Jamir, Tibet - Actualidad

Mu se estiró lenta y grácilmente cuando los primeros rayos de la mañana iluminaron la pequeña habitación. Aldebarán aún dormía, tenía el sueño increíblemente pesado a diferencia del tibetano, que solía dormir poco y lo suficiente para reponer energías. 

Alcanzó su ropa que yacía sobre la mesilla con un gesto veloz, el clima estaba cambiando y el frío de la mañana no era demasiado amigable con los cuerpos desnudos, por mucha manta que se echara encima. 

-¿Comenzarás a trabajar? -preguntó el joven moreno y macizo sin moverse, con una voz ronca que aún no lograba despertar. 

El guardián de la primera casa sonrió, acariciando suavemente el brazo de su compañero que yacía junto a él, haciendo parecer la cama completamente diminuta bajo su cuerpo enorme. Le miró con dulzura.

-En diez minutos. -sonrió. -Tengo mucho trabajo y un encargo de Dohko. Camus vendrá a por él.

-Creí que Camus no saldría del Santuario -murmuró el brasileño sin abrir los ojos.

-Creí lo mismo pero él lo ha solicitado así. -replicó Mu, vistiéndose.

El moreno rió un poco, algo ronco aún. 

-Está evitando a Milo, ¿qué habrá hecho esta vez?

Aries acompaño la risa de su amante mientras acomodaba su pelo en una cola. -No lo sé, probablemente alguna tontería. Milo puede ser algo infantil a veces. Supongo que tendrá que ver con la aparición de la hermana de Acuario. Aún recuerdo la cara de MIlo cuando la vió, era una tragedia épica que Sófocles no hubiera sido capaz de retratar.  

-¿Crees que alguna vez Camus deje de huir de Milo?

El carnero sonrió con un poco de pena, cómplice de saber muchas cosas más de las que quisiera. Haber reparado las armaduras de sus compañeros de armas le brindaba mucha más información de la necesaria.

-Creo que Camus tiene demasiadas cosas por sanar y trascender y Milo debe ser más hábil y justo con él.  

El brasileño frunció el ceño, aún sin abrir los ojos.

-¿A qué te refieres?

-Bueno, creo que hay marcas en la historia del francés que no conocemos. Creo que las muertes y el abandono le persiguieron a tal extremo donde descubrió que el mecanismo de huida y cierre es más fácil que simplemente permitirse sentir. Creo también que su hermana cambiará ese panorama, ahora mismo está vulnerable, más de lo que quisiera. En cuanto a Milo... es demasiado torpe afectivamente para simplemente entender que Camus tiene sus tiempos y si quiere acercarse a él definitivamente le queda mucho por aprender. 

-¿Cómo sabes tanto de todos? -preguntó el moreno riendo nuevamente, esta vez levantando su pesado cuerpo para sentarse.

-Reparo sus armaduras y además, Shaka es mi mejor amigo. Shaka suele estar enterado de todo. -sonrió el carnero besando suavemente los labios de su acompañante.

-¿Deberia preocuparme Virgo?

Mu rió.

-No. Creo que está interesado en la hermana de Camus.

Aldebarán rió, casi a carcajadas. La idea de que Shaka finalmente quisiera parecer un ser mundano y vincularse afectivamente con alguien le resultaba divertida. No estaba tan seguro de que Camus esté de acuerdo 

-Pagaría mucho dinero por ver al tío intentando ligar a ojos cerrados. Mucho dinero.

Mu sonrió, quizás el también lo haría.

-Las cosas serán como deban ser. Después de todo, tu no eras un seductor nato -le buscó el tibetano, con un gesto divertido.

-Tú hiciste todo el trabajo -rió Tauro alcanzando a su amante con un beso.

-Y funcionó. Aquí estamos 5 años después. -replicó respondiendo al beso. Llevaban muchos años de amistad y con mucha naturalidad había evolucionado en un romance por el que nadie apostaba. No se ocultaban y eran una de las parejas más sólidas del santuario. Ahora que todo estaba tranquilo, podían disfrutar juntos mientras esa paz durara. 

Era divertido salir con alguien que podía teletransportarte donde le apetecía.

-Si Shaka en uno de esos milagros que solo los caballeros pueden conseguir... liga con la chica...¿crees que Camus se moleste? -preguntó el toro curioso, vistiéndose.

Mu asintió. 

-Así lo creo, pero también creo que el amor no debería ser impedido por motivos tan egoístas como los celos fraternales, aunque creo que hay algo más. Camus... a pesar de ser un tipo frío, creo que en su interior solo está muerto de miedo.

El jóven tibetano se levantó con rapidez. Escuchó algo fuera del palacio, tenía el oído muy sensible y estaba seguro que el aguador había llegado en busca del encargo.

Atenas, Grecia- Actualidad

Esa tarde Milo se escabulló sutilmente en el templo de la doncella para dejarle a su amigo los objetos prometidos. La jóven leía en la habitación y aprovechó ese momento para colarse dentro. 

-Hijo mío, que te ves nervioso, relájate un poco, la seguridad es afrodisíaca y ahora mismo pareces un niñato y no el hombre que con dos cojones se planto delante del Dios del inframundo a querer cargárselo él mismo. Aqui tienes todo. -le extendió las cosas prometidas.

-No estoy nervioso, solo incómodo -musitó el rubio, pero la verdad es que sí lo estaba. En realidad lo que sentía el santo de Virgo era total desconcierto. Aquello le resultaba tan ajeno luego de llevar una vida cómoda alejado de ese tipo de vinculaciones que le parecía ridículo y completamente innecesario. -No creo que esto sea una buena idea, esto no está bien. ¿Por qué complicar las cosas que no necesitan complicación? -preguntó, sincero.

El escorpión lo entendió. Algunas personas simplemente escapaban de los sentimientos porque les resultaban un estorbo y estaba seguro que su amigo entraba en ese grupo. Sabía que el indio era una persona amable que poseía un amor muy fuerte, pero ese amor no estaba destinado a una persona, sino a la vida, en general. 

-Shaka... estamos vivos. Sé que quizás todo este rollo citas no te guste demasiado pero... creo que aunque sea una vez deberías sentir ese tipo de amor. Y sé lo que vas a decir, que ya sabes lo que es el amor... y no hablo del amor fraternal de camaradas, ni al amor de una Diosa... ni del amor universal... nosotros somos huérfanos y nos criaron para morir y pelear, y sin embargo, a pesar de llevar nuestro destino con la mayor de las paciencias, nos volcamos tarde o temprano a los brazos de alguien. Tú lo sabes, lo has visto en todos nosotros. Nos apoyamos, somos camaradas y amigos pero todos, absolutamente todos, necesitamos amor. ¿Cuántas veces te abrazaron en la vida, chico? ¿Cuántas veces sentiste el amor de alguien más? Somos humanos, Shaka. Somos animales sociales. No sabemos cuánto más tiempo tenemos de esta vida regalada, pero creo que mereces un poco de amor antes de volver a palmar en alguna guerra injusta con todos nosotros.

El cerebro del rubio hizo algo similar a un cortocircuito. Contra todo pronóstico, su amigo no estaba diciendo una completa imbecilidad, sino algo coherente y real. Nunca sintió el amor de una madre, nunca sintió el amor de una pareja, y tampoco tenía demasiado contacto con sus compañeros. Siempre estaba solo, y creyó que así debía ser.

-Me gusta la soledad. -contestó casi sin percibirlo ni pensarlo.

-Es lo que aprendiste. La soledad es bonita, no tienes que abandonarla solo por permitirte amar a alguien más. No es algo que tengas que ceder. -replicó el escorpión. -Nunca has vivido otra cosa. No me malentiendas, Shaka, no digo que Amelie aqui sea el amor de tu vida, pero no está mal vincularse afectivamente. Quizás la tía está chalada, no lo sé, pero confío en tus intereses. Si la chica llama tu atención igual es tan buena como tú. Además, tarde o temprano será mi cuñada, asi que mejor hacer buenas migas -sonrió de lado.

El rubio tragó en seco. Quizás el griego tenía razón, bueno, quizás no, el griego tenía razón. Miró la bolsa curioso. 

-Pero si... yo no soy yo, y me convierto en tí... Y le interesa... -inquirió confundido- ¿No se enamoraría ella de alguien que no soy?

Milo frunció la boca en un gesto pensativo. El indio tenía razón, quizás simplemente debía ser él mismo y ya... pero ser él mismo no estaba funcionando.

-No digo que las sábanas esas que usas estén mal pero a veces los animales hacen cosas para llamar la atención de sus futuras parejas sexuales y el ser humano no es diferente, solo que a diferencia de los pavos que muestran la cola pues nos vestimos bien y mostramos lo que tenemos para generar interes en quien nos interesa. La ropa no cambiará quien eres Shaka solo lo... mostrará de una forma un poco mas... interesante. Es como el marketing.

-No sé mucho acerca de marketing.

-Ya veo yo eso, chico, créeme. Tu solo hazme caso una puta vez, ¿si? Ya luego volverás a tus sábanas y a comer con la mano esas cosas intragables llenas de especias raras con nombres raros. Hoy debes ser como un pavo real, uno bonito, rubio y... budista. Un pavo budista y guapo.

El indio rió.

-Lo intentaré. -aseveró finalmente luego de pensar unos segundos. -Y... cómo funciona... esto? ¿Debo hablar con Camus?

El griego abrió los ojos como platos. Sabía bien que esa era una pésima idea, pero también  sabía que el indio era demasiado recto para hacer algo que fastidie a un colega.

-No, no son cosas que se publiquen en el telediario, Shaka. ¿Por qué querrías decirle a Camus?

-Bueno no sé, no sé como funciona esto. ¿Si voy a acostarme con ella no deberíamos casarnos o algo así?

Milo se frotó las sienes con impaciencia. Para ser el más inteligente de los 12 al jóven indio le faltaba mucha vida social. No tenía puta idea de nada.

-¿Tu me ves casado con las cinco mil personas que me tiré en la vida? El casamiento es una tontería de donde te has sacado esa información?

-¡No lo sé! Esto es confuso para mí,  en la India es muy común que sea tu familia quien---

-No estamos en la India y te aseguro que si hablas de casamiento en la primera cita con baby cubo huirá tan rápido que tendrás que explicarle a Camus que cojones le hiciste a su hermana para traumatizarle la vida. 

 El rubio suspiró frustrado. 

Milo interrumpió sus pensamientos: -No le digas a Camus. Si todo va bien y congenias con ella pues enhorabuena, chico, pero no te apresures. Nada de casamiento prematuro. Por favor, solo diviértete. Habla con ella, préstale atención y muéstrale que estas interesado. Nada más. No es difícil. Debes dejarle claro que es una cita, pero si es un poco mas espabilada que tu, pues se dará cuenta. Solo deja en claro que te interesa.  Y sé sutil, por favor. Solo intenta demostrar todo hablando poco. No hables de más.

Todas esas indicaciones le resultaban contradictorias y confusas, pero creyó entender. Milo le ayudó a colocar los platos y la comida mientras obligó a su amigo a cambiarse. Luego se marchó tan rápido como pudo, no sin antes desearle suerte. Necesitaría un panteón de Dioses cuidándole el culo para no cagarla, pero quizás, seguiría sus consejos al pié de la letra y no lo haría tan mal. Después de todo, ¿qué podía salir mal? Solo era sentido común, no creía que Shaka careciera del mismo.

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Cuando la jóven finalmente se acercó a la cocina a la hora de la cena, pudo sentir el aroma familiar de las galettes, lo que le llevó inmediatamente a su hogar emocionalmente. Observó al indio, quien parecía extremadamente incómodo. Llevaba unos pantalones negros y bonitos que dejaban ver unas piernas definidas y estilizadas y una camiseta de mangas largas color azul Francia que contrastaba perfectamente con su cabello rubio. Se veía bien pero notó que actuaba un poco extraño.

Lo miró una vez mas antes de sentarse frente a la galette y sonrió. Le parecía dulce que intentara comer algo francés con ella.

-Se ve muy ---

<<Muéstrale que estas interesado. Nada más. No es difícil. Debes dejarle claro que es una cita, pero si es un poco mas espabilada que tu, pues se dará cuenta. Solo deja en claro que te interesa. Y sé sutil, por favor. Solo intenta demostrar todo hablando poco. No hables de más.>>

Shaka la interrumpió, nervioso.

-Me interesas y esto es una cita.