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Vivencias...

Lean nota del final, por favor.

La noche que conocí a Min Yoongi quedó tatuada en mi memoria. Fue la manera más extraña y memorable que conocí a alguien, compartiendo un momento tan íntimo a minutos de conocernos, pero apesar de ello, él me hizo sentir bien esa noche, dónde pensaba que todo estaba perdido, pues casarme no era mi objetivo, menos en un momento tan crítico en mi vida.

Después de la media noche, con el corazón agitado y mis piernas temblando, me integré de nuevo a la fiesta, sujetando entre mis manos una copa de vino tinto y tomando el líquido al instante, sintiendo el vino atravesar mi garganta con lentitud en un exquisito sabor, tranquilizandome al instante de las intensas emociones; sin embargo, muy en el fondo de mis pensamientos, sabía que aún no estaba tranquilo, mis ojos se movían de un lado a otro, buscando la presencia de aquel hombre que me había arrebatado mi cordura y razonamiento con un simple beso que me dejó con el deseo de experimentar más... Pero no me atrevería a aceptarlo del todo.

- Parece que está un poco agitado, ¿le ocurre algo?

La voz suave y aguda de mi prometida me interrumpe inesperadamente en mi búsqueda. Mis ojos se dirigen hacía ella y acepto con una suave sonrisa la copa con vino que me ofrece, quitando ella con suavidad la anterior copa vacía que sostenía con fuerza. La examino de arriba abajo con un vistazo rápido que abarca todo, observando aquellos finos detalles en el vestido verde esmeralda que lleva puesto y que ciertamente la hacen ver preciosa.

- Te ves hermosa... - le susurro, observando directamente sus ojos grises que me miran con cierta burla, le sonrío y tomo un sorbo del vino - ese vestido se ve muy fino y costoso.

Sus ojos se pasean por mi rostro, analizandome y luego rompe en una risa sorda, acerca sus labios a mi oído y murmura.

- Gracias, sin embargo, tus gratos halagos me encantaría recibirlos de otra persona.

Se aleja un poco de mí y vuelve a reír, dirigiendo su vista hacia un joven británico que la observa con poco disimulo, haciéndome reír ante el rostro incómodo del joven. Ella dirige su mirada hacía mí, pidiendo mi aprobación para retirarse, algo que le concedo de enseguida.

Podíamos estar comprometidos; no obstante, ambos sabíamos que no estabamos enamorados del otro y que aquella boda solo se hacía por ventajas económicas.

Seguí con la mirada a mi prometida, viéndola llegar al hombre que hace unos momentos la miraba con tanta admiración. Cuando tomé mi segundo sorbo de vino, de la nada, frente a mi apareció Min Yoongi, nuestros ojos se encontraron en una mirada penetrante y singular, sus ojos brillaban y sus labios se curvaban hacía arriba, en una sonrisa casi invisible.

Yoongi pasa su lengua por sus resecos labios, haciéndome casi imposible la tarea de ignorar aquellos rosados belfos que hace unos instantes atrás me habían besado. Me tambaleo en mi lugar un poco mareado y me sostengo con mi mano desocupada a la repisa de la chimenea que estaba justo detrás de mí. La grande y cálida mano del señor Min se posa en mi cintura, tratando de estabilizarme.
Rápidamente me reincorporo, retirando bruscamente la mano que toca mi cintura y quema la piel bajo mi traje con deseo.

- ¿Qué le ocurre? - susurro entre dientes, dejo la copa media vacía en la repisa, cruzo mis brazos y trato de enfrentarlo - estamos frente a muchas personas, ¿quiere ser usted juzgado por los demás?

- ¿Cree que eso me importa? actuar siempre como los demás quieren es cansado y usted señor Park, se ve muy agotado. ¿No cree que debería descansar?

Mis dientes superiores muerden mi labio inferior con fuerza, sonrío con ironía en tanto observo a los lados sin creer aún lo desvergonzado que es aquel joven pálido. Aquellas palabras carcomen mi mente, analizando lo que ha dicho una y otra vez y me aterran mucho más ante lo ciertas y acertadas que son. De todas formas, arrojé lejos de mí los temores, arrebato la copa que Yoongi tiene en su mano izquierda y tomo el líquido de éste sin detenerme, para luego tomar el brazo del señor Min y jalarlo conmigo.

(...)

La noche afuera de la gran casa de los Ormstein transcurre tranquila, se oye el sonido de los cascos de los caballos y el rechinar de unas ruedas rozando el bardillo de la acera, en tanto los primeros copos de nieve caen y rozan nuestros cuerpos de manera imperceptible. El invierno en Londres se había retrasado unos días este año, es por eso, que me resultaba excitante ver la primera nevada junto a una persona que no conocía y que por lo tanto, no me juzgaba.

- Se le nota muy feliz, señor Park.

- Lo estoy, por su presencia - contesto, animandome en regalarle una sonrisa sincera - este lugar nunca me ha parecido encantador... será porque todos los años asistimos a esta fiesta junto a mi familia.

- Pienso lo mismo, pero no me arrepiento de haber asistido... porque lo conocí a usted.

- Déjeme decirle que tampoco me arrepiento...

A Yoongi le brillan los ojos y con aire de triunfo lanza de su cigarrillo una nube de humo al aire, e incoscientemente hace que mi naríz se arrugue de disgusto, observo su perfil y arrebato aquel cigarrillo a medio terminar de sus delgados dedos, botandolo en el frío suelo y pisándolo.

- No deberia fumar, es dañino.

- Es un hábito adictivo, no puedo evitarlo - contesta, entrecierro mis ojos y suspiro.

- Reemplacelo.

- ¿Con qué debería reemplazarlo, señor Park?

No pude evitar una carcajada ante la idea que había cruzado mi cabeza. Elevo mi mirada, viendo la nieve caer y vuelvo a suspirar. Quizás las copas de vino ya habían cobrado efecto en mi cuerpo o simplemente era yo mismo haciendo algo que siempre quise hacer y que nunca pude realizar, pero a los pocos segundos, mi mano había tomado la nuca contraria con fuerza y mis labios se unieron a los fríos y delgados belfos del señor Min con pasión reprimida. Las grandes y venosas manos de Yoongi sujetaron mi cintura con vigor, acercándome a él en un intento de apresarme para que no me separara, algo que yo no pensaba hacer. Mis labios atacaron los suyos con ímpetu, fundiendo nuestras lenguas en una danza estimulante e indecorosa que encendía mis deseos más perversos y escondidos. Nuestras bocas se separaron con un hilo de saliva aún uniendonos; los jadeos tratando de regular nuestra respiración era el único sonido a nuestro alrededor, mirando como el aire condensado de nuestro aliento agitado salía en nubes de humo, una prueba enequívoca que hace frío, algo que no pudo importarme menos, apesar de que sabía que ambos estabamos muriendonos del frío, siento como las manos de Yoongi que se mantenían en mi cintura se cuelan dentro de mi saco, tocando mi espalda con delicadeza, percibiendo la frescura extrema de sus manos, causando escalofríos en todo mi cuerpo.

- Con besos... - digo, después de despertar de mi ensoñación - los cigarrillos debe reemplazarlos con mis besos...



- Si muero... quiero que sea en este lugar, señor Min.

- No morirá - me contesta de inmediato, acercándose a mí y ubicándose a mi lado - por ahora, disfrute de esta navidad.

- Lo hago, señor Min. ¡Feliz navidad! - grité, dejandome caer en la nieve, observando el cielo nublado y sintiendo como mis ojos se llenan inmediatamente de lágrimas - Yoongi...

- Dígame - dice, mirandome a los ojos y acariciandome con la yema de sus dedos mis labios - deberíamos irnos de aquí, está apunto de anochecer, hay que subir al carruaje.

- P-pero...

Mi mano es tomada con suma delicadeza por el señor Min, jalandome con él para dirigirnos al carruaje que nos esperaba cerca. No quería comentarle nada a Yoongi dentro de éste porque el cochero nos esperaba y temía que escuchara parte de nuestra conversacion u observara el afecto que nos compartíamos; sin embargo, tuve que subirme, pues el frío me estaba haciendo temblar y temía que el señor Min estuviera igual o peor que yo.

Mis piernas temblaban ya sentado dentro del carruaje, observé al señor Min que estaba frente a mí y suspiré. Quizás no era la mejor manera para contarle mí desgracia más grande; sin embargo, la presión en mí pecho de culpa no me dejaba callarme un segundo más.

Estreché la mano pálida y firme de Yoongi y lo observé a los ojos, fijándome como él me miraba con angustia, él sabía que mis acciones no eran naturales, él percibía mí ansiedad y tristeza.

- Yoongi... y-yo-

Mis palabras son robadas por los labios fríos de Yoongi sobre los míos, quitándome el aliento y acelerando mí corazón como siempre lo hacía cada vez que compartíamos un contacto tan íntimo como lo era el beso.

- Señor Min... ,espero que me perdone por lo que estoy apunto de decirle, pero yo...

- Ya estoy enterado, Jimin. No se agobie... usted debe saber que a pesar de su enfermedad, yo nunca dejaré de amarlo y no lo dejaré sólo.

Sonrío, disimulando tranquilidad pero realmente estoy consumido por la impaciencia y dolor. Observo por la ventanilla la nieve caer y trato de tragar el nudo que lastima mi garganta.

- Y-yo no sé... - digo, pero me detengo, reordenando mis ideas - ni si quiera tengo la dicha de saber cuál es el nombre de la enfermedad que me está destruyendo.

- Park...

- Y sería muy egoísta de mi parte mantenerlo a mi lado cuando ni si quiera sé cuando moriré.

- No es egoísta de su parte porque yo he tomado la decisión de quedarme a su lado... Podemos buscar una solución e ir al mejor médico de Londres...

- No... no entiende, mi enfermedad ya está avanzada - digo, mis manos tiemblan y mi voz se quiebra cada vez más - la noche de navidad que yo lo conocí a usted... yo ya sabía de mi enfermedad y por eso, esa misma noche mis padres me habían comprometido con una bella mujer de familia adinerada, con la intención que esa familia pagara a un doctor para analizarme...yo iba a aceptar, pero lo conocí a usted y me rehusé a casarme solo por conveniencia. Pero ahora, ya es demasiado tarde, tengo hemorragias seguidas y no puedo evitarlas, cada vez empeora más y cualquiera puede matarme al no poder detenerla.

- E-es difícil, pero lidiaremos con ello, señor Park.

- Lo siento...

Mis manos toman el pestillo de la puerta del carruaje, abriendo la puerta, me levanto del asiento con la intención de salir; sin embargo, Yoongi rodea mi muñeca con su mano, deteniéndome. Ese simple gesto me quiebra, un sollozo escapa de mi garganta y gruesas y saladas lágrimas mojan mis mejillas. Empiezo a insultarlo, luchando inúltimente en liberarme, de pronto, soy jalado por él, cayendo sentado sobre su regazo, su brazo derecho rodea mi cintura y su mano libre acaricia mi cabello con finura y cariño. Lloro con más fuerza, mis manos que se mantenían en su pecho empuñan su camisa con fuerza, sabiendo que inconscientemente eso manifestaba que no quería que se separara de mí.

- Aun no entiendo el porqué durante todo este año nunca me expresó su angustia con su enfermedad... sabe que hubiera hecho hasta lo imposible para evitar que empeorara... sin embargo, eso ya no importa ahora... le haré ser feliz el tiempo que viva.

- Tenía miedo de perderlo...

- Cuando se ama a alguien, no puedes dejarlo solo.

UN AÑO DESPUÉS.

- Parece que... que todo nos o-ocurre en navidad, ¿cierto, hyung?

- Parece que sí...

Era el día... lo sentía, mi cuerpo no podia más, la hemorragia no se habia detenido desde la mañana y en vez de ir a un doctor, le había pedido a Yoongi que me llevara a aquel parque que habiamos visitado un año antes... Estaba listo para irme, para dejar atrás aquellos dolores que me levantaron más de una vez por las noches y que preocuparon incontables veces a Yoongi.

Yoongi había hecho lo posible para mantenerme vivo el último año, llevándome a distintos doctores que detenían mis hemorragias, pero todos decían lo mismo, que no duraría mucho... Que mí enfermedad estaba avanzada.

Mi espalda estaba pegada al pecho de Min y nuestras manos se mantenían entrelazadas sobre mi estómago, una tos ataca mi cuerpo y tiemblo por la ráfaga de viento que nos azota. Un mareo me hace cerrar los ojos sin querer volverlos abrir nunca, pero apesar de eso, estoy feliz, estoy en un hermoso lugar junto a la persona más hermosa que la vida me pudo dar.

- Te amo... - susurro con una sonrisa, inclino mi rostro hacía atras, esperando recibir un beso de despedida, que recibo al instante junto a un "te amo" susurrado sobre mis labios - te amo...

Vuelvo a observar hacía delante, cierro mis ojos en paz, sintiendo un líquido cálido salir por mi nariz, en un sangrado que no puedo detener, las manos frías y temblorosas de mi amado tratan de limpiar la sangre que pronto percibo sobre mis labios, abro los labios solo para sonreír vagamente, sintiendo el sabor metálico en mi boca... La pérdida de sangre en los últimos días me marea de nuevo y poco a poco escucho menos la voz de Yoongi diciéndome que me ama, ya no siento sus besos sobre mi cabeza ni sus lágrimas cayendo sobre mi rostro.

Y cierro mis ojos, relajando completamente mi cuerpo para lo inevitable, vuelvo a reír y todo se oscurece...











Lo siento si hay muchos "cortes" si ponía todo lo que ocurría en un año, esto se convertiría en un fic.jsjsjsjs

Por cierto, Jimin tenía hemofilia que es una enfermedad donde la sangre no coagula por lo tanto, cualquier herida les sangra demasiado. Los casos más graves pueden causar hemorragias que pueden llegar a sufrir 25 veces por año. Las hemorragias pueden ser en el interior y las más peligrosas pueden llegar a ser en el cerebro. El tratamiento de esa enfermedad llega a ser muy caro.

Espero que hayan visto las cosas de otra perspectiva.
Si se fijan en la primera parte, Yoongi relató el beso en la fiesta de navidad pero no relata lo que siguió después de eso porque sólo son recuerdos; lo contrario a Jimin que está narrando en presente y lo está viviendo (no se confundan porque Yoongi también narra en presente porque se traslada a ellos como si estuviera volviéndolos a vivir)
Los recuerdos de Yoongi no muestran el segundo beso porque no se quedó grabado en su memoria con el primer beso porque el primero fue más significativo para él porque es ahí donde se conocieron, todo lo contrario al segundo que fué más por deseo pasión de parte de ambos, igual podemos darnos cuenta que la narración es muy diferente a la de Jimin con la de Yoongi, pues Yoon es más poético para narrar todo.

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