevos padres trenzaban su cabello. El aguador había asentido, formando unos pequeños cristales para ella, que recibió en sus manos con la boca abierta en un gesto de sorpresa y admiración que Camus aún creía recordar. –¿Y yo también tengo poderes? –quiso saber. Ella también quería participar y jugar.

(¡Pero yo quiero ser Tintin!)

Él había sonreído y había respondido que sí, pero que él debía ayudarla, como los Gemelos Fantásticos
(Pouvoir des Wonder Twins activé!)
y ella preguntó si funcionaría igual, aunque no sean gemelos. Él aseguró que daba igual, los hermanos también eran fantásticos.

–Inténtalo. Como te enseñé.

La niña había estirado sus manos pequeñas y torpes.

–¡La poussière de diamant! –exclamó ella, emocionada. Tendría poderes y eso sería mucho más guay que el estúpido colegio nuevo. Quizás ella también podría salvar al mundo algún día y golpear a los malos.

Ambos podían recordar ese instante: la lluvia de diminutos cristales creados por él, el rostro extasiado de Marianne y el amor incondicional de su hermano, ayudándola. El polvo de diamantes era hermoso, gélido pero hermoso. Un gritito de alegría se escapó de su boca.

–¡Camus! ¡También tengo poderes! ¡Yo también voy a salvar al mundo!

Tardó algunos años en hacerlo a su forma, sin poderes o como le gustaba pensarlo de mayor, "salvar el mundo de una persona a la vez"; como enfermera.>>



–Es... lo ha hecho Cam, ¿no? Es... es... –intentó recordar sus explicaciones. –Cercueil de Glace. C'est un cercueil de glace extrêmement résistant––

–Cielo, cálmate, ¿sí? Todo está bajo control, lo prometo. –la atajó Marin, rápidamente. Estás hablando en francés y no te entiendo. Respira ¿si? Ellos están bien, nunca te mentí, no voy a hacerlo ahora. ¿me sigues?

No, no la seguía ni a kilómetros. Negó con la cabeza y por un instante quiso llorar. Quizás Camus les había asesinado, no podía comprenderlo. ¿Por qué estaban allí?

Fue su hermano quien sí comprendió su idioma natal y se acercó despacio.

–No están muertos, o sea técnicamente sí, pero, están en una misión, Mimi. Necesito que te tranquilices porque––

Ella negó. No era justo. Saga era bueno, había sido bueno con ella y estaba intentando ser un violín. Se la sudaban las putas misiones que no lograba comprender, se la sudaba el puto Santuario y el panteón de Dioses podía irse a la mismísima mierda.

–¡No! Hay dos muertos... ¡en mi casa! Yo no... ¡yo no quiero esto! ¡Saga es bueno! ¡No tenía que morir! ¡Y Aioria!

No necesitó mucho más para romper en llanto. No comprendía absolutamente nada y había descubierto que en la supuesta habitación bonita que su amiga había elegido para descansar con su pareja y su futuro bebé, había dos cadáveres y su novio, para coronar aquella situación, yacía en el suelo inconsciente.

–¡No! No, no, no, Marianne, no llores. No ahora, por favor. Páralo ya. –intentó detenerla Camus, pero la pequeña pulmones estereofónicos había comenzado a drenarse. –No es Aioria, es su hermano. Aioria está bien. Cálmate ya, y por favor, ve a tomar el aire o algo, que...

Shaina lo interrumpió.

–Es Shaka, el muy estúpido la escucha. –se acercó levemente, arrodillándose junto a el indio. –Que ni pienses en volver, Virgo, que te necesitamos allí; tú de todos, no seas el idiota que se carga el plan, ¿me oyes? Quédate dónde estás, ya le explicamos a tu novia que todo va bien, tú sigue allí porque si no a Saga y a Aioros los traerá mi putísima madre.

El rubio no contestó, seguía tan inerte como siempre, todo eso la desconcertó aún más.

–Lo siento, cariño, debes irte. Necesitamos que Shaka siga tan concentrado como puede y ahora mismo no necesitamos perturbarle, ¿sí? Venga, despídete por un momento, dile que todo va bien, que ya luego le morreas la cara a gusto y le trenzas el cabello si quieres, pero... debemos irnos. Irás a descansar un momento a tu habitación con Aioria y Shai.

Marianne asintió, pero solo quería seguir llorando y patear algo en el camino.

–Está bien. Yo... esperaré en mi habitación. ¿Cuánto...?

–No lo sabemos aún, pero es algo delicado. Esperamos terminar pronto, cielo.

El león apareció pronto para unirse al grupo.

–Todo irá bien, Marianne, jamás dejaría que algo le suceda a mi hermano si creyera que no pueden traerlo de regreso. –le sonrió. –¿Me crees?

La joven asintió, ligeramente más tranquila.

–¿Entonces tú no los lastimaste, Cam?

Aioria intercedió nuevamente.

–Ya te lo explicaré todo desde el principio y prometo que tu hermano jamás los lastimaría. Ven, te mostraré el resto de la casa y te ayudaré a desempacar.

Marin asintió.

–Tranquila, Mariannette, todo va bien. Pronto celebraremos esta locura con una borrachera memorable. Si lloras abrazada a Aioria, su costado izquierdo es más mullido y a veces suele reírse, pero no lo hace por maldad, es que el pelo le da cosquillas y aunque aguanta, se le va. Te recomiendo personalmente a Shaina, es algo más blandita.

Aioria rio ligeramente pero preguntó antes de marchar:

–¿Cómo seguimos?

–En puto DEFCON 3*, cariño. Se llevaron a Kanon y Aioros hace lo que puede, creo que Saori ha dicho algo, pero Saga es más inestable que el triyoduro de nitrógeno**. Podría explotar todo y volar por los aires de un momento a otro. Creo que deberíamos forzarlos a volver, es lo único que se me ocurre. 

---

DEFCON 3: DEFCON es un acrónimo en inglés de Defense Readiness Condition o Defense Condition que es un estado de alerta o de defensa usado por las fuerzas armadas para medir el nivel de disponibilidad y defensa del ejército. El nivel 3 implica un aumento de la disponibilidad de las fuerzas por encima de lo normal. Los de radio utilizados por las Fuerzas Armadas pasan a modo de seguridad, siendo el 1 el máximo nivel de alerta y 5 la normalidad en tiempos de paz.

Triyoduro de nitrógeno: Es un compuesto inorgánico y un explosivo extremadamente sensible (Si se le hacen "cosquillas", aunque sea con una pluma, explota.). Al explotar libera una nube irritante púrpura de vapor de yodo.

Milos, Grecia

La primera foto fue un disparo certero al medio de lo que creyó, era su alma desnuda. La foto carecía de colores nítidos pero pudo reconocer sus propios ojos en el rostro de la mujer de rasgos prácticamente idénticos a los suyos. Tenía la mandibula afilada y los ojos rasgados, muy azules (y vivaces). Sonreía. Sonreía infinitamente.

Como él.

–Ella es Melek, tu madre. Y... el niño dentro de ese vientre eres tú. –sonrió la enfermera ligeramente.

–Yo... –dijo con una exhalación que estuvo cerca de no lograr. –Yo la vi. Yo... la recuerdo. Ella... es la mujer del hospital.

Lía frunció el ceño.

–¿La mujer del hospital? ¿De qué hablas?

–Cuando estuve clínicamente muerto todo se oscureció, simplemente no recuerdo formas o colores, todo estaba negro... lo único que sí puedo recordar es a esta mujer... diciéndome que no era... hora. Eso dijo. "No es tu hora, cielo"

Lia sonrió, la idea de que Melek siguiera cuidándoles desde cualquier plano le devolvía algo de la felicidad que había perdido al dejarla ir.

–Era hermosa... mi madre, era hermosa... y... se veía feliz.

–Lo era. Hermosa y feliz. le hacías feliz. –asintió, pero reparó en un ligero gesto de dolor que acostumbraba a ver en su trabajo, evidentemente. Tenía un ojo muy entrenado para detectar el dolor ajeno. –¿Te duele? Traje algunos calmantes para ti. Marianne me dijo que no pasaste una buena noche.

Milo le obsequió una sonrisa de costado y divertida.

–¿Sabes? Esto de tener una hermana es genial, te abrazaría ahora mismo de no ser porque siento que quizás te deje un pulmón pegado de recuerdo. Gracias... por cuidarme... yo... no estoy acostumbrado a esto y... se siente bonito.

Una ligera emoción subió por sus mejillas y sonrió. Era cierto, nuevo, pero cierto. Se sentía bien saber que había alguien allí que reconstruía una parte del árbol que habían cortado de forma tan cruel y sin embargo... allí estaba otra vez creciendo.

–Ahora... ¿de qué verdad querías hablarme? ¿Qué es lo que tienes que decirme tú a mi? Porque siento que estoy perdiéndome algo.

Milos, Grecia

Aioria la ayudó como prometió a desempacar mientras hacía sus típicas bromas algo torpes, pero Marianne no lograba reconectar y seguirlo, estaba cansada y preocupada en partes iguales y temía por todos. No comprendía por qué debían hacer misiones, después de todo, lo habían dejado, Camus y Shaka se lo habían prometido y ahora, la inseguridad de creer que podía perderles de un momento a otro le había abrumado a niveles nuevos, dejándole un manto de tristeza y desolación... quizás aquello de la vida normal no era para ella y ser una superheroína fascinada por el polvo de diamantes le pareció lejano.

–¿Estás bien? –preguntó el antiguo león, deteniéndose momentáneamente.

–Yo no entiendo lo que pasa. –confesó. –No quiero perder a nadie más y... Camus y Shaka no lo dejaron. Solo quiero... volver a vivir una vida normal, con series y películas y... sin... cajas de hielo.

Intentó dar con la palabra ataúd en griego pero no la encontró.

Shaina se acercó a ella.

–Te prepararé un té y te lo contaré todo, ¿está bien?

Un zumbido de baja frecuencia y un ligero viento sorprendió a los presentes, pero aterró específicamente a uno: a la italiana.

–Pues que sean dos, yo también quiero saberlo todo. –dijo la voz de Shion, severa, a sus espaldas.

Milos, Grecia

El relato de Milo intentó comenzar desde el orfanato: tan verídico como su mente le relató. Le contó acerca de sus deseos infantiles del yoyo, el trompo y las sonrisas forzadas para ser adoptado. La historia siguió en el Santuario, pero antes de continuar, le pidió algo de comprensión.

–Yo puedo probar todo lo que voy a decirte pero... debes tener la mente tan abierta como puedas. –había sentenciado. Ella escuchó el relato, con atención y algo de descreimiento hasta que él le mostró la caja dorada (solo él y Camus las tenían aún), la uña que crecía en su dedo y como acto final le habló del episodio del escape del hospital, de donde huyó paralizando a los empleados del mismo con su Restricción.

El relato de una vida, poderes y armaduras se condensó en poco más de 15 minutos, pero bastó quedar paralizada ella misma para corroborar que por más ilógica, loca y absurda que sonara su historia; cuando lo ves, te lo crees.

–Entonces... a ver si me aclaro. Todos aquí...

–No, no todos. Camus, Aioria y yo eramos caballeros dorados. Saga también. El rubio indio loco de la crisis nerviosa también. ¿Recuerdas que mencionó algo de un Santuario y el templo de Virgo? Pues era su casa. Shaka era el antiguo santo de Virgo; Camus de Acuario, Saga de Géminis, Aioria de Leo. La novia del león era una santa de plata, es un rango ligeramente inferior. Luego... hay armaduras de bronce, pero... desde hace muchísimos años un grupo de personas combate para cuidar el equilibrio en la tierra. Bueno, sí suena un poco raro ahora mismo. ¿La chica italiana que acabas de conocer? Es la actual guardiana de Aries.

Estaba tan aterrada como fascinada y perturbada a la vez, tanto y con emociones tan diversas que se anulaban entre sí dejándola completamente muda, limitándose a asentir con la cabeza de forma repetitiva, intentando digerir todo.

–¿Y Marianne? Ella... también estaba herida.

–Marianne es la hermana de Camus, esa parte de la historia es cierta, pero es tan normal como tú. Su superpoder es pinchar con agujas a la gente, pero según me dijo, no es como en las películas aunque no entendí, su griego técnico aún es algo... rústico. Ella vivió en el Santuario una temporada, donde conoció al indio loco, que murió en el ataque que la dejó descalza y vagando por la calle, pero nuestra Diosa lo revivió y––

–Espera, espera... –dijo riendo nerviosa. –¿Revivió? Te refieres a, gente muerta volviendo a la vida.

–Sí. Murió y revivió. Por eso fue al hospital a buscar a su chica y balbuceó todas esas incoherencias, dejó la orden como nosotros y aquí está. Bueno, yo aún no he renunciado, pero lo haré. Si te interesa saberlo fue gracias a mí que ese amor floreció, pero a Camus no le pareció una idea tan brillante.

–Tu historia es...

–Rara, lo sé, pero créeme, en mi mundo que un muerto reviva es bastante normal... de hecho, tenemos dos cadáveres en la habitación ahora mismo y el indio loco está en algo así como un trance entre ambos mundos.

–¿Has dicho cadáveres? –preguntó incrédula. Creyó que ella misma había dejado de comprender el idioma.

–Sí, bueno, Saga fue a buscar a su hermano al inframundo y para eso debíamos... tener cierta infraestructura para traerlo con vida... pero clínicamente están muertos.

Lía tragó, haciendo un esfuerzo.

–Yo... no creo que...

–Tranquila, todo está bajo control. El rubio es un discapacitado emocional y Saga un puto psicótico pero ambos son de lo mejor de la orden, lo harán bien.

–Estoy algo mareada. Creo que... voy a tomar el aire.

–Espera... no quería asustarte, lo siento. –comentó arrepentido.

En su normalidad, el escorpión no pudo notar el momento en el cual su relato pasaba de ser "conductas chamánicas y espirituales/historias paranormales" a "Vaya puta locura de mierda, llamaré a emergencias psiquiátricas y a la policía"

–Estoy bien solo... –se levantó tan aturdida que un paso mal dado la hizo trastabillar y caer sobre su espalda, pero no tocó el suelo porque unas manos la sujetaron firmes.

–Cuidado, chica. ¿Estás bien? –preguntó el león, que había entrado tan sigilosamente como un gato. La joven enfermera asintió, agradeciéndole con un gesto de cabeza avergonzado antes de acomodarse sobre sus piernas.

Milo miró a Aioria. Se veía preocupado.

–¿Sucede algo?

–Bueno, sí. Hemos recibido visitas. Visitas inesperadas.

–¿Todos están bien?

–Bueno... El borrego mayor está aquí. El Santuario acaba de enterarse que casi todos sus santos están en una misión suicida, arriesgada y totalmente fuera de orden. A mí me la trae al pairo, chico, pero Shaina, Death, Saga y mi hermano están bastante hundidos. Shaina está pálida como la muerte y ni siquiera habla, puedes imaginarte el resto.

Milos, Grecia

La italiana estaba tan rígida que Camus creyó que probablemente su corazónse había detenido como el de un pájaro asustado. Allí estaba, su maestro y el antiguo Patriarca y santo de Aries, detrás de ella, pidiéndole explicaciones que no quería dar.

–¿Por qué no comienzas por el principio y me dices dónde están Aioros, Saga y Death Mask? Porque no doy con ellos y mi intuición me dice que tú podrías explicarme algunas cosas. En primer lugar, por qué no estás en el Santuario, por qué estás aquí sin aviso de viaje y... por qué siento que tus compañeros de armas están tan cerca y a la vez tan lejos. Aioria, ¿podrías prepararme un té?

El león abandonó la habitación deseándole suerte mentalmente. Shaina no contestó. Su mandibula se había trabado en su sitio y no respondía.

–¿Qué sucede aquí? –preguntó impaciente.

–Yo... estamos... en una misión, Señor.

El tibetano asintió.

–Ya veo. ¿Te importaría darme algunos detalles antes de que Dohko se entere? Porque he venido personalmente para ahorrarle el mal trago.

–Saga fue... a buscar a Kanon al Inframundo. Aioros lo acompañó. Death Mask... yo le pedí ayuda para trasladar los cuerpos. –soltó finalmente, completamente avergonzada. Sabía que la expulsarían, su sueño de "Shaina de Aries, la mejor Aries de la historia" acababa de desvanecerse como los últimos gramos de seguridad que le quedaban.

Shion suspiró pesadamente.

–El día que nuestros Santos digan "Nuestra misión era rescatar gatitos de un árbol" sabré que estoy soñando. ¿No había una menos riesgosa o es que vacacionar en el Reino de Hades os parece más divertido que simplemente pasar el día en alguna playa de tranquis?

–Lo siento, Señor.

–¿Y puedo saber qué haces tú aquí? Sabes, de hecho, me gustaría saber exactamente todo lo que sucede.

–Yo... bueno... Aioros necesitaba... encontrar a Saga pronto y yo––

–Lo teletransportaste. Es decir, a un humano, cuando... aún practicas con piedras.

–Sí, Maestro Shion, algo así.

–¿Sabes que has roto muchas reglas a la vez? –preguntó, con sus ojos del color más extraño que había visto Marianne en su vida, quien lo observaba en silencio. La italiana asintió con un gesto lúgubre.

–Kanon es nuestro compañero, Maestro Shion. Saga también lo es.

El antiguo carnero asintió.

–¿Cuál es el plan?

–Matamos a Saga y Aioros mientras alcanzaron el octavo sentido, es decir, no los matamos realmente y Camus congeló sus cuerpos para poder sostenerlos en ese limbo físico. Shaka conecta nuestro mundo con Yomotsu, a través de Death Mask, quien está allí recibiendo la información de... Melínoe.

–Espera, espera... Melínoe ¿la hija de Hades?

–Sí. Ella... y Death Mask... son... cercanos, Señor.

Los ojos de Shion se abrieron enormes. Shaina prosiguió.

–Death Mask confía en ella y yo confío en él. Él y yo somos íntimos amigos, desde pequeños. No se le da bien socializar y en su incomprensión creo que simplemente ella supo comprenderlo. Ambos tienen esa dualidad, demasiada luz para la oscuridad y demasiada oscuridad para la luz. Creo que sí podemos confiar en ella, es justa y sé que quiere a Ángelo. Ella está en la primera prisión, presenciando el juicio. Ella avisa a Death Mask, Death Mask avisa a Shaka, Shaka nos avisa a nosotros.

–¿Y todo ese cable telefónico por qué?

–Para que no nos descubran, tenemos un plan, pero debe ser entregado directamente a la Diosa Atena. Todos los mensajes que vienen desde el inframundo son interceptados y todos los que van, también. Hay pocas formas de comunicarse esquivando a los intrusos. En nuestro caso, necesitábamos del factor sorpresa. Shaka nos avisa lo que sucede para que podamos rescatarlos a tiempo de ser necesario, solo tenemos que descongelarlos y traerlos de vuelta, él sabe cómo, a mí se me escapa.

–Espera y Shaka está vivo, ¿verdad? Porque Dohko mencionó que Shun dijo que no dio con él.

–Estáaaaaaaa... –suspiró. –Está vivo y muerto a la vez. Es el Shaka de Schrödinger.

Shion ocultó una ligera sonrisa con una mano de dedos delgados y pálidos.

–Ya veo. Shaka de Schrödinger. Y... Shaka de Schrödinger imagino que estará inconsciente ¿y si está inconsciente cómo puede comunicarse?

–Lo tocas y te enteras.

–Y... ¿puedo saber si el plan funcionó?

–No, de hecho... creemos que no ha funcionado porque... Saga es... delicado y trabaja bien en grupo pero su hermano es su talón de Aquiles y creo que esto fue demasiado para él. Creo que la hemos liado. Lo siento, maestro Shion.

Inframundo, Primera Prisión

Fue la mano de Aioros la que detuvo su puño antes de que pudiera alzarse. Lo presionó tan firme como pudo, intentando comunicarse corporalmente con él. De nada servía ya inmolarse, debían volver o él mismo diría la palabra clave para que los lleven de regreso.

–Saga... lo siento, deberías calmarte. Debemos escoltar a Saori.

Quid sum miser tum dicturus?

(¿Qué podré decir yo, desdichado?)

Hypnos aún observaba desde la distancia. Se acercó a su hermano sigilosamente, quien se alejaba junto a su esposa, para susurrar algo en el oído del gemelo de ojos grises. Thanatos se detuvo y asintió en silencio.

Quem pratonum rogaturus,

(¿A qué abogado invocaré?)

Kanon había desaparecido ya, escoltado por un extremadamente serio Radamanthys y los Dioses de la sala comenzaban a levantarse cuando Saga pudo ver al Dios de la Muerte acercarse a él, ataviado con su túnica oscura con vivos dorados que brillaban en pequeños destellos que se movían al caminar. No sonreía pero pudo intuir el gesto al encontrarse con sus ojos grises carentes de pupila.

El centauro susurró.

–Saga, nada de...

–Carnicerías, lo sé. –asintió.

–El plan.

–El plan no funcionó, lo haré a mi modo.

–¿Y nuestros amigos? ¿Lo arriesgarás todo? ¿Y los que están allí, ayudando?

cum vix iustus sit securus?

(¿cuando ni los justos están seguros?)

Cuando finalmente lo tuvo enfrente solo pudo ver su rostro acercarse a él lentamente, en dirección a su oído, antes de escuchar el susurro en aquella voz profunda llena de eco.

–Me encargaré de hacer sufrir a tu hermano personalmente, Géminis. Intentar atacar a mi adorada esposa es la última decisión que tomó en su asquerosa vida y me encargaré de crear torturas tan horrendas para él que el infierno le resultará un paraíso inalcanzable y piadoso. –hizo una pausa, sintiendo la energía del Santo emerger nuevamente con la ira contenida. –¿No crees que es injusto? ¿Qué infierno es más piadoso? ¿Él tuyo o el mío? Lo siento tanto, Saga. –finalizó de forma irónica antes de palmear su hombro.

("Los buenos luthiers construyen violines con madera reciclada.")

("Tú decides qué quieres ser")

("Somos un equipo, no puede haber fisuras, si uno falla, el plan se va a la mierda.")

("Recuerda")

("Un violín no puede hacer música solo")

Cerró los ojos esquivando aquel golpe bajo y se aferró al recuerdo de la sonrisa de Aioros y sus ojos que sonreían, al pequeño Shaka de las lloviznas gritando que solo intentaba hacer lluvia mientras era arrastrado con su pequeño cuerpo diminuto, al perdón del aguador, al violín... quería ser un violín. Deseaba serlo y

No

Caería

En

Su

Trampa.

Sonrió. Amplio. Como nunca.

–Gracias por sus condolencias, ahora, si me disculpa, debo regresar.

Las fosas nasales de Thanatos se abrieron al ritmo de sus mandíbulas tensándose con desdén. Hypnos lo miró con cierta decepción, solo tenía una cosa que hacer, que era molestarlo para que pudiera atacar y llevarse al gemelo de regalo, pero su hermano era demasiado estúpido y demasiado evidente. Saga sonrió, victorioso y amable.

El gemelo de cabellos tan dorados como el oro se acercó a Saori.

–La escoltaré personalmente a la salida.

–Oh, no, Hypnos, muchas gracias, pero voy a declinar tu amable oferta. Aún tengo cosas que hacer aquí.

Rex tremendae majestatis

(Rey de majestad tremenda)

Hades que se encontraba cerca giró su cabeza en una sincronía perfecta con la de su hija Macaria.

–Atena, lamento ser un pésimo anfitrión pero como sabrá, nadie excepto quienes vivimos aquí, puede permanecer en el Inframundo. La acompañaré. –siseó el gemelo, insistente.

Saori sonrió:

–No. No podemos permanecer aquí mientras no tengamos algo que hacer en esta sala y ahora mismo como Diosa Olímpica que soy, tengo algunos puntos que discutir con mi padre y sus hermanos. Agradezco tu gentileza, pero ahora mismo los Mayores tenemos asuntos que atender.

Jamás se había sentido tan insultado. Sus ojos que parecían dos pequeños soles ardientes, pestañearon repetidamente y su gesto se transfiguró en una mueca de sorpresa y asco.

–Pero...

–Pero nada. Ah, y... antes de retirarte de la sala. ¿Podrías por favor mantenerte cerca en caso de que debas presentarte ante el tribunal? Extiende esta petición a Pasítea, por favor. Aprovecharé que mi padre está entre nosotros para tratar ciertos castigos no resueltos. Mucho me temo que los años de destierro son acumulativos y quiero examinarlos punto por punto, soy una Diosa justa y me gusta analizarlo todo, así que no prometo rapidez, pero si extrema justicia. –agregó, mirándolo tan fijamente que Hypnos tragó en seco.

–No sé de qué habla, pero creo que ya es hora de que se retire.

Saori volvió a sonreír.

–No estarás dirigiéndote de esa manera a la Diosa Mayor a la que tu esposa decidió de forma arbitraria, ignorando a Las Moiras, destruirle un Santuario y mutilar a sus soldados que cumplen órdenes divinas, ¿verdad? Quiero pensar que no estarás faltándome al respeto delante de mi padre, Zeus, quien tomará las decisiones correspondientes en caso de fallar a mi favor.

Fue Hades quien se acercó esta vez, a veces sus consejeros podían ser extremadamente estúpidos.

–¿Qué es lo que quieres? –preguntó, fulminándola con los ojos.

qui salvandos salvas gratis,

(a quienes salves será por tu gracia)

–Justicia.

–Ya la tienes. El santo es culpable, todos los Dioses fallaron en su contra.

Saori no era demasiado alta y la diferencia de estatura era casi tan evidente como graciosa. Levantó la cabeza, para devolverle la mirada, Saga y Aioros se encontraban detrás, en silencio.

–Muy bien, y ahora yo quiero juicios para todos, incluyendo tu hija. Soy la diosa Atena y la tierra es mi dominio.

Los labios de Hades se movían desde un rictus profundo que parecía un tajo supurante.

–Los hombres fueron creados para servirnos, son una raza impía y estúpida. ¿Qué sentido tiene defenderlos? ¿Cuándo terminarás con esta estupidez?

Saori sonrió.

–Cuando deba terminar. Los humanos dan igual, yo no soy humana, yo soy una Diosa. Tu deber es reinar aquí, y yo, allí. El ataque de una Diosa menor y sus criaturas no solo es un insulto bajo hacia mí, la hija de Zeus, tu hermano y Dios supremo, sino que además... es algo que debe ser penado. Desterraré a quien deba desterrar a cambio de la justicia que los Dioses merecemos. ¿Desprecias a los humanos? Y yo a tus criaturas que masacraron mi Santuario sin órdenes divinas. Quiero justicia y la quiero ya. Créeme, a Poseidón no le gustará sentarse a ser juzgado. ¿Las Keres tienen algo para decir acerca del ataque de mi caballero? Se defendió. El único aquí que puede acusarlo es Poseidón, y bueno, yo quiero acusarlo a él, ya sabes cómo va esto, soy una sobrina despiadada cuando se meten con los míos. A veces me humanizo, sí, pero... también soy la Diosa de la guerra. Entonces... ¿comenzamos con tu hija? Porque Macaria estaba completamente fuera de su dominio haciendo estragos en mí sitio sagrado. No solo en mi reino, sino en mi Santuario, que ha sido profanado. Es un sacrilegio y prefiero discutirlo con mi padre.

Los ojos traslúcidos se entrecerraron con violencia y detrás de su flequillo negro la observó por un momento.

–¿Es lo único que quieres? ¿Llevarte al santo?

–Sí. –contestó, sosteniendo su mirada. –Kanon viene conmigo y yo me voy en silencio y no vuelves a saber de mí. Tú reinas en paz y yo reino en paz. Este pacto es lo mejor que puedes conseguir si no quieres presenciar el destierro de tu hija y el de tu consejero personal, antes de perseguir a medio panteón. Verás. –le extendió la nota, prolijamente escrita con la letra casi caligráfica de Shaka. –Aquí está la lista de todos los crímenes que perseguiré. Uno a uno. Me iré de aquí en diez años si es necesario. Iré como un sabueso detrás de cada uno, buscando justicia, mí justicia. ¿Torturar a mi santo vale el destierro de tu hija? –preguntó, triunfal.

Hades la observó con tanto asco como pudo, pero no logró articular palabra.

salva me fons pietatis!

(¡sálvame, fuente de piedad!)

–¡Thanatos!

El Dios de la Muerte se acercó con una reverencia.

–¿Sí, mi Señor?

–Busca a Kanon. –masculló, detrás de la voz de las mil muertes. –Devuélvele la vida y acompaña por favor a mi sobrina a la salida.

Saga no logró encontrarse con los ojos de Saori que voltearon a buscarlo para sonreírle, pero no pudo verla porque las lágrimas no se lo permitían. 

Lloraba, 

por primera vez en una vida entera

de felicidad.

("Un violín no puede hacer música solo")



Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro