Seis
Apoyo mi barbilla sobre la palma de mi mano mientras dirijo mi mirada hacia el reloj de la pared, desde mi punto de vista, entre más miro la hora más lento van las agujas. Entrecierro los ojos mientras cuento los segundos mentalmente en un intento de ganarle al reloj, pero detengo dicho acto al darme cuenta de que al parecer el aburrimiento ha sido quien me ha ganado a mí esta vez.
Cierro los ojos por completo cuando tengo el presentimiento de que ya no vendrá nadie más a la tienda, sería poco probable que alguien esté en busca de flores en la tarde un martes de día lluvioso.
Un sonido proveniente de mi celular me hace sobresaltar, indicándome que ha llegado un mensaje nuevo a mi bandeja de entrada. Abro mis ojos con sorpresa al ver el nombre en la pantalla, haciéndome traer recuerdos de hace unas semanas atrás, cuando salí a comer con el propietario de tal nombre.
Park Jimin
Buenas noches, Aera.
¿Ya has salido de la floristería?
Una sonrisa se hace presente en mi rostro al leer sus palabras, a pesar de que ya no suele venir a la tienda con tanta frecuencia, nos hemos convertido en buenos amigos a través de mensajes y llamadas. Disfruto de su compañía y su amistad me hace bien, pero los recuerdos de aquella noche me hacen pensar que hay un motivo oculto en el trasfondo de sus palabras.
La noche en la que salimos a comer es un recuerdo que no ha querido abandonar mi mente ni por un segundo.
La risa de Jimin resonaba escandalosamente en el lugar mientras que yo cubría mi rostro con vergüenza, creo que no debí contarle sobre la vez en la que la señora Gong me organizó una cita con su nieto y el resultado fue un completo desastre.
— Lo siento. — Se disculpó al notar mi sonrojo. — Pero es que realmente no puedo creer que te haya dejado caer el café encima.
— Fue un accidente... pero eso fue lo que pasó. — Dije entre penas y risas. — ¿Qué hay de ti? ¿Existe alguien en tu corazón? — Pregunté con curiosidad y ansias de obtener respuestas que aclaren mis dudas. — La chica de tu fondo de pantalla en muy linda, por cierto.
Esperé su respuesta por unos segundos mientras miraba la hora en mi celular, mas dicha respuesta nunca llegó a mis oídos. Levanté mi mirada con interés y me arrepentí de haber soltado mis palabras al descubrir que ya no quedaba rastro alguna de aquella hermosa sonrisa.
— Por favor, discúlpame... — Mencioné al ver que su mirada triste había vuelto. — No debí haber fisgoneado...
Iba a seguir con mis lamentos, pero él detuvo mis palabras. — No tienes por qué disculparte, Aera. — Un intento de sonrisa se apoderó de sus labios. — Te doy las gracias por el halago y concuerdo completamente contigo, es una chica hermosa. — El intento de sonrisa amenaza con quebrarse. — Pero es un tema del que todavía no me siento listo como para tratarlo con claridad.
Aunque la tensión rodeaba el lugar, ambos pusimos de nuestra parte para intenta disiparla en su totalidad.
Sacudí mi cabeza para olvidarme del recuerdo y volví mi mirada a la pantalla del celular.
Park Jimin
Aún no, mi turno acaba en una hora.
¿Puedo pasar por ti? me gustaría salir contigo hoy.
Su respuesta fue casi inmediata, pero más allá de su velocidad para responder, lo que realmente me tomó por sorpresa fue su propuesta. Lo pensé por unos segundos antes de darle respuesta alguna, ¿por qué habría que negarme? al final de todo somos amigos, ¿no?
Acepté.
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