5
“Familia”
Cinco meses han pasado y cada vez las pesadillas formadas de varios horrorosos y dolorosos recuerdos me consumen sin piedad haciendo mis noches cortas, mientras me ahogo los gritos de terror que desgarran mi garganta.
Los días no son mejores. Las sombras me dejan inmóvil y rígida de pies a cabeza, ante cualquier cosa que me recuerde los cuchillos rompiendo mi piel, el hedor de sus orinas perforando mi sistema respiratorio y el tacto invasivo han hecho de mi una persona completamente paranoica, nerviosa, encerrada en sí misma, frágil y temerosa de todo y de todos. El único ligero toque que soporto es el de sus manos para llamarme, abrazarme o sostenerme; el de Víctor.
—¡Ya llegué Kits! — una leve sonrisa se asoma por mi rostro a su llegada. En realidad no me gusta estar sola. Se sienta frente a mi separándonos la isla de la cocina — Estoy hambriento, ¿Qué hay para comer? — le sirvo un taco y se le iluminan los ojos — Te adoro, pequeña — y no espera para devorar su comida con los ojos cerrados.
— Por cierto, ¿pudiste hablar con la psicóloga? — asiente dejando la mitad de su taco sobre el plato y me mira.
— Tienes cita para mañana a las 9 de la mañana con la doctora Guzmán — toma mi mano delicadamente; aun cuando su tacto es suave y cálido no puedo evitar sentirme ultrajada, pero lo aguanto solo porque en este tiempo Víctor se ha ganado mi confianza, a pesar de que a veces mis impulsos digan lo contrario — Es bueno que pidas ayuda. Los problemas cuando nos sobrepasan, cuando influyen en el manejo y control de nuestras vidas ya no pueden tratarse pensando que luego todo pasará. Es en ese momento cuando se debe pedir ayuda, y yo estoy muy orgulloso de que tú lo hayas hecho; por eso me gustaría acompañarte — aunque suena como si lo estuviera afirmando sé que a pesar de todo pide mi consentimiento
— No sabes cuánto te agradezco por todo, y sería un placer para mi que me acompañaras mañana.
— Perfecto — me muestra su perfecta sonrisa y continua con su tarea anterior, desaparecer el taco en su boca.
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Los meses pasaron lentamente, en los cuales luchaba por recuperar mi salud mental con las sesiones de terapia con la doctora Guzmán, impidiendo que los pensamientos me atormentaran. A ella le he abierto mi mundo, mis temores, mis pocos momentos de felicidad, mis deseos y sinceramente espero que sepa apreciar la estima que le tengo.
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Durante este tiempo de un año, Vinnie se ha convertido más que en el samaritano más noble que he conocido en el mejor empleador, en un gran amigo, confidente, y aunque no quiera admitirlo en alguien muy especial para mi, y lo peor de todo es que cada vez lo deseo más, pero a la vez me inquieta pensar que me toquen o siquiera iniciar algo con él.
— ¡Maldición! — la voz de Vinnie me sobresalta en el camino a buscar un refrigerio para la noche. Me detengo detrás de él y me rompe el corazón verlo así, vulnerable. Aunque creo que presiento lo que pasó, hoy tenía una cita con la oxigenada de Daniela, su novia.
— ¿Qué te ocurre Vinnie? — me coloco frente a él mirando a sus iris negros que se confunden con la negrura de la noche y la tenue luz de Luna a través de las vidrieras — ¿Pasó algo con Daniela?
— Me... me dejó Kits — su voz entrecortada por los sollozos me causan una gran tristeza. Él no es un hombre que realmente demuestre sus emociones, y tenerlo con su cabeza escondida en mi pecho rodeado de mis brazos mientras acaricio su cabellera con mis dedos, es conmocionante.
No sabía que ella significaba tanto para ti, sino, no lo hubiera hecho — pienso cabizbaja al no darme cuenta de lo tanto que él la ama.
— Ahora estoy completamente solo, ella ...ella era lo último que tenía
Mmm ¿no está siendo un poco dramático?
Siempre llegarán nuevas mujeres, mejores que esa tal Daniela
— Solo — cada letra es articulada con un deje de miedo y terror que nunca le había visto.
Ante mi está una persona que no conozco. Alguien dañado, roto, que sufrió y cree que lo hará nuevamente pero no sé lo permitiré.
— No estás solo Vinnie, yo estoy aquí contigo — acaricio con mis dedos sus mejillas y elevo su barbilla hasta que da con mis ojos aún en la oscuridad — Estoy aquí — me abraza como nunca nadie lo ha hecho. Se aferra a mi cintura por segundos cuando escucho sus “gracias” casi inaudible — No te preocupes, Daniela no será la única en fijarse en ti — Víctor me mira sin entender.
— ¿De qué hablas? Daniela ya no me importa, es por mi madrina que me lamento. Ella ... — suspira — Ella fue como una segunda madre para mí, luego de la muerte de mi madre. Estuvo conmigo y para mi durante mis peores momentos en la adolescencia y después de adulto. Siempre había sido mi apoyo y ahora no queda nadie a la que considere familia viva. Estoy sol...
— Yo puedo ser tu familia si me lo permites, y aunque nunca he tenido realmente una familia como para saber qué se siente. Haber vivido contigo durante más de un año y medio me ha hecho sentir que junto a ti está en mi hogar, la familia que nunca había tenido — me siento a su lado mientras nuestras miradas se mantienen fijas en el otro — Durante toda mi vida siempre había sido yo para todo y cuando hacían algo por mi, era porque querían algo como cambio. Tú has sido el único que ha estado cuando más he necesitado apoyo, cariño o compañía incondicionalmente, y te puedo asegurar que ya ocupas un lugar en mi corazón.
» Y, y no es sólo agradecimiento lo que siento, te quiero como si un lazo de sangre nos uniera y no pudiera romperlo incluso si quisiera.... – Me abraza con un poco de fuerza desbordando con él todos sus sentimientos.
— Gracias Kits — me mira aun con sus ojos cristalizados, expresando algo que no logro descifrar — por ser mi familia…
— Familia — cada sílaba sale de mis labios con un profundo dolor y añoranza sin igual.
Siempre había deseado el calor de seres que me amaran por sobre todo, que no buscaran un provecho de mi presencia, que no me juzgaran y que me protegieran.
Ese había sido mi sueño de niña, una pobre criatura abandonada en un lugar en el que no les importaba mi bienestar, donde era maltratada de todas las formas posibles, donde era discriminada por las raíces del color de su piel, de su montañoso y rebelde cabello. Un lugar donde era criticada tanto por lo bueno como por lo malo.
Sí, era una simple ilusión para la Kits de antes, pero ahora Víctor Armand, mi Vinnie, me decía que serían familia.
¡Lo que tanto había anhelado!
Si me lo hubiese dicho otra persona, desconfiaría, pero era él, en quien ya confiaba con mi vida. Tal vez mi cuerpo o mi mente a veces no reconociera su toque, pero definitivamente le entregaba mi vida aun si era para que él viviera.
Así confiaba en él y mi corazón me decía que esta vez no sería como las pasadas, Vinnie jamás me traicionaría.
Además, como una vez me dijo la doctora: “No podemos vivir desconfiando de las acciones de los demás, porque eso no es vivir”.
Flash Back
—Hola, Kits ¿Cómo estás? — me dijo la doctora Guzmán, quien todo el tiempo ha intentado que me abra con ella, y no sé por qué, pero a pesar de que su rostro es inexpresivo, neutro me transmite una cierta plenitud y tranquilidad para hablar — Ya sabes qué debes hacer. Vamos, siéntate.
Me quité los tenis dejándolos a un lado y me senté en el sillón de siempre a unos metros de distancia, haciéndome sentir cómoda y arropada por el relleno suave del mueble. Suspiré para colocarme en la posición usual, semiacostada y con las palmas de las manos hacia arriba sobre mis muslos.
— No estoy bien, tuve otro episodio de ansiedad — sinceridad, ante todo, la primera regla que le había enseñado la psicóloga — Esta vez fue diferente. No sentí como si estuviera hundida en la oscuridad como otras veces, sino, que fue como verlo en un sueño o a través de una cámara como si no hubiese sido yo quien estaba sufriendo.
— Por lo que entiendo, tu mente está armando un mecanismo de autodefensa contra esos recuerdos, para que no sufras esos ataques, y aunque no es malo eso que hace, asimismo es contra producente, porque no lo estás superando, estás enterrándolo, pero cualquier impacto tanto emocional como físico, similar al que sufriste puede desactivar esa defensa y dejarte nuevamente indefensa. — su voz era serena y me ayudaba a comprenderla perfectamente, pero el hecho que ella creyera que en la superación estaba el pasar página y no vengarme, simplemente no podía aceptarlo.
— Superar me has dicho que significa prácticamente perdonarlos, absteniéndome del rencor que circula por mi sangre a cada minuto, y lo siento, pero eso no lo haré. — la miré expresándole mi determinación— No dejaré que ni ellos ni nadie nunca más me vuelva a lastimar, así como tampoco volveré a confiar en nadie.
— Hay una frase muy famosa que dice: “En la confianza está el peligro”, pero esas palabras no solo significan lo malo, como muchos le atribuyen a las tragedias por traición. Y es que el peligro al enamorarse también es grande, cuando entrelazamos una alianza de respeto, amor y complicidad con otra, también en la amistad, al querer a una persona con la cual puedes ser tu misma sin temores; no obstante, es un riesgo para poder vivir de verdad, porque una vida desconfiando de los demás, no es vivir.
Fin de Flash Back
Un mes después
Víctor entra un poco nervioso a la cocina donde se encontraba Kits decorando un pastel de dos capas como ha aprendido que le gusta desde que celebran sus cumpleaños juntos, se coloca frente a ella aun en silencio reanalizando si no se está precipitando.
Él no es un hombre inseguro, pero ella ha sido tan volátil en tantos aspectos que a veces teme dar un paso en falso.
— Vinnie, no eres un fantasma como para no verte aun si estas parado frente a mi — dice divertida, mientras mantiene su atención en el merengue blanco, cerciorándose de que no se desviara del lugar que había diseñado — ¿Vinnie? — detiene el movimiento de sus manos y levanta la mirada hacia él, al solo recibir silencio — ¿Estás bien? ¿Pasa algo?
— Quería esperar a después de la cena, pero mientras venía manejando la paciencia se despidió y bueno, toma — coloca un sobre a la altura de sus manos, ella deja todo que le impedía tomarlo. Rodea la isla mientras se limpia las manos con el dorso de su delantal azul y agarra el sobre una vez está a pocos centímetros — Es mi regalo — dice mientras frunce el entrecejo y aprieta su mandíbula, característico de él cada vez que estaba nervioso por algo.
—De acuerdo — empieza a leer los papeles. En realidad no entiende ni la mitad de lo que dice por estar escrito en un lenguaje demasiado profesional, pero algo le llama la atención — ¿adoptar? ¿Qué quiere decir? ¿a quien adoptaste? — le dice mientras lo mira completamente confundida.
— Sí, a ti. Ahora soy legalmente tu tutor. No quiero que nunca más quedes desamparada, así no importa que me pase al menos vas a tener dinero para vivir. Además, también podremos cuidarnos en los hospitales, sin tener que sufrir por los estrictos protocolos de visita de familiares. Sé que no es en realidad la relación que nosotros tenemos, pero de esta forma seremos familia, oficialmente. — la conexión de sus miradas le da a entender a Víctor que ella estaba más que feliz, y a Kits, que no había ser que más adorara que a ella.
— Yo — su voz se corta con un sollozo y se lanza a sus brazos para transmitirle la enorme felicidad que le daba su regalo. Por primera vez tenía oficialmente una familia. Lo que anheló desde que supo qué era tener una madre y un padre, o hermanos o alguien que siempre esté ahí para ti. Y ese, era Vinnie para ella.
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