Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Memorias de un amor prohibido

Solíamos coexistir a duras penas.

Yo lo odiaba y él a mí, pero a pesar de eso íbamos juntos a cualquier sitio, siempre.

Éramos la perfecta definición de opuesto. Él bajo y yo alto, él pálido y yo moreno. Él era dulce y yo travieso.

Todo se convertía en una competencia para nosotros cuando éramos niños. Luchamos por quién aprendería a atarse antes los cordones de los zapatos primero, las calificaciones en la escuela también eran motivo de duelo, y cuando uno contaba con un caramelo el otro debía tener dos.

Incluso competimos por quién de los dos podría tener el mejor primer beso, el más memorable. Soñábamos con un primer beso de película.

El mío fue con una chica de nuestra calle cuyo nombre ni siquiera soy capaz de recordar ahora. Era un día de junio y una suave llovizna nos rociaba las cabezas mientras sus dedos temblorosos buscaba sujetarse a algo mientras nuestros labios se unían fuera de aquella tienda de malteadas.

No sentí nada.

Pero le dije a él que sí.

El de KyungSoo, me dijo, sucedió en una excursión escolar a la que los dos acudimos a pesar de ser de diferentes salones. La chica a la que besó junto a un lago a la luz brillante de la luna era su compañera de clases. Mágico, fantástico. Esas fueron las palabras con las que describió el momento al contármelo.

«Yo gané JongIn», exclamó aquél día.

Sin embargo,nuestro beso de película no ocurrió en una tarde de lluvia ni en una noche romántica junto al lago. Creo firmemente en que esa batalla la empatamos porque ambos tuvimos el mejor beso, detrás de un enorme arce blanco en mi jardín, con mis labios ejerciendo una suave presión contra los suyos, mis manos en sus mejillas y las suyas en mis hombros.

Ese fue sin duda el mejor beso que he tenido y estoy seguro de que también el de KyungSoo. No nos importaba estar sudorosos y sucios tras haber terminado un partido de fútbol que duró horas, desde el mediodía hasta que el sol comenzó a ocultarse, porque a esa edad las energías parecían no acabarse nunca.

El sabor de sus labios fríos era salado, nunca se esfumó de mi memoria.

Cuando nos dimos aquel primer beso yo tenía quince años de edad, KyungSoo contaba con catorce recién cumplidos. A los quince yo casi había alcanzado mi altura máxima, hombros anchos y una voz con un ligero tono grave, pero el desarrollo de KyungSoo corría con lentitud, sin ninguna prisa de hacerle crecer. Me llegaba poco más abajo del hombro y los rasgos de su rostro apenas comenzaban a presentar cambios que solo los más observadores notaban. Su voz se quebraba cada vez que intentaba cantar una de sus canciones favoritas y los otros chicos de nuestra calle le molestaban debido a sus angostos hombros. En más de una ocasión tuve que defenderlo con el pretexto de que su madre se preocupaba demasiado y mi madre me reñía si es que no lo hacía.

La verdad es que no soportaba que alguien más que yo lo molestara.

Porque a esas alturas ya estaba enamorado de Do KyungSoo.

Hubo más veces en las que compartimos besos y otros gestos cariñosos, como tomarnos las manos o acariciar nuestras mejillas con las narices. Siempre ocultos, fuese detrás de los árboles, a puertas cerradas en nuestras habitaciones o incluso en el baño.

Cuando la curiosidad típica de la adolescencia nos comenzó a afectar, nos servimos uno del otro para experimentar nuevas sensaciones provocadas por toques tímidos en diversas zonas de nuestros cuerpos y besos que bajaban hacia el cuello, a veces más al sur.

Pero aquello no duró para siempre, lo sentí demasiado efímero.

Mientras más nos acercábamos a la mayoría de edad, KyungSoo se alejaba de mí. Lo iba perdiendo poco a poco, se escabullía entre mis dedos como agua y no había nada que pudiese hacer para frenarlo.

No fui capaz de reclamar cuando tuvo a su primera novia, ni cuando tuvo la segunda.

Tampoco pude decir absolutamente nada cuando en medio de una cena llegó de la mano con una bella chica y la presentó como su prometida, me mantuve en silencio pese a que mi corazón escocía y por dentro me desataba en llanto.

No tenía el derecho de quejarme porque no éramos nada.

No podíamos cuando ambos somos hombres.

No podíamos, porque Do KyungSoo es mi primo.

❁❁❁

No sé qué acabo de escribir, pero se me ocurrió mientras trapeaba. xD

Espero que a alguien le haya gustado y gracias por leer <3<3<3

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro